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pov's kim jennie

Estaba segura que haber 'discutido' con la señora Manoban ocasionaría problemas más tarde, y ciertamente, tenía razón. Este día la lluvia no cesaba, pensé que tendría que caminar hacia la parada del bus empapada debido a que no contaba con un paraguas, pero para mi sorpresa pude verla a la distancia, estaba apoyada en la puerta del conductor, con su paraguas protegiéndola de las gotas cayendo. Traté de no darle atención, imaginar que no estaba allí y que no sentía la necesidad de ir hacia ella para poder besarla. No quería pensar que yo era especial porque vino por mi para hablar, o que al fin valía algo.

Debería estar neutral.

Así que caminé a paso rápido tratando de ignorarla, pero al instante comencé a escuchar sus pasos siguiendome de atrás. Con mi respiración acelerada giré de una vez, observándola, mi cabello empadado derrapo unas gotas en el proceso. La Señora Manoban permanecía parada frente a mí, con una expresión docil en su rostro, ¿Fingirá otra vez?

- ¿Qué quiere? ¡Déjeme tranquila! - grité, molesta.

Me estoy engañando a mi misma, sé que quiero estar entre sus brazos para aparentar que alguien en este mundo me quiere tanto tanto yo a ella. Pero al escuchar la voz de otra mujer mis celos nacieron, porque sabía que esa otra era mi madre. Estamos en una situación difícil, llena de mentiras y engaños, estar con ella implica llevar todo a las sombras, donde nadie más puede vernos. Una relación peligrosa donde evidentemente nada podrá funcionar correctamente.

- Jennie, sabes que no quería hablarte de esa forma. Sólo estaba nerviosa, comprende. - dio un paso adelante, extendió su mano para tocar mi mejilla humeda ― No sigas aquí en medio de la lluvia, puedes enfermarte. Vamos al auto. -dijo.

Con mis ojos en su rostro traté de ver una pizca de lo que creí que era amor, ¿Ella me ama? ¿Yo la amo?

- Señora Manoban... - mi voz salio frágil, a punto de derrumbarse - ¿Por qué está con ella? ¿No soy suficiente?

Mis preguntas la habían dejado sorprendida, negó, pasando su paragua sobre ambas, se inclinó levemente hacia mi altura para depositar un cálido beso en mis labios rosados. Inevitablemente seguí aquel beso, pensando en que tal vez así yo estaría menos rota, cuando nos separamos ella volvió a hablar:

- Eres especial, Jennie. Como una tenue luz en la oscuridad. Te quiero tanto que quisiera ocultarte de todo el mundo para solo poder admirarte yo, te siento mía así como tus sonrisas encantadoras. Hago lo que hago solo por nuestro bien...

Ilusa, creía en sus palabras sin dudarlo. Me sentía especial.

Me abalance a sus brazos, haciendo que nuestra protección de la lluvia cayera sobre la acera, así empapandonos ambas. Llena de dolor dejé que las lágrimas fluyeran mientras ella acariciaba mi cabello.

- No me deje, Señora Manoban. Me sentiré muy sola si usted se va.

- No me iré, me quedaré siempre a tu lado.

Pensé que eso era bueno.

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