07
pov's kim jennie
Abrí la puerta del apartamento, tenía que dejar la basura en los contenedores de reciclaje de abajo, es molesto hacer todo el recorrido solo para eso, pero no me queda de otra. Cuando cerré la puerta atrás de mi, note a mi lado a la Señora Manoban, también con una bolsa negra cerrada en su mano, giró a verme con sorpresa.
— Hola, Jennie. — saludó con una sonrisa.
Tímidamente la imite, ella es... tan genial incluso haciendo lo más mínimo.
— Hola, Señora Manoban, ¿También bota la basura?
— Bueno, es algo que todos debemos hacer. —rió.
Quise golpearme a mi misma por decir tremenda estupidez, mordí mi labio mientras caminábamos hacia el elevador, fuí yo quien tocó el botón para ir al piso de abajo, el silencio no duro ni dos segundos cuando ella comenzó una charla.
— ¿Cómo te fue hoy en la escuela?
Es normal encontrarnos todo el tiempo desde que llegó al edificio, en las mañanas me habla de su trabajo mientras desayuno, otras veces al llegar de la escuela me pregunta como estuvo mi día –tal como ahora–, y si nota que estoy sola me invita a cenar con ella. No es normal para mí ver a alguien ser tan amable conmigo sin siquiera conocerme tanto, pero me he acostumbrado a su presencia todo el tiempo, en cada mínima cosa, su sonrisa no sale de mi cabeza.
— Me fue bien, no falta mucho para los exámenes de fin de año, así que estoy algo nerviosa.
— A tu edad también me encontraba así. No era la más inteligente, pero de igual forma, mírame ahora, soy abogada. No te dejes intimidar por los más sabiondos.
No le diría que yo formaba parte de ese grupo intelectual al cual todos llamaban "nerds" o "sabiondos", preferia ocultar esa parte de mi y fingir que era... una tonta. Una adolescente tonta, pero es innegable el hecho de que a su lado me siento como una gran tonta, mis palabras se entremezclan y comento idioteces, soy torpe, demasiado a mi gusto. Cuando llegamos al primer piso, saludamos al portero para caminar hacia el exterior, donde estaban los diferentes contenedores.
— ¿Reciclar? — preguntó, observando el contenedor verde.
— Sí. — asentí, tirando la bolsa allí, él me imitó— Señora Manoban, ¿Tiene...
— ¡Cariño, hola! — una voz femenina que reconocía fácilmente me hizo detener mis palabras.
Mamá cruzó la calle y se acercó a nosotras felizmente, ví como en el rostro de la mujer relucían dos pequeños hoyuelos bajo sus labios. Mi expresión cambió a una con menos emoción y observe a la mayor, quien me tomó entre sus brazos para saludarme.
— Unnie, llegó más temprano. — dijo ella, debe conocer bien el horario de mi madre ya.
— El evento dio por terminado antes, así que aproveche. artículo —, luego bajo sus ojos a mi — ¿Qué hacen aquí?
Remojé mis labios mientras me separaba. Nada, no hacíamos nada, ni aunque hubiera querido, porque ella es... amable, jamás haría algo conmigo.
— Vinimos a tirar la basura. — respondió la Señora Manoban — Pero en fin, ¿Por qué no vamos adentro? Hace algo de frío aquí afuera.
— Tienes razón — asintió. — Vamos, Jennie. — indicó.
Y las tres avanzamos.
yo no quería que seamos las tres, yo quería que seamos ella y yo.
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