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3

Luhan se encontraba temblando por los gritos, los aromas fuertes y sobre todo por su alfa, está bien, aún no era su alfa, pero para él ya estaban en una relación. Se estaba mordiendo la piel muerta de las puntas de sus dedos mientras sus ojos observaban el cemento con sangre y a ambos hombres golpeándose sin reparo.

Su Sehun tenía el pómulo morado, sus labios reventados y caía sangre desde su nariz hasta el suelo, bañando su ropa. El otro también tenía el ojo rojo y lagrimeaba del mismo color, su labio tenía un corte muy profundo y su frente mezclaba el sudor con el escarlata. Ambos se encontraban jadeando, mirándose con furia.

Luhan nunca había presenciado una pelea entre alfas, no era algo común en las reservas y ahora estaba muerto de miedo. No quería que Sehun muriera, lo extrañaría cada día y estaría solo de nuevo. Una lágrima solitaria resbaló por su mejilla fría.

Tapaba de vez en cuando sus oídos, porque los gritos eufóricos de la gente lo mareaban, ellos disfrutaban de eso. ¿Por qué? ¿Qué tenía de bueno ver pelear a dos desconocidos que no se odiaban? Inhaló profundo y comenzó a toser, ya que aspiró humo de cigarrillo.

—Tranquilo, chico, que te necesito vivo por si el imbécil de Sehun pierde —dijo jocoso Kris, mirando como el omega tenía las mejillas y nariz roja por haber tosido tanto.

—¿Por- Por qué? —preguntó con la voz rasposa.

—No quieres saber —soltó una carcajada.

Luhan suspiró y luego ahogó un grito de horror cuando sus ojos enfocaron a su alfa en el suelo, siendo golpeado en el rostro por aquel otro alfa de piel morena. Su corazón se agitaba y su respiración se aceleraba mientras que todo su cuerpo comenzaba a picar, quería hacer algo, pero no sabía que.

—¡Sehun! —gritó en medio del llanto.

.

Por otro lado Sehun estaba intentando quitarse al alfa de encima, pero se había quedado mareado por un golpe cerca de su sien. Después el tipo se detuvo cuando escucharon un grito de voz melódica, ambos miraron el origen y Sehun sintió náuseas cuando una sonrisa ladeada se dibujó en su rostro.

—¿Esa es tu perra? —dijo con burla— Está preciosa, y esas tetas-

—Cierra la puta boca —apretó la mandíbula, saboreando su propia sangre.

—Oh, ya sé ¿Qué tal si terminó contigo aquí y te hago ver cómo me la follo la preñó? —dio otro golpe a mano cerrada en la mejilla del alfa debajo— Tiene una voz preciosa, seguro y gritara bien cuando la clave bien-

Sehun vio rojo en ese momento, sus venas comenzaron a hervir y su aliento se volvió caliente como el humo de una taza de café en la mañana. Eso ya no era solo una pelea por dinero, ese tipo estaba metiéndose con Luhan, alguien que no tenía participación en eso.

—Solo en tus sueños, cabrón —gruñó antes enseñar sus colmillos y morder con fuerza el brazo del otro.

La sangre comenzó a salir a borbotones, el tipo se apartó, gruñendo de dolor y Sehun se puso de pie otra vez, algo débil. Sin embargo, sabía que él podría hacer eso, vencerlo y llevarse a Luhan de su lado. Él sabía cuánto miedo tenía el omega a los hombres, humanos o alfas, no le iba a dejar así nada más.

Aprovechó el momento de dolor del moreno para tirarse encima de él, las vendas alrededor de sus manos se encontraban manchandose de rojo. Su ira crecía y el miedo de imaginar a Luhan asustado, llamando por su nombre y siendo lastimado. Esa parte alfa estaba naciendo en él, la que nunca creyó tener. La imperiosa necesidad de proteger.

—Sehun, déjalo, por favor —escuchó a lo lejos, era como un sonido apagado—. Por favor, no lo mates.

Sus manos ensangrentadas fueron cubiertas por unas más pequeñas, limpias y pálidas. Su vista fue aclarándose y su consciencia poco a poco volvía, luego se dio cuenta que su contrincante se encontraba con el rostro magullado, así que se separó.

Pudo ponerse de pie, escuchando que el pulso de su oponente seguía moviéndose. Sus oídos también captaban la algarabía que se había formado por la culminación de la pelea. Después de un momento desvió la mirada hacia el omega a un lado de él.

—Vamos, quiero largarme de aquí —dijo Sehun con la voz ronca, ya que su garganta dolía.

—Oh, mi muchacho. Me hiciste más rico que ayer —Kris se acercó con una gran sonrisa mientras deslizaba su dedo por la pantalla de su celular.

—Usaste a mi omega —gruñó, mirando con odio al más alto.

—Usar se escucha mal —se rio y luego guardo su celular en el bolsillo de su pantalón de diseñador—. Más bien fue un aliciente, por si te sentías... uhm, distraído —se encogió de hombros, fingiendo inocencia.

—Vete a la jodida mierda. Si te vuelves a acercar a él, serás tú quien termine con la cara hecha trizas —escupió a un lado una mezcla de saliva y sangre.

—Oh no te enojes, muchacho-

—Espero que el dinero este en mi cuenta —le interrumpió para luego darse la vuelta junto a Luhan.

El omega ayudaba a que Sehun no perdiera la fuerza mientras caminaba, lo sentía bastante débil y su respiración seguía irregular. Dio una última mirada hacia atrás, mirando como alguien se llevaba el cuerpo inconsciente y Kris iba a celebrar con otros hombres vestidos de traje como él.

—Alfa, necesitas que te curen, estás muy herido —dijo Luhan preocupado.

—Estaré bien, solo quiero ir a casa.

—Bien —suspiró, no queriendo enojar más al alfa de lo que ya estaba. Podía oler como el aroma natural de Sehun estaba agrio—. Vamos.

Salieron del lugar y tomaron un taxi que pasaba por ahí; Luhan mantenía a Sehun sujeto a él, sintiendo como su ropa se mojaba, porque el alfa seguía sangrando. Luhan estaba seguro de que no quería volver a presenciar algo así jamás.

Nadie dijo nada, solo se podía escuchar la respiración pesada de Sehun, quien se había tranquilizado bastante por el aroma a Lirios de Luhan. Quería dormir largo y tendido ese día, nunca admitiría que estaba tan jodido que si intentara follar a Luhan, terminaría en emergencias.

Al llegar, Sehun pagó al taxista para luego salir junto a Luhan. Con una caminata corta pudieron entrar a la casa.

—¿Cómo puedo ayudar? —preguntó con gran preocupación mientras iban a la habitación.

—Hay un botiquin con medicina en el baño —indicó, gruñendo con dolor al sentarse en la cama.

Luhan asintió y fue a traer un montón de implementos que no conocía, algunos sí, otros no. Sehun se levantó para lavarse la cara con agua y jabón, luego volvió a sentarse dónde el omega comenzó presionar una gasa con desinfectante en las heridas menos profundas.

—¿Cómo unire las heridas más grandes? —dijo con aprehensión, viendo que había varios cortes en su pecho y brazos.

—Ahí hay algunos parches para eso —señaló con la cabeza.

Luhan asintió y comenzó a curarlo, podía sentir la piel tibia, el sudor pegajoso y la respiración más lenta. De vez en cuando podía escuchar un gruñido o queja procediendo desde el alfa.

—Odie ver eso —murmuró.

—Lo sé, también por eso no quería que fueras —mordió su labio inferior cuando Luhan presionó su costilla golpeada.

—Yo no quería desobedecer, alfa...

—Lo sé, no te culpo, sé cómo puede ser Kris —dijo con pesar en su voz—. Es mi culpa, debí protegerte mejor.

—Ese hombre me da miedo —hizo un puchero.

—Lo sé, no volverás a verlo, pequeño.

Sehun tomó la quijada de Luhan entre sus dedos y levantó su cabeza para poder presionar sus labios lastimados contra los suaves del omega. Apenas movieron un poco sus bocas, nada brusco para no abrir sus lesiones.

—Gracias, alfa. ¿Tú volverás allá? —preguntó con miedo.

—No lo sé, no quiero pensar en eso ahora. Tengo sueño y me duele todo —blanqueó los ojos, bostezó y señaló algo con el dedo—. Pásame esas pastillas.

Luhan asintió con su cabeza y luego de que hubiera terminado de atender todo el cuerpo del alfa, ambos estaban en la bañera vacía. Sehun se encontraba acostado y Luhan sentado a horcajadas en su cadera.

—¿Te sientes mejor? —dijo Luhan mientras pasaba una esponja húmeda por la piel del alfa.

—Algo, esos analgésicos son muy buenos —lamió sus labios y llevó sus manos hacia las caderas redondas del omega—. Gracias por cuidarme —le sonrió un poco.

—Sé que harías lo mismo por mí —se encogió de hombros y se inclinó hacia adelante para dejar un beso en sus labios—. Hoy ha sido un día difícil.

—Lo ha sido —asintió y bostezó.

Después de que estuvieron limpios, ambos fueron a la cama donde Sehun envolvió la pequeña estructura de Luhan entre sus brazos; necesitaba saber que estaba ahí, seguro en su hogar. En todos sus años de vida jamás había pensado en un hogar, en tener a su propio omega, considerando que la mayoría se encontraban recluidos en reservas, pero ahora, ahora su lobo emergió como un relámpago cuando la seguridad de este chico se vio debilitada. ¿Qué era lo que sentía?

.

A la mañana siguiente, Luhan estaba moviendo la masa para hotcakes y tenía precalentada la wafflera. Aún se sentía nervioso por lo que había pasado el día anterior, no quería volver a quedarse solo nunca más.

—Buenos días —dijo Sehun con la voz adormilada y los ojos entrecerrados.

—Buen día, alfa —respondió con una pequeña sonrisa.

La mano del alto se fue a uno de los glúteos del omega, acariciando y dejando una pequeña palmada que le sacó un pequeño grito, luego fue a tomar su taza de café recién preparado. Luego descansó su cadera contra el filo de la encimera mientras cruzaba sus tobillos y el humo del café se perdía frente a su rostro.

—Me duele la cabeza —se quejó y tronó su cuello.

—Es normal luego de esa paliza, ese tipo fue un animal —Luhan se movía por la cocina, refunfuñando—. ¿Por qué de repente te levantaste tan furioso? ¿Él te dijo algo? —lo miró durante un segundo y luego siguió con lo suyo.

Sehun bebió un sorbo de su café, pensando en lo que había pasado. Pudo jurar que sus mejillas se calentaron al pensar en que se había convertido en una bestia cuando ese tipo había amenazado con dañar a Luhan. ¿Sería correcto decirle? Él no creía que fuera buena idea exteriorizar sus sentimientos.

—Solo me cansé de ser golpeado —respondió con la voz neutral y siguió tomando.

—Ya veo —asintió no muy convencido, pero sabía que si seguía insistiendo el otro se iba a enfadar—. Siéntate, ya está el desayuno.

Sehun hizo lo pedido y luego de un momento ya había un plato con un grupo de waffles bañados en miel, mantequilla y fruta picada, a lado estaba su taza de café rellena. Mordió su labio inferior al ver el corto babydoll de Luhan y como sus senos rebotaban cuando se agachaba para servir los platos.

—Hun. ¿Por qué peleas si ya tienes mucho dinero? —dijo mientras cortaba su waffle.

—Diversión, supongo. Una manera de sacar energía —se encogió de hombros.

—No me gusta —susurró.

—¿A los omegas no les gusta pelear? —levantó una ceja, interesado, ya que él no sabía casi nada de ellos.

—No, que yo sepa no, al menos nunca lo ví en las reservas —frunció el ceño—. Solo los alfas, a nosotros nos ponían a calmarlos —cerró los ojos por un momento, apretando sus párpados—. Odiaba tener que lidiar con esos tipos, tenía miedo.

El aroma de Luhan se volvió frío, como si se aproximará una tormenta, eso indicaba que estaba triste. La mano grande de Sehun se colocó sobre la más fina de Luhan, quien se sorprendió al sentirlo, pero no pudo evitar esbozar una sonrisa.

—Mientras yo viva, no tendrás que acercarte a un alfa nunca más —le apretó un poco la mano y luego siguió comiendo.

En la tarde, Sehun se había metido a su estudio a hacer algo de la bolsa, Luhan no entendió bien, pero no le prestó atención y simplemente fue hasta el televisor para empezar a ver algún programa entretenido.

Estaba acostado, comiendo papitas mientras veía una novela donde una chica con dos hijos y un esposo, había desaparecido, y todos creyeron que ella se había ido con otro hombre, debido a una carta que su media hermana había falsificado.

Después de un momento escuchó un estruendo y se levantó de golpe, el sonido había venido desde el estudio del alfa. Sus delicados pies blancos fueron hasta el pasillo y abrió la puerta, viendo que había un par de cosas rotas sobre la madera del suelo.

—Alfa, ¿qué sucede? —dijo en voz baja, caminando hasta él.

—El maldito de Kris quiere que pelee de nuevo —respondió tenso, cubriendo sus ojos con su brazo.

—Solo dile que no —se encogió de brazos.

—¿Eres estúpido? —se quitó el brazo de encima e hizo una mueca, mirando al chico con ojos de duda.

—Lo siento —susurró con tristeza mientras bajaba la mirada.

Sehun se quedó en silencio por un momento, viendo al chico luciendo tan vulnerable. Suspiró, relajándose para luego dirigirse hasta Luhan, quien seguía haciendo pucheros.

—No es tu culpa, solo estoy estresado —puso sus manos sobre los delicados hombros del chico—. No sé cómo quitármelo de encima.

—¿Nunca le habías dicho que no antes? —lentamente subió su mirada.

—Le he dicho antes que no, eso lo enojaba —lamió su labio inferior, perdido en el brillo de aquellos ojos de ciervo encandilado—. Pero ahora tiene algo para obligarme.

—¿Y qué es eso, mi alfa? —ladeó su cabeza, levantando sus cejas.

—Tú —susurró y acarició la mejilla rosada.

—¿Yo? —parpadeó varias veces, dejando ver sus pestañas rubias.

—Los alfas tienen solo dos debilidades: su omega y sus cachorros... En vista de que no tengo hijos pues —se acercó para presionar un poco sus labios sobre la frente del chico.

—¿Tu omega? ¿Yo... Yo soy tu omega? —preguntó con la voz casi quebrada mientras que sus iris se dilataban.

—Por algo vives conmigo ¿No? —levantó una ceja y sonrió con burla.

—Bueno... Yo creí que —desvió la mirada—, creí que solo me tenías por mis pechos —su voz bajo de volumen.

—Al principio sí, pero me he estado acostumbrando a ti y creo que quiero que sigas a mi lado.

—Sehun —tragó saliva, sintiendo como su corazón latía más rápido y su estómago se movía—. Mi alfa —sonrió un poco para luego ponerse de puntillas y unir sus labios en un beso suave.

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