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2

La cálida luz del sol comenzó a quemar los párpados blancos de Luhan, quien se hallaba durmiendo cómodamente en el pecho fuerte del alfa a su lado. Se frotó los ojos y bostezó para luego ponerse de pie.

Tomó un baño con aquel jabón con olor a lirios que Sehun le había comprado, él siempre decía cuánto amaba aquel aroma floral y lo bien que sabía cuando chupaba sus tetas jugosas. Joder, incluso le había regalado aceites con la misma escencia.

Desordenó su cabello cuando salió del agua caliente y luego de secar su piel suave, se colocó un boxer de encaje y un babydoll con un escote muy pronunciado. Después de haber insistido en querer usas algo que tapara su torso, Sehun accedió a que podía usar ropa ligera y fácil de quitar para cuando él deseara succionar sus senos.

Hace una semana Sehun le había comprado un celular de último modelo y Luhan estuvo feliz de ser embestido contra la pared una vez llegaron a la casa. El alfa había empezado a mimarlo mucho y Luhan amaba eso, además de ser jodido en momentos inesperados, le gustaba pertenecerle... o algo así. Suspiró cuando fue hasta la cocina y vio de reojo a un lado, recordando que aún no tenía una marca en su cuello.

Sehun se había negado a hundir sus dientes en su carne, porque decía que era un compromiso muy serio, pero en realidad también se veía tentado, ya que cuando Luhan no estaba en celo, él no podía probar su leche dulce. Luhan tampoco quería ser marcado solo para ser la vaca personal de Sehun, quería que esa marca fuera por otros sentimientos más especiales.

Colocó su celular en un lugar seguro y reprodujo algo de música. Mientras tamizaba la harina también movía sus caderas anchas de un lado a otro, dejando ver un poco de la piel de sus nalgas que estaban cubiertas que la fina y corta tela de su ropa.

El omega dejó de mezclar la leche con la harina cuando sintió pecho caliente contra su espalda y algo duro apretándose contra sus gordas nalgas. Cerró sus ojos cuando el aliento del alfa golpeó su hombro.

—Buenos días —dijo Sehun con la voz ronca, lo que erizo todo el vello de Luhan.

—Buen día —murmuró con la voz temblorosa.

—No estabas cuando desperté —susurró, acariciando la oreja del omega con su mejilla.

—Tenemos que desayunar —jadeó un poco cuando sintió una mano caliente sobre uno de sus pechos.

—Podría alimentarte de otra manera —se rio.

Sehun apretó el hombro de Luhan y este cayó de rodillas al suelo, sabía que lo que el otro quería, así que se dio media vuelta. Vio con los ojos vidriosos como el alfa dejaba caer sus pantalones de elástico y su verga gruesa se alzaba imponente frente a su rostro.

Luhan ya se estaba acostumbrando al tamaño, pero aún así no podía evitar tragar saliva con fuerza cada vez que veía ese gran trozo de carne. Con timidez sacó su lengua y lamió el glande con la punta, provocando que Sehun exclamara un gruñido bajo. Sonrió y siguió lamiendo como si fuera una paleta.

Sus grandes ojos de ciervo estaban en dirección al rostro de Sehun. El alfa se encontraba tensando su mandíbula, porque ver cómo ese rostro de inocencia se llevaba su polla a la boca, como el tronco salía una y otra vez de aquellos labios rosas, joder, eso le estaba desesperando. No pudo evitar llevar una mano a los suaves cabellos del más bajo para enredar sus dedos entre las hebras.

Los lagrimales de Luhan se llenaron cuando sintió como sus comisuras se extendían con fuerza mientras su paladar era golpeado por aquel miembro. Sehun había empezado a follar su boca. Por un momento tuvo arcadas, pero solo respiró con fuerza y ahuecó sus mejillas para dejarle más espacio.

El alfa se encontraba gruñendo, pero él necesitaba algo más apretado contra su carne, así que de golpe salió de la boca de Luhan, quien comenzó a toser y vio que su quijada estaba llena de saliva. Afirmó su agarre en su cabello y lo levantó, ganándose un quejido de Luhan, lo ignoró y apretó el torso del omega contra la encimera, levantando una de sus piernas con su mano libre.

—Sehun, me duele —dijo en voz baja, refiriéndose a su cabello.

—Limitate a gemir con el buen chico que eres —susurró contra su oído y soltó una carcajada cuando vio un rastro de lubricante regarse por los muslos del omega—. Tan ansioso por ser follado por tu alfa, ah, quieres que te llene con mi leche ¿No? —apretó su pecho contra la pequeña espalda de Luhan y levantó la falda del babydoll para luego romper la ropa interior de encaje.

—Alfa, por favor-

Las palabras de Luhan murieron en su boca cuando su canal fue llenado de un solo golpe por la polla sumamente dura del otro. Estaba completamente enterrado en él, Luhan solo pudo jadear y luego, antes de que fuera capaz de dar otra respiración, Sehun salió para volver a entrar sin pena ni gloria.

El sudor comenzó a bañar sus pieles pálidas, solo podían jadear mientras se escuchaba el chapoteó de la pelvis de Sehun contra las nalgas mojadas del pequeño omega escandaloso.

—Oh, sí, gime, grita con esos pequeños labios dulces —gruñó, aún embistiendo, yendo más lento, pero siendo más rudo al momento de enterrarse.

—Sehun, por- por favor no te ¡Ahgh! Detengas —sus dedos delgados estaban apretados contra el borde de la encimera.

—No hay manera de que eso pase —dijo en tono grueso para luego pasar su lengua por el hombro del omega, sintiendo un sabor dulce.

El corazón de Sehun estaba dando un trabajo envidiable al bombear toda esa sangre que corría sin reparo por sus venas. Su aliento agitado chocaba contra el cabello y la piel caliente del omega.

—Eso, recíbelo como la buena perrita que eres, sé un buen omega —dijo con voz condescendiente y mimosa.

Luhan tenía la mente en otro lugar, solo sabía que su punto estaba siendo brutalmente atacado y su sangre hervía bajo su piel. Una mano se fue hasta uno de sus pezones mientras su tetas rebotaban con cada empuje que se fue haciendo más rápido conforme pasaban los minutos.

Sehun bajo su otra mano para agarrar con fuerza el muslo de Luhan, acariciando su piel tersa y apretando su carne gorda, tal como le gustaba, manteniéndolo abierto para él. Luhan era tan pequeño entre sus brazos, sometiéndose por completo a sus deseos y solo gimiendo por más.

—A- Alfa, alfa —comenzó a chillar cuando su abdomen se apretó y su excitación llegó al punto más alto.

El pequeño cuerpo se empezó a sacudir de una forma tan sensual que Sehun no pudo evitar dar un fuerte embiste, viendo cómo las caderas se movían y su pecho se sacudía de atrás hacia adelante, rebotando sus tetas redondas. Luego de eso cayó laxo y solo fue la mano de Sehun lo que lo mantuvo en posición vertical como un montículo de arena desvaneciéndose.

El canal rojo e hinchado comenzó a recibir la carga de semen espeso en su interior, luego la entrada abusada se tuvo que extender para poder tomar el nudo. Luhan tuvo una crisis de placer que Sehun se encargaba de cuidar mientras su propio orgasmo lo embargaba.

Ambos terminaron jadeando, necesitando más oxígeno del normal y sus pieles goteaban sudor. Esa era una mañana casi común en el hogar Oh. Después de todo, Luhan amaba ser el juguete sexual de Sehun, su juguete de lujo al cual Sehun se encargaba de cuidar, proteger y mantener cómodo.

Ambos cayeron al suelo, Sehun puso su espalda contra las puertas de los cajones de la encimera y acomodó a Luhan sobre su regazo, acunándolo entre su pecho y sus brazos mientras el omega se recuperaba.

—¿Estás mejor, bebé? —dijo el lado meloso del alfa.

—Solo dame unos minutos —se rio y abrazó débilmente el pecho duro—. Tu nudo sigue estirándome como si fuera plastilina.

—No me puedes culpar, eres tan caliente —ronroneó encima del cabello del otro—. No puedes culpar a un alfa por querer follar tu gordo culo si lo estás poniendo a la vista.

—Oh, ya veo ¿Eso significa que no podría culpar a algún otro alfa si me quiere coger por ver mi culo? —soltó una risa entre dientes cuando escuchó el rugido en el pecho de Sehun.

—Si alguien se atreve a siquiera mirarte más de la cuenta, lloverá sangre —dijo con furia, apretando su quijada—. Tus muslos se abrirán solo para mí.

—Claro, mi hombre de las cavernas —dijo en tono jocoso, ganándose una mordida en el hombro—. Ay, bruto —sonrió y luego subió la cabeza para recibir un beso lento.

—Venga, vamos a desayunar —se levantó y salió de Luhan, porque su nudo se había ido.

—Ahora voy a tener que irme a bañar de nuevo —se quejó cuando sintió como el semen empezó a bajar por su piel.

Sehun solo se rió y golpeó con fuerza una de las nalgas de Luhan, quien dio un pequeño salto. Ambos se miraron a los ojos antes de atacar la boca del otro y la espalda de Luhan chocó contra la refrigeradora.

Ese día tuvieron que pedir un desayuno por llamada.

\*\*

Para muchos humanos seguía siendo incómodo ver a omegas, por lo que Luhan prefería colocarse una peluca y maquillar un poco su rostro para salir de casa. No quería sentirse incómodo al recibir tantas miradas, de por sí era molesto ver a los hombres embobados en su busto, aunque cuando veían a Sehun, se iban de inmediato.

—Sehun ¿Puedo tener un algodón de azúcar? —dijo en tono meloso, mirando el rostro serio y fruncido del alfa.

—Vamos —asintió, tomando por la cintura a Luhan, quien estaba sonriendo.

El omega trataba de no usar blusas con escote, pero se pusiera lo que se pusiera, igualmente sus tetas empujarían la tela para dejarse lucir. Tampoco quería usar cosas anchas solo para intentar no parecer demasiado sexual.

Luhan consiguió su algodón de azúcar en forma de flor y lo saboreaba con alegría, intentando ignorar al resto. Él era feliz mientras estuviera junto al calor del alfa y algo dulce envolviera su lengua.

—¿Sehun? —una voz gruesa y rasposa se escuchó.

Luhan sintió que su alfa había dejado de caminar y ahora lo había apretado más hacia él. Pudo oler como su aroma a macho dominante se esparcía como una bomba, se mareó por un momento, su lobo deseaba ponerse de rodillas y mostrar su cuello.

—Kris, que gusto —dijo el alfa, sonriendo de medio lado.

—Hace un tiempo que no te veía ¿Te has retirado? —arqueó una ceja, mirando de reojo a Luhan y expandiendo también su propio aroma.

—Solo me estaba relajando un poco, ya sabes, estar entre tantos alfas es algo fastidioso a veces —se encogió de hombros.

—Puedo decir que has estado pasando un buen rato, te entiendo muy bien —dijo en un tono más profundo, ahora mirando con descaro al omega—. ¿De dónde sacaste a esta pequeña perra?

—Te agradecería que no le dijeras así, solo yo puedo hacerlo —dijo con altanería mientras acariciaba la cadera de Luhan—. Y ya sabes, el mejor siempre consigue lo mejor.

Ambos compartieron una corta risa, que Luhan no entendió. Él estaba un poco asustado, ya que era la primera vez que se encontraba con otro alfa libre aparte de Sehun. Ese hombre no le calentaba como su alfa, de hecho le producía miedo, por lo que su acurrucó más debajo del brazo de su compañero.

—Te entiendo, las zorras humanas no pueden complacernos como nuestra propia especie —dijo lentamente mientras sacaba un puro para ponerlo en su boca.

—Bien, no creo que hayas venido a hablarme sobre lo poco satisfactorias que son las vaginas humanas —levantó una ceja y bajó su sonrisa falsa.

—Oh no, solo que tu pequeña pe- digo, tu pareja me hizo hablar sobre el tema —se corrigió cuando vio la mirada cortante del otro—. Te había estado buscando para decirte que hay una apuesta muy alta si peleas está vez —le dio una calada a su habano—. Siwon ha traído a su peleador estrella, un tipo llamado Kai, desde Amsterdan.

—Solo dime cuánto y cuándo —su sonrisa volvió a animarse, pero está vez era genuino.

—Está noche y son cien grandes —expulsó el humo lentamente y lo miro con un brillo desafiante en los ojos—. A menos que tu pequeña omega te haya hecho perder forma —se rio entre dientes.

—Mi pequeño omega me ha mantenido muy en forma, créeme, mide mi resistencia cada día —se burló y luego dejó un beso en el cuello de Luhan, quien solo se quedó quieto.

—No podré negar eso —se encogió de hombros—. Entonces te espero junto al almacén de vidrios.

—Nos veremos ahí —asintió y se dieron la mano.

Ambos siguieron caminando hasta que salieron de aquel parque lleno de árboles y caminos de cemento. Luhan se levantó sobre sus puntas para dejar un corto beso en la mejilla de Sehun, quien se volteó para mirar su rostro de ninfa.

—¿Por qué estás tan tenso, Hunnie? ¿Quién era ese alfa? —ladeó su cabeza.

—Te diré en casa, ahora camina, tenemos que ir a comprar tu nuevo armario, estás acabando con el espacio del mío —besó la cabeza de Luhan y ambos empezaron a caminar de nuevo.

.

Luhan estaba en su fantasía, porque Sehun se había tenido que ir a hacer una llamada a quien sabe y le dejó su tarjeta de crédito. Él había dicho que solo lo llame cuando tenga que firmar el boucher, así que Luhan estaba llenando las cestas con ropa. Estaban en una tienda llamada Louis Vuitton, nunca había oído hablar de ella, pero todo se veía bien para él.

—¿Cuánto tiempo llevan de casados? —preguntó la dependiente mientras miraba como su cliente tomaba más y más cosas.

—Oh —Luhan se quedó en silencio por un momento, no sabiendo que responder—, él me está cortejando aún —fue su única oración.

—¿No tendrá un amigo? —susurró y se sonrojó cuando recibió una mirada de su cliente—. Disculpe.

—No se preocupe —le restó importancia con una dulce sonrisa.

—¿Podría recomendarle estos zapatos que nos acaban de llegar? —la chica le enseñó unas sandalias negras con el tacón tan fino como un bolígrafo y tan alto como una dura caída, pero algo llamó su atención, tenía la planta de color rojo.

—Se ven incómodos —frunció el ceño y luego bajó su vista a sus propios zapatos, unos tenis de color blanco—. ¿Podría usarlos para caminar? —levantó una ceja al recordar cómo Sehun amaba caminar en lugar de usar un automóvil.

—Oh no, son para ocasiones especiales como fiestas de gala, reuniones de negocios o... —ella se acercó para susurrar cerca de su oreja— noches de placer con su pareja —le guiñó un ojo.

Luhan se sonrojó al escuchar a la mujer hablar sobre ese tema. En realidad no sabía que podría hacer de diferencia esas zapatos extraños, pero si algo le hacía feliz como omega era complacer a su alfa y esa mujer olía mucho a semen humano, quizás podría saber de lo que estaba hablando.

—Está bien —le dio la talla y ella se encargó de buscarlos.

Luhan no estaba seguro si veinte mil dólares en ropa era costoso ¿Lo era? No lo sabía, él no manejaba dinero, porque cuando necesito una casa y comida solo tuvo que abrir sus piernas, conteniendo el vómito. Nunca pagó por nada y no sabía el valor del dinero.

—Vamos —Sehun firmó y tomó a Luhan por la mano.

—¿Qué se necesita para tener uno así? —Luhan escuchó el suspiro de una de las dependientes.

Luhan miraba todo con curiosidad, como cada vez que iban a un centro comercial. A los omegas les encantaba el brillo, las cosas afelpadas, los dulces y lucir bonitos todo el tiempo. Una mujer no se podía comparar a la vanidad de estos pequeños seres. Ellos no buscaban marcas o altos precios, no entendían mucho sobre ello y, aunque algo fuera muy caro o en tendencia, si no les gustaba entonces lo rechazarían.

—Mira, alfa —Luhan dijo emocionado, yendo hasta un escaparate.

—Oh no —Sehun cerró los ojos y suspiró cuando vio lo que había emocionado al omega.

—Vamos —él estaba fascinado mientras entraba a la tienda.

La dependiente tenía la nariz alzada como si todo le apestara, pero al ver a Luhan, quien vestía por completo con ropa de diseñador, puso una gran sonrisa. A veces era bueno ganar comisiones.

—Esto es tan bonito —chilló Luhan cuando asomó sus ojos al vidrio que contenía varias joyas.

—Debí hacerlo llevado al cine —rodó los ojos cuando sintió el aroma a excitación venir desde el chico.

—¿Cuál le interesa más? —dijo la chica mientras miraba a su cliente.

—Ese —señaló un aro de oro brillante con varios diamantes alrededor y un jade en el medio—. Es precioso —su voz era suave y sus dedos se apresuraron a tomar la joya.

—¿Sabe su talla? —ella solo respiró cuando el otro negó con su cabeza, entonces le pasó un probador.

Luhan estuvo tocando joyas y Sehun estuvo rezando a la Luna para no tener un paro cardíaco a la hora de deslizar su tarjeta. La primera vez que le compró ropa fue en una boutique normal y ahora no había encontrado una tienda de ropa, necesitaba hacer rápido esa llamada y solo lo metió en la primera tienda que encontró. Le salió caro hacer eso. Nunca había gastado más de cien dólares en ropa, pero su alfa gruñó cuando tuvo el leve pensamiento de decirle a Luhan que devuelva las cosas.

A los alfas les encantaba complacer a los omegas.

—¿Cómo me queda? —Luhan le pregunto, luciendo un delicado collar de oro que tenía como dije un zafiro.

—Precioso —lamió su labio inferior y se imagino al omega desnudo, con el collar descansando en medio de sus tetas.

—Gracias —sonrió, formando dos medias lunas en sus ojos.

Sehun no pudo negar que cincuenta mil menos de su cuenta bancaria era doloroso, pero solo imaginar a Luhan con todas esas joyas, acostado en la cama, sudoroso y recibiendo su polla mientras brillaba como las estrellas. Joder, necesitaba calmarse o tendría una maldita tienda de campaña en su pantalón.

—Vamos, tenemos que almorzar —dijo luego de firmar el boucher.

Luhan asintió obediente y le dio gracia a la vendedora contenta. Él estaba feliz usando un anillo en su dedo índice y tenía en el cuello una cadena de platino de dónde colgaba una lágrima de rubí.

—Alfa, nunca había visto cosas tan brillantes ¿A los humanos también les gusta? —susurró, mirando su anillo y mordiendo su labio inferior.

—Mucho... Esa pelea será para recuperar este gasto —masculló para sí mismo, rodando los ojos.

—¿Gasto? ¿Qué es eso? —Luhan lo miró con curiosidad mientras entraban al ascensor.

—Cuando alguien uhm... usa dinero para comprar algo —explicó a medias.

—Oh, ya veo —asintió y luego se quedó en silencio.

Bien, quizás Sehun pensaba que podría estar exagerando. Tenía una fortuna bastante alta y este gasto no era la gran cosa, pero para alguien que desembolsaba tan poco dinero como fuera necesario. Nunca fue alguien de excentricidades.

—¿Te gustaría ir allá? —señaló Sehun un restaurante que parecía bastante elegante.

Luhan lo vio por un momento y luego negó con la cabeza.

—Sus luces son opacas y parece aburrido —giró el cuello y sonrió—. Allá tienen muchas luces —dijo feliz, mirando a los restaurantes de comida rápida alrededor de varias mesas.

—Vamos —se encogió de hombros, si fuera por él, comerían unos fideos instantáneos en casa.

Sehun sintió algo cálido en su pecho cuando vio el brillo en los ojos de Luhan al saborear la pizza de salami y extraqueso. No pensaba que fuera malo sentir cosas extrañas por aquel omega, ya que de todos modos pensaba quedarse con él.

—Abre la boca, Hun —dijo en tono cariñoso, con los labios brillando debido al aceite.

Sehun obedeció y abrió la boca para sentir como Luhan empujaba despacio un trozo de pizza.

—Por cierto, Luhan. ¿Cómo has podido sobrevivir tanto tiempo afuera si no sabías ni siquiera el concepto de gastar?

—Yo... —bajó la mirada y el brillo desapareció de sus ojos— dejaba que algunos humanos... me tocaran —desvió su mirada.

—Oh, ya veo —asintió, queriendo en ese momento buscar a aquellos tipos para arrancarles las pollas—. ¿Así terminaste en esa casa abandonada?

—Ehm, algo así. El tipo con el que me estaba quedando se metió con unos tipos en una pelea y me dio a cambio de que le dejarán en paz... Yo estuve tan agradecido cuando tú llegaste —sus mejillas se volvieron rosadas—. Nunca pensé encontrarme con un alfa que me hiciera sentir tan seguro.

—¿No te hubiera jodido que yo hubiera hecho lo mismo que te querían hacer ellos? —sus ojos se entrecerraron, cruzando sus manos debajo de sus mentón.

—No, apenas olí tu aroma, mi lobo aulló, queriendo mostrarte mi abdomen. Por eso entre en celo —bajó la mirada y soltó una suave risita.

—Debes estar afectado porque aquellos humanos abusaron de ti —ladeó su cabeza—, pero nunca me niegas que te toqué y tampoco pareces asustado cuando soy muy rudo contigo.

—No me afecta, solo eran humanos. Ni siquiera sentía cuando entraban en mí, duraban apenas lo que hace una sopa instantánea —se encogió de hombros—. Además, cada vez que me tomas, siento que mi cuerpo es limpiado.

—Me gusta saber eso, no quiero que te sientas obligado a tener sexo conmigo —suspiró—. Aunque no niego que cogerte es lo mejor de este mundo —susurró en un tono bajo, viendo con picardía la carita roja de Luhan.

—Sehun... —desvió la mirada y sintió como su estómago se alteraba al igual que su pecho era golpeado por su corazón.

—Vamos a comer —se inclinó hacia adelante para darle un suave beso en los labios aceitosos antes de empezar a morder su pizza.

—¿No te molesta? —Luhan dijo tímido.

—¿Qué? —graznó.

—Que yo haya sido tan usado...

—¿Los humanos cuentan como sexo? —soltó una carcajada y negó con la cabeza— Ahora eres mío, no me importa otra cosa.

—Entonces, ya que te conté de mí ¿Tú has estado con más omegas?

—No, eres el primero, tuve novias humanas —dijo con simpleza—. No es común ver omegas por las calles.

—Entiendo, por cierto ¿De qué hablaba ese hombre que encontramos en el parque? —ahora cogió una hamburguesa para darle una gran mordida.

—Es algo así como ¿Mi manager? No lo sé, me consigue peleas para competir y él se queda con un porcentaje del dinero —se rio al ver manchas de salsa en las mejillas del omega y con su pulgar las retiro para luego lamerlo—. A los humanos les gusta ver peleas, a los alfas nos me sacar esa energía extra. Todos ganamos.

—¿No es peligroso que pelees con otros alfas? —hizo un puchero.

—Solo si eres demasiado tonto para dejarte golpear.

—¿Puedo ir contigo?

—No.

—¿Por qué?

—¿Sabes que tan codiciados son los omegas? Yo estaré peleando y no podré cuidarte.

—Puedo cuidarme solo —se cruzó de brazos.

—Ambos sabemos que eso no es verdad, deja el tema. No irás —zanjó la conversación y se dedicó a comer, ignorando los pucheros de Luhan.

A Luhan se le pasó el enojó cuando Sehun le compró un abrigo que el omega había amado en cuanto lo vio a través del cristal. Para los omegas no había algo como ropa de hombre o mujer, si les gustaba algo se lo ponían, ya podía ser un par de botas pesadas de militar o unas sandalias delicadas de tacón.

En cuanto llegaron a casa, Sehun vio que el camión del armario ya había llegado, por lo que entró con el cartón inmenso. Luhan se entretuvo llenando el mueble con toda la ropa nueva y en un cajón colocó las cajas con joyas.

—Bien, quiero dormir, estoy cansado —bostezó Sehun.

Ambos tomaron un baño y Luhan se puso uno de los babydolls que tenía como ropa de casa y luego se acurrucó en el pecho de Sehun. Era tan cálido, tan seguro.

Al despertar, Luhan se encontró con que la cama estaba vacía y por la ventana entraba solo la luz de la los focos exteriores de la calle. Supuso que Sehun se había ido a aquella pelea y solo suspiró, le hubiera gustado acompañarle por curiosidad.

Fue a preparar la cena, pero cuando abrió la nevera para buscar ingredientes, pudo escuchar la puerta siendo tocada. Sabía que no era Sehun, ya que él entraba solo siempre, así que fue a ponerse una bata larga para tapar su cuerpo. Vio por la mirilla a aquel mismo hombre de la tarde.

Abrió las puerta y el tipo le sonrió.

—¿Le pasó algo a mi alfa? —dijo preocupado.

—Oh no, solo estoy aquí para llevarte con él, dijo que le gustaría poder verte ahí —dijo con tono amable.

—Él dijo que no quería que fuera —apretó el filo de la puerta, sintiéndose cohibido.

—Pero ¿A ti no te gustaría verlo? Hay muchas luces y cosas divertidas —sonrió.

—Pero mi alfa me dio una orden —mordió su labio inferior, sintiéndose incómodo con este hombre—. No quiero ser un mal omega.

—¿Pero no crees que él estará feliz de ver a su omega cuando gane? A los alfas nos gusta presumir —lo miró de arriba a abajo.

—Pero él-

—Conozco a Sehun desde hace muchos años, le encantará tenerte ahí —una mirada fría y una sonrisa oscura se pintaron en su rostro al ver cómo aquel omega tan vulnerable.

\*\*

Sehun estaba agitado, tomó una botella de agua y secó su espalda con una toalla. Había estado calentando mientras los otros alfas estaban en sus propias peleas. Él lo haría al final con aquel tipo tan afanado.

—¿Listo para perder el título? —le había dicho Jeongchan, otro de los alfas de ahí, quien tenía una ceja rota y la mejilla morada.

—Siento que me están subestimando —levantó una ceja.

—No es por nada, pero el tipo estuvo en una penitenciaria de las grandes —se encogió de hombros y recostó su espalda contra una pared que tenía la pintura desgastada.

—Me da igual como si hubiera estado viviendo con el mismo Hades —escupió a una esquina y luego secó su frente con otra toalla.

—No, pero él lo es —se rio cuando vio el rostro interrogante de Sehun—. Su nombre es Kai, creo, pero le dicen Hades.

—Un jodido marica con aires de grandeza —hizo una mueca y luego comenzó a vendar sus manos—. No me interesa.

—Debería, dicen que si hubiera una manada él sería el líder.

—¿Seguro que eres un alfa y no un jodido omega? Pareciera que estuvieras en celo y quisieras que el cabrón te preñe —dijo con fastidio, mirando a la calle oscura.

—Oh, bien, supongo que me estoy pasando —lamió su labio inferior y se encogió de hombros—. Aunque pensé que tú serías de ese tipo, siempre reniegas de estar con las puras que nos traen.

—No te confundas, me gustan lo normal, los omegas, no los alfas ni las humanas —blanqueó los ojos y luego escucharon varios gritos de jubiló.

—Bien, es hora de joderte al cabrón que te quiere quitar la corona... O, sino él te jodera a ti —levantó sus manos en rendición y se rio cuando Sehun le mandó dagas por los ojos.

Sehun movió su cabeza de lado a lado, sintiendo como sus huesos tronaban. Solo quería terminar rápido ahí e ir a joder el apretado culo de Luhan. Se le quitaron las ganas de pelear cuando todo lo que sus oídos escuchaban eran alabanzas por el extranjero.

Sin embargo, toda la sangre y el enojo contenido se le fue al piso cuando llegó hasta la "arena" y en primera fila vio a Kris junto a él, su pequeñito y delicado omega, vaya que resaltaba de entre toda esa gentuza. ¿Qué mierda hacía ahí? Ahora no estaba enojado, estaba iracundo; estaba seguro que castigaría a su puta. No pensaba demasiado bien, solo odiaba haber sido desobedecido y aun peor, su lobo estaba de acuerdo.

Kris se acercó hacia él, Sehun no le quitó la mirada de encima a Luhan, quien parecía estar algo temeroso, mirándolo.

—¿Qué mierda haces con mi omega? —gruñó, expandiendo su aroma.

—Oh, no te enojes tanto, guarda eso para el extranjero —dijo Kris con buen humor—. Solo te traje a tu pequeño y tierno omega para que te de ánimos. Ya sabes apoyo moral.

—¿Qué jodidos pretendes, hijo de puta? —le enseñó los dientes.

—Amigo, solo quiero darte ánimos para que en todo momentos recuerdes que tienes que ganar —puso una mano en el hombro de Sehun y miro de reojo de Luhan—, que estaré en todo momento cuidando a tu omega.

—Maldito cabrón —gruñó con la mandíbula tensa—. Me vale una mierda si gano o pierdo, él es mío.

—¿En serio? La última vez que ví, no había una marca en su cuello —sonrió con cinismo y levantó su quijada de manera altanera—. Da una buena pelea.

Sehun en ese momento quiso mandar todo a la mierda, tomar a Luhan e irse a su departamento. Sin embargo, lo sabía, sabía que estaba acorralado y solo podría irse cuando ganará esa maldita pelea. Por un segundo sintió un poco de inseguridad, porque el extranjero debía ser muy bueno como para que incluso Kris tuviera miedo y haya tenido que recurrir a esa treta asquerosa.

Le dio una última mirada a Luhan para darse la vuelta y ver a su contrincante. No se sintió intimidado cuando vio a aquel hombre de casi su misma altura, piel morena y músculos trabajados, casi todos los alfas tenían el mismo tipo de físico. Aunque no pudo evitar hacer una mueca cuando vio al tipo pavonearse y sonreír como si fuera el puto alfa rey.

Lo iba a hacer papilla y se cogería a Luhan tan duro que lo dejaría preñado de trillizos.

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