1
En el ring se hallaban dos lobos furiosos, mirándose con los ojos rojos mientras gruñían, hasta que uno de los dos dio el primer salto sobre el otro, convirtiéndose todo en una bola de pelos, sangre y chillidos.
Después de un rato de vitoreos por parte del público expectante, uno de los dos terminó inconsciente y el otro se llevó la gloria de ser el vencedor, eso junto a una buena cantidad de dinero.
Oh Sehun era un peleador callejero que vivía solo en un departamento común en un barrio solitario dónde cada quien se preocupaba por sus propios intereses. No era lo que se llamaría peligroso, pero tampoco era el lugar más seguro del mundo; solo un barrio normal.
Él era uno de los peleadores callejeros más populares entre las personas que frecuentaban ese tipo de eventos. Era un alfa, así que usaba eso para poder desquitar parte de su energía agresiva, ya que a los humanos les llamaba más la atención una pelea entre lobos alfas que entre hombres humanos. Sin embargo, él tenía un problema que nunca le había contado a nadie.
Al ser un alfa tan fuerte, lo que se podría conocer como un chico malo; tenía una reputación de macho que mantener y lo que tenía podría hacer que se volviera la burla de todos.
Cuando apenas era un cachorro, su madre los dejo a él y a sus hermanos, por lo que fueron acogidos por una reserva ecológica dónde les daban de comer, pero él al parecer nunca quiso la leche de fórmula ni la de otra loba, así que solo vivió a base de agua, y fue casi un milagro que haya sobrevivido. Debido a eso, generó una enfermedad dónde tenía que beber leche materna, ya que uno de los químicos dentro de ella era necesario para mantenerlo sano.
Cómo no conocía un lugar donde vendieran dicho alimento, entonces se mantenía con leche de fórmula; la misma leche que despreció siendo un cachorro y ahora pagaba para obtenerla. Suspiró, pensando en que odiaba eso, pero ahora no podía hacer nada, solo mantener su secreto oculto.
Con su más de uno ochenta de altura, músculos de acero y una expresión seria que te decía que iba a romperte la cara si te acercabas mucho, nadie podría creer que a Oh Sehun le gustaba beber biberones llenos de leche de formula; bien podía tomar el líquido en un vaso, pero él tenía alguna fijación con el chupón y cuando lo habló con un psicólogo él le dijo que era normal en cambiaformas que no habían tenido la oportunidad de lactar en su infancia.
No negaba que le avergonzaba, pero tampoco lo quería dejar y además le daba igual, porque no vivía con nadie; él pensaba que quizá podía irse aquel hábito si succionaba de algún pezón real y tomaba su leche, pero el punto era que a él no le gustaban las mujeres en lo más mínimo, otra cosa que tampoco comentaría al público.
Ahora estaba en su sofá mientras veía televisión y bebía de su botella con el ruido de los carros pasando de fondo. A veces pensaba que su vida era muy solitaria, sin embargo la prefería así; aún puede recordar la vez que se escapó de la reserva cuando era un cachorro, con el fin de poder buscar a su mamá, pero una familia lo acogió pensando que era un perro, él no dijo nada al principio, pero luego esa familia comenzó a tratarlo mal cuando no hacía algo que ellos esperaban, así que un día simplemente se fue de ahí y desde entonces no le agradaba convivir con otras personas.
No volvió a la reserva, ya que ahí solo los trataban como animales y él no era completamente uno, por lo que comenzó a vivir en las calles hasta que se encontró con un indigente que le enseño a leer, escribir, operaciones matemáticas y todo lo relacionado al mundo empresarial.
—¿Cómo usted sabe tanto? —le preguntó incrédulo.
—Yo me gradué en finanzas de la universidad e hice un posgrado —respondió con una sonrisa amarilla—, pero en malas inversiones, mujeres interesadas y adicciones, lo perdí todo —suspiró para luego seguirle enseñando sobre sus conocimientos.
El hombre hablaba siempre sobre lo malas que eran las mujeres y que su veneno se inyectaba tan profundamente, que dejabas de ver el mundo como era, así que cometías tonterías por su culpa. Sehun no le creyó tanto hasta que en su adolescencia salió con una chica y está solo iba a alguna parte con él si este cargaba dinero, en ese tiempo Sehun trabajaba como mecánico aprendiz en un taller; con el tiempo se dio cuenta, que el hombre tenía razón, eran interesadas; después salió con otra, pensando que quizá sería diferente.
A la edad de quince años su cuerpo como alfa maduraba por lo que entraba en una transición molesta, pero aún no tenía la suficiente fuerza para noquear a un humano adulto. Su segunda novia lo dejó cuando el exnovio de ella golpeó a Sehun por celos, ella dijo que él no era lo suficientemente bueno para ser su novio, por lo que se fue con su ex. A Sehun se le quitaron las ganas de seguir teniendo novia. Tampoco era como si le gustaran los chicos, solo no quería estar con nadie.
Ahora con veintidos años de edad era capaz de tumbar hasta al humano más fuerte, él como lobo alfa era muy superior a aquella otra especie, sin embargo lo veía algo injusto, por lo que prefería pelear con otros alfas iguales a él. Jamás era algo a muerte, él no podría matar a alguien a menos que su vida dependiera de ello, solo era hasta que uno de los dos terminara inconsciente o se rindiera.
Aunque la gente no lo creyera, él fue a la escuela y el colegio. Como ya no era un niño entonces, solo tuvo que estudiar tres años que pasó con excelentes notas y luego pudo ir a la universidad. Él siempre era el tipo que se sentaba al último y no prestaba atención al resto, al ser un alfa tenía sus sentidos agudos y era muy inteligente, por lo que pasaba los semestres sin mucho esfuerzo. A pesar de que hubo chicas e incluso chicos que se le confesaron, él solo los ignoró.
Tenía ahorros y dinero invertido en la bolsa de valores, sin embargo él no era una persona que le gustaba demostrar que tenía dinero, prefería la sencillez de su departamento y al ser de la especie que era, sinceramente ser asaltado era la menor de sus preocupaciones. Era hasta relajante lo silencioso que era su barrio, solo siendo interrumpido por el fondo de autos siguiendo su camino.
Un día en particular estaba yendo a comprar su leche de fórmula, él la compraba muy lejos de donde vivía y como no tenía auto entonces prefería caminar. Tenía el dinero para comprarlo, pero pensaba que no lo necesitaba, tenía dos piernas fuertes que lo llevaban a dónde quisiera. Ni siquiera tomaba el transporte público, eran solo él y su botella de agua.
Mientras caminaba cerca de la universidad privada de Kyung-Hee, pudo escuchar unos gritos viniendo desde alguna parte, sin embargo sabía que no era cerca. Las personas a su alrededor ni se inmutaban, porque sabía que no podían escucharlo, cada vez los gritos aumentaban su volumen hasta volverse desgarradores, entonces comenzó a correr, tratando de seguirlo hasta que llegó tres manzanas a la izquierda de dónde había estado.
En un barrio de casas a medio terminar—suponía que una vez iba a ser una urbanización— se pudo ver a unos tipos humanos tomando alcohol y fumando afuera de una de las casas, se reían cuando escuchaban los gritos. De inmediato fue allá y cuando aspiro al aroma con su nariz, se percató que todos eran humanos, pero algo hizo que su lobo gruñera y es que al momento de estar cerca de la casa pudo oler un aroma muy dulce como si fueran lirios; en ese momento se descontroló, porque había una omega en celo allá adentro, así que intentó ingresar.
—Calma amigo, espera tu turno —le dijo uno de los tipos, poniendo una mano en su pecho—, pero debes pagar la tarifa —le advirtió, estirando la mano.
—¿Qué-
Su admiración por lo que estaba escuchando se cortó cuando pudo escuchar más gritos viniendo desde aquella casa abandonada.
—Sueltenme, por favor, no quiero, ¡Ah! No —pudo escucharse y los otros solo rieron.
Sehun cogió la mano del tipo y dobló su muñeca para luego someterlo en el suelo. Los otros hombres se asustaron así que sacaron pistolas para apuntarle, pero fue en vano; solo pudieron sentir golpes tras golpes y finalmente, Sehun se quedó jadeando con todos aquellos humanos inconscientes a su alrededor, luego se adentró.
—Cállate, sé que a las perras como tú les gusta que las monten a cada rato —se escuchó una voz rasposa.
—Un alfa, no un apestoso humano, —chilló y luego se oyó un golpe.
—Somos mejores que esos perros —dijo finalmente.
Sehun abrió la puerta de la habitación donde estaban y pudo ver a una pequeña omega de grandes pechos, con sus muñecas y tobillos encadenados mientras su ropa era arrancada por aquel hombre, cuya vestimenta gritaba que era un maleante de quinta.
La chica de inmediato se giró hacia él. Sehun pudo oler su aroma y luego el tipo que, estaba abusando de ella también viró su cuello solo para que su cara se encontrara con un gran puño y se quedara inconsciente en ese momento.
—Gracias, gracias —dijo ella al verse a salvó.
Sehun pateó al tipo, arrojándolo lejos del cuerpo de la chica y luego, juntó el inicio de sus cejas cuando se dio cuenta que había un pequeño pene dormido en lugar de una vagina. Era un chico.
Su mirada lo recorrió con profundidad, dándose cuenta de los enormes senos que colgaban de su pecho, lo que le impresionó, no sabía que los omegas tuvieran senos.
—Ay no, ay no —dijo el omega— Suéltame por favor —movió sus muñecas para enfatizar sus cadenas.
—¿Pasa algo? —dijo, intentando no abusar de su pequeño cuerpo. Estaba usando todo el autocontrol que tenía para no lanzarse encima de él.
—Mi cuerpo —miró hacia el techo, con las mejillas rojas cuando sintió como su entrada comenzó a lubricar— está reaccionando a ti. Estoy en celo —suspiró, intentando respirar con normalidad.
—Entiendo —dijo en voz baja, arrodillándose para romper con algo de fuerza aquellas cadenas—. Apenas te suelte debes correr, porque no sé cuánto tiempo podré resistir —le advirtió, ya que sus instintos le gritaban fuerte que lo tomara.
El chico intentaba mover sus muslos para que no se viera como su pene estaba empezando a levantarse al oler aquel aroma delicioso a café y ¿leche? Cómo la de un cachorro, le pareció extraño, pero a su cuerpo le seguía provocando excitación. Odiaba ser un omega en ese momento; es decir, acababa de ser secuestrado para fines de abuso sexual y ahora su organismo parece haberlo olvidado solo porque vio a un alfa.
Luego sintió como sus muñecas también fueron liberadas, así que las frotó, porque dolían y en lugar de correr como le había dicho, ahora se encontraba queriendo estar a su lado. Es decir, era un alfa y su instinto le gritaba que lo tomara, pero aún así se forzaba a sí mismo a apartarse ¿Donde podría conseguir un tipo así en otro lado?
—¿Por qué no te vas? —su voz era más gruesa y sus ojos cambiaban de rojo a su color normal de manera intermitente— Yo- —jadeó.
—Tómame —pidió mientras cogía su mano—. Me siento nervioso ahora mismo y quiero tranquilizarme, lo haré si un alfa muy amable como tú me toma con mi consentimiento, calma a mi lobo, por favor —rogó con sus ojos brillantes y luego jadeó cuando una ola de su celo lo golpeó.
—Espera —dijo con la voz pesada y se quitó su camisa para luego envolver al omega con ella—, sé que el celo te está haciendo decir incoherencias —lo ayudó a levantarse del suelo—. Vamos, necesito aire —jaló con cuidado de su muñeca para salir de aquella casa.
El omega se le pegó al costado, queriendo sentirlo cerca y al mismo tiempo pegarse de su aroma. Sehun estaba a punto de querer morir; él no era un violador y se sentiría así si es que tomaba al omega en celo luego de haber vivido algo así como un secuestro. Ambos salieron de aquel lugar y Sehun soltó su muñeca.
—Alfa ¿Qué pasa? —sus ojos eran brillantes, estaba preso de su calor.
—Vamos a una farmacia, te compraré un supresor —dijo mientras se alejaba unos pasos para no respirar su aroma.
—No funcionará, porque ya estoy en celo, es como tomar una pastilla anticonceptiva cuando estás teniendo sexo, no sirve —se encogió de hombros y luego se lanzó hacia el alfa para frotarse contra su pecho duro.
—Ya suéltame, entonces te acompañare a tu casa —tomó las manos del omega para empujarlo lejos de él.
—¿Por qué no me quieres tomar? —su voz era aguda y suave.
—De verdad que los omegas en celo no razonan —rodó los ojos para volver a alejarse, queriendo tomar aire puro.
Mientras Sehun se iba por la acera con las manos en los bolsillos, miraba de reojo como el pequeño omega, solo cubierto con su camisa, lo seguía, manteniendo la distancia que había creado; genial ahora tenía que lidiar con él, solo quería salvarlo por ser de su especie, no quería hacerse cargo de él.
—Alfa, por favor —dijo después de un rato—. Me duelen las piernas —se quejó.
Sehun incluso se había olvidado que aquel omega lo estaba siguiendo, había estado caminando como siempre, así que él no se veía afectado. Pensaba que quizá llevaba unos cuarenta minutos.
—Entonces ve a un centro de salud o algo. ¡No me sigas! —dijo de mal humor para luego seguir caminando.
El chico se encontraba sudando a mares, ya que estaba lidiando con su celo y además, caminando más de lo acostumbrado. Afortunadamente no había ningún otro alfa cerca de ellos, porque sería un problema, no para el alfa porque al oler la camisa se iría, el problema sería para el omega, porque lo seguiría para que lo tomará.
El chico podía jurar que las plantas de sus pies ya se habían desgastado cuando llegaron a un barrio bastante silencioso. Vio que el alfa subía por unas escaleras exteriores de una casa de tres pisos, así que rápidamente fue hacia él, mientras se quejaba por el dolor en sus piernas. Antes de que el alfa pudiera cerrar la puerta, entró, sorprendiendo al otro.
—Vete de mi casa —puso una mano en su propia cintura.
—No, tú me salvaste y ahora tengo que agradecerte —sonrió aunque luego su expresión decayó, ya que se sentía mal.
—Agradece, yéndote —resopló, abriendo nuevamente la puerta para que el otro saliera.
—No, me quedaré aquí —se escabulló al interior.
—¿No tienes casa? —preguntó, cerrando la puerta, resignado.
—No, vivía en una reserva con mis hermanos y otros de nuestra especie —se encogió de hombros.
—Ya veo —sintió algo de empatía por él, sabiendo que esos lugares no eran hogares reales.
—Alfa… —se acercó despacio hasta donde él, viéndolo con sus ojos gigantes para parecer tierno. Una táctica muy de omegas.
—¿Sí? —levantó una ceja, mirándolo desde arriba, ya que era más alto.
—Tómame una vez, solo una vez, —suplicó mientras frotaba sus muslos, intentando conseguir algo se placer.
—No quiero aprovecharme-
—No lo harás —puso sus palmas sobre su pecho—, al contrario, me ayudarás mucho —lo abrazó, presionando su mejilla con su duro pectoral.
—Es que- —miró hacia el techo, sintiendo como su respiración se volvía a acelerar—. Bien, bien, porque al parecer seguirás insistiendo —tomó al omega por sus brazos para apartarlo un poco—. Primero, dime tu nombre —se inclinó hacia él.
—Me llamo Luhan ¿y tú? —dijo sonriente al saber que conseguiría aplacar el dolor de su celo.
—Bien —su voz era pesada. Luego lo tomó en brazos para llevarlo al cuarto—. Mi nombre es Sehun.
En el momento en que llegaron a la cama, Luhan rápidamente se desvistió, mostrando aquel par de montañas pegadas a su pecho con un par de pezones rosas erectos. El alfa también se quitó su ropa, desesperado por poseer al dueño de aquel delicioso aroma.
—¿Qué es eso? —preguntó Sehun al ver algo viscoso saliendo de los pezones del omega.
—Oh, no es nada —sonrió apenado—, es leche para los alfas, son como vitaminas —miró al techo, no sabiendo como explicarse—. Los omegas lo segregamos para que los alfas puedan estar montándonos por más tiempo sin sentirse tan cansados —se encogió de hombros.
Sehun frunció su ceño y luego procesó aquella información nueva para después bajar su cabeza, oliendo aquel líquido, era un aroma como flores con leche, muy diferente al de tarro de fórmula que solía tomar. Sacó su lengua para pasar la punta por encima del pezón.
—Agh\~ —un quejido involuntario salió de sus labios—. No te preocupes, sigue —le dijo cuando el alfa lo miró.
Sehun asintió y luego decidió meter el pezón en su boca para presionar su seno contra sus labios; con su mano acarició el otro pecho goteante. Cerró sus ojos cuando sintió como aquel sabor dulce se colaba por su lengua y sin darse cuenta, su pene gordo estaba levantándose.
El pequeño omega era un lío de gemidos, ya que se encontraba demasiado sensible; Sehun por su parte tenía a su lobo interno saltando sobre sus patas traseras, por la felicidad de saborear aquella leche floral. Los chasquidos de saliva se podían escuchar claramente, provocando que el alfa se prendiera aún más; apretaba sus labios alrededor de aquella piel suave.
—Alfa, tómame —suplicó, ya que su entrada se sentía viscosa y punzante—. Por favor —rogó.
—Eres muy ruidoso —soltó un rato el pezón, para hablar.
—Alfa bobo, no- no entiendes por- por lo que estoy pasando —dijo entrecortado, ya que estaba agitado.
—Ya ya —se rio, aunque se desanimó, porque tuvo que quitar aquel manjar de su boca—. Te voy a llenar —Luhan asintió, así que Sehun abrió sus piernas con sus manos.
El alfa jaló su cadera para poder alinear su polla gruesa y larga contra el ano palpitante del omega. Al parecer su lubricante había estado regándose todo ese tiempo, ya que los muslos internos del omega brillaban. Con su mano dirigió su pene para introducirse en ese cuerpo pequeño.
—Alfa\~ —gimió con gusto mientras sentía como era penetrado poco a poco.
Era la primera vez que Sehun montaba a un omega, sus novias anteriores fueron humanas. No era común encontrarse a otros de su especie, pululando por ahí; a los únicos que conocía eran a los alfas con los que peleaba y tampoco es que mantuviera contacto con alguno de ellos.
Después de eso, comenzó a empujar su cadera, encontrando profundo placer en aquella cálida cueva que apretaba deliciosamente su pene. Él era mucho más bonito que cualquier humana que haya visto antes; además sus senos parecían irreales, como los de las películas pornográficas que solía ver a veces.
Se sentía un poco extraño por querer beber nuevamente aquella leche, es decir, pensaba que quizá el omega podía juzgarlo en su mente por querer estar pegado a sus tetas jugosas.
—Si quieres beber, hazlo —susurró nervioso por la mirada fija del alfa en sus pechos—. Está leche es para ti —luego de eso gimió por la punta del pene golpeando su interior.
Sehun asintió algo avergonzado y excitado, excitado por ver a aquellos senos redondos rebotando una y otra vez con cada empuje fuerte que le daba al omega.
—Móntame —le dijo Sehun mientras salía de su interior y se acostaba boca arriba.
—Bueno, alfa —asintió para luego acomodarse, sentándose a horcajadas sobre su pelvis.
Luhan colocó sus manos sobre sus pectorales para luego alinear su entrada contra el pene duro debajo y así comenzó a bajar lentamente mientras cerraba sus ojos. Le encantaba eso, era la primera vez que un alfa lo tomaba y realmente se sentía increíblemente bien; era muy diferente de un humano, eso era repulsivo, en cambio, esto se sentía casi mágico.
—¡Ahg! Uhm\~ tan grande\~ —blanqueaba los ojos mientras saltaba sobre aquella polla que parecía querer atravesarlo.
Sehun se encontraba gruñendo con cada salto que recibía sus pelvis, podía ver claramente como su verga salía y entraba de aquel culo apretado.
—Maldición, se siente, ahmg\~ tan bien —se quedó quieto cuando la punta golpeó una parte de su interior que lo puso más sensible—. Uhm\~
Sehun sonrió de medio lado y luego colocó sus manos grandes en la espalda del omega para atraerlo hacia sí mismo y poder meter aquel pezón goteante en su boca. Comenzó a mover su cadera hacia arriba con rapidez para golpear en ese mismo punto, provocando que el omega empezara a chillar desesperado.
El alfa cerró sus ojos, simplemente concentrado en succionar más de su tibia leche dulce, sintiendo la suave carne del seno mientras taladraba el canal hambriento del omega. Luhan era solo un lío incoherente de gemidos y temblores.
Sehun presionó las plantas de sus pies sobre el colchón para tener más impulso y así golpear mejor el interior cálido en el que estaba. Todo sin dejar de alimentarse, de hecho se turnaba, cuando sentía que no salía tanta leche de un seno, se iba al otro para seguir ordeñando al pobre Luhan, que prácticamente solo era un muñeco que gritaba de placer.
Después de un momento, Luhan no pudo seguir y se corrió con fuerza en el abdomen duro del alfa. Era la primera vez que experimentaba como si tocará el cielo con sus dedos; podría morir justo en ese momento y pensaba que podría irse feliz.
Sehun bajó una mano de su espalda hasta llegar a su trasero el cual apretó para luego empujar su cadera metiendo su nudo hasta dejarlo atorado en el recto de Luhan. En ese momento su mente no se encontraba al cien, ya que estaba demasiado ocupado llenando su garganta de aquella leche caliente; debido al orgasmo de Luhan, de sus senos se filtraba el líquido blanco como si hubiera abierto una llave.
El interior de Luhan se llenó de la semilla espesa de Sehun y su lobo estaba contento, porque significaba que probablemente estaba siendo fertilizado con una adorable camada de pequeños cachorros. Luhan no pensaba en nada, solo en recuperarse de su agitación.
Sehun sintió como el cuerpo de Luhan temblaba y se arqueaba, debido a que al parecer el nudo estaba provocando que tuviera varios orgasmos. Él, por su parte era como un pequeño vampiro pegado a sus grandes tetas mojadas.
Luego de eso, ambos se quedaron dormidos por el cansancio. Luhan como omega, buscaba el calor y protección de un alfa por lo que se arrastró sobre la cama para acurrucarse en el pecho de Sehun, quien solo lo abrazó, ya que su lobo le indicaba que protegiera al omega. No había amor o cariño, solo instintos que ambos seguían, porque así lo dictaminaba su naturaleza.
Al día siguiente, Luhan se despertó, porque sintió algo húmedo en su pecho. Al bajar la mirada se sorprendió un poco cuando se encontró con una cabellera negra y al girar su cuello pudo darse cuenta que el alfa estaba lactando de su pecho. Sonrió enternecido y simplemente acarició sus hebras.
—L-Lo siento —Sehun tartamudeó, separándose cuando se dio cuenta de que el otro había despertado.
—¿Por qué te disculpas? —ladeó su cabeza— Es tu leche, puedes tomarla cuando desees —sonrió, intentando darle confianza al alfa.
—¿No piensas que sea raro? —arqueó sus cejas mientras lamía su labio inferior con nerviosismo.
—No, no lo creo. Por algo la naturaleza hizo que tengamos leche en el celo —se encogió de hombros.
Sehun asintió y luego vio como se movían aquellos pechos blancos, así que decidió tomar el pezón nuevamente mientras su nariz se presionaba contra la piel suave, provocando que sus fosas nasales se llenaran de su delicioso aroma a lirios. Succionaba con fuerza, queriendo solo alimentarse de ello.
Luhan por su parte se encontraba comenzando a temblar, porque su cuerpo estaba excitándose; echó la cabeza hacia atrás mientras cerraba sus ojos aún preso de su celo. La manera en que la lengua de Sehun se oprimía contra su pezón sensible y como sus labios carnosos succionaban era realmente satisfactorio.
—Uhmg\~ —su mano apretó un poco el cabello del alfa.
Sehun se movió, colocándose entre las piernas de Luhan para luego empezar a lamer como un lobo los pezones goteantes, pasaba su lengua de uno a otro, ya que la leche se encontraba escurriendo por su piel. El alfa se encargaba de dejarla limpia.
—Eres como el cielo —susurró contento mientras chupaba su pezón—. Como desearía que me dieras de tu leche todo el tiempo —suspiró para luego comenzar a meter sus dedos en el ano sensible.
—Puedo hacerlo —susurró, respirando con dificultad, entre inhalaciones jadeantes.
—¿En serio? —agrandó sus ojos, pensando en que quizá no tendría que volver a tomar aquella horrible y simple leche de fórmula en su vergonzoso biberón— ¿Cómo?
—Ah bueno —se asustó un poco por la reacción del otro, parecía demasiado emocionado—, tendrías que marcarme, entonces podrías beber de mi leche cuando quisieras —hizo un puchero temeroso cuando el otro frunció su ceño y dejó escapar un aroma agrio.
—¿No es una treta para conseguir un alfa? —entrecerró sus ojos— Manipularme para poder quedarte aquí.
Sin embargo, cuando bajó la mirada a aquel par de tetas grandes, redondas, jugosas y llenas de mucha leche floral deliciosa; pensó que podría morder el cuello de Luhan sin parpadear con tal de seguir obteniendo aquel néctar del cielo.
—N-No, de verdad, si quieres, puedes preguntarle a un médico —respondió, pensando en que el otro no parecía saber mucho sobre su propia especie.
—Lo haré. ¿Tú quieres ser marcado? —preguntó, ladeando su cabeza—no me conoces.
—Podrías cortejarme si quieres para que nos conozcamos… Yo no tengo un hogar y no conozco a ningún otro alfa aparte de los del refugio —empezó a contar—. Tú has sido la persona más amable con la que me he encontrado… Aunque no lo creas, no es la primera vez que quieren abusar de mí —una lágrima cayó por su sien—. Debido a mis pechos grandes piensan que soy una chica y cuando digo que soy un omega entonces ellos lo toman como un fetiche, piensan que los omegas siempre queremos estar siendo follados por cualquiera —susurró, mirando al techo.
—Lo siento mucho —murmuró—. Bueno, si quieres puedes quedarte aquí conmigo, solo bajo una condición —besó su mejilla.
—Haré lo que desees —dijo en voz baja.
—Podré tomar tu leche todos los días, —finalizó
—Está bien, no te preocupes, es agradable cuando te amamantó —sonrió, pensando en que Sehun lucía como un adorable cachorro pegado a sus pechos—. Solo que no podré hacerlo cuando termine mi celo.
—Uhm —no dijo nada más.
—Por cierto, probablemente haya quedado embarazado —tocó su vientre—, como alfa, expulsas mucho semen, así que es seguro. ¿Podríamos ir a un médico para que haga algo al respecto? —entrecerró un ojo algo cohibido, queriendo que el otro entendiera el mensaje. No le hizo caso a su lobo omega, quien gruño molesto, porque quería deshacerse de sus futuros cachorros.
—Por su puesto, no me llama la atención la paternidad aún —asintió, ignorando los gruñidos enojados de su lobo alfa.
Cuando el ano húmedo de Luhan era anudado, recibiendo fuertes cantidades de semen caliente, su celo menguaba un poco, así que Luhan aprovechaba para ir a cocinar algo para ellos.
—¿Tú cocinas? —le preguntó Luhan mientras comían algo.
—Nop, suelo comer comida instantánea o ir a restaurantes —se encogió de hombros—. Me da pereza toda esa labor de preparar comida.
—Flojo —se burló el otro—. ¿Puedo preguntar por qué te gusta tanto mi leche? —dijo de repente, ya que Sehun no le permitía cubrir su torso con ropa, debido a que decía que quería que sus tetas estén disponibles para él todo el tiempo— Oye, no te estoy juzgando o algo, solo es curiosidad —dijo rápidamente al ver el rostro tenso del alfa.
—Yo —no sabía cómo decirlo sin sonar patético— tengo algo, necesito beber leche materna todos los días, porque cuando era cachorro no la ingerí desde que mi madre me abandono junto a mis hermanos y ahora me falta un químico de ella y no sé qué más —se encogió de hombros.
—¿Y solías ir a pedírsela a las madres lactantes o algo así? —ladeó su cabeza.
—No —con su cabeza señaló a su izquierda donde descansaba un tarro vacío sobre la encimera.
—Oh ya veo —se dio cuenta y luego sonrió, pensando en que aquel alfa tan grande lucía tierno viéndose sonrojado —. No tienes que ponerte tímido, está bien —estiró su mano para acariciar la de Sehun.
Más o menos una hora después ambos estaban acostados en la cama, el alfa de costado a un lado del omega. Sehun tenía sus labios apretados alrededor del pezón rosado mientras succionaba tranquilamente su leche dulce y su cabello era acariciado, tiernamente por las manos delicadas de Luhan.
—Bebe todo lo que desees —susurró contento, por ver al alfa tan tranquilo, siendo amamantado.
De vez en cuando emitía pequeños gemidos cuando succionaba con más fuerza o cuando sus dedos traviesos se metían en su culo para penetrarlo con ellos. Luhan no sentía en sí un placer meramente físico, era más bien visual de ver cómo el alfa quería tanto su leche.
Unos días después su celo terminó, así que dejó de producir leche, lo que molesto a Sehun, pero no le dijo nada, solo que ahora había empezado a beber su leche de fórmula (asquerosa en comparación del sabor a lirios) en vasos en lugar de su biberón y el motivo era sencillo.
—Sehun, estoy cocinando —sonrió divertido mientras estaba sentado quitando los fríjoles de sus vainas.
El alfa estaba con su cabeza debajo del brazo de Luhan con sus labios pegados a la aureola de su pezón y sus ojos cerrados. Luhan simplemente siguió haciendo lo que estaba haciendo mientras sus tetas eran mojadas por la saliva del alfa. De hecho le producía placer estar sin camisa todo el día, sabiendo que en cualquier momento sus senos serían asaltados por la boca hambrienta del alfa para luego ser fuertemente empotrado recibiendo descargas pesadas de semen.
Ese día fueron a una clínica privada donde el médico le dijo que efectivamente había quedado preñado, pero como ninguno quería ser padre, entonces Luhan tomo unas pastillas que provocaron que su embarazo se interrumpiera. Luego le inyectaron un anticonceptivo de aplicación anual.
—¿A dónde vamos? —preguntó Luhan cuando salieron de la clínica.
—A comprarte algo de ropa, no puedes ir haciendo topples afuera —abrazó su cintura cuando unos hombres miraron con morbosidad los senos grandes del omega, que estaban tapados con una de las camisas del alfa.
—Ya estoy acostumbrado —hizo un puchero mientras bajaba la mirada a sus pechos, cuyos pezones empujaban la tela.
—Pues no me gusta que te miren —dijo molesto, acogiéndolo debajo de su brazo.
Luhan sonrió tímido, pensando que era bonito sentirse protegido por un alfa. Al menos ahora se sentía mejor, porque su lindo trasero estaría a salvo de ser profanado nuevamente. Era cierto que nunca podría olvidar las veces que fue violado por aquellos humanos horribles, pero al menos ahora estaba seguro bajó la protección de un alfa amable y tierno.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro