Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3 | Fiesta de cumpleaños

"Perdimos la noción del tiempo
Corrías con el pelo suelto
Llegaste en el mejor momento  
Para quedarte."
Locos de atar. Sidecars.

En cuanto los invitados se percatan de mi presencia en la cumbre de la escalera, una lluvia de confeti dorado proveniente de distintos puntos de la habitación cubre toda la estancia y, en ese mismo momento, comienza a sonar la canción I just called to say I love you de Steve Wonder.

Mientras todo mi cuerpo se paraliza y mi mirada se clava en aquel chico trajeado, las personas allí presentes me felicitan al unísono y bailan al ritmo de la música. Mis músculos toman partida y mis pies casi con vida propia, me llevan hacia donde está el foco de mi desesperación. Pit comienza a seguirme, pero Sarah le coge de la mano y, de forma obligada, le lleva hasta la pista de baile instalada en el salón principal. Cuando llego hasta donde está él, un sudor frío me recorre la espalda y noto como mis manos empiezan a temblar de nerviosismo. Él, en cambio, palidece con mi llegada.

—¿Qué se supone que haces aquí? ¿Has venido a robar quizás? —inquiero en un tono extremadamente cortante.

—Mira, niña estúpida... —comienza a decir él, pero la llegada de una tercera persona ajena a nuestra conversación hace que se calle de inmediato.

—Veo que ya os habéis conocido —la voz de mi padre me taladra la cabeza—. Emma, este es Liam, el chico del que te hablé. Él pasará un tiempo con nosotros hasta que encuentre alojamiento en la Universidad.

Creo desfallecer en aquel momento. No me lo puedo creer, ¿tiene que ser precisamente él? Una expresión de horror me cruza el rostro y mi padre lo nota al instante.

—¿Te pasa algo, hija? —pregunta enarcando una ceja.

—¿De todas las personas posibles en el mundo, tenías que escoger de ayudante a este imbécil? —respondo furiosa.

—¡Emma! —comienza a gritar mi padre, pero no le dejo acabar.

Sin pensármelo dos veces y de forma totalmente impulsiva, me escapo a toda prisa de aquella conversación, hasta que me doy de bruces con una chica vestida como toda una prostituta de lujo. Solo hacen falta unos segundos para darme cuenta de quien es ella. Mi mente me coloca de nuevo en Lola's, en la chica de falda corta y top ajustado que está sentada junto al chico rubio.

Como es de esperar, va igual de provocativa que aquella vez, solo que un poco más sofisticada. Lleva un vestido negro de lentejuelas tan corto que casi se le pueden ver las bragas, el pelo rubio recogido con una cinta negra en lo alto de la cabeza y unos tacones amarillo chillón. Tan extravagantes como ella.

—Ten más cuidado idiota, casi me tiras la copa —me suelta y se voltea para mirarme a la cara—. Pero mira a quien tenemos aquí, si es la niñita de los calcetines de Mafalda.

Suelta una risita con aires de superioridad.

—¿No me digas que es tu cumpleaños? ¿Y cuántos cumples, diez años? —apunta y sonríe satisfecha.

Con lágrimas en los ojos y sin saber muy bien que hacer, le doy la espalda a aquella idiota y cojo una copa de champán de una de las bandejas que llevan los camareros de un lugar a otro de la casa. Me la bebo de un trago. Es la primera vez que pruebo el alcohol, pero creo que no he podido escoger mejor momento para iniciarme en el mundo de la bebida. Mi cumpleaños está siendo una completa tortura, necesito olvidarme de todo y el champán se convertirá en mi mejor amigo esta noche.

Cuando me acabo la primera copa, detengo a otro de los camareros y vuelvo a posar sobre mis labios aquella sustancia dorada y burbujeante que empieza a nublar mis sentidos. De repente me encuentro mucho mejor, las lágrimas han desaparecido de mi rostro y me siento con la fuerza suficiente para seguir allí. Comienzo a bailar al ritmo de la música, que ha cambiado de soul a reggaeton y, cuando me propongo arrebatarle otra copa de champán al camarero, una mano me agarra con fuerza del brazo haciendo que me tambalee.

—Deberías dejar de hacer el ridículo —me suelta Liam, con una mirada inquisidora y volteándome hacia él hasta que nos encontramos frente a frente.

—Haré lo que me de la gana, ¿es mi cumpleaños, no? —le respondo intentando zafarme de él, pero no lo consigo.

Liam da un paso al frente, de manera que ahora nos separan apenas diez centímetros. Clava su mirada en la mía y mi cuerpo responde acercándose más a él. Mierda. ¿Qué estoy haciendo? Le tengo tan cerca que puedo ver esos magníficos ojos verdes con motas azul cielo, y como un lunar se posa bajo uno de ellos, el derecho. Tiene unos ojos increíbles, profundos y, ahora mismo, de sorpresa.

—Eso no significa que puedas comportarte como una niñata inmadura —replica a milímetros de mí, mientras me sostiene el brazo a la altura de la cabeza. Noto como sus ojos hacen un recorrido por todo mi cuerpo, haciendo que yo solo quiera pegarme más a él.

—¿Qué tal, Ackerman? —pregunta una voz conocida proveniente de mi espalda. Me giro al instante y la veo. Es la misma chica rubia ligera de ropa de antes.

—¿Y a ti quién te ha invitado a mi fiesta? ¿Acaso eres una de las strippers que hemos contratado? —me suelto zafándome de Liam y notando como el alcohol nubla mi juicio y habla por mí. La chica abre mucho los ojos y Liam no puede evitar soltar una carcajada.

—Mira como saca las uñas la princesita. He visto como miras a Liam, ¿te gusta, verdad? Pues siento decirte que no eres su tipo.

Sin apenas pararme a pensarlo, cojo una copa de champán y se la tiro encima. Estoy harta de escucharla y necesito que se calle de una vez. La chica comienza a gritar y a maldecir mientras yo me encamino hacia las escaleras. Subo hasta mi cuarto y cierro la puerta de un portazo. Es entonces cuando las lágrimas comienzan a caer por mi rostro, y no puedo más que sentarme con la espalda pegada la cama, los brazos apoyados en mis rodillas y la cabeza gacha. Estallo en un llanto y mi cabeza no deja de decirme lo estúpida que parezco. Se oye un ruido y veo como una sombra se proyecta ante mí. Peter.

—Eh Em, te he estado buscando por todas partes, estaba preocupado por ti —hace una pausa—. ¿Estás llorando? ¿Qué te pasa?

—¡¿Que qué me pasa?! —exclamo mientras se forma un río de lágrimas en mi rostro—. Pues que este cumpleaños es una mierda. No conozco a casi nadie de todas las personas que están ahí abajo, mi padre es un traidor y, por si fuera poco, ese imbécil va a quedarse a vivir en mi casa.

—¿Quién se va a vivir con vosotras? —pregunta Peter perplejo.

—El imbécil que se mofó de mí en Lola's, ¿recuerdas? Mi padre ha tenido la brillante idea de contratarlo como ayudante. Y ahora vivirá con nosotras hasta que encuentre sitio en la universidad.

Noto como Peter enfurece al instante. Creo que está casi tan molesto como yo con la noticia, pero no es capaz de decir nada. Permanece de pie, quieto y viendo como me sumo en un pozo de lágrimas.

—Ahora vete, Pit, necesito estar sola un rato —suplico con impaciencia.

—Estaré abajo para lo que necesites.

Resignado y ahogando un suspiro, sale de la habitación.

Después de un rato, decido incorporarme. Todo me da vueltas y casi no puedo mantenerme en pie, pero necesito salir de aquella habitación y tomar el aire. La música se cuela por mi dormitorio y me produce un fuerte dolor de cabeza. Cojo fuerzas, y ando hacia la puerta.

Consigo bajar las escaleras sin dificultad y, esquivando a dos o tres personas, logro encontrar el jardín. Inspiro profundamente y mis pulmones se llenan de aire. Apenas unos segundos después, un chico que parece universitario aparece a mi lado.

—Eh ¿eres la cumpleañera? ¡Felicidades! —dice tomando un trago de su bebida.

—Genial. Alguien de esta estúpida fiesta que sabe que existo. No te molestes, pero, ¿quién os ha invitado?

—Sarah nos dijo que habría un fiestón por el cumpleaños de una amiga suya, y que habría barra libre, así que decidimos venir todos. No te ofendas tú tampoco, pero me imaginaba otra cosa. Es todo bastante protocolario —afirma aquel chico moreno al que acabo de conocer—. Por cierto, soy Erik.

—Yo soy Emma, encantada —digo arrebatándole la copa y tomándome de un trago lo que queda de ella.

Inmediatamente un sabor amargo se apodera de mi lengua y me arrepiento al momento de habérmelo bebido. Mi cara es un poema.

—Es whisky con cola —afirma Erik burlándose de mi reacción.

—¿Dónde coño estabas? —gruñe una voz masculina viniendo hacia a mí—. Vamos, tu padre te está buscando.

Me agarra del brazo y tira de mí con fuerza.

—Déjame, idiota. ¡No eres absolutamente nadie para decirme lo que tengo que hacer!—grito y me revuelvo cuanto puedo, pero son en vano mis intentos de soltarme de él.

—Eh tío, te ha dicho que la dejes —me defiende mi nuevo amigo, pero Liam le lanza una mirada amenazante y automáticamente Erik da un paso atrás.

Tira de mí y me lleva hacia un lugar apartado del jardín. Mi cuerpo se tensa en cuanto se percata de que estamos completamente solos, la música ni siquiera se escucha desde aquel lugar. Se para y me suelta, quedando atrapada entre una pared y él.

—¿Qué se supone que estabas intentando hacer? ¿Pillar un coma etílico? —me replica Liam en estado de furia.

—¿Y a ti qué demonios te importa? ¿Acaso eres mi padre? —digo mientras me tambaleo de un lado a otro sin apenas poder sostenerme. No fue buena idea beberme aquel último trago y mezclar la bebida.

—Eres una niñita estúpida y malcriada —responde Liam mientras posa su brazo contra la pared, estrechando el espacio que hay entre ambos.

Puedo oler su perfume, y su fragancia me envuelve como si se tratase de un hechizo. Clavo mi mirada en la suya e instintivamente me acerco a su boca. Liam no se mueve. Cuando mis labios se encuentran a solo unos centímetros de los suyos, noto una arcada.

—Creo que voy a...

No puedo ni terminar la frase cuando vomito a nuestro lado todo lo que he bebido. La sensación que provoca en mí el alcohol se intensifica y empiezo a ver doble. Me dejo caer sobre Liam y le susurro al oído: No me sueltes, por favor. Y acto seguido, me desmayo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro