Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14 | Amor no correspondido

''Tienes algo dentro
Yo lo he visto brillar 
Pero corres...
Y corres 
Échame de menos
No me falles esta vez
Porque no sé si voy a volver.''
Volver. Bonus Track.

 
—Así que ahora Ackerman y tú sois... ¿amigos?  —suelta Ash al otro lado del teléfono.

—Pues sí.

—¿Y a quién se le ha ocurrido semejante tontería? Es evidente que vosotros no podéis ser amigos, solo basta ver como os miráis para saberlo. ¡Si os coméis con la mirada! —me reprocha decepcionada y soltando un gritito de frustración al final.

—Entre Liam y yo nunca va a haber nada, Ash, ya me lo dejó suficientemente claro —contesto y noto un ápice de tristeza en mi voz.

—¿Cómo? ¿Qué te ha dicho el imbécil de Ackerman? —grazna irritada.

—Nada, es mejor dejarlo estar. Además, es demasiado largo para contarlo por teléfono —respondo tratando de calmarla, ya que parece que está incluso más alterada que yo.

—No creas que te vas a librar, en cuanto esté totalmente recuperada iré a interrogarte —amenaza entre risas.

—¡Ay Ash! —exclamo—. Perdona por no haberte preguntado antes, ¿cómo te encuentras?

—Pues mejor de lo que esperaba, ya casi no tengo dolor de cabeza. La verdad es que Peter se portó como todo un caballero —explica y puedo notar la ilusión en su voz.

—Es que Peter es un caballero —afirmo y escucho una risita tonta al otro lado del teléfono—. ¿Qué tal con él? ¿Pasó algo que yo deba saber? —inquiero con curiosidad.

—Pues la verdad es que no —bufa—. Le gusta otra chica, y aunque él no quiso decirme su nombre, no hay que ser muy inteligente para adivinarlo.

—¿Peter Evans enamorado? ¿Y de quién si se puede saber?

Justo cuando Ashley va a contestarme, los gritos sonoros de mi padre procedentes del piso de abajo, me obligan a tapar el auricular del teléfono móvil.

—Lo siento Ash, pero tengo que colgar, ya me lo contaras en otro momento —digo mientras bajo las escaleras a toda prisa y cuelgo el teléfono.

—¡Por fin! Tu hermana y yo llevamos esperándote una eternidad —brama enfurecido.

—Lo siento, papá. Ya podemos irnos —me disculpo forzadamente.

Magini's sigue siendo exactamente como lo recordaba. Un amplio jardín decora la entrada principal y una fila de coches de alta gama esperan para ser aparcados por uno de los dos botones contratados por el restaurante. Es un sitio muy caro y el público que lo frecuenta suele ser bastante pudiente. El camarero nos guía hacia una mesa que se encuentra en el patio trasero del restaurante, al lado de una increíble fuente de cristal con forma de cisne, y nos entrega una carta a cada uno.

—¿Sabéis lo que queréis niñas? —nos pregunta mi padre como si supiese lo que vamos a responder.

—¡Spaguetti all'amatriciana! —respondemos Carol y yo al unísono, y todos en la mesa soltamos una carcajada.

Los Spaguettis all'amatriciana que hacen en Magini's son una verdadera obra de arte.

El camarero nos trae la comida a los diez minutos, junto con una copa de vino blanco italiano y dos vasos de agua.

—Papá, ¿por qué no ha venido Liam con nosotros? ¿Es qué no ha querido venir? —pregunto con curiosidad.

—Los domingos nunca está disponible, no sé donde se mete, pero ni contesta a las llamadas ni vuelve antes de las diez de la noche —explica pensativo—. ¿Por qué lo preguntas? Pensaba que os llevábais mal —inquiere levantando una ceja.

—Bueno... como ahora vive con nosotros pensé que le habrías invitado —me sonrojo sin poder evitarlo ante la pregunta de mi padre —Y sí, nos llevamos fatal —zanjo intentado disimular las dos manzanas coloradas que tengo por mejillas.

—Pronto eso ya no será un problema, Liam se muda a una residencia universitaria la próxima semana —anuncia llevándose una cucharada de risotto de verduras a la boca.

—¿Qué? —exclamo atragantándome con el agua que acabo de beber.

¿Ackerman se muda? Una punzada de dolor se apodera de mi estómago. Ni siquiera sé por qué me ha sentado tan mal la noticia. ¿No es lo que he querido desde el principio?

—¿Estás bien, hija? —pregunta preocupado mi padre.

—Perfectamente —respondo aclarándome la garganta.

—Pues yo no quiero que Liam se vaya —suelta Carol haciendo pucheros—. Siempre juega conmigo y me regala chuches.

—¿No te vale conmigo? —digo y se le ilumina la cara.

—Solo si me prometes que me leerás el cómic de Spiderman todas las noches —contesta animada.

—Te lo prometo —afirmo con una sonrisa.

—¿Promesa de fresa? —sugiere levantando el dedo meñique para estrecharlo con el mío.

—Promesa de fresa —repito entrelazando mi dedo con el suyo.

En el camino a casa no puedo parar de pensar donde estará metido Liam, y por qué desaparece cada domingo sin dejar rastro. Me invade una profunda curiosidad y decido que tengo que averiguarlo, así que llamo a Pit y le convenzo para que el próximo domingo esté temprano en mi casa. No le digo de qué se trata, solo que le necesito, y él es incapaz de decirme que no.

—Está bien, estaré en tu casa el domingo a las ocho —anuncia una voz masculina al otro lado del teléfono.

—Gracias Pit. ¡Eres el mejor! —respondo con una sonrisa.

—Pero tendrás que hacer algo por mí —contraataca.

—Lo que quieras, estoy a tu entera disposición.

—Necesito comprarme ropa para ir a un evento de mi padre, ¿me acompañas? Necesito una asesora con tan buen ojo como el tuyo.

—Claro que sí —afirmo agradecida.

—Te recojo dentro de una hora y vamos al centro comercial de Menlo Park, ¿te parece?

—Aquí te espero impaciente.

—Hasta dentro de un rato, guapa —se despide y cuelga el teléfono.

Peter llega quince minutos antes de lo previsto y salgo de mi casa a hurtadillas para que mi padre no se entere y no pueda volver a prohibirme subirme en moto con Pit. Es mucho más seguro ir en su moto con él que ir con Ackerman a doscientos por hora en el coche, aunque él no lo sepa.

Le saludo con un beso en la mejilla y me subo en la moto de un salto. Peter conduce al límite de la velocidad permitida y parándose en todos los stops y pasos de peatones hasta llegar al centro comercial.

—La azul o la verde? —pregunta Pit enseñándome dos camisas de Armani.

—La azul sin duda —respondo con una sonrisa.

Pit asiente satisfecho y se mete en el probador.

—Em... ¿Te importa sujetarme la chaqueta? Estos probadores son minúsculos.

—En absoluto —acepto y corro la cortina del probador.

Me da la chaqueta y veo como comienza a abotonarse la camisa azul desde el extremo inferior. Puedo ver sus abdominales marcados sobresalir por la parte superior de la camisa y me quedo embobada. Ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi y puedo llegar a entender por qué Ash está tan loca por él.

—¿Pasa algo? —dice con una sonrisa, dándose cuenta de que no paro de mirarle embobada.

—Nada —sacudo con la cabeza—. ¡Te queda genial!

—Gracias, Em —contesta mostrando una sonrisa perfecta—. ¿Te apetece un té?

—¡Me has leído la mente! —exclamo sonriendo.

Pit se dirige al mostrador para pagar la camisa de Armani mientras yo busco sitio en la cafetería de enfrente. Una vez que Peter sale de la tienda, yo alzo la mano para indicarle donde estoy.

—Un café con leche y sacarina, ¿verdad?

Peter asiente sonriendo.

—Esta mañana hablé con Ashley y me dijo que estabas enamorado de una chica. ¿Algo que contarme? —alzo una ceja.

—¿De verdad que no te has dado cuenta? —suelta con una expresión entre sorprendido y asustado.

—¿Darme cuenta de qué?

—De que estoy perdidamente enamorado de ti, Em —suspira—. De que llevo enamorado de ti desde que teníamos cuatro años e íbamos juntos al colegio. Me vuelves loco, ¿qué más puedo decir? —confiesa acercándose a mí—. ¿No dices nada?

Al ver que no soy capaz de articular palabra, Peter se acerca a aún más a mí y posa su boca sobre la mía. Sus labios son suaves y cálidos y me besa tiernamente mientras introduce su lengua en mi boca. En ese momento, le doy un empujón para apartarlo de mí.

—Esto no puede ser, Pit...

—¿Por qué? ¿Es por ese imbécil de Ackerman, verdad? Sé que te gusta, Em, he visto como le miras —escupe furioso.

—No tiene nada que ver con Liam —miento—. Nosotros siempre hemos sido amigos y no puedo verte de esa forma. Lo siento, Peter —me sincero intentando cogerle la mano, pero él la aparta de un solo movimiento.

—Está bien —dice derrotado mientras se levanta de la silla y desaparece del centro comercial.

Yo me quedo paralizada, sintiendo como el mundo comienza a hundirse bajo mis pies.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro