Escoria regalada de quinta. Me ha tirado mi desayuno encima y podía notar el sarcasmo en su supuesta "disculpa ha sido un accidente". Me levanté de golpe cuando todo el jugo y algunas que otras cosa que tenía la
bandeja cayeron encima de mí.

Me las vas a pagar zorra.

Sé que lo ha hecho a propósito.

—Disculpa. Lo siento ha sido una accidente, doctora.

—¡Un accidente! ¡UN ACCIDENTE! —Grito exasperada. mi rabia mataría a un perro en estos momentos. Mi subconsciente, andaba con un hacha corriendo como loca. «¿Sabes lo que es un accidente zorra? ¡Esto!»

No lo pensé dos veces cuando tome el jugó del doctor y le estampe de lleno en su cara de tres kilos de barro.

—Opps, disculpa, fue un accidente. —imite su voz. 

Ella tosía como si de tuberculosis se tratara. de pronto note que comenzó ha convulsionar. ¿Pero qué demonios le pasa!

—Está sufriendo un ataque de asma —dijo el doctor que por cierto había olvidado que estaba aquí. Que vergüenza. Me apartó con poco cuidado para acercarse a Charlotte.

Charlotte calló al piso sosteniendo su pecho. No sé porque pero no me dio ni un poco de lastima, algo en mí me decía que solo ha sido una escena para verse como la víctima.

Se apresura en realizarle los primeros auxilios.

—Llamen a un paramédico. Rápido.

Su pecho subía y bajaba con mucha rapidez.

No sé bien pero en unos segundos el doctor la sostuvo en brazos y corrió con ella a emergencias. Dejándome parada como una estatua.

¿Acaso está ciego? Lo estaba fingiendo la muy ridícula. Mi subconsciente se ha quedado con la boca abierta por la sorpresa.

La gente se me quedó mirando raro, como si yo hubiera sido la culpable.

—Hasta yo lo haría. A esa tipa tenían que ponerla en su sitio. —Me dijo una mujer pasándome por el lado; me puso las manos en el hombro y se fue.

Respiré hondo tomé mi cartera y me fui de ahí, por un momento no sentí hambre.

¿Qué tal si le pasaba algo? Y todo por mi arrebato.

***

Ya se había acabado mi turno y no he visto al doctor ni en pintura. Estuve e muy ocupada como para ir a verlo en su consultorio o en la sala de cirugía.

Muy en el fondo espero que no se haya agravado lo de Charlotte.

Me encuentro en el estacionamiento, tomándome una coca-cola. No es algo tan sano pero tenía sed y me gusta. Espero que el doctor no me odie por lo de Charlotte.

—Doctora Dennovan, ¿Aún no se ha ido?. —Escuché decir detrás de mí, la voz era más que familiar. Era el doctor.

Miré para atrás  encarandolo su mirada seria me hizo tragar saliva de inmediato.

—¿Ehm?... sí, aún estoy aquí. —Forjé una sonrisa temblorosa.

Por alguna razón me sentía avergonzada.

—No creo que esa sea una buena bebida, usted más que nadie sabe que el refresco no es bueno para la salud. Provoca cálculos en los riñones. —Señaló el refresco enarcando una ceja, ya lo tenía en frente, me dedicó una sonrisa ladeada. Por un momento solté una bocana de aire que sostenía inconscientemente.

—¿Esto...?—Me encogí de hombros restándole importancia—. Lo produce si lo bebes en exceso. —Le sonrío.

Me devolvió la sonrisa y un silencio algo incomodo arropó el estacionamiento.

—Ehm... ¿Cómo está Charlotte? ¿Ha sido grave su ataque de asma? —Pregunto para apagar el silencio.

—No ha sido la gran cosa, ella sufre de asma regular y pues el jugo se metió en su nariz causándole pánico. —Hizo una pausa—. Pero fuera de eso está bien, seguro ya está en su casa —finaliza.

Se para al lado mío y se recuesta en la puerta de mi auto ya que yo me encontraba en la misma posición.

—Eso está bien. —Me límite a responder y nuevamente vuelve el silencio.

—No me pareció bien lo que has hecho. Te has comportado como una niña inmadura. —Me regaña.

Le miro, pero él no me mira se queda mirando un punto fijo en el suelo. Me observa, me siento encoger internamente.

—Lo siento ha sido un impulso. —Miré al suelo no podía seguir obrservadolo.

No me estaba juzgado pero me sentía  una estúpida por sus palabras.

—Toma. — me entrega un papelito—. Aquí tienes mi número, la fiesta aún sigue en pie. O ¿no? enarca una ceja dubitativo.

Tomo el papel. Mi subconsciente da un brinco de alegría, no lo puedo creer.

—Claro que quiero ir.

Rebusco en mi cartera lápiz y papel escribo mi dirección; se la doy, él la toma y me sonríe.

—Bueno, es hora de que te vayas, ya es muy tarde para que estés en la calle. Te quiero completa para el sábado. —Me dice y pícaramente se acerca a mí.

Me toma de la mejilla, siento que mi corazón da un vuelco y late a mil millas por micro-segundos. Dios, temo sufrir un paro cardíaco. Su mirada es dulce y llena de fuego. ¡Ay!, ¡Ay!. Me volverá loca este hombre, su tacto hace que me estremezca en gran manera. Se acerca lentamente hacía mi rostro, su mirada recae en mis labios. Se sigue acercando e inconscientemente cierro los ojos esperando a que esos carnosos labios, abracen los míos.

De repente siento que algo frío toca mis mejillas.

—Buenas noches —susurra, abro los ojos de golpe y veo como se aparta rápidamente sin mirar hacia atrás.

Una punzada de decepción lástima mi corazón. ¡Auch! eso había sido malo, mi subconsciente esta temblando toda frustrada.

—Buenas noches —dije, mi voz era apenas audible.

Desaparece en el estacionamiento. Y una rabia repentina recorre mi sangre, pero... ¡Qué demonios ha pasado!

Entré al auto tiré un  portazo. Comencé a conducir de malagana.

Ni si quiera quiero pensar en mi cara de estúpida esperando un beso en los labios que nunca llegó.

Idiota, idiota, mil veces idiota, comencé a decirme a mi misma. Dándole golpecitos al volante.

Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

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capitulo editado.