Capítulo Dos
Respuesta #2 al Reto#6 del grupo de Facebook: Caldo de Toothcup para el Alma, especialmente dedicada a mi querida B. B. Asmodeus, que fue la... causante de esta segunda parte y a Sta. Fantasia que rogo que terminara este pedazo.
Book/Toothcup
Todos los personajes son de Cressida Crowell
Resumen: Hiccup se pone verde de solo recordar los gemidos de Fishlegs y los ruegos por más. La risita de Toothless en su oído no ayudaba, para nada, a superar el trauma vivido.
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Je ne m'attendais Pas
Hiccup no podía creerlo. Definitivamente eso NO podía ser cierto.
Cuando había partido de Berk, acompañado por un ansioso y renuente Toothless, había pensado que primero debería seguir gritándole a su padre por cometer semejante estupidez. Le había tomado más del tiempo esperado concretar su plan, pero en cuanto su padre marcho a tierras vecinas para renovar una alianza, tomo el drakkar menos llamativo y se lanzó al mar directo a Bersek.
Por supuesto, no esperaba encontrar lo que encontró.
Aun ahora, sentado a la mesa de los berseker, con su amigo hablando hasta por los codos, pero en puros susurros, no puede superar el trauma que lo recibió a su llegada.
Simplemente NO podía ser.
Cuando se enteró de que su amigo Fishlegs había sido el ''catalizador'', como dijo su padre, para hacer el trato de paz con Bersek, había imaginado TODO menos la situación actual.
Había imaginado a un Fishlegs encogido de miedo o totalmente roto, víctima de torturas y abusos. Esperaba, incluso, aunque JAMAS lo dirá, que su amigo hubiera muerto hacía tiempo bajo la mano de Dagur.
Pero llegar de incógnito y entrar como una sombra a la casa del jefe de Bersek, con pasos silenciosos y la espada apretada fuertemente en su mano izquierda, y encontrar a SU amigo con SU enemigo en medio de ESO.
Hiccup se pone verde de solo recordar los gemidos de Fishlegs y los ruegos por más. La risita de Toothless en su oído no ayudaba, para nada, a superar el trauma vivido.
—No es como si tu no hubieras hecho algo similar—sesea divertido el dragón, enrollándose con encanto en el cuello de su amo.
Hiccup, sonrojado un poco pero aun verde, golpea la cabeza de Toothless y lo silencia.
Lanza una mirada a Dagur, que lo miraba intensamente, como si esperara que sacara repentinamente su espada y atacara a todo el mundo. O tal vez, susurra su maliciosa mente, Dagur pensaba que Hiccup tomaría a Fishlegs sin aviso alguno y se marcharía en medio de la noche y lo alejaría definitivamente de él.
Ganas no le faltan para hacerlo, pero su amigo parece tan feliz e irradia tanta alegría que, simplemente, la idea de llevárselo se esfuma de su mente tan rápido como ha aparecido.
—Bueno, Fishlegs yo tengo que irme antes de que mi padre se dé cuenta que escape —es una mentira muy mala, y su corazón se estremece al ver la tristeza en los ojos de su amigo, pero debe marcharse antes de que su cerebro colapse.
Su amigo y el despiadado jefe de los berseker... ¿quién lo hubiera imaginado?
Haddock III se despide de su amigo con un efusivo abrazo y de Dagur con un asentimiento. Sus ojos verdes brillan en advertencia al berseker. Si algo le pasaba a su amigo el berseker la iba a pasar muy mal.
Dagur simplemente le sonríe, de esa forma retorcida que ponía los vellos de Hiccup de punta y que hacía que las rodillas de Fishlegs se aflojaran.
Al ver la mirada enamorada y deseosa que la pareja se lanza, Hiccup emprende la táctica huida, Toothless desternillándose de la risa en sus hombros, su vocecilla haciendo mella en la cabeza de Hiccup.
—Deberías ver tu ca... cara Hiccup—hipa el dragón mientras Hiccup sube al drakkar y hace su camino a Berk en medio de la noche.
—Estúpida lagartija—masculla y el dragón deja de reír.
Toothless se desenreda de los hombros de su dueño y sobrevuela sobre la cabeza de Hiccup hasta detenerse frente a sus ojos.
Lo mira con sus idénticos ojos verdes, el ceño fruncido en concentración y los labios algo retraídos. Hiccup se sorprende cuando de pronto el dragón toma sus mejillas entre sus patas y pega su hocico a su boca, en un pequeño beso.
—N... No estés ce... celoso humano—dice divertido y vuelve a besar a Hiccup.
Hiccup aparta la vista. No es que este celoso... no mucho. Pero ver que su amigo tiene lo que él no podía tener simplemente... simplemente lo hacía rabiar.
Toothless bufa, jala las mejillas de Hiccup y vuelve a besarlo. Esta vez Hiccup responde y luego hace un tierno e infantil puchero.
—Bien, estaré tranquilo.
Toothless le regala una sonrisa y vuelve a enroscarse en el cuello de su dueño.
—Te quiero tú... to... tonto.
Hiccup sonríe amparado por la oscuridad de la noche y acaricia las escamas de Toothless, allí donde hacía que el pequeño dragón se estremeciera y retorciera soltando pequeños gemidos y gruñidos.
—Yo también te quiero tonta lagartija.
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