El después de la catástrofe
La noche nuevamente había llegado a Melien, las calles poco a poco comenzaban a ser iluminadas por las luces artificiales de los focos y faroles. En la sala de la enorme mansión que pertenecía a Dahana dos chicas se mantenían sentadas, esperando, ambas en distintos sillones, con la mirada perdida y sin decir palabra alguna.
Hacía varias horas los escuadrones de la UESI se habían encargado del desastre causado por la bomba, las víctimas fueron trasladadas a la morgue y los escombros del lugar habían sido retirados por R, todo parecía estar en orden, solo que... No lo estaba.
La policía estaba furiosa y se había quejado con el gobierno sin embargo este se había hecho de la vista gorda y al parecer la UESI no se encontraba en problemas pero aún así tendrían que solucionar todo con relación a los atentados contra su líder, el recuento final de víctimas arrojó resultados que solo empeoraron el asunto, 110 muertos, entre ellos niños, bebés, ancianos, adultos... Ningún sobreviviente. Esto último cayó como un balde de agua helada sobre Dahana, quien se puso aún peor de lo que ya estaba.
Los escuadrones fueron notificados para que procedieran con el arresto de los supuestos culpables y luego R los interrogó antes de entregarlos a la policía, el resultado... Tenían más dudas que respuestas, todos estaban preocupados por su líder y Dahana, bueno, Dahana estaba peor que mal. Luego de que todo "terminara" le insistieron en que debía volver a casa y se habían quedado a acompañarla, sin embargo... La joven parecía más un fantasma que un ser vivo.
El silencio comenzaba a ser abrumador cuando finalmente la puerta que conectaba con los pasillos se abrió y entró Charlotte, tenía una cara que iba más allá de la preocupación, sus ojos mostraban ojeras prueba de que no había dormido nada en varios días, su cabello estaba revuelto y aún conservaba restos de polvo y pelusas del atentado de esa tarde, aún así lo más preocupante era el ligero temblor en sus manos, un temblor que solo presentaba cuando todo estaba por irse al demonio.
-¿Y bien?- R alzó la mirada, su semblante normalmente tranquilo e indiferente también estaba teñido por la duda y la preocupación.
Charlotte negó con la cabeza antes de dejarse caer a un lado de su compañera dando un suspiro desanimado.
-Nada, intenté hablar con ella pero...-
-¿No te deja entrar?- R pasó sus brazos por detrás del cuello de Cahrlotte para abrazarla.
-Lo que pasa es que no lo intenta, entré sin problemas, le hablé y nada... No me responde, solo asiente con la cabeza o niega, de vez en cuando dice "sí", "estoy bien" y ya... Eso es todo.- Charlotte recostó su cabeza sobre el hombro de R. -Tampoco quiso comer, le pedí un té de pétalos de rosa con manzanilla, su favorito, no lo miró siquiera, le encargué galletas y lo mismo, una tarta...- La rubia soltó otro suspiro y dejó que R le diera suaves caricias en el cabello. -No está dando resultados, simplemente se cerró demasiado y se niega a volver, no hace más que ver por su ventana y murmurar algo. No puedo soportar verla así.-
-¿Es la primera vez que le pasa?- Tania estaba pensativa y sorpresivamente tranquila.
-¿Qué le pasa qué?- R dejó un pequeño beso sobre la cien de Charlotte antes de concentrar por completo su atención en Tania.
-Esto... Perder a tanta gente, ser algo así como la causa, ver morir a alguien menor de edad.-
-No y sí.- R siguió mimando a Charlotte mientras hablaba. -Ha matado gente, pero nunca a un niño... Ni siquiera a un joven, y menos inocentes, solo cumplía erradicando criminales de alto rango o miembros de la mafia. Desde pequeña este ha sido su mundo, sangre, muerte, sin embargo con su madre y su abuelo en la cima no debía preocuparse, le daban misiones no muy oscuras. Una vez que pasó a ser líder se dio cuenta de la verdad, la UESI no solo es matar criminales de edad avanzada sino también niños. Sin embargo... Nunca había estado así de expuesta, nunca había sido chantajeada de esta manera y cuando se dio cuenta que era por ella simplemente no pudo recomponerse.-
-Además Dahana tiene un ideal bastante firme.- Charlotte se unió a la conversación nuevamente. -No quiere que nadie muera cuando ella puede hacer algo, lo de hoy fue justamente lo contrario... Jugaron con ella y lograron desestabilizarla.-
-¿Estás insinuando que todo fue parte de un plan para acabar con su determinación y seguridad?- Cuestionó Tania.
-No podemos descartar eso.- R habló recuperando un poco la calma. -Pero si fue todo obra de un plan para ponerla vulnerable y así erradicarla más fácil es obvio que su líder es una persona astuta que de cierta forma conoce a los Suredal, sobre todo a Dahana... Eso o alguien está filtrando información sobre nuestra líder.-
-No lo creo, no hace falta pensar mucho para que alguien se de cuenta de que a cualquiera le afectaría una masacre de ese tamaño mientras insinúa que fue su culpa.- Charlotte arrugó la nariz como un pequeño conejo. -Sobre todo a los líderes de organizaciones novatos, los jóvenes son fáciles de quebrar.-
-La verdad...- Tania se pasó las manos por el cabello. -Esto no me lo esperaba, Dahana es una líder de una de las mayores organizaciones gubernamentales, es una joven fuerte y aún así... No había pasado por algo así antes, aunque supongo que es entendible, sobre todo por su mundo y además solo tiene dieciocho.-
-Tú igual tienes dieciocho.- R ladeó la cabeza. -Y parece que ya pasaste por algo así.-
Tania asintió.
-Seis veces si contamos lo de hoy, por lo que veo ella y yo somos de mundos distintos aunque nos encargamos de hacer básicamente lo mismo.-
-Aguarda...- Los ojos de Charlotte emitieron una tristeza sutil. -¿Ya habías experimentado algo así?-
-Sí.- Tania respondió como si fuera lo más normal del mundo, y de cierta forma para ella lo era. -Desde pequeña crecí mis primeros años de vida en la mafia, vi miles de chicas ser abusadas, vi a mi madre cogerse a tipos ricos frente a mí, fui testigo de decenas de asesinatos y varias de sus masacres contra otros cárteles o simplemente vi como masacraba a las personas que no deseaba, niños muertos, cadáveres peores que los de hoy, todo a mis cuatro años. Luego me abandonó en un incendio, tuve que vivir en las calles hasta dar con mi padre, posteriormente lo vi ser asesinado, violado...- Tania apretó sus manos en puños y cerró los ojos intentando tranquilizarse, sin embargo cuando volvió a abrirlos estos estaban morados, estaba molesta. -Cuando él murió regresé a las calles, vagué sin rumbo, robaba para sobrevivir, maté para vivir, para no ser tocada... Luego llegó Valeska, me gustaría decir que fue una salvación encontrarla pero... Solo cambié de infierno. Ella pulió mis habilidades en combate pero me torturó de igual manera, física, mental y psicológicamente. Desde que supuestamente entré a la UES con ella me encargó las misiones más bruscas, nunca me importó, desde los catorce hasta ahora maté a todos los que me indicaba, entre ellos hubieron niños, fui la causa verdadera de cuatro masacres como las de hoy.-
-Es mucho para una sola chica...- Charlotte había ablandado su mirada, estaba llena de compasión.
-¿Recuerdan la catástrofe de Perian?-
-Más de 200 muertos, todos eran miembros de uno de los cárteles más peligrosos, sin embargo hubieron desenas de civiles envueltos en la masacre.- R hablaba con seriedad. -Todo porque un depósito de gas explotó, hubieron explosiones y además ataques de dotadas.-
-Exacto.- Tania observó sus manos. -Yo fui quien lo hizo, ordenes de Valeska. ¿La masacre del 009?-
-65 niños y adolescentes fueron encontrados muertos en un colegio fachada que se encargaba de entrenarlos para la mafia, además de que algunos tenían historial manchado.- R alzó una ceja. -¿Tú también?-
Tania asintió.
-¿El ataque de los túneles del metro? ¿La ciudad escarlata?-
-Ya veo...- R se sobó la cien. -Por algo el equipo de Valeska tenía tanta eficacia, pero entiende que Dahana no ha pasado por eso...-
-Lo entiendo.- Tania se puso de pie. -Por eso iré a hablar con ella.-
R no la detuvo.
Charlotte tampoco.
Una vez que la puerta se cerró a espaldas de la chica Charlotte se permitió derramar las lágrimas que había estado conteniendo.
-Eso es...-
-Horrible.- Completó R con sinceridad.
-¿Cómo una niña como ella aguantó eso? ¿Cómo lo aguanta? ¿Por qué tienen que someterse a algo así? Ambas...- Charlotte se limpió con una mano sus lágrimas. -No merecen esto, no merecen una vida así... Ellas deberían ir a la escuela, estar preparándose para la universidad, tener pareja, ir a fiestas, disfrutar de su libertad, sonreír, preocuparse por pasar exámenes... No tenían porque asumir estas responsabilidades, no tienen que manejar armas, dispararlas, cobrar vidas, cargar con eso, ver sangrar a los suyos, causar masacres, genocidios...-
-Son asesinas Lotty.- R suspiró. -Este es nuestro mundo, su mundo... Ya están en él, salir será difícil, solo les queda apoyarse y seguir, por encima de todo seguir adelante...-
-No lo merecían...-
-No.- R recargó su cabeza sobre la de Charlotte. -Pero nadie elige su vida, solo como vivirla, aunque incluso algunos no gozan de tal derecho.-
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