8
A la mañana siguiente Minho caminaba por los pasillos del reino, no había hecho mucho tras la ceremonia, se había encerrado en su habitación y comió solo lo que Changbin le llevó aunque no tenía ganas en realidad, se encontraba tan cansado de forma emocional que solo deseaba dormir. Al menos hasta el amanecer cuando empezó a resentir el no haber comido bien, por lo que salió en busca de algo.
Debía darse prisa y regresar a su habitación a tiempo, la familia de Hyunjin se había quedado ese día y regresarán a su reino en la tarde, pero no quiere encontrarse con los reyes, está cansado de escuchar qué debe hacer aunque apenas han pasado pocos días, no se imagina lo agotado que debió ser para Minju vivir así toda su vida y de nuevo se siente mal, porque su hermana había estado en formación desde joven y él simplemente tomó todo eso, todo lo que le habían prometido, sin aviso ni intención, se lo arrebató. No sabía que tuvo que ir a otro reino mientras pasaba todo ese desastre y piensa en las razones por las cuáles no se lo comentó, ¿Estará molesta? Ella le dijo que no lo estaba, pero tampoco se despidió antes de partir por sabrán los dioses cuántos días, incluso semanas.
Llega a la cocina, sabe que en ese momento aún no habrá nadie así que se siente en libertad, pero la vela encendida a la altura del suelo lo pone alerta. Hace una mueca mientras avanza con el puño derecho de su mano firme en caso que deba soltar algún golpe, pero se sorprende cuando ve a alguien pequeño. A la altura del gran barril de dónde sacaban agua, apenas una cadera se asomaba mientras unos pies patalean, no entiende, pero atinó a decir el único nombre que le venía a la mente.
— ¿Príncipe Seungmin?
— ¿Quién es? —pregunta, inclinándose para poder acomodarse y una vez de pie, sonríe—. Príncipe Minho, hola.
— ¿Qué hace despierto a esta hora de la noche?
— Verá, suelo tomar mucha agua durante la noche, pero antes de dormir me dió pena pedir un vaso, ahora me arrepiento, porque quise bajar por uno, pero el agua está más profunda de lo que puedo alcanzar.
Minho sonríe, no sabe si es por la inocencia del niño o por lo respetuoso que es desde tan corta edad, aunque debe anticiparlo ya que desde que Felix se presentó como omega habían estado entrenando a Seungmin cómo heredero del reino Hwang. Toma el vaso de las manos del niño y se acerca hasta el barril, incluso para él es un poco difícil de alcanzar pero consigue tomar el agua y luego de entregarle el vaso al niño, cierra el barril con la tapa.
Seungmin agradece y toma un gran trago, Minho sonríe al escuchar el suspiro de satisfacción que suelta una vez saciada su sed.
— ¿Qué hace usted despierto, príncipe Minho?
— Venía por algo de comer.
— Es cierto, desistió de la cena, ¿Mi familia lo hace sentir incómodo?
Minho tuerce su boca, sonriendo incómodo pero intentando que no se note mucho, Seungmin podía ser muy observador. El niño toma asiento en una de las sillas del comedor de la cocina, dónde solían comer los que trabajaban en esa área, era un poco pequeño pero se sentía acogedor. Minho suspira mientras se acerca a buscar algo entre los cajones.
— No es tu familia, me siento abrumado por todos los giros que ha tomado mi vida, pero sé que puede ser un poco confuso para ti.
— ¿Es por el bebé qué tiene en la barriga? —pregunta, Minho no lo ve pero Seungmin tiene un brillo más notorio en sus ojos ante la idea.
— Uhm, sí, es por el bebé.
— Debe ser emocionante.
Minho consigue una bolsita con galletas que al olfatear, nota un suave aroma a canela, supone que es mejor que nada. Sabe que el paquete es de un hombre que trabaja ahí pero puede reponerlo luego. Toma asiento junto a Seungmin, que al ver las galletas lo mira expectante, Minho eleva una ceja, solo tiene cuatro, pero pregunta por cortesía.
— ¿Eres alérgico a la canela?
Y cuando el niño niega, suspira dejando la bolsita en medio para que pueda agarrar también, Seungmin sonríe y toma una para poder empezar a comer. Minho hace lo mismo mientras piensa sobre si es emocionante o no, pero cuando nota que está esforzándose mucho en una respuesta puede darse cuenta que el menor ya ni siquiera espera una. Ojalá volviese a ser niño para olvidar tan rápido las cosas.
— ¿Vendrá a mi ceremonia de presentación, príncipe? —pregunta Seungmin, haciendo que Minho se sorprenda por su pregunta.
— ¿Yo?
— ¡Claro! Escuché que ahora es familia porque está casado con mi hermano, así que debe estar ahí.
Minho sonríe, finge pensar mucho en ello y cuando nota que el niño hace una mueca de impaciencia y frustración, ríe un poco.
— Solo si tú quieres que esté, que sea familia no significa que deba estar presente, tal vez no quieres verme.
— ¿Por qué no querría?
— Bueno, es la primera vez que hablamos.
— Pero me ayudó a conseguir agua y me dió galletas, ¿No somos amigos ya?
Pregunta confundido y Minho siente que su interior podría derretirse ante tan adorable conclusión. Mierda, en verdad deseaba ser así.
Hyunjin camina por los pasillos, había tenido que compartir habitación con Seungmin porque éste se mostró necio en dormir con él ya que no se verían en mucho tiempo y ya no podrían dormir juntos otra vez, pero al despertar ya no estaba. No le tomó mucho suponer que habría bajado a la cocina en cuanto recordó que Seungmin bebía agua de noche como si hubiese tenido el entrenamiento más difícil todo el día, pero al acercarse puede reconocer que alguien habla en la cocina, así que camina con sigilo pues no quería ser inoportuno. Pronto reconoce la voz de su hermano y se siente aliviado de que se encuentre ahí, pero se queda oculto al reconocer la voz de Minho también. ¿Qué hacía él ahí? Peor aún, hablando con Seungmin.
— Entonces iré a tu ceremonia de presentación.
Hyunjin pone sus ojos en blanco, seguro su hermano había invitado a Minho cuando él esperaba tener ese día de descanso de su realidad y poder ir sólo, a veces la amabilidad del niño era más una maldición cuando sobre ser discretos se trataba.
— ¿Estás nervioso? —pregunta Minho.
— Un poco —confiesa Seungmin y Hyunjin presta más atención—, mis padres aseguran que seré alfa pero... ¿Qué pasa si soy omega? Mi hermano Felix es hijo suyo, pero no es alfa, siento que lo tratan diferente a como son conmigo y Hyunjin, ¿Es malo?
Hyunjin siente su corazón contraerse, no deseaba que Seungmin sienta esa diferencia, no quería que se sienta obligado a ser alfa por el miedo de recibir un trato diferente, pero era obvio que el pequeño notaría que la gente pasa por alto a Felix, que las cosas no son sencillas para aquellos que resultan omegas y betas.
— ¿Tu hermano Felix es malo? —pregunta Minho.
— ¡Claro que no! Felix es asombroso —responde rápido Seungmin.
— ¿Crees qué yo soy malo?
— No, porque me dió agua y galletas, no puede ser malo.
— Entonces creo que ser omega no es malo después de todo —Minho eleva un poco sus hombros.
Seungmin asiente, era cierto, Felix y Minho no son malos, ambos son omegas, entonces los omegas no son malos. Parece más calmado con la explicación, pero no se sentía del todo tranquilo y al notar eso, Minho habló de nuevo.
— Además, si no eres alfa siempre puedes venir aquí. Yo seré rey y soy omega así que puedo asegurarte un buen lugar, ¿Qué opinas? Podrías estar todo el día con Hyunjin, aunque él no me cae tan bien como tú.
Seungmin ríe por eso último pero asiente, esta vez sintiéndose menos inquieto de verdad, porque sabe que incluso si es omega puede estar con su hermano entonces las cosas ya no suenan tan mal. Hyunjin, que ha permanecido oculto y en silencio, sonríe, no le agrada del todo Minho pero agradece que le brinde palabras de consuelo a su hermano. Decide no intervenir y regresar hasta su habitación.
¿Por qué debía ser tan confuso? Minho siendo amable con las personas pero un completo odioso con él, aunque si lo pensaba mejor, no es que él mismo intente aportar un buen ambiente. Entonces decide que no pueden seguir en ese constante tira y afloja que solían llevar, no puede seguir sin importarles lo que le pasa al otro pues a diferencia de antes, ahora estaban muy relacionados. Así que decide dirigirse hacia la habitación de Minho y esperar afuera de su puerta a que regrese, necesitan hablar y hacerlo bien, no acabar con alguien comentario mordaz hacia el otro aunque considerando el temperamento de ambos era como pedirle un milagro al destino y si algo había quedado claro es que ellos no eran sus favoritos.
La idea vuelve a su mente, será papá. No entiende como se puede seguir sintiendo tan ajeno, como si no fuera real pero era el motivo por el cuál se encontraban ahí. Era como si su mente lo olvidara por unos momentos hasta que al recordarlo se seguía sintiendo muy extraño.
— ¿Hyunjin?
El mencionado levanta la mirada, Minho camina hacia él con una cara de confusión.
— Te esperaba
— Eso puedo notarlo —dice el chico—, ¿Ocurre algo?
— ¿Podemos hablar? Es algo un poco privado.
El chico asiente, abriendo la puerta de su habitación para invitarlo a pasar. Hyunjin se queda parado en su lugar pensando en lo indebido que es, que él ingrese así a su habitación en un horario imprudente y como si Minho pudiese leer su mente acaba por mirarlo con una expresión de incredulidad.
— Nos hemos casado y te la has pasado gritando a los cuatro vientos la cantidad de veces que intimamos, le aseguro, príncipe Hwang, que a nadie le resultará raro si lo ven entrar o salir de mi habitación.
Y Minho tenía un punto, agresivo, pero un punto. Así que ingresó, cerró la puerta tras él y se quedó caminando a pasos cortos por la habitación mientras Minho toma asiento en su cama.
— Tenemos que dejar de ser tan tontos entre nosotros —dice Hyunjin.
— Ya veo que lo tuyo no es aminorar lo que debes decir antes de hablar, ¿Cierto?
— Hablo en serio, Minho. Antes podía no importarnos lo que pasaba con el otro, pero te recuerdo que ahora somos esposos y si uno cae, el otro también.
— ¿Por qué habríamos de caer?
— Somos un desastre, en el reino nadie nos quiere, a mí por ser alfa y a ti por negligente.
— ¿Por qué lo tuyo es por algo que no puedes controlar y lo mío por mis acciones? —pregunta, ofendido.
— Porque es la verdad, he hecho las cosas bien y nada parece convencer a tu gente.
— Y yo no he hecho nada y tampoco los convence, a las personas les disgusta todo.
— También debemos dejar de discutir por todo —dice, Minho solo murmura algo que no entiende pero tampoco le toma atención—. Es en serio, Minho, no lo sabes porque nunca te has inmiscuido lo suficiente, pero estás entrando a la boca del lobo. Los nobles solo esperan que alguien caiga y que el heredero directo sea omega no hará las cosas más fáciles.
— ¿Por qué habría de preocuparte eso?
— ¡Porque no dejaré que pongas en riesgo a mi hijo!
Se queja, ambos se quedan sorprendidos por lo dicho, incluso el propio Hyunjin, "mi hijo", siente que sus labios cosquillean al decirlo, era su bebé. Se siente de pronto muy cansado, Minho parece notarlo y palmea a un costado de su cama, Hyunjin no quiere discutir así que se limita a tomar asiento mientras apoya sus brazos en sus piernas, mirando hacia el suelo, que frustrante era toda esa situación.
— También es mi bebé —dice Hyunjin—, pero desde que se dió a conocer la noticia ni siquiera he podido estar cerca, porque todos me dicen qué hacer y cuando me acerco a ti, discutimos. Es mi hijo y no he tenido la oportunidad de hacerme a la idea porque nadie me deja estar malditos cinco minutos a su lado para comprender que existe, ¿Sabes qué es eso? No, porque tú estás en todo momento con él, has podido hacerte a la idea de que hay vida en ti, pero yo veo tu abdomen y todavía no puedo asimilarlo, no logro comprender que mi bebé crece en ti y es molesto.
Hyunjin de pronto puede ver en el suelo los pies de Minho, las calcetas sucias por haber estado caminando por todo el lugar sin calzado, entonces levanta su mirada y el chico frente a él se nota avergonzado. Antes de preguntar cualquier cosa, Minho toma la mano de Hyunjin y la dirige hacia su vientre aún plano, pero deja que coloque ahí su palma bajo su camiseta.
Hyunjin se sorprende pero no dice nada, no quiere arruinar el momento y arriesgarse a que Minho acabe dándole un golpe mientras se aleja, en cambio, se dedica a sentir la calidez de su piel. Sabe que aún no podrá sentir ningún movimiento, pero su mente empieza a asimilar y es lo único que necesita.
Minho lleva a su bebé.
Él va a ser papá. No, ellos van a ser papás.
Entonces suspira, saca su mano y apoya su frente en el abdomen sobre la tela. Minho quiere quejarse y retroceder pero las palabras de Hyunjin lo hacen quedarse quieto.
— Un bebé. Por los dioses, debemos hacer las cosas demasiado bien o nos convertiremos en nuestros padres.
Y Minho empieza a entender que no son enemigos, que no pueden estar peleados toda la vida si deseaban que aquello funcione al menos para el reino, no, por sobre ello, para el bebé que tendrían juntos, porque no quiere que ese pequeño crezca sintiendo rechazo o cualquier cosa que él sintió por parte de sus padres. Debía hacer las paces con Hyunjin, incluso consigo mismo.
— Haremos las cosas bien —afirma Minho.
Hyunjin levanta su mirada apoyando aún su barbilla en el abdomen de Minho, que solo sonríe con una expresión decidida y sus palabras hacen que Hyunjin sonría también.
— Los nobles no sabrán ni qué los golpeó.
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