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7

Las campanas del castillo Lee empezaron a sonar al medio día, confundiendo a la gente del pueblo que empezaba a murmurar sobre qué podría estar pasando, la última vez que habían escuchado esa campana había sido en las nupcias del actual rey con la omega que venía de una familia noble del pueblo, entonces una idea apareció de forma colectiva en sus mentes, ¿Una boda? Muchos no supieron si alegrarse, pues seguro se trataba de la princesa Minju con el príncipe Hyunjin. El pueblo amaba a la heredera, siempre demostrando ser capaz y leal, denotando desde temprana edad que haría muchas cosas buenas por el pueblo, pero había algo en Hyunjin que hacía pensar a la mayoría del reino Lee que era un oportunista al casarse con otra alfa para gobernar sobre ellos. Aún así, dispuestos a dar su mejor cara, decidieron seguir con sus vidas hasta que hicieran oficial el aviso.

Pero en la capilla dentro del castillo, Lee Minho caminaba casi en forma automática hasta el altar donde Hyunjin ya lo esperaba, lucía a qué tampoco había logrado conciliar sueño en la noche. Ocupando las pocas bancas del lado derecho estaban el rey y la reina Hwang, junto a sus hijos Felix y Seungmin. Del lado izquierdo, el rey y la reina Lee. Minho buscó con su mirada a Minju, necesitaba verla para calmar los nervios pero no la encontró en ningún lado y entonces supo que estaba siendo un completo descarado si esperaba que estuviera presente para darle apoyo cuando estaba casándose con el que era su prometido. En cambio, mordió su mejilla interna mientras Changbin lo miraba con tristeza desde la esquina de una habitación.

El sacerdote del pueblo, incómodo con la situación, carraspeó un poco antes de dar inicio a la ceremonia. Hyunjin se removió en su lugar, temeroso de decir o hacer algo que no corresponda, ya que en su reino no habían sacerdotes, era una de las diferencias del reino Lee pero ahora tenía que adaptarse porque sería su hogar desde ese momento. El hombre adulto continuó hablando mientras la mente de Minho pensaba si sería prudente huir en ese momento y cuánto tiempo le tomaría llegar hasta su caballo antes que un guardia lo alcance.

— Pueden decir sus votos.

Minho entonces miró a Hyunjin, en ese punto, las parejas solían tener listo un gran discurso jurando amor eterno y completa devoción, pero ambos chicos se observaban sin saber qué decir con exactitud. Y el joven Lee supo que si esperaba a que Hyunjin hable, entonces les tomaría años, porque el chico no sabía qué se debía decir en los votos ya que en su reino las cosas eran diferentes. Consciente de eso, resopló.

— Yo, Lee Minho, prometo... Prometo ser alguien digno para el reino y para esta alianza.

Tomó el anillo del cojín que sostenía el sacerdote y lo colocó sin mucho interés en el dedo de Hyunjin. El rey Lee se tensó en su lugar, su hijo se había abstenido de decir algo respecto al matrimonio, esperaba incluso un falso "amor y lealtad", pero dijo algo meramente del reino haciendo que la situación fuera aún más incómoda.

— Yo, Hwang Hyunjin, prometo ser alguien de quién estén orgullosos como familia y gobernante.

Habló, haciendo que su madre lleve una mano hacia su rostro, Hyunjin también evitó mencionar algo del matrimonio, ambos chicos prometieron ser dignos del reino en medio de una ceremonia que debía ser para jurar devoción, el sacerdote se limitó a ver cómo el heredero colocaba el anillo también en el dedo de Minho. Continuó de forma rápida deseando acabar pronto con eso para salir de ese lugar donde no entendía la razón para que se asemeje más a un funeral.

— Si nadie tiene un motivo por el cual esta pareja no deba unirse en matrimonio el día de hoy, entonces por el poder que me otorga la autoridad real y el Todopoderoso, yo los declaro de ahora en adelante, esposos.

Minho sentía que iba a desmayarse ahí, incluso las náuseas estaban haciéndolo salivar de más, pero le habían dicho que no podía mencionar nada respecto al bebé frente al sacerdote que desconocía el motivo del repentino matrimonio. Aunque dudaba que fuese por causa del bebé, más bien, eran náuseas por el miedo de su nueva vida, porque ahora era esposo de Hwang Hyunjin, un chico que hasta el día en que tuvieron intimidad no había entablado una plática adecuada, inclusive esperaba a su hijo pero desconocía más allá de su apellido y edad.

Por su parte, en una carroza en la entrada del reino, Lee Minju salía junto a su dama de compañía, escuchando las campanadas que anunciaban el final de la ceremonia. Sentía un hueco en su estómago, sus padres le habían indicado irse a otro lugar mientras la situación se calmaba y sin poder oponerse, hizo sus maletas para partir al reino vecino donde se hospedaría bajo una mentira que habían planeado los reyes. Sentía que todo le daba vueltas y su corazón dolía, no sabiendo muy bien a qué atribuir ese malestar, al hecho de que su hermano se había casado con la persona que le gustaba a ella, o porque no pudo al menos estar con él para apoyarlo. Seguro estaba aterrado en ese sitio, nunca estuvo en las reuniones ni los banquetes, ahora estaba sólo con gente que tomó las riendas de su vida y Minju se sentía mal de dejarlo ahí.
Asomó su cabeza por la ventana para ver por última vez el castillo esta vez más pequeño, pero aún pudiendo distinguir el sonido de la campana antes de sonreír con tristeza, acomodándose de nuevo en su asiento para poder apoyar su cabeza sobre el hombro de su dama que tarareaba una canción que siempre calmaba a la princesa.

— Una boda de otoño...

Murmuró Minju, cerrando sus ojos para poder descansar.

Hyunjin toma asiento en una banca en cuanto el sacerdote sale. Su vida ahora está sellada y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo, aunque decirlo era el descaro en su máxima expresión porque estaba seguro que incluso de tener la opción, de nuevo no haría nada que fuese en contra de los deseos de sus padres.

— Entonces... Ahora estás casado —escucha la voz de Felix, pero no levanta la mirada—, lo que es en verdad triste es que debas quedarte en este reino tan repulsivo —esta vez susurra, pero consigue que Hyunjin sonría por primera vez en el día.

— ¿No es lo bastante lindo para el príncipe Felix? —pregunta Hyunjin.

— Es lindo, sí, pero en lo que respecta a los nobles, bueno, ellos son unos buitres y tú, querido hermano, la carroña.

— Príncipe Felix —escuchan la voz de la reina Lee—, es un gusto poder disfrutar de nuevo de su compañía, ha pasado un buen tiempo desde la última vez.

Dice la mujer, queriendo acercarse a darle un abrazo, pero estando cerca arruga la nariz y se detiene, algo que basta para que Felix sonría de lado mientras se cruza de brazos evitando cualquier contacto.

— Disculpe mi imprudencia, reina Lee, olvidé mi supresor de aroma.

— Me he percatado de ello... Bueno, ha sido un gusto verlo de nuevo pero debo retirarme para tratar unos asuntos con Minho.

La mujer hace una reverencia antes de irse, dejando a Felix entretenido con su reacción pero a Hyunjin molesto.

Los omegas solían tener aromas dulces que encantaban a la gente, por eso decían que había que tener cuidado con ellos pues podía volverse adictivo. Pero ese no era el caso de Felix, que al presentarse como omega se vió acompañado del aroma a petricor, cosa que desagradaba a mucha gente que no veía encanto en oler a tierra mojada y no titubean en hacerle saber su desagrado al chico. Fue motivo suficiente para que éste creciera con un complejo cuando recién se estaba acostumbrado a ello, pero cuando Seungmin le dijo que olía a los días de lluvia en los que salían a jugar en los charcos, es que al fin se sintió menos avergonzado de su aroma y trató de portar lo con orgullo aunque debido al desagrado de la gente que no toleraba ese "olor a césped mojado o lodo", es que debía usar supresores para no oler a nada o que al menos fuese más desapercibido.

— Creo que a la reina no le gusta el aroma a lluvia —dice Felix con desinterés.

— Aborrezco que se alejen por tu aroma con la velocidad y el rechazo que tendrían con alguien contagiado de peste.

— Me he acostumbrado.

— No deberías, que no sea algo de su agrado no les otorga el derecho de ser tan desagradables.

— ¿Tú hablándome de eso, Hyunjin? —preguntó, elevando su ceja izquierda.

El mencionado puso sus ojos en blanco antes de ponerse de pie. Miró a su alrededor, sus padres hablaban con los de Minho mientras éste permanecía junto a ellos, pero con la mirada por completo perdida en la nada aunque podía notar que los adultos le decían algunas cosas, frunció sus labios y se acercó con la mayor tranquilidad que podía transmitir.

— ¿Interrumpo algo? —pregunta, con una sonrisa.

— Nada relevante —habla el rey Lee—, discutíamos acerca de los planes que se llevarán a cabo desde ahora.

— Ellos no nos darán el reino aún —habla Minho de forma rápida.

Hyunjin se conmociona, pero intenta no reflejarlo en su rostro. Se supone que al casarse se volverían reyes pronto, no tenía prisa por gobernar pero, y que alguien le aclare, se habían casado tan rápido por eso, entonces saber que no era la idea en verdad le resultaba confuso y casi como un engaño.

— ¿Qué te he dicho sobre meterte en asuntos cómo estos, Minho? —pregunta la reina, indignada.

— Me dices que no me entrometa en asuntos que no me conciernen, madre, pero esto lo hace, así que no estoy desobedeciendo.

— ¿Por qué..? —la pregunta sale de Hyunjin en voz baja.

— Minho no está calificado para esto —responde el rey Hwang—, es por completo razonable que no ascienda al trono aún.

— ¿Entonces cuándo? —pregunta Hyunjin, con tono duro.

— Cuando se considere apto para gobernar.

— ¿Y yo? ¿Saben lo injusto que es para mí? Desde que nací estoy siendo dirigido por todos los caminos que me llevarán a reinar, ¿Ahora esos veinticuatro años dependerán de cuándo alguien que jamás fue entrenado esté listo?

— Hyunjin, no levantes la voz.

Pero el chico se encuentra en realidad frustrado, solo puede mirar a Minho con el ceño fruncido, mientras éste mira hacia el suelo. Genial, ni siquiera podía levantar la mirada en esa situación, ¿Cuánto tendría qué esperar? ¿Por qué tenía que depender ahora de él? Antes ni siquiera se dirigían la palabra y ahora debía hacer un buen trabajo, tener expectativas de él, de alguien conocido en el reino por ser un completo desastre, ¡Por los dioses! Él era odiado por ser un supuesto aprovechado, y Minho rechazado por su propia gente porque nunca ha demostrado interés en ellos, ¿Cómo no se había dado cuenta qué eran un completo caos? Tan pronto la noticia de su boda se propague quedarán en ridículo, un matrimonio desastre, él podía defenderse con sus cualidades pero debía cargar con Minho.

Entonces, en medio de las palabras que había dejado de escuchar de los reyes, pudo ver a Minho, aún cabizbajo, cubrir su vientre con sus brazos y todo el coraje se disipó.

Porque esperaba a su hijo.

Minho esperaba a su hijo.

Por eso estaban en esa situación. Entonces sonrió, eran tan desastrosos que no podía unirlos algo tan común.

— Disculpen, debo hablar algo con el príncipe Lee, así que procedemos a retirarnos.

Y sin esperar una respuesta, Hyunjin posa su mano sobre el hombro de Minho para dirigirlo fuera de la capilla. Los adultos se quedan hablando, sabía que no harían intento por detenerlos aunque estén hablando asuntos importantes pues sus opiniones ni siquiera serían tomadas en cuenta, solo debían obedecer, como siempre. Pero Hyunjin empezaba a cansarse de eso. Ambos chicos caminan en silencio por unos minutos, solo disfrutando la calma del pasillo silencioso a comparación del caos anterior.

— ¿Qué querías decirme? —pregunta Minho.

— Nada, en realidad, solo quería escapar de ese lugar y pensé que sería la persona más cruel si te dejaba ahí en medio.

— Así que el príncipe Hwang puede mentir, eh.

— Aunque creo que sí debería hablar contigo algo que debí hacer desde hace unos días —hace una pausa, pero continúa ante la mirada curiosa de Minho—. Esperas a mi hijo, pero no pude siquiera decirte algo antes al respecto.

— Oh, es eso... Muy abrumador, ¿No?

— Bastante, ya es difícil para mí asimilarlo, no imagino cómo debe ser para ti, considerando que lo llevas en tu interior.

— No lo digas así, se siente como si fuese un bicho o algo, pensarlo de esa forma hace que se sienta más aterrador.

— Vamos a ser papás —dice, casi intentando convencerse a él mismo más que decir algo obvio.

— La carta que te mandé con Changbin decía que tenías oportunidad de huir o algo pero no lo hiciste así que, sí, ahora estamos casados y seremos padres.

— Somos los siguientes al trono, Minho, no teníamos posibilidades de elegir desde un inicio.

Minho sonríe de lado, deteniéndose pero mirando aún hacia el frente. Hyunjin se detiene también, curioso de la acción del chico.

— Esa es una de las diferencias entre Minju y yo, a mí no me gustan los cobardes.

Dice y se da la vuelta para dirigirse hacia cualquier otro lado. Hyunjin se queda en su lugar por completo sorprendido, incluso se atreve a decir que ofendido, ¿Cobarde? ¿Cómo alguien como Lee Minho se puede atrever a decir eso? Hyunjin ha pasado toda su vida intentando convencer a sus padres de hacer otras cosas cuando estos le dan una orden, él sabía por experiencia que nada los hace cambiar de opinión mientras que Minho creció sin exigencias, sin la impotencia de desear algo y no poder conseguirlo.

Mientras tanto, la noticia empezaba a correr por el pueblo cuando uno de los hombres del castillo sale montando a caballo, gritando la noticia acompañado de una campana.

— El príncipe Minho ha contraído nupcias con el príncipe Hyunjin. El príncipe Minho ha contraído nupcias con el príncipe Hyunjin. Larga vida a nuestros futuros reyes.

La gente se conmociona, sobre todo los nobles que estaban seguros, el matrimonio sería de Minju y Hyunjin. Son los primeros en pensar que es desagradable que ahora el reino quede en manos de Hyunjin, ya que era el alfa y por obviedad no podría pasar a manos de Minho, pero de ahora en adelante debían fingir agrado si querían estar en buenos términos con los futuros reyes y vaya que necesitarían de mucha suerte considerando que la otra parte del matrimonio era Minho, a quien pocas ocasiones veían en eventos porque sabían inventaba excusas para huir del castillo.

Mientras tanto, el lado de los plebeyos estaba en confusión con su sentir, porque sabían que Minho no era el heredero más recto y calificado para ascender al trono, que toda esa expectativa siempre recaía en Minju. Pero por otra parte, querían darle un voto de confianza porque significa que sería el primer rey directo que es omega, y la idea sonaba agradable quitando todo el riesgo que podía conllevar, porque la mayoría de la población era omega y beta pero aún así muchas cosas estaban destinadas hacia los alfa, así que el pensamiento de que tal vez al fin tendrían alguien en el trono que piense en ellos fue un cobijo que los abrigó ese día en espera de más noticias al respecto.

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