14
Aunque el anuncio oficial cuando se revela un omega o alfa en las familias reales debe ser público, en el reino Hwang hace siglos qué se hace primero el anuncio dentro del castillo antes de mandar al portavoz a gritarlo por todo el reino. Esto por respeto a los nobles qué los visitan desde otras tierras y claro que la vanidad agradece la oportunidad de ser los primeros en saber la noticia.
Minho, Hyunjin y Felix permanecen sentados en una de las tantas filas de sillas, la más cercana al trono donde tomará asiento el hijo a revelar, que es Seungmin. Los hermanos Hwang se sienten impacientes, para muchos era el momento para descubrir el futuro del reino pero para ellos, de cómo sería tratado de ahora en adelante su hermano menor. Minho puede oler muy débil el aroma de angustia en ellos, sabe que no es tan fuerte en Felix porque usa supresores en los eventos con la finalidad de no molestar a otros con el aroma a petricor, pero ahora que puede pensar en eso nota que nunca ha olido el aroma de Hyunjin.
La duda se asienta en su mente pero sabe que no es momento para cuestionar eso, así que aprovechando que está entre ambos chicos toma sus manos consiguiendo qué cese el suave movimiento en las piernas de ambos.
— Tranquilos, todo estará bien.
— Creo que ni siquiera en mi revelación me sentí tan ansioso —se sincera Felix.
— Pasará lo que deba pasar, está hecho —dice Minho—, no tuvimos control de nuestros géneros, tampoco lo tendremos sobre otros.
Hyunjin asiente mientras resopla, se siente frustrado de no poder hacer nada.
Entonces, empiezan a percibir un aroma dulce al momento que la trompeta anuncia la entrada del príncipe, los hermanos Hwang se tensan cuando ven a Seungmin sentarse en el trono con una amplia sonrisa, pues distinguen el aroma a chocolate qué desprende de él, sin embargo, cuando hacen otro poco de esfuerzo, notan un ligero toque a café qué hace que puedan respirar en calma otra vez.
— Larga vida al príncipe Seungmin, heredero Alfa del reino Hwang.
Las personas se ponen de pie y aplauden coreando «¡Larga vida al príncipe heredero!».
El equilibrio amargo del café en el aroma dulce impregna la sala, Minho recuerda eso, cuando el aroma dulce de miel y limón llenó la habitación del castillo Lee de la misma forma qué el aroma de Seungmin lo hace ahora pues, los primeros días el aroma es más fuerte por ser algo nuevo. Pero se siente satisfecho qué a diferencia de ese día donde todos lo miraban con decepción a él, solo hay admiración hacia Seungmin.
Eso pasa siempre qué eres alfa.
— Siento que mi corazón finalmente dejó de cabalgar —dice Hyunjin.
Minho observa a las personas ponerse de pie pasa felicitar al más joven, ellos no son la excepción. Los tres se levantan y caminan hasta Seungmin, dejan qué las personas que los rodean expresen sus buenos deseos y finalmente, el menor les sonríe.
— Heredero alfa.
— Heredero alfa —repite Hyunjin, sonriendo.
— Te dijimos que no había nada de qué angustiarse —dice Felix.
Minho eleva su ceja, divertido de escucharlos decir eso cuando minutos atrás estaban temblando hasta las uñas.
— Si necesitas algo solo debes decirnos —agrega Minho.
Seungmin asiente con una sonrisa. Quiere levantarse y abrazarlos pero sabe que en ese momento debe permanecer ahí para agradecer a los invitados.
Los tres chicos hacen una pequeña reverencia y se retiran, Felix quiere decir algo pero siente el aroma a lavanda acercarse, hace una mueca mientras mira a Hyunjin, que parece notarlo también pues aunque su expresión es neutral, puede ver su cuerpo tenso.
— Príncipes Hwang —dice una voz femenina—. Qué agradable sorpresa.
Los tres chicos voltean hacia la voz. Minho ve a una mujer noble junto a una chica que se notaba muy tímida, incluso avergonzada.
— Vizcondesa Lee, que grato contar con su presencia —dice Hyunjin con una expresión qué deja ver incongruencia con sus palabras.
— ¿Faltar a la revelación del heredero? Imposible. Además, sirve como punto de encuentro entre la nobleza del reino.
— Veo que sigue buscando consorte para Chae Ryeong.
— Por supuesto, mi Chae es un diamante. Podría reconsiderar la propuesta de la casa Lee.
Felix tose incómodo y sorprendido ante el descaro de la mujer. Minho se tensa, Hyunjin suspira con cansancio antes de mostrar una falsa sonrisa.
— Disculpe, conoce mi postura con el reino Lee.
— Escuché que Minju partió a otro reino. Pensé que...
— Siento interrumpir —dice Hyunjin—, pero mi postura no es con la princesa Minju.
Comentó haciendo énfasis en el título de la princesa al notar la informalidad de la mujer, que se mostró confundida.
— Pero eso es imposible, si no es Minju...
— Permita qué haga la correcta presentación —agrega Hyunjin, tomando la mano de Minho—. Le presento al príncipe Lee Minho, mi esposo.
La mujer se queda en silencio. Su hija se ve sorprendida pero al mismo tiempo parece más tranquila. La comisura de la mujer se eleva un poco en una sonrisa torcida antes de reír. Felix se mantiene tenso mientras nota el enojo emanar de Hyunjin. Minho está en verdad incómodo y ahora recuerda el disgusto hacia esos eventos, era objeto de burla en el reino Lee pero se sentía avergonzado de serlo también ahí.
— Príncipe Hwang, tiene un sentido del humor muy ácido.
— ¿Qué le parece gracioso, Vizcondesa?
— Con respeto del presente, incluso en el reino Hwang es sabido que al príncipe no le importan estos asuntos. Si quiere evitar la unión con mi Chae pudo inventar algo más creíble.
Changbin y Chan, que se habían mantenido cerca aunque no lo suficiente para molestar a la nobleza, se sorprenden ante esa falta de respeto y dan un paso para acercarse hasta la mujer; sin embargo, Hyunjin levantó su palma para indicarles quedarse en su lugar.
— Creo que la Vizcondesa debe recordar que, pese a todo, sigo teniendo autoridad dentro del reino Hwang. Le ha faltado el respeto a nuestros reinos, pero sobre todo al príncipe Minho y a mí. No haré un escándalo por respeto a la ceremonia de mi hermano, pero debo informar qué ya no requerimos la presencia de su familia en los siguientes eventos.
La mujer ahora parece en verdad sorprendida, la hija mantiene la cabeza inclinada.
— ¡Pero príncipe!
— Creo que ahora entiende que no estoy bromeando sobre mis nupcias.
— ¡Pero yo no creí que-!
— Le recomiendo, Vizcondesa —interrumpió Hyunjin—, que se retire antes que mi orden aplique para los nietos de sus bisnietos.
La mujer se pone roja de la cara debido al coraje, mientras da la vuelta indicando a su hija qué se retiren. La chica hace una reverencia pero ya no se ve incómoda, incluso Minho piensa que se ve más aliviada qué al momento de llegar.
— Que insolencia —menciona Felix.
— La Vizcondesa insistió mucho desde el nacimiento de Chae Ryeong para aliarse conmigo en matrimonio —habla Hyunjin, ante la confundida mirada de Minho—, claro, nunca hubo oportunidad debido a que apenas nací se me emparejó con la princesa, pero nunca dejó de insistir. Anhela un puesto más alto.
— Siento pena incluso por su hija —menciona Felix—. Su madre la trata como algo que puede cambiar.
Minho y Hyunjin miran con incredulidad a Felix, cuando éste cae en cuenta de sus palabras contra la irónica situación a la que se vieron forzados a casarse, se disculpa con una expresión de vergüenza.
Aunque no hubo más altercados de ese tipo, bastó ese incidente para darse cuenta de cómo los ven en el reino Hwang. Cómo un chiste.
Minho se siente apenado de arrastrar a Hyunjin a eso, al príncipe recto qué siempre causó admiración en su reino y del que ahora se burlaban cómo si estuviera contando el chiste más gracioso cuando les dice a otros qué se ha casado con él.
✦ . * ˚ ✦
Habría deseado qué el camino de regreso fuera tan ameno como el que tuvieron de ida, sin embargo, aunque no quisieron verse afectados el comentario de la Vizcondesa había sembrado una semilla de angustia qué crecía con cada pensamiento sobre no poder cambiar la imagen del reino sobre ellos. Pero sobre todo, desde el viaje ambos no habían hablado mucho y Minho sentía un extraño retroceso en la relación de paz qué habían conseguido al fin.
El chico permite a Changbin ayudarlo a colocarse los zapatos mientras termina de prepararlo. Esa tarde reciben a los herederos de los otros reinos y tras el suceso del reino Hwang, Minho siente más presión al respecto.
Un par de toques en la puerta los distraen, Minho no pregunta quién está al otro lado y solo dice "pasa" pues sabe que solo una persona toca esa puerta: Chan. Lo que lo lleva a preguntarse si antes no se había percatado qué nadie en su reino lo busca o si solo había decidido ignorarlo, su estómago se contrae al notar qué ni siquiera los empleados lo hacen.
— El príncipe Hwang ha recibido finalmente a todos los herederos —dice Chan.
Su postura de espalda recta y puño sobre el pecho lo desconcierta siempre, no está acostumbrado a tanto respeto pero ya le había pedido no ser tan recto y éste se negó, diciendo que no debería esperar menos de él ni de nadie.
— Bajo en un momento —dice Minho—, ¿Todo en orden?
— El príncipe habla con ellos en el área Oeste, la qué solicitó para el evento, alteza.
— Es el jardín más bonito para un evento así.
— Y los guardias descansan junto a los hombres de apoyo en la zona qué designó para ellos.
— ¿Están cómodos?
— Por supuesto, alteza. El cochero del reino Choi dijo que nunca había recibido esa atención en otros reinos.
— Perfecto, bajo en un momento.
Minho dejo que Changbin termine de acomodar su camisa, asegurando que el vientre abultado no se note aún. El príncipe pudo notar qué Chan seguía ahí, lo que era extraño pues en otra ocasión se habría ido con una reverencia.
— ¿Pasa algo?
— Quisiera comentar algo, si me lo permite.
— Por supuesto, Chan, no deberías pedir permiso. Hay confianza entre nosotros.
— Asisto con mi padre a eventos desde muy joven como parte de mi entrenamiento. Nunca había presenciado hospitalidad hacia los guardias, menos hacia la gente de apoyo como el cochero o los mozos qué se encargan del equipaje y servir a sus amos en otros reinos.
— Bueno... Pienso en que odiaría ir a otro lugar y que Changbin deba estar a mi lado de pie haciendo nada.
El mencionado infla su pecho con orgullo mientras Chan sonríe.
— No sé cuánto tiempo los reyes Hwang me permitan permanecer en mi posición, alteza. Solo quiero decir que ha sido un gusto conocerlo y que sé que sus ideas llegarán muy lejos.
Minho sonríe con alegría, después de tantos pensamientos negativos sobre él mismo es feliz escuchando eso de alguien tan sincero y honrado. El príncipe se levanta mientras extiende ambos brazos.
— Vamos, haré toda una presentación siendo escoltado por dos guardias tan buenmozos.
Ambos guardias sonríen mientras se disponen a escoltarlo hasta el área donde Hyunjin habla con los herederos.
El área Oeste es una amplia sala donde se pueden realizar bailes, pero a diferencia del salón principal, ésta tiene una gran mesa para merendar en reuniones menos formales qué las cenas qué organizan sus padres, era ideal para merendar algo y hablar sin tanta etiqueta, pues conecta con un gran jardín qué aporta paz a sus reuniones.
Tras varios minutos en silencio, la omega Rina toma una galleta mientras habla.
— Debo reconocer, príncipe Hwang, que a mi hermano y a mí nos sorprendió esta invitación.
— Imagino eso, princesa, confieso qué por un instante dudé de tan generosa asistencia.
— No nos atreveríamos a rechazar la invitación pese a la sorpresa —habla Miyeon.
— Nos alegra mucho escuchar eso —dice Minho, haciendo presencia en el salón mientras va del brazo de ambos guardias junto a él.
Los herederos hacen una pequeña reverencia mientras permanecen sentados. Minho toma aire, sabe que con su llegada, Hyunjin no tardaría en hablar sobre su situación. Pero está bien, el plato finalmente se rompería, no, ya estaba roto, solo fingía qué aún podía comer de él como si no se estuviera cortando cada que desea comer por si mismo.
— Quiero aprovechar la presencia del príncipe Minho para hablar de un tema delicado —dice Hyunjin.
— ¿Al fin nos dirán el motivo de la invitación? —pregunta Jeongin.
Ambos príncipes asienten mientras permanecen de pie. Hyunjin, que siempre fue hábil con las palabras, no sabe qué decir pero intenta explicarse.
— Cómo saben, Minho y yo nos hemos casado hace unos meses.
— Una boda sospechosamente veloz —habla de nuevo Jeongin, elevando su ceja ante las miradas—, ¿Qué? No pueden fingir no pensar lo mismo, todos sabemos que su alianza era con Minju.
— Es muy grosero decirlo así —murmura Daniel—. Sigue siendo invitado, príncipe Yang, no olvide algo tan importante.
— Es cierto, mi alianza estaba planeada con la princesa Minju... Pese a eso, nos hemos casado, aún así, los reyes Lee han decidido qué no somos aptos del trono aún.
El desconcierto en los invitados es notable.
— ¿Eso es posible? —pregunta Miyeon.
— Somos entrenados desde el nacimiento para eso, ¿Cómo podrían evitarlo? —dice Yang.
— Alegan mi falta de capacidades —responde Minho.
— Aún así... Es injusto para el príncipe Hwang —dice Daniel—. Habría sido mejor dejarlos ascender y que el peso del poder se incline a él mientras el príncipe Lee se capacita.
— Creemos qué quieren encontrar una alianza pronta para mi hermana y hacer que ella ascienda.
— Sabemos que ser omega puede ser un conflicto para ellos pero... ¿atreverse a tanto?
— Necesitamos su ayuda para evitar que eso pase.
— ¿Por qué? —dice Rina—. Se han quitado el peso de seguir sus órdenes si es así, vivan su vida cómo deseen.
— Además, ¿Por qué nos meteríamos en problemas así? —agrega Jeongin—. Hasta hoy no habíamos hablado, ni siquiera nos encontramos en los eventos... Además, no quiero ser grosero, pero tampoco creo que el príncipe Minho, que nunca mostró interés por esto, merezca el reino más que Minju.
— No lo quiero para mí... yo...
Minho toma su camisa desde su espalda y la ajusta otro poco, dejando ver el abultado vientre de cinco meses. Los presentes se sorprenden genuinamente y Miyeon se pone de pie.
— Por los dioses, dudamos de su capacidad ¿Y considera que lo mejor es confirmar nuestras sospechas de sus deficiencias?
— En cinta, ya veo la razón del casamiento acelerado —dice Jeongin con una mueca—. Príncipe Hyunjin, ¿No puede controlar a su omega en celo y quiere controlar un reino?
Minho jura escuchar a Hyunjin gruñir con enojo aunque su expresión es molesta, como si hubiese hecho un ruido qué solo él puede escuchar y se sorprende de pensar que pudo ser una reacción de su lobo.
— No juegue con mi tolerancia, príncipe Yang.
— Esto es una burla, me retiro —dice Miyeon.
Los únicos que permanecen sentados son los mellizos, Rina parece entender mejor la situación al ser una omega y Daniel simplemente empatiza gracias a su hermana.
— Por favor.
Minho cierra los ojos mientras se pone de rodillas, causando conmoción en el lugar cuando su frente toca sus manos apoyadas sobre el suelo.
— No merezco consideración, he sido un estorbo toda mi vida, pero no quiero que esas oportunidades a las que nunca tuve acceso las sufra mi hijo, condenado al rechazo si sus padres no ascienden al trono.
Hyunjin intenta qué Minho se levante, pero éste se aferra a su posición.
— No piensen en mí al tomar la decisión, piensen en el heredero Lee y en el esfuerzo de Hyunjin, sé que entienden eso, también han perdido su infancia por el trono, no dejen que el sacrificio de Hyunjin sea en vano por culpa de un omega descarriado.
Hyunjin siente su corazón estrujarse y solo puede mirar a los alfas con enojo, enojo por forzar a Minho a ello con sus palabras.
Minho se queja y se incorpora sobando su vientre, pues un dolor punzante aunque breve se asienta debido a la posición.
— Déjame llevarte a descansar —dice Hyunjin mientras lo ayuda a ponerse de pie.
Los betas intentan ayudarlo pero solo consiguen una mirada de enojo por parte del príncipe. Ambos se alejan mientras entienden que en ese momento Hyunjin quiere protegerlo él mismo.
El más alto carga a Minho, que menciona sentirse mejor.
— La reunión terminó, lamentamos hacerlos perder el tiempo —dice Hyunjin.
— Príncipe Hw-
— Dije que terminó —se queja usando su voz de alfa qué hasta ese momento jamás había usado.
Los herederos permanecen callados mientras ambos príncipes abandonan la sala, los betas se retiran diciendo que alguien podrá escoltarlos a sus cuartos cuando terminen de comer. Y en silencio, los cuatro se sientan de nuevo a pensar en lo que han presenciado. El silencio sepulcral se asienta mientras siguen repitiendo las escenas en su mente una y otra vez hasta que Daniel habla.
— Mis padres jamás habrían arriesgado su orgullo por defenderse mutuamente.
Los demás niegan, de acuerdo con sus respectivos padres cada uno.
— Mi madre habría preferido el divorcio y casarse con otro rico qué tirarse al suelo —dice Jeongin.
— De haber hecho eso, mi padre habría pedido qué se lleve alguien más a su omega qué hacerlo él mismo con tal de seguir en la reunión —murmura Miyeon.
— Creo que hemos visto algo que ni ellos mismos han notado.
— Creo que hablo por todos cuando digo que algún día nos casarán con alguien que jamás habíamos visto, ¿Cierto?
Todos asienten a las palabras de Rina y se miran, casi acordando solo con la mirada algo que no se habrían atrevido a hablar en voz alta.
— Al demonio —dice Jeongin— Que al menos uno de nosotros sea feliz.
Y con esas palabras, los cuatro pactan ayudar a los príncipes esperando que el desenlace acabe bien para todos, pues ponían en juego sus propios juicios ante la mirada de sus padres al apoyar a dos personas que, a palabras de otros, estaban perdidas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro