❄️. . . PARTE TRES
Cuando Jinhae despertó fue a causa de algo sobre su rostro, lo quitó frunciendo el ceño tratando de regresar a dormir, por un momento pensando que lo había logrado pero de nuevo ese algo cayó sobre su rostro de manera tosca golpeando su cara. Soltó un pequeño gruñido quitándolo de nueva cuando, esta vez abriendo sus ojos despacio.
Por las aberturas de la cortina se metía un poco la luz del sol, entonces con toda su fuerza de voluntad quedó sentada sobre su cama notando dos cuerpos redeándola en la misma.
Jinhae mira a su hermanos durmiendo y lo primero que se cruza por su cabeza es; ¿Qué están haciendo aquí?
Nada más simple y confuso que eso.
No entendiendo la situación se levantó con cuidado de no despertar a los dos chicos, la mano de Seokjin había caído sobre su rostro cuando esté comenzó a moverse buscando cubrirse de los rayos del sol que se colaron por la ventana. Jinhae los miró al escucharlos quejarse, estos aún dormidos terminaron abrazándose uno al otro.
Ella no lo pensó dos veces antes de tomar su teléfono para hacer una fotografía del momento, una magnífica forma para burlarse de ellos, en definitiva. Empezó a grabar y caminar buscando mejores ángulos, de un momento se escuchó a Seokjin.
—Jinhae —las palabras salieron atropelladas, apenas distinguiendo lo que dijo—. ¿Desde cuándo tienes brazos tan fuertes? —murmura frunciendo sus cejas y pellizcando dicho lugar.
Jinhae se lleva su mano libre a su boca impidiendo que una carcajada se escapara de esta.
Namjoon también comenzó a removerse en su lugar haciendo muecas.
—Déjame dormir —se quejó con voz ronca, eso fue más que suficiente para Jin, pues abrió los ojos de golpe poco después. Nam repitió su acción solo que abriéndolos más despacio y algo de pereza, eso cambió al encontrarse con el rostro de su hermano. Ambos se empujaron buscando alejarse lo más posible del otro terminando en el suelo. Jinhae no pudo aguantar más y soltó una carcajada llamando la atención de los otros dos.
—Estoy pensando seriamente subir esto a internet
—Ni se te ocurra, Kim Jinhae —se olvidaron por completo de su disputa para mirarla amenazantes.
—Puedo hacerme rica con un vídeo como este, chicos. Debieron pensarlo mejor antes de invadir mi habitación anoche. ¿Alguno puede explicarme qué están haciendo aquí? —se cruzó de brazos esperando una respuesta, pero a su mente llegó un recuerdo de la noche que la hizo desconcertar—. Un momento, no recuerdo haber vuelto a mi habitación, creo que yo... —se quedó en blanco unos segundos.
Recuerdos vagos de la noche anterior comenzaron a golpearla, pero sin duda, lo que más la preocupó fue acordarse como de un momento a otro empezó a descarga todos sus pensamientos al chico vestido de Santa Claus.
Empezó a negar con la cabeza. No, no podía haber hecho eso. Seguro solo... no, no encontraba excusas.
Pero tampoco tenía pensado aceptarlo.
Miró a sus hermanos, que hasta el momento se mantuvieron en silencio viéndose entre ellos y de reojo a ella. Ellos sabían algo, eran hermanos y tanto como ellos decían conocerla, ella también los conocía.
—Jinhae... —habló Namjoon después de soltar un suspiro, viendo como Jin asintió para incorporarse sentándose en la cama.
—¿Qué? ¿Por qué me están viendo así?
—Necesitamos hablar contigo acerca de un tema —Jin se acercó primero hasta ella—. Pero creo que primero deberíamos comer algo, ¿algo en específico que quieras desayunar?
Jinhae entrecerró los ojos, desconfiada de las intenciones de sus hermanos. Jin y Namjoon evitaban su mirada directa, como si intentaran ocultar algo importante. Ese comportamiento no era usual en ellos, y su intuición le decía que no se trataba de algo tan simple.
—¿Desayuno? —repitió, arqueando una ceja. Miró a Jin, quien ya estaba de pie y tratando de alisarse el cabello con las manos—. ¿Desde cuándo eres tan considerado por las mañanas?
—No te pongas paranoica, solo estamos hambrientos —intervino Namjoon, poniéndose en pie con una sonrisa nerviosa—. Y probablemente tú también lo estés
—Claro... —murmuró Jinhae, cruzándose de brazos—. Pero no me desviaré tan fácilmente. ¿Qué es lo que quieren decirme? ¿O acaso esto tiene que ver con anoche? Porque la verdad no me acuerdo de nada y la verdad me sorprende no estarme quejando por la resaca —hizo una mueca—. Odio beber
Ambos hermanos se detuvieron en seco. Jin carraspeó y Namjoon se rascó la nuca con torpeza, lo que solo avivó la curiosidad y el recelo de Jinhae.
—¡Eso es un rotundo sí! —exclamó, señalándolos con el dedo—. ¡Los conozco demasiado bien!
—Está bien, pero calma —dijo Jin con un tono conciliador, levantando las manos como si intentara apaciguarla—. Mira, siéntate con nosotros en la cocina. Esto no es algo que podamos resolver así como así
—Eso suena como una trampa —refutó Jinhae, pero al ver las expresiones serias en los rostros de sus hermanos, decidió seguirles el juego. Quizá si los dejaba hablar, todo tendría sentido.
Rato después la cocina estaba inundada por el aroma del café recién hecho y el sonido de las tostadas saltando del tostador. Jin se movía con agilidad, preparando un desayuno simple, mientras Namjoon se ocupaba de llenar los vasos con jugo de naranja.
Jinhae estaba sentada frente a ellos, tamborileando los dedos sobre la mesa con impaciencia. La verdad odiaba los momentos así, cuando las personas empiezan a hablar sobre algo y nunca terminan de contar.
—¿Van a soltarlo ya? ¿O tengo que amenazarlos con el vídeo? —dijo, mientras les lanzaba una mirada inquisitiva.
Namjoon dejó el vaso frente a ella y suspiró profundamente antes de hablar.
—De acuerdo... —comenzó, mirando a Jin, quien asintió para que continuara—. Anoche tú... bueno, digamos que te tomaste algunas libertades después de la fiesta
—¿Libertades? —repitió Jinhae, frunciendo el ceño—. ¿Qué clase de libertades?
—Por favor, escúchame antes de que te alteres, ¿sí? —pidió Namjoon, con un tono tranquilo—. Decidiste desahogarte con un desconocido... bueno, no tan desconocido. Era Kook, un amigo que forma parte de nuestro grupo, disfrazado de Santa Claus. ¿Eso lo recuerdas?
Jinhae se quedó paralizada. Por un momento, creyó que no había escuchado bien. Unos instantes después pequeño flashes de la noche anterior se hicieron presentes.
Oh.
—¿Qué? —preguntó en un hilo de voz.
—Dijiste... muchas cosas, Jinhae —añadió Jin, sirviéndose un poco de café y relamiendo sus labios para después verla—. Fue en definitiva un monólogo que dejó a Jungkook bastante... confundido. Nunca le hablamos a los demás chicos acerca de... Tae —un escalofrío recorrió a la chica ante la mención—. De entre todos ellos Jimin es el único que sabe la verdad, por obvias razones
Ella se llevó una mano a la frente, horrorizada. Los recuerdos vagos de la noche anterior cobraron más fuerza: su voz, sus confesiones, y el rostro de alguien que escuchaba pacientemente detrás de una barba falsa.
—No puede ser... —susurró, cerrando los ojos con fuerza.
—Jungkook-ah nos contó un poco de como te sientes, Jinhae —comenzó Namjoon sin verla, en su lugar con la vista pegada en la taza de café—. No sabíamos... nada de eso y-...
—Nos hemos dado cuenta que no fuimos los mejores hermanos después de que Taehyung se fue —Jinhae se mordió los labios escuchando como la voz del mayor se quebró un poco.
Ella no pensaba eso de ellos. Solamente, era difícil de explicar.
—Hicimos mal en actuar como si nada hubiese pasado, lo sabemos. Pero la verdad no sabíamos que más hacer, creímos que si tal vez no mirabas como nos sentíamos al respecto sería menos difícil para tí
—A nosotros también nos sigue doliendo, Jinhae. Es algo que... nos acompañará siempre —frunció los labios—. Taehyung-ah es alguien difícil de olvidar, ¿no?
—A veces siento que en algún momento va a pasar la puerta gritando emocionado qué es la hora perfecta para hacer muñecos de nieve —los chicos guardaron silencio escuchando atentos. Finalmente alzando la mirada notando las mejillas húmedas de su hermana—. Yo... odio estas fechas porque sé que eso no pasará. Y las cosas se volvían aún más difícil cuando los veía a ustedes, parecían haberlo superado tan rápido
—Jinhae... —murmuró Jin con suavidad, pero su voz temblaba levemente. Se levantó de su asiento y rodeó la mesa para acercarse a ella. Namjoon también parecía afectado, su usual calma era sustituida por una expresión llena de culpa.
—Nunca lo superamos, Jinhae —respondió Namjoon finalmente queriendo aclarar eso—. Solo... nos esforzamos en aparentar que estábamos bien porque creíamos que eso te ayudaría. No queríamos que cargaras con nuestro dolor además del tuyo
Jinhae dejó escapar un sollozo entrecortado, incapaz de contenerlo más. Las lágrimas rodaron libremente por sus mejillas mientras abrazaba su taza con fuerza, como si el calor del café pudiera consolarla de alguna manera.
—Entonces, ¿por qué nunca me dijeron nada? ¿Por qué actuaron como si todo estuviera bien? —preguntó en un susurro, alzando la mirada hacia sus hermanos, sus ojos brillando por las lágrimas.
—Porque no sabíamos cómo hacerlo —admitió Jin, colocándose detrás de ella y apoyando las manos en sus hombros—. No queríamos arruinarlo más. Pero ahora veo que al intentar protegerte, solo te hicimos sentir más sola
Namjoon asintió, y luego añadió con un tono de voz suave:
—Jungkook nos hizo darnos cuenta de eso. Nos dijo que anoche, aunque estabas algo ebria, hablaste con mucha claridad sobre cómo te sientes. Sobre cómo has estado lidiando con todo esto en silencio
Jinhae tragó saliva, sintiendo el peso de sus emociones acumuladas durante tanto tiempo. No sabía si debía agradecerle a Jungkook o evitarlo para siempre después de esa noche. Pero había algo reconfortante en saber que, a pesar de sus errores, sus hermanos la querían y estaban dispuestos a escucharla ahora.
—Perdónenme por no decirles nada antes —dijo finalmente, con la voz rota—. Pensé que no les importaba o que era mejor que lo manejara sola
—No tienes que enfrentarlo sola, Jinhae. Somos familia —dijo Jin, apretando suavemente sus hombros—. Y eso significa que estamos aquí para ti, incluso si no lo hemos demostrado de la mejor manera
Namjoon se acercó y tomó las manos de Jinhae entre las suyas.
—Lo haremos mejor a partir de ahora, te lo prometemos. Pero también necesitamos que confíes en nosotros. Que nos digas cuando las cosas se vuelvan demasiado para ti
Jinhae asintió lentamente, sintiendo que un pequeño pero significativo peso se levantaba de su pecho.
—De acuerdo... pero solo si ustedes hacen lo mismo. No quiero que finjan más, ¿entendido?
Los tres se miraron con una mezcla de tristeza y determinación, sellando un acuerdo tácito. Quizá la ausencia de Taehyung nunca dejaría de doler, pero juntos podrían aprender a convivir con ese dolor y a apoyarse mutuamente.
—Bueno, ahora que estamos hablando de cosas serias... —dijo Jin, rompiendo un poco la tensión mientras señalaba el desayuno—. ¿Comemos antes de que esto se enfríe? Porque honestamente, no planeo escuchar más sermones con el estómago vacío
La risa tímida de Jinhae llenó el espacio, y Namjoon sonrió ampliamente. Por primera vez en mucho tiempo, sentían que estaban en el camino correcto, como familia.
❄️❄️❄️
El día tan esperado había llegado, faltando tan solo unas horas para que sea navidad. Jinhae se encontraba en medio de sus hermanos caminando por la nieve entre risas cuando Namjoon se hundía en la nieve y Seokjin dejaba salir una estruendosa carcajada.
—Mis votas están repleta de nieve, para cuando lleguemos a la cabaña de Jimin seguro comenzarán a gotear —se quejó.
—Pues espero que Jimin tenga un buen trapeador
Seokjin rió mientras avanzaban, dejando a Namjoon detrás, quien intentaba sacudir la nieve de sus botas con movimientos torpes. Jinhae no pudo evitar unirse a las risas, aunque trató de contenerse al ver la expresión de fastidio de su hermano.
—Deberías haber elegido botas más resistentes, oppa —dijo con una sonrisa burlona, ajustándose la bufanda al cuello.
—Oh, claro, porque tú eres la experta en moda para nieve —replicó Namjoon con sarcasmo, levantando las manos—. Pero está bien, sigan riéndose. Ya verán cuando Jimin me invite a sentarme cerca del fuego mientras ustedes se congelan
—Eso suena a un plan ideal, considerando lo torpe que eres. Seguro derrites la nieve con tus caídas antes de que llegues al fuego —dijo Seokjin, provocando otra ronda de risas.
El trío finalmente llegó a la cabaña de Jimin, que se encontraba decorada con luces cálidas y una corona de muérdago en la puerta. Desde el interior, podían escuchar el eco de risas y música, señal de que los demás ya habían llegado y estaban en pleno apogeo.
—Llegamos justo a tiempo —comentó Jinhae mientras tocaba la puerta.
Fue Jungkook quien abrió, vistiendo un suéter navideño ridículamente adorable con renos bordados. La sonrisa que le dedicó a Jinhae fue suficiente para hacerla sentir un ligero calor en las mejillas, se convenció que solo se trataba del frío.
—¡Pensé que se habían perdido en el bosque! —exclamó Jungkook, apartándose para dejarlos pasar—. Jimin está en la cocina terminando de preparar el chocolate caliente
—Perfecto, porque yo estoy muriendo de frío —dijo Namjoon, quitándose las botas mojadas con cuidado antes de entrar.
Jinhae miró a su alrededor, notando cómo los amigos de sus hermanos habían llenado la cabaña con un ambiente cálido y festivo. Sin embargo, su atención regresó inevitablemente a Jungkook, quien seguía mirándola con esa expresión juguetona en el rostro.
—¿Qué? —preguntó ella, arqueando una ceja.
—Nada —respondió él, encogiéndose de hombros—. Solo me sorprende que hayas decidido venir después de... bueno, ya sabes
Jinhae sintió que el calor en sus mejillas se intensificaba al recordar su conversación de la noche anterior. No estaba lista para hablar de eso, pero tampoco podía ignorarlo.
—No lo menciones —dijo rápidamente, desviando la mirada—. Solo quiero disfrutar de la noche, ¿sí?
—Como quieras, pero si necesitas hablar... aquí estaré —dijo Jungkook, con un tono más serio.
Antes de que pudiera responder, Seokjin apareció entre ellos con un plato de galletas navideñas y las mejillas abultadas.
—¡Dejen de coquetear y vengan a probar esto! Son las famosas galletas de Jimin, y necesito a alguien más para confirmar que están deliciosas, aunque sin ganarle a las mías, por supuesto
—¡Te escuché! —gritó el nombrado.
Jinhae rodó los ojos, pero permitió que Seokjin la arrastrara hacia el resto del grupo. Jungkook la siguió de cerca, sin borrar esa sonrisa que parecía saber algo que ella no.
La noche apenas comenzaba, y aunque Jinhae no estaba segura de cómo enfrentaría las conversaciones que inevitablemente surgirían, decidió dejarse llevar por el momento. Después de todo, era Navidad, y tal vez, solo tal vez, merecía disfrutarla por una vez.
Dentro de la cabaña, el calor del fuego y el aroma a canela y chocolate la envolvieron de inmediato. Jinhae se quitó los guantes mientras sus ojos recorrían el lugar. Hoseok y Yoongi estaban en un rincón decorando un pequeño árbol de Navidad, bromeando entre ellos.
Decidió acercarse. Después de todo, no quería repetir la frialdad de la última vez.
—J-Hope, Yoongi —dijo con una sonrisa genuina—. El árbol está quedando increíble. ¿Quién eligió las decoraciones?
Hoseok giró sorprendido por su tono cálido y notando ese pequeño gran detalle al momento de dirigirse a ellos. Pronto le devolvió la sonrisa, radiante como siempre.
—¡Fui yo, claro! Sabía que alguien apreciaría mi buen gusto
—Mentira —interrumpió Yoongi con su habitual tono tranquilo—. Fue Jimin quien insistió en los colores. Yo solo seguí órdenes
La chica soltó una leve risa, disfrutando de la dinámica entre ellos.
—Bueno, sea quien sea, hicieron un gran trabajo. Me gusta cómo combinan las luces con los adornos
Hoseok asintió, satisfecho, y Yoongi le lanzó una mirada aprobatoria. Era un pequeño paso, pero para Jinhae era importante.
Después de un rato hablando con ellos, se despidió para ir a la cocina, pero antes de marcharse, Yoongi la llamó.
—Por cierto, Jinhae
—¿Sí?
—Puedes llamarme Suga —respondió guiñando el ojo, sacándole una sonrisa.
Asintió con entusiasmo antes de irse. Bien, al parecer todo iba bien.
Cuando cruzó el umbral de la cocina, Jimin apareció con una bandeja de tazas de chocolate caliente frente a ella provocando un leve sobresalto en ella. Al verla, sus ojos brillaron con una mezcla de sorpresa y alegría.
—Jinhae, ¿quieres una? —preguntó, extendiéndole una taza cuidadosamente.
Ella asintió, tomando la taza con una sonrisa.
—Gracias, Jimin. Todo esto… está muy bonito. Has hecho un gran trabajo con la cabaña
El rostro de Jimin se iluminó. Era raro que ella le dirigiera cumplidos sin reservas, en sí, era raro que le siguiera la conversación pero no se quejaba de ello, todo lo contrario.
—Me alegra que te guste. Pensé que tal vez no vendrías, pero estoy feliz de que estés aquí
Jinhae sintió un nudo en la garganta, pero no de incomodidad, sino de algo cálido.
—Estoy tratando de disfrutar más estas cosas. Y gracias por insistir
Jimin no pudo contener su alegría y asintió antes de ser llamado por Seokjin para una discusión sobre galletas.
—Niña, acomódate esa bufanda bien, que aunque estés aquí adentro el frío parece seguir en tu sistema —le dice el mayor viéndola de reojo con una galleta en mano—. Ya pareces Rodolfo el reno
—Muy gracioso
—No es broma —interviene Namjoon apareciendo de pronto provocando otro mini-infarto en ella. Este se acerca acomodando su bufanda, o en un intento de ello—. Ya quedó
Lo siguiente que escuchó Jinhae fueron las risas de Jin y Jimin mezcladas, ella frunció el ceño bajando la vista encontrando un montón de nudos en la prenda. Rápidamente regresó los ojos hacia el Kim qué según la estaba ayudando.
—¡Yah! Esto no va así —refunfuña tratando de deshacer dichos nudos pero sin lograr algo positivo. Las risas se siguen escuchando de fondo—. ¡Jin, ayúdame!
—Se te ve excelente así, podrías ser un único de la moda —se burla ganándose una mala mirada.
—Jimin —recurre comos segunda opción.
—Estoy de acuerdo con Jin hyung —ella bufa.
—Te ayudo-...
—¡Ni te me acerques, Kim Namjoon!
—Pero yo-...
—Qué no, he dicho
—Como quieras —se retira ofendido, no sin antes tomar una de las galletas.
—Yo te puedo ayudar —por tercera vez en ese momento la voz a sus espaldas la asusta, Jungkook se posiciona frente a ella.
Él la miraba con una expresión de falsa inocencia, pero la sonrisa juguetona en sus labios delataba sus intenciones. Jinhae suspiró, aunque no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa.
—¿Tú también piensas burlarte de mí? —preguntó, cruzándose de brazos.
—Para nada —respondió él, levantando las manos en señal de rendición—. Solo quiero ayudarte. Aunque... no puedo prometer que no me ría un poco mientras lo hago
Ella rodó los ojos, pero se inclinó ligeramente hacia él, permitiéndole acercarse. Jungkook tomó los extremos de la bufanda con cuidado, sus dedos rozando su cuello por un instante, haciendo que el corazón de Jinhae diera un pequeño vuelco.
—Eres un desastre con esto, ¿lo sabías? —murmuró él mientras deshacía los nudos con sorprendente destreza.
—No es mi culpa que Namjoon decida jugar al diseñador —se defendió.
Jungkook soltó una leve risa y terminó de acomodarle la bufanda, ajustándola con delicadeza alrededor de su cuello.
—Listo. Ahora sí pareces una persona normal, no un experimento fallido
—Muy gracioso, gracias —dijo ella, aunque su tono era más agradecido que sarcástico.
Jungkook no se movió de inmediato, manteniéndose cerca de ella. Sus ojos oscuros tenían una calidez que hizo que Jinhae desviara la mirada por un segundo.
—¿Qué? —preguntó, sintiéndose un poco incómoda bajo su escrutinio.
—Nada, solo me alegra verte aquí esta noche —respondió él, inclinando ligeramente la cabeza—. Y quería decirte algo, es mejor dicho una confesión
Jinhae lo miró con curiosidad, sin saber qué esperar.
—¿Una confesión?
—¿Recuerdas aquel día en que llegué a tu puerta vestido de Santa Claus? —comenzó, una leve sonrisa asomando en sus labios.
—¿Cómo olvidarlo? Pensé que eras un loco perdido —respondió ella, arqueando una ceja.
—Bueno, en parte sí lo era —admitió él, rascándose la nuca—. Pero… la verdad es que no estaba perdido. Ni necesitaba el baño
Entrecerró los ojos, confundida.
—¿Entonces?
Jungkook respiró hondo, como si estuviera armándose de valor.
—Quería conocerte. Había oído hablar de ti por tus hermanos, y cuando te vi ese día, me pareciste… interesante. Así que inventé esa excusa tonta solo para acercarme
La confesión la tomó por sorpresa. Jinhae parpadeó, procesando sus palabras.
—¿Estás diciendo que toda esa escena fue… planeada?
—Improvisada, más bien —aclaró él con una sonrisa tímida—. Pero funcionó, ¿no?
Ella lo miró fijamente, tratando de decidir si debía sentirse halagada o irritada. Finalmente, optó por lo primero.
—Eres increíblemente extraño, Jeon Jungkook
—Eso ya me lo han dicho antes —respondió él, riendo suavemente. Luego, con un tono más serio, añadió—. Solo quería que lo supieras. Y también… que esta noche me hace feliz que estés aquí
Jinhae sintió un calor extraño en el pecho, diferente al del fuego de la chimenea. Asintió, sin saber exactamente qué responder, pero dejando que una pequeña sonrisa se formara en sus labios.
El momento fue interrumpido por la voz de Seokjin desde la sala.
—¡Jinhae, Jungkook! Si no vienen ahora, me como todas las galletas.
Jungkook soltó una carcajada, retrocediendo un paso.
—Creo que deberíamos salvar algunas galletas, ¿no crees?
Ella asintió, siguiendo a Jungkook de regreso al centro de la acción. Pero en su interior, sabía que esa noche había algo diferente, algo que la hacía sentirse más cómoda, más feliz.
Se dio cuenta de ello mientras miraba a los chicos desde el sofá improvisando un karaoke y haciendo bailes extraños qué le sacaban más de una carcajada. En un breve momento de todo esto, Jinhae sintió algo caer justo en su naríz, pensando que solo se trataba de una basura del aire por todo el desastre que estaban ocasionando esos seis, la quitó de su rostro solo para darse cuenta se trataba de un copo de nieve.
¿Cómo había llegado hasta allí si todo estaba cerrado?
Entonces, justo empezó a sonar una canción que conocía bien.
La canción favorita de su hermano.
De Taehyung.
White Christmas.
—¡Jinhae, ven, esa canción te la sabes! —Namjoon y Seokjin se encargaron de colocarla de pie.
Titubeó al principio, mirando a sus hermanos con los ojos ligeramente abiertos por la sorpresa. Era cierto, conocía bien la canción. Tae siempre solía cantarla cada Navidad, asegurándose de llenar el ambiente con su cálida voz y aquella peculiar manera de envolverlos a todos en un momento de armonía.
Era como una tradición para él.
—Vamos, Jinhae —insistió Namjoon, sonriendo ampliamente—. Es Navidad, ¿qué mejor momento para cantarla juntos?
Ella miró alrededor, sintiendo todas las miradas en ella. Hoseok y Yoongi le sonreían desde el árbol, animándola con un gesto. Jimin se inclinó un poco hacia adelante desde el sillón, sus ojos mostrando un entusiasmo genuino. Incluso Jungkook, parado a su lado, parecía estar esperando con expectativa, sus labios curvados en una pequeña sonrisa.
Respiró hondo.
—Está bien, pero solo si ustedes no me interrumpen con sus tonterías —bromeó un poco, apuntando a Seokjin, quien levantó las manos en señal de inocencia.
La música comenzó a sonar en la cabaña, y Jinhae cerró los ojos por un instante, dejando que la melodía la envolviera. Sus labios comenzaron a moverse, cantando las primeras líneas con una voz suave pero clara, que poco a poco fue ganando confianza.
—I'm dreaming of a white Christmas... Just like the ones I used to know...
La habitación se llenó de silencio, salvo por la canción y la dulce voz de Jinhae. A medida que continuaba, los recuerdos de Taehyung se agolpaban en su mente: su risa, la manera en que siempre intentaba animarla cuando estaba triste, cómo lograba que cada Navidad fuera especial.
Para cuando llegó al estribillo, los demás comenzaron a unirse, sus voces mezclándose con la de ella en perfecta armonía. Incluso Jungkook cantaba junto a ella, con su tono cálido que la hizo sentir acompañada.
Cuando la canción terminó, Jinhae abrió los ojos y se encontró con todos sonriéndole. Una mezcla de emociones la invadió, pero principalmente gratitud. Por primera vez en mucho tiempo, no sentía que faltara algo en esa noche especial.
—Lo hiciste genial —murmuró Jungkook junto a ella, tocándole suavemente el brazo.
Ella asintió, sus ojos brillando con algo que podría ser felicidad.
—Gracias
Seokjin se levantó, aplaudiendo dramáticamente.
—¡Es oficial, Jinhae es la estrella de nuestra Navidad!
—No seas exagerado —dijo ella, pero una sonrisa inevitable apareció en su rostro.
Namjoon se acercó y le dio un abrazo cálido, que ella aceptó sin reservas.
—Estoy orgulloso de ti, hermanita. Taehyung estaría feliz de verte así
Las palabras de Namjoon llegaron directo a su corazón, y por un momento, pensó que tal vez tenía razón. Tal vez esa noche no solo era especial por los demás, sino también porque había decidido abrirse nuevamente a la alegría que siempre le había ofrecido la Navidad.
no tenía pensado otra parte para esta historia, pero de un momento a otro ya me encontraba escribiéndola.
quizá solo quería darle un buen cierre a la historia de Jinhae y que no quedara inconcluso todo.
quiero desearles una feliz navidad a todas esas personas que me han estado acompañando desde mis inicios, también a los nuevos e incluso a todos aquellos que no conozco, pásenla lindo en compañía de sus seres queridos ❤️🩹
con mucho cariño, bea.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro