CUATRO
La caída no fue como esperaban. No hubo un golpe seco contra el suelo ni un choque de huesos contra la tierra, pero lo sintieron de todos modos. Al principio, el vacío era absoluto, como si todo alrededor de ellos fuera negro y denso, pero pronto, el aire empezó a presionar sus pulmones y un estremecedor sonido de crujidos y respiraciones profundas llenó sus oídos.
Jimin y Jungkook intentaron levantarse, pero algo los mantenía pegados al suelo. Un peso invisible los empujaba hacia abajo, impidiéndoles moverse. Las paredes, aunque invisibles, se cerraban a su alrededor, y sentían cómo el espacio se reducía con cada respiración que daban.
De repente, la oscuridad comenzó a despejarse. Una luz tenue comenzó a filtrarse a través de grietas invisibles, proyectando sombras que danzaban a su alrededor. La habitación en la que se encontraron no era la misma. El suelo, que antes parecía sólido, ahora estaba cubierto de una fina capa de polvo, y las paredes parecían estar a medio desmoronarse, como si la casa fuera más antigua de lo que realmente era.
-¿Dónde estamos? -Jimin susurró, su voz apenas audible, pero resonando con la misma intensidad que el aire que los rodeaba. Los pasos de Jungkook eran lentos, como si cada movimiento les costara más de lo normal.
Jungkook miró a su alrededor, su respiración pesada. No podía ver el final de la habitación, ni el techo, ni las puertas, ni las ventanas. Era como si estuvieran atrapados en una dimensión paralela, una versión retorcida de la casa donde nada parecía tener sentido. -No lo sé...
Unos ecos lejanos de susurros comenzaron a resonar en la oscuridad, como si alguien les hablara desde las entrañas mismas de la casa. Pero las voces no eran claras. Sonaban distorsionadas, como si se transmitieran a través de una radio antigua, con estática y gritos ahogados.
Jungkook se acercó a Jimin, tomándole la mano en un gesto instintivo. El contacto parecía reconfortarlo, pero al mismo tiempo, un escalofrío recorrió su espina dorsal.
-¿Escuchas eso? -Jimin preguntó, mirando alrededor con los ojos muy abiertos. -No son los seguidores, ¿verdad?
-No. Esto no es normal -respondió Jungkook, su voz tensa.
Justo en ese momento, el aire pareció volverse más frío, como si una corriente gélida se deslizara entre ellos. Un parpadeo y la figura de antes apareció frente a ellos, esta vez mucho más nítida. La criatura, con sus ojos oscuros y su boca distorsionada se acercaba lentamente, pero sin hacer ruido alguno. Cada uno de sus movimientos era preciso y calculado, y sus pasos resonaban en la oscuridad como un eco lejano.
Jimin dio un paso atrás, pero sus piernas no respondieron. Era como si el suelo se hubiera vuelto pegajoso, y su cuerpo comenzara a pesar más y más.
La criatura no dijo una palabra, pero sus ojos parecían perforar la mente de Jimin, como si pudiera ver cada rincón de su alma. De repente, la habitación comenzó a girar. Todo a su alrededor se distorsionaba, los muebles se estiraban y se retorcían como si fueran de plastilina y la casa misma comenzaba a crujir como si estuviera a punto de colapsar.
Jungkook intentó mover a Jimin, pero algo lo detenía. Un grito silencioso, una presión que no podía ignorar. Un dolor en su pecho, como si su alma estuviera siendo arrancada. La criatura comenzó a avanzar hacia ellos, sus pasos suaves pero con una intención clara: el sufrimiento.
-Jimin... ¡CORRE! -Jungkook logró gritar, aunque apenas podía pronunciar las palabras. Pero era demasiado tarde. La criatura levantó la mano, y en un solo movimiento, el aire se comprimió alrededor de ellos, como si algo invisible estuviera aplastándolos. Jimin intentó reaccionar, pero sus ojos comenzaron a nublarse, y el sonido de sus propios latidos se volvía cada vez más fuerte.
Todo se detuvo.
La habitación volvió a la calma. La criatura desapareció. Las sombras, que antes se movían como si tuvieran vida propia, ahora estaban congeladas, estáticas en su lugar. Pero algo había cambiado. La casa ya no respiraba. Ya no hacía ruido. Solo había silencio.
Jungkook, con el rostro pálido y cubierto de sudor frío, miró a su alrededor. -¿Qué... qué acaba de pasar? -Su voz sonaba extraña, como si la casa misma hubiera drenado toda su energía. Pero no hubo respuesta. Solo ese silencio opresivo, que parecía retumbar en sus propios pensamientos.
De repente, un destello de luz iluminó el suelo frente a ellos. Un mensaje apareció en la pantalla del teléfono de Jimin, que había caído al suelo, todavía grabando en vivo:
"JUEGUEN O MUERAN."
El mensaje se desvaneció tan rápido como apareció. Jungkook miró a Jimin, que parecía estar en un estado de shock, pero su expresión no mostraba miedo. Al contrario, había una sombra de comprensión en sus ojos.
El teléfono vibró de nuevo. Esta vez, el chat estaba lleno de mensajes inquietantes, pero entre los seguidores, uno se destacó.
"Es hora de la siguiente prueba."
"El reloj ya no tiene marcha atrás."
"Les espera un final que ni ustedes quieren conocer."
El aire en la habitación volvió a volverse denso, y el suelo pareció temblar bajo sus pies. Las luces parpadearon una vez más, y una nueva sombra apareció en la puerta, mucho más grande que la anterior. Esta vez, parecía que no tenían escapatoria.
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