Sé que lo arruiné todo, todo por querer un poco de atención... Pero, al menos la verdad salió a la luz, ¿no?

Me giré para mirar a los ojos de Ghosty, ansiosa por ver su reacción, ¿hice lo correcto?, ¿si quiera tengo su aprobación? Y abrí más los ojos cuando me miraba con desdén. Oh, no...

— Niña idiota... —dijo susurrando fríamente, para no ser escuchado. Sus palabras sólo hicieron para que la vergüenza, la culpa y los nervios me carcomieran. — Deja de ser impulsiva, ¿quieres?.

Intenté protestar, para deshacerme de la culpa que estaba sintiendo. Quería gritarle por insultarme, y por pretender que este plan fue sólo mi idea, y aún así, me quedé con las ganas. Oh, no, no, no... Mis ojos arden, y siento un pesar en la garganta... duele.

— Llorar no soluciona esta navidad arruinada—susurró nuevamente, esta vez con una mueca burlona. Ante la mención de mi vulnerabilidad, sólo causa que quiera correr y llorar amargamente.

—¿C-Cómo te atreves...?—fue lo único que salió de mis pensamientos, mi tono quebrado me hacía darme cuenta que estaba al borde del colapso. No quiero llorar, no en frente de él, ni de mi familia...

Ghosty se acerca y alza la mirada, de alguna forma me da escalofríos, su sola mirada y presencia me generan ansiedad y frialdad. Todo el ruido de nuestro alrededor se esfuma cuando él toma aire para hablar nuevamente, su tono fría y calculadora presentes en cada una de sus palabras.

—Despuésde todo lo ocurrido, ¿aún confías en mí, sin saber si mentía o no?.