Ghosty
Llegó diciembre, mi mes favorito del año. Los regalos me esperan y yo soy la que está ansiosa, la que no puede quedarse quieta y esperar.
En cuanto les hice recordar a mis padres sobre mi cumpleaños, ellos me sonrieron como siempre y me dijeron que no me preocupara. Así que solté un chillido de la emoción y, literalmente, me fui brincando hacia mi habitación.
—... casi lo olvidamos, cariño.— murmuró mi padre, dirigiéndose a mi madre. Y ellos se miraron algo nerviosos y preocupados.
—No hay de qué preocuparse, ya veremos qué le regalamos luego. Sally se emociona con cualquier cosa.—mi madre balbucea, tratando de tranquilizar a papá, y logra hacerlo.
Él suspira con una mezcla de alivio y a la vez frustración. Mi madre toma la billetera y las llaves del auto, preparándose para irse. Es cuando mi padre la mira algo indignado, y se acerca a ella mientras caminan hacia la puerta.
—¿A dónde vas, Emily?— encoleriza, y se apoya en el marco de la puerta, viéndola subirse al auto. —¿Acaso planeas dejarme solo con la responsabilidad? Sabes muy bien que soy malo en esto de buscar regalos...
La nombrada baja la ventana y lo mira con cierto desdén, haciendo que mi padre frunza el ceño.
—Es tu turno, para que vayas mejorando de ahora en adelante, cielo.—contestó de manera calmada y despreocupada.—Yo voy a estar ocupada, ¿recuerdas? Tu madre vendrá una semana antes de navidad, y sabes que tengo que tener todo listo. No quiero escuchar más de sus sermones y tutoriales de ancianas-
Mi padre le interrumpe, aún más indignado ante la mención de la abuela. —No menciones a mi madre de esa manera, Emily.
—No empieces, ambos sabemos que es verdad—replica, el motor del auto ruge, avisando que mamá amenaza con irse.— Y deja de quejarte. No te gustaría estar en mi lugar.
Sin nada más que decir, mi madre acelera y desaparece de la vista de mi padre.
***
Mi abuela, Sofía, madre de mi padre, viene a la casa antes de lo improvisto. Llego de la escuela, después de la despedida del año escolar con regalos en los brazos, y otros más en el auto, al ver a mi abuela en el sillón, dejo los regalos regados en el suelo y corro a abrazarla. Ella me recibe con asombro, y un dejo de calidez, fue la mejor sensación del mundo.
—Mamá Sofía, qué bueno que estás aquí—chillo sin contener la inmensa alegría y emoción que me invadía, tanto que parece contagiarla. Sus brazos son delgados y arrugados, me hacen recordar el pasar de los años.
Al día siguiente celebramos mi cumpleaños, sentí que esta celebración era más simple que las otras veces. Pero decidí no darle vueltas, mis padres se están esforzando. Supongo que a medida que uno crece, los adultos están más ocupados, bueno, ya tengo 9 años.
— Es lo que tú piensas, pequeña— dijo una voz susurrante, su tono bajo y sedoso captaron mi atención.
¿Qué fue eso? Parece que proviene de la pequeña caja.
Me acerco, y lo primero que percibo es un olor nauseabundo, instintivamente me cubro la nariz, mi mano se mueve por sí sola, retirando el lazo y la tapa.
— Oh, regalo abierto antes de tiempo. Deberían castigarte por ansiosa. —susurra de manera burlona.
Mientras escuchaba sus palabras en silencio, ni encontraba mi voz, estaba en estado de stock.
Ok, debo mantener la calma o si no...
— Me llamo Ghost, ¿cuál es tu nombre, pequeña?
No hubo respuesta, sino un grito que se escuchó en toda la cuadra.
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