Una pequeña fiera en tono magenta
No quedaba mucho para la primera escala del crucero, y Maki estaba en su habitación viendo qué podría hacer en cuanto llegara.
- Tal vez debería comprar recuerdos para mis padres.
Tras su encuentro con Saeko, comenzó a pasar tiempo con ella, a veces contra su voluntad. La pelimagenta solía seguirla como una sombra, lo que la hacía algo molesta; no obstante, siempre se mostraba encantadora y pícara, y eso, aunque no quisiera admitirlo, le agradaba un poco.
Pero no era Saeko quien captaba su atención.
Nico seguía en su mente. Quería conocerla en persona, pero la oportunidad no se estaba dando, y de a poco comenzaba a impacientarse.
La mañana previa a la llegada al puerto, Maki salió de su camarote con la intención de dirigirse al comedor a desayunar. No caminó mucho antes de que Saeko le saliera al paso.
- Buenos días, Maki-san.
- Buenos días, Masuko-san.
- No tienes que ser tan formal conmigo. Puedes decirme Saeko.
- ... Saeko-san.
- ¿Ves? No era tan difícil, je, je. Dime, ¿a dónde vas?
- A desayunar.
- Qué coincidencia, yo también. ¿Por qué no vamos juntas?
- ... De acuerdo.
La ojimorada y la ojiverde retomaron su camino al comedor. Una vez ahí, se sentaron en una mesa y esperaron a que las atendieran.
- ¿Qué te vas a servir, Maki-san?
- Creo que me conformaré con un café y unas tostadas. ¿Qué hay de ti?
- Comeré lo mismo que tú.
Saeko lanzó una risita.
No pasó mucho para que llegara la camarera. Como en ocasiones anteriores, fue Honoka quien atendió a Maki.
- Maki-chan, eres tú. Buenos días.
- Buenos días, Honoka.
- ¿Maki-chan? ¿Cómo se atreve a hablarle con tanta familiaridad? -pensó Saeko con molestia.
- Veo que no viniste sola. ¿Quién es tu amiga?
- Saeko Masuko -respondió la pelimagenta.
- Saeko-chan.
- ¡Masuko-san para ti!
Honoka se asustó por aquel grito. Había veces que su jefa se enojaba con ella y le gritaba, pero el tono que la acompañante de Maki usó con ella fue especialmente aterrador.
En cuanto a esta última, la mirada de sorpresa de la doctora la hizo dejar su postura amenazante.
- Discúlpame.
- No hay problema -respondió la pelijengibre todavía inquieta-. Díganme, ¿qué van a ordenar?
- Quiero un café negro y unas tostadas -respondió Maki de la forma más tranquilizadora posible.
- Muy bien. ¿Y tú, Saeko-cha...?
Una fría mirada de soslayo la detuvo.
- Ma-Ma-Masuko-san.
- Tráeme lo mismo.
- Dos cafés negros y dos platos con tostadas, anotado. Espérenme aquí.
Honoka se marchó dejando a las dos chicas solas. Todavía se notaba su nerviosismo.
- ¿Por qué el grito?
- No estoy acostumbrada a que me traten de manera tan casual así como así, y menos una desconocida.
- Pudiste habérselo dicho en vez de gritarle de esa forma. No llevo mucho tiempo conociendo a Honoka, pero he visto que es del tipo de persona que trata de llevarse bien con todo el mundo.
- ¿Cómo se atreve a decirle "Maki-chan" si apenas la conoce?
Tratando de dejar el tema de la ojiazul atrás, Saeko le pregutó a Maki:
- Y dime, Maki-san, ¿qué vas a hacer cuando lleguemos al puerto?
- No lo sé. Tal vez pasear un poco, conocer las principales atracciones del lugar, comprar recuerdos para mis padres... Cosas de ese estilo.
- ¿Por qué no recorremos el lugar juntas?
Saeko trató de verse tranquila y miró a Maki con ojos anhelantes.
- Bueno, yo...
- ¡Vaya, pero si es Maki-chan!
Nozomi y Eli aparecieron en el comedor, con Eli tomando fuertemente la mano de su esposa.
- ¿Otra más?
- Nozomi, Eli, ¿cómo están?
- Estamos bien. ¿Qué hay de ti?
- También estoy bien.
- ¿Y quién es tu amiga?
- Saeko Masuko -respondió la pelimagenta secamente.
- ¿Qué tal, Saeko-chan? Soy Nozomi Tojo y ella es mi esposa, Eli Ayase.
- ¡Para ti soy Masuko-san!
- ¿De nuevo? -pensó Maki.
- ¡No te atrevas a levantarle la voz a mi esposa! -replicó Eli.
Si bien la pelimorada se inquietó un poco por el grito de la ojiverde, no mostró la misma reacción que Honoka, limitándose a sonreír pícaramente.
- Vaya, parece que no le agrado a Saeko-chan. Qué tristeza. -Fingió sentirse dolida.
Saeko no lo podía creer. No solo Nozomi no se había sentido intimidada, sino que también había recibido una fuerte respuesta de Eli. En lo que respectaba a Maki, ya comenzaba a inquietarse un poco, pero trataba de convencerse de que su acompañante era solo una persona de carácter volátil.
- Nozomi, vámonos de aquí. Tengo hambre y no me agrada estar cerca de estas dos.
- Espera un segundo, Elicchi. Hay cosas de las que quiero hablar con Maki-chan.
- ¿Hablar conmigo?
- Sí. Disculpa, Saeko-chan, pero voy a llevármela un momento.
Nozomi tomó la mano de Maki, la levantó de su asiento y se la llevó a un lugar más apartado. Por supuesto, Eli también fue; no dejaría que su esposa coqueteara con otra mujer y menos estando ella presente. En cuanto a Saeko, hizo ademán de ir tras la pelirroja, pero se contuvo.
- Maki-chan, ¿sabías que Nicocchi actúa hoy en la noche?
Los morados ojos de la doctora se abrieron de par en par.
- ¿En serio?
- Sí, pero no sé si podrás hablar con ella después de su actuación. Trataré de ayudarte con eso, pero no prometo nada.
- Intenta hacer el esfuerzo, por favor.
- Tranquila, lo haré.
Eli se mantenía en silencio. Desde lejos, Saeko notaba que la rubia se veía inquieta. Si hubiese estado más cerca, habría apreciado su ceño levemente fruncido.
- Aquí están los cafés y las tostadas.
Honoka hizo su aparición justo en ese momento, interrumpiendo a la pelimagenta.
- ¿Eh? ¿Y Maki-chan?
No recibió respuesta.
- ¡Oh! Ahí está -dijo en cuanto la vio.
La doctora regresó casi de inmediato. Su café humeaba y las tostadas lucían apetitosas.
- Buen provecho, Maki-chan. Avísame si necesitas cualquier otra cosa.
- Gracias, Honoka.
La pelirroja comenzó a beber y a mirar de tanto en tanto a Saeko. Esperaba que sus exasperaciones no fueran frecuentes, porque de verdad le empezaba a caer bien. Esta, por otro lado, solo pensaba en lo alegre que se veía Maki al volver a la mesa.
- ¿Qué te dijo esa?
- ¿Quién, Nozomi? Nada muy importante.
- No mientas, Maki-san. Sé que algo te dijo que te tiene así de feliz. No importa qué sea: al final serás mía.
(...)
- ¿Sabes, Elicchi? Saeko-chan no me da buena espina.
- Concuerdo contigo. No parece agradable...
Nozomi y Eli desayunaban en una mesa alejada de la de Maki.
- ..., pero si la tal Maki quiere pasar tiempo con ella, no somos quiénes para juzgarla.
- Elicchi, sé que Maki-chan no te agrada, pero se ve que no es una mala persona. Además, estás consciente de que quiere conocer a Nicocchi.
- Trata de no interactuar de más con ella.
- Descuida, Elicchi. Sabes que tú eres la única para mí.
Eli respondió con una dulce sonrisa, para después comerse un panecillo de chocolate.
- Me pregunto cómo lo haré para que conozca a Nicocchi. No creo que Saeko-chan la suelte tan fácil.
La rubia no respondió.
- Saeko-chan... Tal vez debería vigilarla un poco para ver qué intenciones tiene con Maki-chan.
- No lo hagas.
- ¿Eh? ¿Qué dijiste?
- No lo hagas.
- ¿Otra vez con los celos?
- Bueno..., sí y no.
- ¿Cómo así?
- Sabes que no me gusta que pases mucho tiempo con otras chicas, pero también me preocupa lo que pueda hacerte esa mujer.
Eli miró a su esposa con seriedad.
- Ya viste cómo te gritó solo por cómo trataste a esa tal Maki. No quiero pensar en lo que podría pasar si ella te descubre: estoy segura de que reaccionaría peor.
Los azules ojos de Eli se posaron en Nozomi emitiendo un aire de seriedad.
- Nozomi, sabes cuánto te amo. Junto con mi hermana, eres lo único que tengo. Por eso temo tanto perderte..., perder tu amor, tu cariño, tu compañía... Nozomi, no quiero que me dejes.
La pelimorada sabía a lo que se refería su pareja porque lo vivió con ella. Cuando la rubia la presentó a sus padres como su novia, el escándalo que hicieron fue tal que pudo compararse con un pequeño campo de batalla. Resultado: Eli terminó desheredada y alejada de su familia. Lo mismo pasó poco después con Alisa, su hermana menor, quien también confesó tener preferencia por las personas de su mismo sexo, con la diferencia de que no hubo pareja presente en aquella ocasión.
Quedando ambas hermanas Ayase a la deriva, su relación se estrechó aún más, siendo que ya eran bastante unidas antes de aquellos incidentes. De hecho, Alisa salió del clóset sabiendo las consecuencias para solidarizar con su hermana mayor. Por supuesto, Nozomi no las dejó a su suerte en aquellos momentos tan difíciles: ella conocía la sensación de estar sola.
El tono de súplica de Eli le llegó al corazón a su esposa, quien se levantó de su asiento y la abrazó con ternura.
- Ya, ya, Elicchi, tú no me perderás. Siempre estaremos juntas, así que nada de ponerse triste.
Tras esas palabras, le dio un beso en la frente.
- Elicchi puede ser celosa y tener mal genio, pero si la gente la conociera, vería que en realidad es una chica muy dulce.
- Nozomi...
Ambas se besaron brevemente en los labios.
- Maki-chan, haré todo lo posible para que te encuentres con Nicocchi. Solo espero que te des cuenta del tipo de persona que está contigo ahora -pensó Nozomi en medio de su calmada alegría.
(...)
- Kotori, ¿en serio vas a usar ese traje de baño?
- Pues sí. ¿Por qué, Umi-chan?
- ¡Es indecente! ¡Enseña mucha piel!
- Yo creo que se ve bonito. Tal vez Umi-chan debería usar uno igual, jeje.
- ¡ESO JAMÁS!
- Ya, ya, Umi-chan, tranquila. Solo iremos a la piscina; todas estarán vestidas más o menos de la misma manera.
- ¿Y qué me dices del trayecto a la piscina? ¡Todas las que pasen van a estar mirando! ¡Al menos cúbrete un poco!
- Voy a llevar esto encima. -Le mostró una ligera camiseta.
- Bueno, eso servirá.
- ¿Qué hay de ti, Umi-chan? ¿Vas a bañarte conmigo? -preguntó Kotori mirando a su novia fijamente.
- Este... Yo...
- Umi-chan...
Los ambarinos ojos de Kotori miraban a la peliazul de forma penetrante. Antes de que utilizara su truco, Umi decidió adelantarse.
- Me bañaré contigo.
- ¡Sí! -exclamó la peligris, colgándose del cuello de su novia y frotando su mejilla contra la de ella.
- Pero usaré el traje de baño que empaqué.
- Buu, Umi-chan, ese no es bonito.
- Me siento más cómoda con él.
El susodicho traje era uno bastante sencillo que le cubría todo el torso, nada que ver con el bikini de Kotori.
- Umi-chan, tienes un cuerpo hermoso. No sé por qué no te sientes cómoda mostrándolo.
- ... Creo que es vergonzoso mostrar tanta piel.
- Pero pienso que el traje de baño que te compré luce mucho mejor en ti.
- Kotori, no sigamos con el tema ahora. Vayamos a la piscina rápido o se me quitarán las ganas.
Las dos dejaron su camarote y se dirigieron a la piscina del barco.
(...)
- Rin-chan, ¿de verdad no estás cansada?
- Para nada, Kayo-chin. Siento que todavía puedo hacer mil abdominales más, nya.
- Tal vez deberías descansar un poco. No sé si ir a las sesiones de gimnasia casi todos los días sea tan saludable.
- Tranquila, no me va a pasar nada.
Rin y Hanayo salían de otra sesión de gimnasia matutina. Como era la tónica, la pelinaranja se mostraba jovial y enérgica, en contraste con su tímida amiga.
- ¿Qué te parece si ahora vamos por algo de comer, nya? Tanto ejercicio me dio hambre.
- Seguro, Rin-chan.
Ambas se dirigieron al salón comedor del crucero. Al mismo tiempo, Maki y Saeko dejaban aquel lugar.
- ¿Y qué vas a hacer ahora, Maki-san?
- No lo sé... Tal vez quedarme un rato en la cubierta.
- ¿Qué tal si te hago compañía? Podríamos conversar para conocernos mejor.
No es que a la pelirroja le desagradara realmente la idea, pero después de ver lo que la pelimagenta hizo en el comedor, prefería dejar que las cosas se calmaran un poco.
- Creo que pasaré.
- Por favor, insisto.
- Es que...
Las palabras de la doctora murieron ahí. La naturaleza hizo lo suyo con Saeko, quien la interrumpió:
- Necesito ir al baño. Espérame, por favor.
Ya sola, parecía que por fin Maki podría relajarse un poco, aunque aquella sensación se desvaneció por un grito que rompió la calma:
- ¡RIN-CHAN!
Movida por la curiosidad, la pelirroja fue corriendo al sitio de donde venía el grito, que era el sector de la piscina. No podía creer lo que veía: una pelinaranja luchaba por no ahogarse, y aunque había gente ahí, nadie atinaba a hacer algo, como si hubiesen quedado paralizadas.
Antes incluso que la salvavidas, Maki se lanzó al agua, ayudando a aquella chica a salir.
- ¡Atrás todas!
Una vez en la orilla, comenzó a hacer las maniobras de primeros auxilios. Afortunadamente, más allá del susto y de haber tragado un poco de agua, la muchacha estaba bien.
- ¡Cof, cof!
- Con eso bastará.
- ¡Rin-chan! ¡Rin-chan!
Hanayo se acercó a Maki. Lucía sumamente agitada, aunque de a poco empezaba a calmarse.
- ¡Rin-chan, ¿estás bien?!
- Tranquila -dijo la doctora-. Tragó algo de agua, pero no es nada serio.
- Muchas gracias por salvar a mi amiga. -Hanayo hizo una reverencia-. No sé qué hubiera hecho si le llegase a pasar algo.
- Es mi trabajo.
- ¿Su trabajo, señorita?
- Soy doctora.
- ¿Pasó algo aquí?
- Esa voz...
Aquella voz aguda fue reconocida fácilmente por Maki. Nada más voltearse, se topó con Kotori y Umi, quienes lucían confundidas.
- Mi amiga se resbaló y se cayó a la piscina -informó la castaña-, pero ella la salvó de ahogarse.
- Ya veo -dijo Kotori-. Qué bueno que no pasó nada grave.
- ¡Gracias por rescatarme, nya!
Rin parecía ya recuperada; abrazó a Maki y comenzó a restregarse contra ella como lo haría un gato.
- Quiero saber cómo se llama mi salvadora.
La ojimorada se veía incómoda por el trato que le daba la chica de cabello corto, pero trató de mantener la compostura.
- Maki Nishikino.
- ¡Gracias otra vez, Maki-chan! Yo soy Rin Hoshizora, y ella es mi amiga, Hanayo Koizumi.
- Mucho gusto -dijo la aludida haciendo una reverencia.
- Yo le digo Kayo-chin de cariño, nya.
- Disculpen por entrometernos, pero también aprovecharemos de presentarnos. Yo soy Kotori Minami, y la chica a mi lado es mi novia.
- Mi nombre es Umi Sonoda. Un placer -dijo la peliazul, haciendo una reverencia más formal que la de Hanayo-. No sé por qué, pero tu apellido me suena de algún lado.
- Tal vez por el hospital, Umi-chan. Hay un hospital Nishikino, ¿cierto?
- Tienes razón, Kotori.
- Dijiste que eras doctora, ¿no, Maki-chan? -preguntó Hanayo.
- Sí.
Tres de las cuatro pudieron hacer la conexión prácticamente de inmediato.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué todas están haciendo esas caras tan raras?
- Rin-chan, ¿en serio no sabes lo que significa?
- Pues no.
- Significa que es una persona de alto estatus -señaló Umi-. Y aparte es una de nosotras.
- Eso no quiere decir que tengan que tratarme como a una celebridad -comentó la pelirroja con seriedad.
- ¿Pero tu familia sabe de... de...? -intentó preguntar Umi.
- ¿De mi lesbianismo? Sí, lo sabe. Papá pagó por los boletos y mamá espera que vuelva con novia a casa.
En el fondo, la ojimarrón sentía un poco de envidia; quería que su familia fuese de la misma manera con ella y con Kotori.
La atmósfera de nueva camaradería se vio rota de repente.
- Maki-san, ¿quiénes son ellas?
- ¿Eh?
Saeko apareció de repente, provocando confusión en todas las chicas salvo en la pelirroja, quien se mostró algo inquieta.
- Ellas son...
- En verdad no importa. Mejor vayámonos ya.
- Prefiero quedarme un poco más.
- ¿Cómo?
- Ya me oíste.
Saeko decidió dejarlo pasar por el momento.
- No puedo dejar que piense mal de mí.
Con ese pensamiento, la pelimagenta se retiró.
- ¿Quién es ella, Maki-chan? ¿Acaso tu novia, nya?
- No, solo es una conocida.
(...)
- ¿Ya estás lista, Rin-chan?
- Todavía no, Kayo-chin, nya.
Hanayo estaba sentada en el sofá del camarote que compartían ambas. Un pequeño descuido, específicamente un tropezón, hacía un rato casi le quitaba a su mejor amiga; de verdad no sabía que habría hecho si las cosas se hubiesen puesto más graves.
- Sentí que mi corazón se descontrolaba en ese momento... Fue por el miedo... Solo por el miedo y la preocupación...
En medio de sus pensamientos, Rin salió con ropa seca. Su silueta realmente se marcaba, lo que provocó un pequeño sonrojo en la chica de lentes.
- Rin-chan se ve hermosa... Espera, no puedo pensar en ella así; yo no soy gay, no soy gay... Al menos no creo serlo.
- Kayo-chin, ¿pasa algo? Tu cara está roja.
- ¿Eh? ¡N-n-no, no es nada, no es nada, Rin-chan!
- ¡Nya, amo a la Kayo-chin tímida! -exclamó la pelinaranja abrazando efusivamente a su mejor amiga, cuyo rostro comenzaba a hervir de lo rojo que estaba.
- ¡Rin-chan es mi amiga! ¡Rin-chan es mi amiga! ¡No siento nada por ella más allá de la amistad!... ¿Pero qué habría pasado si se hubiera ahogado?
Pensó inmediatamente en la posibilidad de un corazón roto por el dolor, pero inmediatamente sacudió la cabeza para despejar su mente. Sabía que Rin tenía sentimientos por ella, pero Hanayo estaba convencida de que los suyos eran solo de amistad... Al menos, eso quería creer.
(...)
- ¿En serio hizo eso?
- En serio, Tsubasa-chan. Me gritó de la nada; no creo haber hecho algo malo.
Ya era hora de almuerzo, y Honoka aprovechaba de conversar con Tsubasa sobre lo que había ocurrido más temprano. La cantante, por lo demás, no estaba usando su disfraz, salvo por la peluca rubia.
- Honoka, las personas son diferentes unas de otras. Lo que a ti te parece agradable, a alguien más le puede molestar.
- ¡Pero solo le dije «Saeko-chan»!
- Tal vez no le gustó que la trataras con tanta familiaridad, Honoka. No zarpamos hace mucho, y salvo por las parejas y las amigas, casi nadie se conoce.
- Buu -reclamó Honoka haciendo un puchero-. No quiero que haya personas molestas conmigo; solo trato de ser amigable.
- Toma en cuenta lo que te digo: no le hables a las personas de una manera tan familiar a menos que te lo permitan.
- ... No creo que me sea tan fácil, Tsubasa-chan.
La de amplia frente miró los azules ojos de la camarera: no había una pizca de mentira en ellos.
- Definitivamente no podrás. En el poco tiempo que llevo de conocerte, he aprendido unas cuantas cosas de ti, y eso de ser formal no viene contigo.
- Creo que tienes razón, je, je.
- Solo procura ser precavida, ¿OK?
- Sí.
La sonrisa de Honoka hizo que Tsubasa se sintiera más calmada. De todas formas, había algo que todavía le causaba cierta intranquilidad.
- ¿En serio es tan grave el asunto como para que la traten así?
(...)
En su camarote, Nico afinaba los últimos detalles para su presentación de esa noche. De tanto en tanto, miraba la fotografía de su familia que tenía en el velador. No podía evitar derramar unas cuantas lágrimas.
Si las cosas hubiesen sido diferentes, no tendría que trabajar en un crucero y podría haberse quedado en tierra haciendo prácticamente lo mismo. El punto era que en ese momento estaba en alta mar a cientos de kilómetros de sus seres queridos.
Como rezaba la vieja máxima del espectáculo, la función debía continuar.
- Por lo menos podré estirar las piernas en tierra en cuanto lleguemos al puerto -pensó con anhelo.
(...)
El salón de eventos estaba lleno de pasajeras listas para escuchar la melodiosa voz de Nico. Como era de esperarse, Maki se encontraba en el lugar, pero ya no sentada en la barra como la vez anterior, sino en una mesa frente al escenario.
- Espero que Nozomi haya podido hacer algo.
Todo estaba en posición. Solo faltaba la artista.
- Maki-san...
Al voltearse, Maki vio a Saeko, y eso mismo le generó sentimientos encontrados. Si bien no podía decir que le desagradaba, lo ocurrido esa mañana seguía fresco en su memoria. Además, en lo único que quería concentrarse esa noche era en Nico.
- Saeko-san.
- Veo que estás libre. Creo que me quedaré a hacerte compañía, jeje.
La ojimorada no quería parecer grosera, así que no la echó.
- La chica que canta tiene una hermosa voz -soltó la pelimagenta de repente.
- Sí, la tiene -respondió la doctora casi sin pensarlo.
- ¿Eh? ¿Qué pasa, Maki-san? ¿Hay algo que me estés ocultando?
- Ah, Maki-chan, eres tú.
Nozomi y Eli salvaron a la pelirroja de responderle a su acompañante. Más aún, se sentaron en los asientos libres.
- Nozomi, Eli. ¿Qué pasó?
- Hablemos de eso después, ¿sí?
- Estas indeseables están arruinando mi momento con Maki-san.
- Por suerte pude evitar que Maki-chan se quede a solas con Saeko-chan.
- No quiero que Nozomi salga lastimada, y tampoco quiero que se acerque mucho a Nishikino.
Las luces se atenuaron salvo por la del escenario. Ya era hora del espectáculo.
- Por fin saldrá -pensó la doctora.
Al igual que la primera vez, Nico subió al escenario con un andar seguro. Vestía un elegante vestido de noche color rosa pálido salpicado de lentejuelas. Respecto a su cabello, lo tenía recogido en un moño.
Cuando la pelinegra comenzó a cantar, todas las presentes guardaron un respetuoso silencio. De un momento a otro, el lugar quedó envuelto por su delicada y agradable voz.
- Tengo que conocerla sí o sí.
Llegado un punto de la presentación, específicamente en el clímax de una de las canciones, los morados ojos de Maki sintieron algo que anhelaban desde hacía unos días: la mirada rubí de Nico en ellos. En efecto, hubo un contacto visual que, aunque breve, causó un sinnúmero de sensaciones en el interior de la pelirroja.
La pelinegra, por su parte, también se percató de aquello, aunque no le dio mayor importancia.
Al terminar la presentación, los aplausos no se hicieron esperar. Las de la mesa de la pelirroja no lo sabían, pero las cuatro chicas del incidente de la piscina estaban presentes también en un sitio apartado del de ellas, con Rin aplaudiendo a rabiar ante la mirada reprobatoria de Umi. Al parecer, habían logrado hacer buenas migas.
- ¡Bravo, bravo, nya!
- No es necesario que exageres, Rin. Fue un buen show, pero no es para que reacciones así.
- Rin-chan, creo que es mejor que te calmes un poco.
- Tranquilas, la idea de este crucero es disfrutar. Umi-chan, no hay necesidad de fruncir el ceño -decía Kotori en un tono meloso.
Tras una reverencia, Nico dejó el escenario. Ante la situación, Maki miró de reojo a Nozomi, quien entendió de inmediato qué significaba aquella mirada.
- De ahí te hablo -respondió susurrando.
(...)
Ya más entrada la noche, Maki se dirigió a su camarote. Saeko la acompañaba. En cuanto a Eli y Nozomi, se habían despedido de ellas hacía unos momentos, o, más bien, solo lo hizo la pelirroja.
- Y al final Nozomi no me dijo nada.
- Maki-san, ¿has pensado en mi oferta de pasar juntas el día de mañana?
- La verdad, no.
- ¿Pero te gustaría?
- Mmm...
- Lo tomaré como un sí. Nos vemos al amanecer.
- Pero...
Saeko se fue sin darle a Maki lo oportunidad de hablar.
- ... No pude decirle nada.
- Deberías mantener tu distancia con esa chica.
- ¡¿Nozomi?!
La pelimorada apareció frente a ella.
- Pensé que ya te habías ido a tu camarote. ¿Y Eli?
- Ella se quedó allá.
- ¿No tendrás problemas por venir a hablar conmigo?
- Tranquila, Maki-chan. La logré convencer -respondió con una sonrisa pícara.
Se produjo un breve silencio.
- Te tengo noticias importantes, y tienen relación con Nicocchi.
La pelirroja se puso ansiosa.
- Ella también aprovechará la escala para descansar un poco. Creo que por fin se ha presentado tu oportunidad de conocerla.
El corazón de Maki latía con fuerza. No podía creerlo: en unas horas más finalmente podría hablar con la pelinegra.
- Gracias por tu ayuda, Nozomi.
- No hay de qué, Maki-chan. Pero procura que Saeko-chan no se entere.
- ¿Crees que reaccione mal?
- Es lo más probable. Bueno, ya hice lo que tenía que hacer. Buenas noches, nos vemos mañana.
- Buenas noches, Nozomi.
Ambas se dirigieron a sus respectivos camarotes.
- No sé si Maki-chan ya se dio cuenta de que Saeko-chan está interesada en ella.
- ¿Por qué Nozomi me dijo que mantuviera mi distancia de Saeko-san? Ya vi que tiene un carácter un tanto complicado, pero... supongo que no es en verdad una mala persona.
Al mismo tiempo, en un camarote alejado, alguien más tenía sus propios pensamientos.
- Me merezco un descanso. Menos mal tengo autorización para unas minivacaciones en nuestro siguiente destino.
Una vez en su cama, la pelinegra tuvo un último pensamiento antes de caer en los brazos de Morfeo, sin saber que una pelirroja en su propio cuarto se decía lo mismo.
- Ojalá mañana sea un buen día.
Hasta aquí es lo que llevo de esta historia en FF de momento. Acepto sugerencias para lo que viene. Me vendrían bien los consejos de las lesbianas que pudieran leer esta historia, porque ser un hombre heterosexual escribiendo yuri a veces tiene sus complicaciones.
Cualquier actualización, eso sí, no saldrá antes de julio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro