Ese condenado boleto
- ¡Ya te dije que no pienso ir a ninguna parte!
- ¡Maki, soy tu padre y harás lo que yo ordene! ¡Irás y lo vas a disfrutar!
- ¡De aquí no me muevo!
- Maki, escucha a tu padre, esto es por tu bien.
- ¿Tú también, mamá?
Para entender cómo se llegó a esta situación, hay que remontarse a unos días antes.
(...)
La doctora Maki Nishikino era una de las empleadas estrella del hospital que manejaba su familia. Por supuesto, ganarse ese sitial no fue una tarea fácil, sobre todo siendo la hija del director; tuvo que demostrar que era buena por mérito propio y que no estaba allí por mero nepotismo. Con sangre, sudor y lágrimas, metafóricamente hablando, logró demostrar su valía, ganándose el cariño de los pacientes y el respeto y admiración del personal.
El trabajo, eso sí, incluyó un costo: la poca vida social. No era algo desconocido para la pelirroja, no obstante, ya que durante toda su etapa escolar nunca tuvo un amigo, prefiriendo los libros y el piano al contacto con otros. La situación continuó en la universidad e incluso en el hospital. Para ella, los doctores y enfermeras eran solo conocidos, cuando mucho colegas, pero jamás amigos. No quería que escudriñaran en su vida privada, y ciertamente no le interesaba la de los demás.
- Con que sepan que soy la hija del director me basta -pensaba ella.
Trabajar en el hospital era sumamente demandante, por lo que Maki solía llegar agotadísima a su casa al terminar sus turnos. Sin embargo, no se daba ningún momento para descansar; si tenía documentos pendientes que revisar, lo hacía en la comodidad de su hogar. No podía perder el tiempo; su reputación dependía de su buen desempeño. De hecho, era la única que trabajaba en sus días libres, y también la única que nunca se había tomado vacaciones desde que empezó sus funciones como doctora.
Solamente paraba cuando dormía.
Si bien el compromiso de Maki con su profesión los ponía contentos, sus padres comenzaron a preocuparse. Ellos querían desde el principio que su única heredera estudiara medicina y posteriormente dirigiera el hospital, pero se dieron cuenta de que la ojimorada estaba exagerando en cuanto a trabajar. Sumamente inquieto, el doctor Nishikino decidió intervenir.
- ¿Estás seguro de esto, cariño? ¿Qué pasa si Maki se niega? -le preguntó su esposa.
- Esa niña terca tendrá que escucharme quiera o no; yo sé lo que es mejor para ella. Y si se niega, mala suerte; va a tener que acatar.
- Pero siento que Maki no se lo tomará de buena manera.
- Posiblemente al principio, pero después me lo agradecerá. Querida, todos saldremos ganando con esto.
- Ojalá tengas razón.
- Sé que la tengo. Ahora deja de preocuparte, todo saldrá perfecto.
El doctor terminó la plática con su esposa y marcó un número en su celular. Se lo veía particularmente ansioso mientras esperaba que le contestaran.
- ¿Aló?
- Buenas tardes -respondió el galeno.
(...)
Dos días después de esa conversación telefónica, Maki se presentó para una nueva jornada de trabajo. A pesar del maquillaje en su rostro, las ojeras que tenía eran bastante notorias. Sumado a eso, lanzaba grandes y ruidosos bostezos que llamaban la atención tanto de sus colegas como de los pacientes.
- ¿Se encuentra bien, doctora Nishikino?
- Sí, sí, estoy bien. No se preocupe, doctor Ooshima.
La pelirroja creía que un café sería más que suficiente para espantar el sopor. No contaba, eso sí, con la llamada que le hicieron por altavoz y que fue un mejor despertador que cualquier brebaje.
- Doctora Maki Nishikino, por favor diríjase a la oficina del director. Repito, doctora Maki Nishikino, por favor diríjase a la oficina del director.
- ¿Qué querrá papá? No lo entiendo. Nadie se ha quejado de mi desempeño y no he tenido problemas con ninguna persona. Al menos eso creo.
Se dirigió al ascensor y apretó el botón que la llevaría al último piso. Una vez allí, se dirigió a la oficina de su padre. Tocó la puerta y esperó a que le respondieran.
- Adelante.
- Con permiso.
Maki se sorprendió de ver que sus dos padres estaban en el lugar; creía que solo serían ella y el doctor.
- Hija, toma asiento.
La pelirroja obedeció.
- Te preguntarás por qué te llamé. Bueno, el asunto es el siguiente: has tenido un desempeño fantástico, mejor del que me imaginé. He recibido muy buenos reportes sobre ti y no podría sentirme más satisfecho.
Maki sonrió ligeramente. En su interior, inflaba el pecho de orgullo.
- Pero...
- ¿Pero qué? -La sonrisa se desvaneció.
- ... me preocupa el ritmo de vida que estás llevando. Respóndeme, ¿hace cuánto saliste de la universidad?
- Dos años.
- Más o menos el tiempo que llevas trabajando aquí. Ahora dime, ¿cuántas veces has tomado días libres desde que empezaste?
- Ninguna.
- ¿Y vacaciones?
- Ninguna.
- A eso quería llegar. Hija, sé que quieres sobresalir y mostrar lo que vales, pero si sigues trabajando a ese ritmo terminarás colapsando, y no queremos que se dé la ironía de la doctora enferma.
- Papá, creo que no estoy haciendo nada malo. Además, tengo todo bajo control.
- Puedo ver claramente esas ojeras, Maki.
- Esto...
- Sé que tal vez te exigimos demasiado durante estos años, pero nunca pensamos que llegarías a esta situación. Por eso, he tomado la siguiente decisión: te doy vacaciones forzadas a partir de mañana.
- ¿Cómo que vacaciones forzadas? Papá, hay mucho que hacer en el hospital. No puedo irme de vacaciones así como así.
- No eres la única doctora trabajando aquí, Maki, y todo nuestro personal está más que capacitado. No será difícil cubrirte.
Para la pelirroja, las noticias fueron como una patada en el estómago. Estaba segura de que si se iba de vacaciones, alguien más terminaría quitándole el puesto y su reputación se iría a pique.
- Me niego.
- La decisión está tomada.
- ¡Ni siquiera me consultaron!
- Porque sabía que reaccionarías así.
- ¡Nunca consideras mi opinión!
- El doctor Nishikino miró a su hija con molestia.
- ¿Cómo que no? ¿Acaso no te acuerdas cuando a los quince años me dijiste que dejara de buscarte pretendientes porque no te gustaban los hombres?
A la mente de Maki llegaron imágenes de ese evento. Recordó cuando, casi llorando, le suplicó a su padre que no la comprometiera con nadie porque se sentía atraída por las mujeres. El doctor al principio se sorprendió, pero eventualmente aceptó la sexualidad de su hija; ella seguía siendo su heredera y nada cambiaría ese hecho.
- No seguí buscando más hombres para ti después de eso, ¿y aun así tienes el descaro de decirme que no te escucho?
Maki agachó la mirada avergonzada.
- Esto lo estoy haciendo por tu bien, así que deja de hablarme en ese tono.
El director abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó algo de ahí.
- Toma, en dos días más lo necesitarás -dijo extendiéndole el misterioso objeto a su hija.
Cuando ella vio de qué se trataba, abrió los ojos como platos. Nunca pensó que su padre le daría algo como eso.
- ¡E-E-E-E-Esto es...!
- Un boleto para un crucero por todo el Pacífico.
- ¡Pe-pe-pero...!
El señor Nishikino levantó una ceja.
- ¡ES UN CRUCERO SOLO PARA LESBIANAS!
- Sí, ¿y qué hay con eso? Tú eres lesbiana, hija.
- ¿Acaso hay una doble intención con esto? -preguntó la pelirroja en un tono suspicaz.
No hubo respuesta.
- No pienso abordar ningún crucero. Me quedaré aquí y seguiré con mi trabajo.
- Vas a tomarte esas vacaciones y aprovecharás de relajarte en el extranjero -dijo el doctor muy serio, casi molesto.
- ¡Ya te dije que no pienso ir a ninguna parte!
- ¡Maki, soy tu padre y harás lo que yo ordene! ¡Irás y lo vas a disfrutar!
- ¡De aquí no me muevo!
- Maki, escucha a tu padre, esto es por tu bien.
- ¿Tú también, mamá?
La madre de la chica, quien hasta ese momento había permanecido callada, decidió tomar la palabra.
- Hija, me preocupa tu futuro. Sé que eres muy capaz en tu trabajo, pero no has demostrado lo mismo tratando con otras personas. ¿Qué pasará cuando tu padre y yo nos vayamos? No quiero que te quedes sola.
- Mamá...
- Piensa en el viaje como una oportunidad. Quién sabe, a lo mejor vuelves aquí con una linda chica como novia.
- Matarías dos pájaros de un tiro, Maki. No solo aprovecharías de descansar, sino que también podrías conocer a una mujer que te acompañe el resto de tu vida.
- Por favor, hija, acepta el boleto. No quiero que descuides tu salud -suplicó la señora Nishikino.
- Es que... no quiero...
- Hazlo o te despido.
- ¡...!
(...)
- No puedo creer que terminé aceptando irme en un crucero con un montón de lesbianas. O sea, yo también soy una, ¡pero aun así...!
Maki se encontraba en el puerto de Tokio esperando en la fila para poder abordar el barco. Llevaba una maleta en cada mano y unos lentes de sol para cubrir las ojeras.
- Estoy segura de que papá hablaba en serio cuando amenazó con despedirme si no tomaba estas vacaciones. Se veía en su cara que no aceptaría un no de mi parte.
Mientras aguardaba, se dedicó a mirar a las mujeres que formarían parte del viaje. La mayoría eran chicas jóvenes como ella, pero también había algunas más maduras. Definitivamente sería un grupo variopinto.
- No sé si podré congeniar con alguna de ellas. Ninguna parece estar en la misma sintonía que yo.
En medio de sus cavilaciones, sonó su celular.
- ¿Aló?
- Maki, soy yo.
- Hola, papá.
- ¿Qué pasa? No te oigo muy animada.
- ¿Por qué crees?
- Hija, ya discutimos el tema. Mira, tal vez fui algo duro, pero es porque me preocupo por ti; no sabes cómo me sentía al verte tan agotada, y ni hablar de tu madre.
- Papá, no sabes lo difícil que es vivir bajo tu sombra. Todos esperan que la heredera del gran doctor Nishikino sea digna del nombre; por eso trabajo tan duro, por eso pongo todo de mi parte para lograr el éxito. Siento que si me alejo, todo lo que he logrado por mis propios méritos se desmoronará y pensarán que consigo las cosas por ser tu hija... -comenzó a sollozar de repente-. ¡No quiero que eso pase!
- Maki, cálmate y escucha. Es cierto, mucha gente espera demasiado de nosotros por el estatus que hemos alcanzado, pero eso no significa que tengas que matarte trabajando para mantener ese estatus. Tengo claro que hay varias cosas que te hemos impuesto desde pequeña, como el que estudies medicina, pero la vida me ha enseñado que a veces hay que replantearse otras que uno daba por sentadas. Respóndeme esto, ¿cómo te sentiste cuando dejé de buscarte pretendientes?
- ... Supongo que feliz.
- Tienes la suerte de contar con padres que te quieren y que se preocupan por ti, Maki; no cualquiera en nuestra posición hubiera aceptado tu sexualidad. Por lo mismo, el costearte este viaje es una forma de mostrarte lo mucho que nos importas. Sé que a veces te sentiste sola porque tu madre y yo siempre estábamos ocupados y casi nunca nos encontrábamos en casa... Lo lamento..., no quisiera que repitieras el ciclo.
- Papá...
- Y sé también que no soy un hombre que demuestre mucho su cariño, tal vez por la forma en la que me criaron a mí, pero diré esto sin ninguna culpa: te quiero, Maki, y agradezco a la vida por haberme dado una hija tan lista y hermosa como tú.
La pelirroja no pudo evitar emocionarse por las palabras de su padre.
- Gracias, papá... -respondió sollozando.
- No es nada. Ahora prométeme que vas a disfrutar de tus vacaciones. Tu madre y yo queremos ver muchas fotos cuando vuelvas.
- ... OK.
- Y no estaría mal si trajeras una candidata a nuera a la casa.
La doctora se sonrojó.
- ¡P-P-Papá!
- Yo solo digo. Ahora debo cortar, mi jornada laboral está a punto de empezar.
- Adiós, papá. Me contactaré contigo en cuanto tenga la oportunidad.
- Adiós, hija. Pásalo bien.
Tras terminar la llamada, Maki se dio cuenta de que era su turno de abordar.
- Bueno, ya estoy aquí. Que pase lo que tenga que pasar.
Este fue mi primer fic largo en FF, y hasta ahora es el que más seguidores tiene. Veamos cómo le va aquí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro