Amarrada a ti
Anuncio a todas las damas solteras
Se les invita a una celebración en el salón de fiestas el día XX de XXXX.
Habiendo sido el día anterior la fiesta para las parejas, ahora el turno de las solteras. Muchas de las chicas anhelaban con ansias que llegara la noche; querían conocer a su alma gemela y vivir romances dignos de cuentos de hadas y novelas rosas. Unas cuantas ya les habían echado un ojo a otras pasajeras, y esperaban que las susodichas se presentaran en el evento para hacer avances con ellas y ver si valían la pena.
En el salón comedor, se llevaba a cabo una conversación al respecto:
- Tsubasa-chan, ¿vas a ir a la fiesta de esta noche?
- No lo sé... Todavía lo estoy pensando.
Honoka estaba sentada en la misma mesa aprovechando la poca gente presente. Miraba atentamente a Tsubasa comer, con el rostro apoyado en ambas manos.
- Es verdad que me gustaría tener una novia, pero soy una idol profesional. Tener pareja es algo muy controversial en mi trabajo. Imagínate si fuera del mismo sexo: los fans más conservadores me darían la espalda... o hasta me amenazarían de muerte.
La sola idea de que alguien intentara matar a una chica tan agradable como Tsubasa se manifestó en un escalofrío que recorrió toda su médula espinal.
- Tú eres la única persona en todo el barco que conoce mi verdadera identidad. No quisiera arriesgarme en una fiesta en la que de seguro habrá muchas chicas interesadas en buscar a otras. Si llamo mucho la atención, podrían darse cuenta de quién soy.
- Bueno..., no es obligación ir a la fiesta. Si quieres, podrías venir aquí esta noche para conversar conmigo.
- Eso me gustaría. No sé si te lo he dicho en algún momento, pero pienso que eres una chica muy interesante y divertida.
- Gracias, je, je. Yo también creo que eres muy interesante, Tsubasa-chan.
Mientras más interactuaba la idol con la camarera, más le agradaba lo que veía en ella. Aquella chica era sumamente espontánea y libre, algo que Tsubasa anhelaba, pero que por contrato no podía permitirse.
- También eres muy linda.
La castaña se sonrojó un poco.
- Honoka, tú puedes decir lo que quieras sin que el público te reclame por ello. En ese sentido te envidio –pensó.
(...)
Había llegado finalmente el día de fiesta para las solteras. Aunque tenía sus dudas al respecto, Maki decidió asistir al gran evento; sus padres no dejarían de atosigarla si no aprovechaba la oportunidad.
- De seguro me van a preguntar dónde está la novia si vuelvo sola a casa al terminar el viaje.
Sin embargo, Nico era la única cosa en la mente de la pelirroja. Haberla visto en el salón de cine había reavivado su esperanza a pesar de que no se dirigieron la palabra aquella vez. Necesitaba conocerla y ver si de verdad la pequeña cantante era tan desagradable como se mostró en Tailandia.
Por supuesto, no era la única interesada en el evento de esa noche.
- ¿Viste los carteles, Kayo-chin? ¡Habrá una fiesta para las chicas solteras del barco, nya!
- ¿Quieres ir?
- Bueno..., no es que no quiera, pero me gustaría que Kayo-chin me hiciera compañía, nya, en especial ahora que ya te sientes mejor.
- Rin-chan, todavía necesito descansar un poco más. Además, sabes que yo no soy lesbiana. Deberías buscar a una chica que pueda quererte de la manera que buscas.
- Pero yo quiero que esa sea Kayo-chin.
- ... Lo lamento, Rin-chan.
La pelinaranja dejó el camarote con una sensación de pesadumbre en el corazón, sin notar que Hanayo dijo muchas de esas cosas con la mirada baja. Más aún, cuando Rin abandonó la habitación, la castaña se llevó la mano al pecho y sintió cómo sus latidos iban un poco más rápido.
- ¿Acaso Rin-chan es la que me hace sentir así?
No quería asegurarlo, así como tampoco quería asegurar su sexualidad; pero a su mente vino la imagen de una pelinaranja rodeada y besada por chicas hermosas sin oponer ninguna resistencia. Aquello comenzó a causarle miedo.
- ¡No! ¡Eso no puede pasar de ninguna manera!... Esperen, ¿por qué pienso en esas cosas? Además, ¿no fui yo la que le dijo a Rin-chan que buscara a otra chica que la hiciera feliz? No entiendo qué me pasa.
Lo único que tenía claro, aunque sonara irónico, era que estaba muy confundida.
(...)
- ¡Maki-san!
Saeko encontró a la pelirroja en el comedor. Esta última se había ido a desayunar sola para evitar problemas, pero la ojiverde, cual perro cazador, la rastreó y la localizó en dicho lugar. De más está decir que el verla sentarse en la misma mesa que ella resultó bastante incómodo para la doctora.
- No me esperaste para el desayuno. ¿Por qué?
- Tal vez porque quería comer sola.
- Pero siempre lo hacemos juntas. Además, anoche me dejaste plantada para el evento de parejas.
- Nosotras no somos pareja.
- Pero...
- Y Maki-chan, ¿vas a querer algo máaas...?
Honoka terminó alargando la última sílaba de la palabra al ver a Saeko sentada. Su cuerpo reaccionó con tiritones que evidenciaban su miedo.
- Mejor me voy.
La pelimagenta sonrió.
- Perfecto, una indeseable menos. Ahora que estamos solas, quiero pedirte que me acompañes al evento de solteras de esta noche. De seguro será muy divertido.
Maki sí planeaba asistir, pero ir con Saeko no era particularmente estimulante. Conociéndola, insistiría y la acosaría hasta que dijera que sí, por lo que debía pensar en una forma de rechazarla sin lastimarla.
- No veo a ninguna de las chicas por aquí para que me dé una mano –pensó mientras sus ojos iban de un lado a otro del comedor.
La única persona que conocía y que estaba en el lugar en ese momento era Honoka, pero ella le temía demasiado a Saeko como para ser de utilidad. Resignada, dijo:
- Bien, iré contigo.
- Sabía que no me decepcionarías. Iré a buscarte en la noche para nuestra velada de ensueño.
Sin darle tiempo para oponerse, Saeko besó la mejilla de Maki y le pidió el desayuno a una de las camareras. En cuanto a la pelirroja, sabía que había hecho un trato con el diablo, pero dadas las circunstancias, no tenía opción.
(...)
- Buenos días, Umi-chan y Kotori-chan.
- Buenos días, Nozomi-chan y Eli-chan.
Las dos parejas se encontraron camino al comedor. Tras haber pasado una noche encantadora, era momento del balance.
- Y díganme, ¿qué les pareció el evento de anoche?
- Maravilloso. Nada mejor que tener a Umi-chan para mí sola por toda una noche después de bailar y coquetear –dijo una jubilosa Kotori mientras se colgaba del cuello de su novia y frotaba su mejilla contra la de ella.
- ¡Kotori, aquí no!
- ¿Acaso tratas de decir lo que creo? –preguntó una insinuante Nozomi.
- Je, je, je.
Después de todo, una pajarita satisfecha sexualmente es una pajarita feliz.
- ¿Qué hay de ustedes?
- Bueno...
La pelimorada miró de reojo a Eli, quien se sonrojó un poco.
- ... No digas nada, Nozomi –dijo la rubia sujetando la manga de su esposa.
- Puedo comentar que la pasamos tan bien como ustedes.
Con rostros sonrojados de uno y otro lado, y viendo que se dirigían al mismo lugar, ambas parejas comenzaron a caminar juntas.
- No creo que hayamos sido las únicas que disfrutamos la fiesta. ¿Recuerdan a esas chicas? –preguntó Kotori.
- Te refieres a las de la pedida de mano, ¿cierto?
- Sí. Fue tan romántico... ¿Cómo era que se llamaban? Dijeron sus nombres en medio de la petición.
- Si mal no recuerdo, la que se arrodilló se llamaba Yuri... y creo que el nombre de la otra era Coco.
Umi miró de reojo a su novia y notó su rostro de felicidad. Después agachó la mirada un poco decepcionada; no podía evitar pensar de vez en cuando en sus problemas familiares.
- Cómo me gustaría hacer lo mismo en frente de ellos, con Kotori diciéndome que sí.
Al llegar al salón comedor, divisaron a Maki, quien comía despacio. Estaba acompañada de una sonriente Saeko, que parecía bromear y se aferraba al brazo de la pelirroja.
- Tal parece que Nishikino y Masuko se llevan bien –afirmó Eli–. No tenemos que seguir relacionándonos con ella.
- Pero Elicchi, ¿no ves lo incómoda que se ve Maki-chan? Además, sabes que a ella le gusta Nicocchi.
- ¿Qué? ¿A Maki-chan le gusta alguien? –preguntó Kotori–. ¡Qué romántico! –exclamó en un tono de ilusión–. ¿No lo crees, Umi-chan?
- Sí, supongo.
- Pero ya ven que está con Masuko. Lo que haga o deje de hacer Nishikino me tiene sin cuidado –dijo Eli–. Mejor vayamos a sentarnos, de preferencia en una mesa que este lejos de ellas.
- Elicchi, no puedo quedarme de brazos cruzados viendo a Maki-chan en una situación así. Voy a echarle una mano.
- ¡Nozomi, no lo hagas!
La pelimorada ignoró a su esposa y se acercó a la mesa de la doctora.
- Buenos días, Maki-chan.
La pelirroja vio a Nozomi como su salvavidas, mientras que Saeko la percibió como un estorbo.
- Tú...
- Buenos días a ti también, Saeko-chan –la saludó sin perder la calma, pero con un tono más cínico que el que usó con Maki.
- ¡Es Masuko-san!
- Buenos días, Nozomi.
- Dime, Maki-chan, ¿te encuentras bien?
- Yo...
- ¡Deja de fastidiar a Maki-san! ¡¿Qué no ves que estamos desayunando muy a gusto?!
Furiosa, la pelimagenta se levantó de su asiento y sujetó a Nozomi por la solapa.
- ¡No sé qué pretendes, pero desde que apareciste solo has sido una molestia! ¡Déjanos en paz a Maki-san y a mí!
Con lo que no contaba Saeko era con la furiosa rubia que llegó de improviso, liberó a Nozomi y le propinó un violento bofetón.
- No... te atrevas... a tocar a mi esposa –le dijo fríamente.
De paso, le lanzó una mirada glacial a Maki, como diciéndole «Si algo le pasa a Nozomi, tú serás la responsable».
- Eres muy valiente para hacerme eso, pero de todas formas yo gané al final. Maki-san, tú no eres de las que rompe sus promesas, ¿cierto? Ponte muy linda para esta noche. Te esperaré con ansias.
Saeko dejó el comedor con una sonrisa viperina en los labios. Al pasar al lado de Kotori y Umi, la peligris se aferró al brazo de su novia, mientras que esta adoptó una actitud protectora y endureció la mirada.
- Maki-chan, ¿qué quiso decir esa loca? –preguntó Nozomi.
- Pues...
(...)
- Ah-Ah-Ah-Ah-Ah-Ah-Ah.
Nico afinaba sus cuerdas vocales para el evento de las solteras. Para su fortuna, podría descansar después de eso: no quedaba mucho para el siguiente puerto.
- Agh, por fin se acaban los eventos de estos días. Estoy muerta.
Aunque no quisiera admitirlo, ver a las parejas felices la noche anterior le provocaba cierta envidia. Sin embargo, trabajo era trabajo y su familia necesitaba el dinero; no podía ser tan quisquillosa.
- Mientras las cosas resulten bien, no tengo de qué quejarme.
(...)
- Maki-chan, esto tiene que ser una broma.
- ... Ojalá lo fuera, pero hablo en serio.
- ¿No te has dado cuenta acaso del tipo de persona que es esa chica?
- Lo sé..., y por eso dije que sí. Si me negaba, buscaría la manera de convencerme, incluso si me llegaba a lastimar.
Salvo Eli, las chicas se veían muy preocupadas. Kotori inclusive tiritaba por el temor que le provocaba Saeko.
- ¿Pero no puedes cancelar la invitación o algo? –preguntó Umi.
- Sería más o menos lo mismo.
- Ella se condenó sola. No nos sigamos metiendo en esto, no nos incumbe –dijo Eli con evidente molestia.
- Pero, Elicchi...
- Si ella ve esto como un error, que aprenda. Y no sé ustedes, pero yo tengo hambre y quiero pedir algo de comer.
La rubia se levantó de su asiento y se dirigió a una mesa vacía.
- Disculpa a Elicchi, Maki-chan. Sus celos sacan lo peor de ella.
- No, ella tiene razón. Este es un error mío y debo asumir las consecuencias. Gracias por su preocupación, chicas, pero esto es algo que tengo que afrontar sola.
Sabiendo que no podría escapar de su responsabilidad, pero dispuesta a cambiar algunas cosas, la doctora se despidió de sus amigas y se puso a pensar en lo que haría esa noche.
(...)
Con la fiesta de solteras ad portas, Nico revisaba su clóset para buscar un vestido bonito y acorde a la ocasión. Gracias a su trabajo en el crucero, tenía mucho de donde elegir, pero eso mismo hacía la elección más difícil.
- ¿Cuál me pongo? ¿Cuál me pongo? ¿Cuál me pongo? –se repetía mentalmente.
Justo en ese momento, golpearon a la puerta de su camarote.
- ¡Ya voy!
Al abrir, Nico se encontró con quien sería la maestra de ceremonias.
- Ah, eres tú, Ryo.
- Buenas tardes, Nico. ¿Estás lista?
- Casi. Solo necesito elegir un vestido y ya.
- Perfecto. ¿Sabes? Tengo una sorpresa para el evento. De seguro a las chicas les encantará.
- ¿Estás segura?
- Muy segura.
- ... Como sea. Espérame unos minutos mientras elijo qué ponerme.
Ryo se quedó junto a la entrada mientras que Nico cerró la puerta. Tras pensarlo mucho, finalmente escogió un vestido rosado largo con algunas lentejuelas. Luego, abandonó el camarote.
- Ya estoy lista.
- Perfecto. Entonces vamos andando.
Ryo caminaba tan rápido que para Nico era difícil seguirle el ritmo.
- ¡Oye, vas muy rápido! ¡¿No ves que estoy usando vestido y tacones?!
La maestra de ceremonias no la escuchó.
- No hay caso con esta chica –pensó la pelinegra algo molesta.
En eso, vio que a Ryo se le cayó algo de su bolsillo. Al acercarse al lugar, se percató de que era un papel numerado.
- ¿6?
Sin nada más que hacer, Nico tomó el papel y lo guardó. Ya se lo devolvería después a la maestra de ceremonias.
(...)
- Y al final no fuiste a la fiesta.
- No, no quiero arriesgarme a que se sepa quién soy en verdad. Además, tú eres mucho más divertida.
Honoka se sonrojó ligeramente por las palabras de Tsubasa.
- Entonces... ¿qué quieres hacer?
- ¿Por qué no me traes algo ligero para comer? Para ti también, por supuesto.
La pelijengibre fue a buscar algunos bocadillos y bebestibles. A su vuelta, se sentó junto a la castaña.
- Ahora que ya estamos más cómodas, me gustaría conversar contigo –dijo Tsubasa–. Ya me has contado algunas cosas de tu vida, pero quisiera saber más.
- ¿Por qué no mejor me hablas tú? –preguntó Honoka–. De seguro una artista tan famosa como tú tiene muchas historias interesantes.
- Así que quieres conocerme más... Bien, creo que no será mucho problema.
Tsubasa se aclaró la garganta y comenzó a hablar:
- Desde que era muy niña, supe que quería ser artista, pero recién cuando entré a la preparatoria y conocí a mis mejores amigas me di cuenta de que mi deseo podría volverse realidad...
(...)
- Ya es de noche, Rin-chan.
- Lo sé, Kayo-chin.
- No querrás retrasarte... Hay muchas chicas que podrías conocer en la fiesta.
Hanayo se encontraba recostada en su cama. Ya estaba prácticamente recuperada, pero no tenía intención alguna de ir al evento. Rin, por otra parte, se había vestido y peinado para salir, haciendo que la castaña se sintiera algo apesadumbrada sin podérselo explicar.
- Afuera debe estar la chica que te acompañará... La chica perfecta para ti.
- Esa chica está justo aquí, nya.
- ¿Qué?
- Kayo-chin, vamos a tener nuestra fiesta privada aquí en el camarote. Solo nosotras dos.
Aquello sorprendió y confundió a Hanayo.
- No te entiendo, Rin-chan.
- Dije que no quería estar con ninguna otra chica que no sea Kayo-chin. No importa cuánto me tarde, pero lograré que dejes de verme como una amiga, nya. Además, quiero asegurarme de que te recuperes por completo.
- Pero yo...
La ojimorada estuvo a punto de rebatir las palabras de la pelinaranja, pero al ver cómo esta sonreía, con la mirada brillante y llena de ilusión, decidió no decir nada.
- No sé por qué, pero saber que Rin-chan no irá a la fiesta me causa cierto alivio... No lo comprendo –pensó.
(...)
- ¡Bienvenidas sean todas a la fiesta para las chicas solteras! Esperamos que la disfruten y, quién sabe, que puedan encontrar a esa personita especial al final.
Un grupo bastante grande de mujeres de todas las edades se había reunido en el salón de fiestas para lo que esperaban resultara un evento de ensueño. Por supuesto, había excepciones:
- Estoy muy ansiosa por esto. ¿Y tú, Maki-san?
- Sí... Yo también, Saeko-san...
En el escenario, una animada Ryo seguía hablando:
- Y ahora, sin más preámbulo, dejo con ustedes la maravillosa voz de la gran Nico Yazawa.
Solo entonces Maki pareció animarse un poco. Por lo demás, durante todo el rato que Ryo habló, la pelinegra le hacía señas de que tenía un papel numerado en su poder, pero la maestra de ceremonias nunca se percató. Sin otra opción que hacer su show, Nico comenzó a cantar.
Varias de las mujeres presentes se animaron e invitaron a otras a bailar con ellas. Por supuesto, Saeko no perdió el tiempo e hizo lo mismo con Maki, quien aceptó solo para que esta no reaccionara mal.
Pasadas dos horas, más o menos, Ryo retomó su papel como maestra de ceremonias.
- ¡¿Cómo lo están pasando, chicas?!
- ¡BIEN! –Fue la respuesta general.
- Qué bueno es oír eso. Ahora llegó el momento de algo muy especial. ¿Me ayudan con esto? –les preguntó a dos chicas a cada lado suyo.
Ni corta ni perezosa, Ryo sacó varios papeles numerados de sus bolsillos y se los entregó a sus asistentes, quienes comenzaron a moverse entre el público.
- A continuación les harán entrega de unos papeles numerados. No los pierdan, porque de eso depende con quién participarán, y no los abran hasta que dé la señal.
- ¿Participar? Debo asegurarme de hacerlo con Maki-san.
- Cualquier otra chica, cualquier otra chica, cualquier otra chica...
Finalmente, ambas recibieron su papel.
- Muy bien, ya pueden revisar qué número les tocó –anunció Ryo–. Aquella con el mismo número que ustedes será su compañera para este juego.
Todas desdoblaron los papeles.
- ¿Qué número te tocó, Maki-san?
- El 6.
- Qué coincidencia, a mí igual.
- No puede ser.
Mientras Maki lamentaba su suerte, en el escenario Nico se acercó a Ryo.
- ¿Qué pasa, Nico?
- Traté de decírtelo, pero nunca me hiciste caso: yo tengo un papel numerado que se te cayó.
- ¿En serio?
- Solo mira.
Nico le mostró el papel que llevaba con ella.
- Déjame comprobar algo.
La maestra de ceremonias hizo un conteo rápido de las asistentes y se dio cuenta de que había un número impar. Sin perder tiempo, se acercó al micrófono y dijo:
- Atención, atención, ha ocurrido una situación imprevista. ¿Quién de ustedes tiene el número 6?
- Yo. –Levantó la mano Maki.
- Yo también. –La secundó Saeko.
- ¿Podrían acercarse ambas, por favor?
Así lo hicieron.
- Mmm... Tú tienes el 6 –le dijo Ryo a Maki.
- ¡Un segundo! ¡Yo también tengo el 6! Debería tocarme con ella.
- Mira más de cerca: ese es el 9.
- ¡Pero...!
- ¡Atención, chicas! ¡La que tenga el número 9 hará pareja con ella! –informó Ryo apuntando a Saeko.
- ¡AGH!
Sumamente molesta, la pelimagenta se vio obligada a juntarse con una muchacha a la que no conocía. Maki, por su parte, esperaba ansiosa a su compañera.
- Entonces... ¿con quién me toca a mí?
Ryo miró de reojo a Nico y prácticamente la arrojó a los brazos de la pelirroja.
- Con ella.
- ¡Oye, yo soy una artista! ¡No debería participar! –bufó molesta.
- Tú tenías el número, y por lo que tengo entendido estás soltera, así que no hay problema.
Saber que Nico sería su compañera le causó una enorme impresión a Maki. Sintió cómo el calor emanaba de sus mejillas y sus latidos se hacían cada vez más rápidos.
- Ahora mis asistentes se encargarán de esposar a cada pareja. Las llaves están escondidas en algún lugar del barco. ¿En dónde? Tendrán que descubrirlo con las pistas que les daremos.
Dicho y hecho: cada equipo fue esposado.
- Por supuesto, para hacer las cosas más interesantes, habrá un premio exclusivo para las ganadoras. Para las demás, quién sabe: quizás ahora mismo están con su alma gemela y aún no lo saben.
Los morados ojos de Maki le echaron un rápido vistazo a Nico. Esta lucía molesta; no esperaba que la involucraran en el juego.
- No creas que esto me hace gracia, cabeza de tomate. Mucho menos hacer equipo con una niña ricachona y presuntuosa como tú.
- ¡¿Qué?! Escucha, enana, te guste o nos acaban de esposar y estaremos juntas hasta que este juego termine.
Lo único que hizo la pelinegra fue bufar.
- Ahora a cada pareja se le entregará un sobre con la primera pista. Buena suerte a todas y que ganen las mejores.
En cuanto Nico y Maki recibieron el sobre, se encontraron con un mensaje en código:
La luna se baña en el espejo en el que se refleja
¿La acompañarás?
- ¿Qué quiere decir esta cosa? –dijo Nico con algo de molestia.
- No lo sé, pero deja de quejarte.
Más lejos, Saeko lanzaba venenosas miradas. En cuanto a su compañera, la sola aura de la ojiverde bastó para hacerla temblar.
Volviendo con Nico y Maki, estas trataban de pensar en qué quería decir la pista. Con tantas mujeres haciendo lo mismo que ellas, optaron por dejar el salón para evaluar mejor las opciones.
- La luna se baña en el espejo en el que se refleja... ¿De qué hablará? –se dijo la pelirroja en voz alta.
- Quizás del baño –comentó la ojirrubí al aire.
- No, no creo que sea eso.
Algunas de las otras parejas también dejaron el salón para dar con la siguiente pista, pero su caminar no parecía llevarlas a ninguna parte.
- Un lugar donde se refleje la luna y se baña... Creo que ya sé dónde ir.
- ¿En serio?
- Ven conmigo.
- Tendría que ir aunque no quisiera. Te has dado cuenta de que estamos esposadas, ¿no?
Maki no respondió. Volver a hablar con la pequeña de cabellos negros le causaba sentimientos encontrados; por una parte, seguía mostrando esa actitud desagradable que demostró en el restorán en Tailandia, y por el otro no podía dejar de sentirse emocionada por tenerla tan cerca.
- Es tan linda... Muy antipática, sí, pero muy linda.
No había nadie en el área pensada en cuanto llegaron: eran las primeras ahí.
- ¿La piscina?
- Es lo que se me ocurrió tras pensarlo un poco.
- Vaya, parece que hay un cerebro dentro de esa cabecita –se burló la pelinegra.
- No sé si puedo decir lo mismo de la tuya.
- ¡Oye! ¡Por supuesto que hay uno!
Maki rodó los ojos.
- ¡Mira! Hay sobres pegados en la escalerilla –dijo de repente.
- Así que tenías razón.
Maki tomó uno, lo abrió y leyó la segunda pista:
¿Quieres conocer mi historia? Si pestañeas, te la pierdes.
- Esta se ve más difícil.
- ¿Se te ocurre algo? –preguntó Nico.
- No, nada.
Mientras la pelirroja pensaba en posibles soluciones, la cantante aprovechaba de mirarla de perfil. Su suave piel, sus rasgados ojos morados y su cabellera roja resaltaban bastante, y si bien Nico no parecía impresionada, no podía negar que Maki era atractiva.
- Es linda, pero jamás será tan linda como Nico Nii.
- Mejor nos vamos de este lugar. Si otra pareja nos ve aquí, podría darse cuenta de que la pista está cerca.
Las chicas se fueron a otro sitio para no ser detectadas por las demás.
- Creo que aquí podremos pensar en la respuesta con más calma.
Ambas leyeron nuevamente el acertijo tratando de entenderlo.
- ¿Quieres conocer mi historia? Si pestañeas, te la pierdes... ¿Hablará de un libro o algo así?
- No lo creo, a menos que haya una biblioteca en este barco.
- No, no hay nada así.
- Entonces habrá que seguir pensando.
En medio de las cavilaciones, Nico volvió a decir la pista en voz alta:
- ¿Quieres conocer mi historia?...
- ¡Sí quiero!
- ¿Eh?
Inconscientemente, Maki dejó que eso se escapara de sus labios. Al darse cuenta, lo único que hizo esta fue taparse la boca y actuar como si nada hubiese pasado, a pesar del evidente sonrojo.
- ¿Qué dijiste, Nishikino?
- ¡Por supuesto que no dije nada! ¡¿Acaso piensas que me interesa saber más de ti o algo por el estilo?!
Ver esa faceta en Maki hizo que Nico no pudiera contener la risa.
- ¡¿Y ahora de qué te ríes?!
- Lo siento... ja, ja, ja, ja..., pero tu cara... ja, ja, ja, ja... se ve... ja, ja, ja, ja... adorable... ja, ja, ja, ja...
La doctora no sabía qué decir. Por un lado, la pelinegra se estaba burlando de ella, y por el otro, dijo que lucía adorable.
- Así que... la engreída... ja, ja... y presuntuosa... ja, ja... heredera de la... familia Nishikino... ja, ja... está interesada... en la vida de una...ja, ja... pobre cantante de crucero como yo.
Lo de «pobre cantante de crucero» lo dijo con un dejo de ironía.
- Sí, claro... Como si tu vida fuera digna de una película.
Un súbito pensamiento se apoderó de Maki y la hizo abrir grandes los ojos.
- ¡Película!... ¡El salón de cine!
- ¿Estás segura de eso, Nishikino?
- Casi.
- ¿Pero no recuerdas que son dos?
- Entonces revisaremos ambos. ¡Anda, vamos!
- ¡Oye, no me tironees! ¡La esposa lastima mi muñeca!
A paso veloz, las chicas se dirigieron a uno de los salones de cine. Eso sí, no parecía haber nada que se asemejara a un sobre a simple vista.
- Parece que te equivocaste –dijo Nico–. O quizás la siguiente pista está en el otro salón.
- Primero revisemos aquí. Adelante.
- ¡Oye, te dije que no me tironearas!
Maki comenzó a recorrer cada rincón del cuarto en busca del sobre, sin éxito.
- ¿Ya terminaste tu misión, princesita?
- ¡Por lo menos estoy haciendo algo!
- Sí, arrastrarme contigo a donde te da la gana.
Frustrada, Nico se sentó a descansar, arrastrando con ella a Maki y haciendo que la pelirroja terminara encima suyo.
- Eh...
Los rostros de ambas estaban a centímetros de tocarse, lo que produjo un sonrojo mutuo.
- Eh... –balbuceó Nico mientras desviaba la mirada hacia otro lado–. ¡Mira, un sobre! –exclamó casi al instante.
Desde su posición, la pelinegra vio un sobre pegado bajo una silla. Arrastrándose como pudo, escapó de su incómoda posición y logró agarrar la pista.
- Ábrelo –dijo Maki.
- Sí, sí, ya lo sé.
La cantante así lo hizo, encontrándose con el siguiente mensaje:
Si quieres deshacerte de lo malo, deja que corra el agua.
- ¿Y esto?
La ojimorada pensó en las posibles respuestas por un momento, llegando a una conclusión bastante rápida.
- Ven conmigo –dijo mientras se levantaba.
- ¡Te dije que no me jalaras tan fuerte!
Como había sido la tónica, Maki iba adelante y Nico se quejaba detrás de ella. Cuando llegaron a su destino, en lo único que pensó la artista fue que se trataba de una broma.
- Me estás fastidiando, ¿cierto?
Es lo más lógico de acuerdo a la pista. «Si quieres deshacerte de lo malo, deja que corra el agua». ¿Qué otro lugar sería que el baño?
- Ryo, espero que esto no sea algún fetiche raro tuyo o algo por el estilo –pensó Nico con molestia.
Ni los lavamanos ni los espejos ni las paredes tenían sobres, siendo los cubículos el único sitio lógico para registrar. La pelinegra se encargó de la tarea, encontrando varios sobres pegados en el interior de uno, además de sentir un espantoso hedor.
- ¡Puaj! ¡¿Qué les dan de comer a estas chicas?!
- Después averiguas eso. Ahora hay que resolver la siguiente pista.
- Toma, no quiero seguir aquí –dijo Nico, extendiéndole el sobre a Maki.
El mensaje en el interior era:
¿Quieres saber tu suerte? Entonces muéstrame tu mano
- ¿Qué? ¿Está sugiriendo que vayamos con una adivina o algo así? –soltó la pelinegra.
- ¿Por qué no puedes pensar con un poco más de lógica? Este es un barco, no una feria ambulante. No hay ninguna adivina a bordo.
- ¿Pero entonces qué quiere decir la pista, señorita sabelotodo?
- No lo sé, tengo que pensarlo un poco.
- ¡Pues piensa rápido! ¡No quiero seguir esposada!
- ¿Crees que yo sí? Ahora ayúdame con esto si quieres liberarte.
- Lo único que se me ocurre es una adivina. ¿Quién más podría decirte la suerte al mostrarle tu mano?
- Ese pensamiento es demasiado básico. Te dije que lo descartaras.
Tratando de darse importancia, Nico dijo:
- Apuesto a que puedo encontrar la respuesta antes que tú.
- ¿Qué? ¿Alguien que solo ha dicho tonterías durante toda esta actividad? Además, te recuerdo que he sido yo quien ha resuelto todos estos acertijos.
- Insisto: lograré encontrar la solución de este antes. Te lo apuesto.
- Un momento... Apuesto, suerte, mano... ¡Eso es!
- Nishikino, ¿y esa mirada?
- Sígueme, ya tengo la respuesta.
- ¡¿QUÉ?!
- ¡Deja de gritar por todo y ven conmigo!
- Como si pudiera quedarme... Estamos esposadas, ¿lo recuerdas?
Ambas chicas se dirigieron al casino del barco.
- ¿Aquí? ¿Por qué?
- La pista no se refería a una mano literal, sino a una de póker. Es la única conclusión lógica.
- ... Como digas.
Sin darle tiempo a Nico para reaccionar, Maki comenzó a buscar el siguiente sobre, hallándolo junto a la ruleta tras unos minutos.
- ¡Ábrelo, ábrelo! –exclamó la cantante.
- Creo que esta es la pista final.
- ¡¿Qué?! ¡¿En serio?!
- Solo lee.
Fin del camino. Para ganar, la clave es el inicio.
- OK, aquí no entiendo nada.
- No has entendido nada en toda la noche.
- A veces me dan ganas de golpearte.
- Ignoraré eso.
Nico y Maki estaban a solo una pista de liberarse de las molestas esposas. Si tan solo pudiesen resolverla, darían fin al juego. No obstante, el pecho de Maki comenzó a dolerle de repente. Miraba de tanto en tanto a su compañera y se dio cuenta de algo: quizás no podría estar así de cerca de Nico en lo que restaba de viaje.
- Es verdad que es molesta, egocéntrica y quejumbrosa, pero tras pasar este rato con ella, me di cuenta de que en verdad quiero conocerla más... No sé si podré hacerlo.
- Tierra llamando a Nishikino...
- ¿Eh?
- ¿Qué te pasa? Pareces distraída.
- No... No es nada.
Nico se percató de la mirada entristecida de Maki.
- Lo siento.
- ¿Eh?
- Te dije cosas que no debí en Tailandia. Es verdad que no tengo una buena opinión de los ricos y que has demostrado ser algo molesta en esta actividad...
- Puedo decir lo mismo de ti.
- No responderé a eso. Como decía, es verdad que tengo mis opiniones sobre los ricos, pero tras interactuar contigo, creo que no eres taaaaaan odiosa. –Hizo un especial énfasis en el tan.
- Pues..., supongo que tú tampoco eres tan desagradable.
- ¡Nadie es más simpático que yo!
El tono que usó la artista, casi como el de una niña chiquita, le hizo mucha gracia a la doctora, quien emitió una pequeña risita.
- ¡No te burles!... ¡Agh! Retiro lo dicho, eres tan odiosa como Ryo. No me sorprendería que ella solo nos hiciese dar vueltas porque sí y que haya tenido la llave desde el principio.
- Un momento... Repite lo último que dijiste.
- Que Ryo podría tener la llave.
Maki leyó la pista nuevamente.
- Quién lo diría. Tal vez tengas razón. ¡Vamos!
- ¡Oye, ya te dije que no me arrastres así!
Las chicas comenzaron a correr. En el pecho de Maki se sentía un fuerte latir, y no solo por estar junto a Nico o por la carrera. Cada paso que daba era un paso más cerca de la meta, más cerca del premio, un premio que podría compartir con la pequeña cantante de cabellos negros.
Podría estar esposada, pero hacía mucho que no se sentía tan libre.
Al llegar al salón de eventos, Nico y Maki se percataron de que ninguna otra pareja había llegado al lugar.
- ... Pista... La llave...
Ryo sonrió y le ordenó a una de sus asistentes que las liberara.
- Chicas, felicidades, han ganado la competencia.
Todas las presentes aplaudieron a las triunfadoras.
- ¿Qué más podía esperarse teniendo a la gran Nico Nii como compañera?
- Apenas hiciste algo.
- ¡Ey, la última pista la resolví yo!
- Fue coincidencia.
Ryo sonrió.
- Después discuten. Ahora déjenme revelarles su premio: un almuerzo todo pagado en nuestro próximo destino. Ya les daré la ubicación del restaurante después.
Las chicas se miraron. Maki lucía nerviosa, pero Nico no parecía tan animada. Su actitud de hacía rato se había esfumado.
- ¿Hay alguna forma de cancelar esto? –preguntó.
- No, ninguna.
La reacción a esas palabras fue un suspiro de resignación.
- Vamos, no creo que sea para tanto.
- No sabes nada –pensó.
Nico dio media vuelta y se dispuso a marcharse, aunque hizo un alto primero:
- Supongo que te veré mañana, Nishikino.
- Sí..., supongo –dijo ella con algo de tristeza–. Buenas noches..., Nico-chan.
- Buenas noches, Nishikino.
La cantante dejó el salón tras eso.
En el corazón de la pelirroja había muchas emociones encontradas. Estaba feliz de haber ganado y de poder compartir con Nico al día siguiente, pero los súbitos cambios de humor de esta la confundían. Esperaba obtener algunas respuestas durante su almuerzo, pero no quería repetir la mala experiencia de Tailandia. En ese aspecto, debía ser cuidadosa.
- De verdad tienes un lado agradable a pesar de tu actitud, Nico-chan. Ojalá tengas dulces sueños esta noche.
En otro lugar del barco, una pelimagenta furiosa se quejaba de su mala suerte y de no haber sido la compañera de Maki.
Quería publicar esto el mes pasado, pero por diversas circunstancias no pude hacerlo.
Un agradecimiento especial a quienes me sugirieron tanto el juego que se vio en este capítulo como la aparición de algunas chicas de SIF, aun cuando yo no juego SIF.
En la próxima entrega, las chicas llegarán a un nuevo país. Intenten adivinar cuál.
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