exist for love.
El lugar al que Beomgyu decidió llevarlo después de su cita fue su casa del árbol, por la que Yeonjun tenía especial curiosidad desde que le comentó sobre ella la primera vez.
Si bien ya había visto la fachada de la casa de Beomgyu desde la entrada, y había notado lo grande que era el árbol detrás de la misma, le pareció todavía más majestuoso cuando entraron en el patio trasero y comparó el tamaño del tronco con la vivienda.
—¿Tienes escalera? —fue lo primero que su instinto de supervivencia preguntó.
—No, tendrás que escalar.
Como se temía. Yeonjun tragó saliva y mostró unos ojos un poco aterrados.
Él podría tratar de subir una montaña no muy empinada con zapatos todo terreno, pero un árbol totalmente vertical sería un problema muy grande para su inexperiencia en la practica.
—Si lo logras futuro doctor —cerca de su oreja Beomgyu bajó el tono de su voz hasta volverlo suave y sensual— te daré un regalo en la cima.
Dejándolo con la duda y el corazón martilleando Beomgyu corrió y subió ágilmente con sus pies descalzos, saltando dentro de la oscura casa del árbol.
—¡Vamos! —animó desde arriba dando pequeños aplausos.
Yeonjun fingió calentar sus músculos y colocó una de sus manos contra la rasposa madera, tanteando un lugar de donde agarrarse.
Alzó la mirada y no había nadie, Beomgyu ya no estaba viéndole. Seguro para que Yeonjun no se sintiera intimidado.
Llenándose de valentía encajó sus manos donde vio a Beomgyu encajar las suyas antes, y se dio cuenta de que ya habían sitios bastante profundos de donde podía sostenerse. Hechos por Beomgyu en todos los años que llevaba escalando el mismo tronco.
No quiere decir que por eso le costó menos impulsarse y mantener el equilibrio. A pesar de ser un hombre con una considerable fuerza física —más que nada innata— Yeonjun no estaba para nada acostumbrado con esa practica, así que estuvo al borde de caerse un par de veces.
Ya en el último tramo, a cuatro metros separado del suelo, la voluntad de estar a punto de ser vencedor le otorgó el coraje para aguantar todo su cuerpo sosteniéndose del marco de la ventana e impulsarse dentro de la casa del árbol.
Cayó en el suelo con la cara roja y contenta.
—¡Lo log...! —se atragantó con su saliva al percatarse de su alrededor.
Dentro habían pocas cosas: un cofre, un colchón en el suelo lleno de mantas, y un Beomgyu muy desnudo recostado sobre él, siendo iluminado por dos velas a los lados del mismo.
El castaño le sonrió tembloroso.
—Casi pensé que ibas a irte sin intentarlo.
—o... —Yeonjun tenía la boca seca. Por el esfuerzo físico que acababa de hacer y por la bella imagen de su chico raro —que ya no era raro en el mal sentido— viéndose vulnerable y bello para él.
—No es algo que planeé —Beomgyu habló bajito—. Solo quiero pensar que sientes lo mismo que yo, y... y si es así, entonces creo que esto esta bien...
Yeonjun aún no se movía.
—¿Está bien? —Beomgyu inquirió, incorporándose de rodillas y extendiendo sus brazos en dirección a Yeonjun—. Ven.
«Ven»
En una ocasión, Yeonjun había leído un articulo escrito por la facultad de literatura donde hablaban de los seres en historias de ficción que embrujaban con sus encantos a los inmortales.
Sirenas, ninfas, ángeles caídos, Incubos.
¿Alguno de ellos se comparaba al chico de carne y hueso, ciertamente mortal, que lo llamaba tan dulcemente a su lecho?
Yeonjun juró al universo que jamás volvería a cometer el error mundano de follar sin sentimientos, si ese momento que estaba viviendo era real y él no estaba soñando.
Arrastrándose hacía el colchón como si se tratase de un altar, se sacó la camiseta húmeda y abrió el cierre en su pantalón, escuchando a Beomgyu removerse. Imitando los movimientos gráciles de un felino se acercó hasta quedar a milímetros del rostro contrario.
Las manos del Beomgyu acunaron sus mejillas, y los labios rosas que tanto deseaba rozaron los suyos.
Un par de ojos con pestañas caídas por la lluvia y las lágrimas miraron a Yeonjun con suplica y adoración.
No pudo resistirse. No habían empezado y ya se sentía en el cielo junto a los dioses.
—Quiero muchos besos —Beomgyu musitó.
—Los tendrás —Yeonjun afirmó— todos los que quieras.
Beomgyu soltó una risita que Yeonjun siguió.
—¿Estás... enamorado de mi? —cuestionó el menor suavemente.
Esa pregunta sonaba un tanto extraña para Yeonjun, ya que nadie jamas le había preguntado algo parecido antes de tener sexo. La única pregunta que podrían llegar a hacerle es si tenía condones, y eso si alcanzaban a procesarlo antes de que él estuviera rompiendo el envoltorio y colocándolo en su polla.
Pero siendo honestos no le disgustó escucharlo. Porque él si que estaba enamorado.
No, enamoradisimo.
Beomgyu continuó—: Porque yo no me acuesto con personas que no me corresponden —y rió— fuiste la excepción solo una vez.
El cuerpo de Yeonjun tembló, perdiendo la capacidad para respirar un momento. Lo hizo recostarse.
—Te amo —confirmó repartiendo besos en toda su cara y luego en su quijada—. Haces que quiera hacer el amor por primera vez.
Beomgyu tragó saliva, separó a Yeonjun de un empujón y lo dejó con la espalda contra el colchón, montándose sobre su pelvis e inmovilizando sus manos a cada lado de su cabeza. Tomando el control.
—¿Quieres que sea tuyo? —movió sutilmente sus caderas sobre la braqueta abierta de Yeonjun. Su culo envió ondas de cosquilloso placer en toda la erección del mayor—. Tuyo y de nadie más...
—Sí, por favor —formuló embelesado por la actitud demandante tan repentina. Le estaba fundiendo las neuronas.
Beomgyu se inclinó y besó con parsimonia la boca contraria, chupando el labio inferior y luego el superior, apartándose antes de que Yeonjun atacara el interior de su boca.
—Muestrame tu pasión Yeonjun —murmuró soltando un jadeo caliente— la quiero toda.
Con ese último susurro Yeonjun se alzó a tomar hasta el último aliento de Beomgyu en un beso arrasador, de esos con el que te arrancan el sentido común y elevan el libido hasta reventar. Su lengua trazó todo el interior de su cavidad, sacándole suspiros y quejidos ahogados.
Las manos de Beomgyu tiritaron y soltaron las muñecas de Yeonjun. Su cuerpo se rindió y se dejó caer contra su pecho, dejando que dos manos codiciosas le recorrieran la columna y se detuvieran en la curva de su culo, amasando a gusto.
Yeonjun se incorporó aún con Beomgyu pegado a él, se sacó los pantalones con histeria, llevándose los boxers también y dejándolos caer a un lado en el suelo. Cuando hicieron contacto piel con piel Beomgyu sintió espasmos, y se restregó contra la hombría de Yeonjun, dura y húmeda como la suya.
—Tocame —pidio dando saltitos sobre su regazo.
Yeonjun envió una de sus manos entre sus cuerpos y maniobró sus dos penes juntos, esparciendo el liquido preseminal y haciendo ruidosos sonidos chiclosos. Beomgyu enredó sus dedos en el cabello de Yeonjun y lo guió a su cuello para que mordiera y besara. Quería que lo marcara entero. Algo que jamás había deseado y que ahora anhelaba más que a nada.
Se corrieron a la par, volviendo de sus estómagos un desastre de fluidos que Yeonjun esparció por el pecho de Beomgyu mientras lo recostaba de nuevo, oyéndolo jadeante y complacido.
—¿Qué deseas ahora? —murmuró flexionando una de sus tersas piernas, moliéndose contra él para despertarlo del letargo del orgasmo.
Beomgyu todavía veía estrellas cada vez que parpadeaba. Sentía un cosquilleo hasta en sus encías.
—Follame muy lento —solicitó respirando pausadamente— y luego muy duro.
—La puta madre.
Si eso es lo que Beomgyu quería, entonces Yeonjun iba a dárselo.
Porque demonios. Eso era exactamente lo que Yeonjun quería también.
Abriendo las dos piernas más hermosas que jamás había tocado, Yeonjun descendió un camino de besos húmedos por sus muslos, usando sus dientes de vez en cuando y haciendo a Beomgyu gemir y soltar lágrimas.
Su lengua recorrió el pene de Beomgyu de la base a hasta la punta, probando su sabor y espesura, gruñendo y causando vibraciones que hicieron a Beomgyu saltar y arquear su espalda.
—¡Ah! Aah... —gritó tapando su rostro con sus brazos, abriéndose más para que Yeonjun hiciera y deshiciera con él.
Sin entretenerse más, Yeonjun dejó de sortear en la erección de Beomgyu y empezó la preparación, que debía ser lenta y minuciosa por la falta de lubricante.
O eso pensaba cuando empezó a humedecer sus dedos con su saliva.
—Espera —Beomgyu se contrajo en un escalofrío antes de señalar con su dedo una sección del suelo—. Hay l-lubricante ahí.
Yeonjun miró el sitio, pero sin entender preguntó—: ¿Dónde?
—Debajo del tablón.
Con algo de extrañeza y diversión Yeonjun se inclinó y alargó el brazo hasta el suelo, levantando con la llena de sus dedos la delgada tabla de madera y dejando a la vista un cajón secreto.
Había una botella de lubricante medio llena, condones, y velas de repuesto.
—¿Puedo preguntar por qué tienes lubricante aquí? —se suponía que Beomgyu no lo había planeado.
—Esta es prácticamente mi habitación, me masturbo con él.
—Bien, que hay de los condones.
—Son para no manchar las sábanas.
Yeonjun alzó una ceja.
Beomgyu formó un puchero con su boca.
—Si estas tratando de preguntar si he traído a alguien aquí, debes saber que eres el primero en atreverse a escalar.
Con una sonrisa de idiota Yeonjun volvió a situarse entre sus piernas, cargado con el lubricante y los condones.
—¿Ni siquiera Taehyun?
Ese chico no se veía como alguien que no aceptara un reto, o al menos eso opinaba Yeonjun basado en lo poco que lo conocía.
—Mejor no respondas —se retractó— no quiero hablar de tu ex. Soy yo quien está aquí ahora, eso es todo lo que importa. Estoy feliz por no ser un cobarde y saber lo que quiero.
Beomgyu contuvo sus ganas de atraerlo y besarlo por siempre. Simplemente asintió con una sonrisa que lo decía todo, y se relajó mientras Yeonjun lo preparaba.
Un dedo estiró su entrada con paciencia, saliendo y entrando hasta que se sintió cómodo. No como ocurrió en esa acelerada fiesta donde ninguno de los dos puso ni el mínimo emociones.
Luego de los dos dedos Beomgyu empezó a gemir, y ya para los tres dedos sus piernas estaban temblando y su boca balbuceando sin sentidos.
Beomgyu disfrutaba mucho del sexo, el mayor ya estaba seguro.
—¿Todo bien? —Yeonjun preguntó mirándole deshacerse entre las sabanas.
—T-todo bien —aseguró llevando sus manos a los hombros contrarios antes de manifestar su nuevo deseo—. Lo quiero ahora, dámelo.
Yeonjun relamió sus labios, sacando sus dedos y levantando las piernas de Beomgyu para que rodearan sus caderas. Apoyando sus brazos a cada lado de su sonrojada y sonrojada cara.
Se había controlado hasta el momento, pero no podía estar más al alcance de explotar con Beomgyu pidiéndole que lo complaciera y reaccionando de esa manera tan autentica.
El castaño no era vulgar ni exagerado, sino sensual y extraordinario como en todo lo que hacía. No era como el sexo que Yeonjun solía tener, que a pesar de ser muy placentero, estaba vacío.
—Te amo —susurró para Beomgyu una vez más antes de ingresar en él, yendo lento como le pidió, conteniéndose de hacer ningún movimiento mínimamente brusco que pudiera lastimarlo.
Beomgyu soltó un ruidito parecido a un ronroneo y se escondió en el hueco entre el hombro y el cuello de Yeonjun, acostumbrándose a la sensación y dando mordidas en la piel que tenía al alcance, marcándola con chupones ruidosos.
Yeonjun empezó a deslizarse dentro y fuera, sosteniendo a Beomgyu y cuidando no aplastarlo.
Ese balanceo prolongó el placer por un rato. Intercambiaron muchos besos fugases y pequeñas declaraciones de amor. Hasta que la llama volvió a vibrar en sus pechos y Beomgyu enredó sus lenguas de nuevo en otro beso capaz de nublarles la cabeza.
Yeonjun arremetió más duro, y le arrancó gemidos altos y suplicas rotas.
Tocó esa parte dentro del castaño que le hizo moverse desesperadamente buscando de nuevo el contacto. Beomgyu se elevó un poco recargándose de sus antebrazos y chocó su culo contra su pelvis consiguiendo de nuevo lo que quería.
—A-amor... más ¡más! —gritaba sin poder detenerse.
Yeonjun se enderezó y sostuvo sus caderas levantándolas del colchón, arremetiendo con rudeza y soltando roncos gemidos que se mezclaban con los de Beomgyu y la sinfonía de sus cuerpos chocando.
Minutos después de reducir y volver a acelerar, Yeonjun se corrió dentro del castaño y Beomgyu chilló, sintiéndose lleno, tan completo que acabó esparciendo su esencia de nuevo en su pecho.
Los espasmos vinieron como potentes rayos de electricidad, retorciendo sus cuerpos.
Yeonjun se salió y todo el esperma escurrió entre las piernas de Beomgyu y las sabanas.
Se dio una cachetada mental por olvidar algo tan importante. Miró de reojo los condones revueltos en el colchón.
—Demonios, soy idiota.
—No te mortifiques —dijo Beomgyu con los ojos cerrados— no quería que lo usaras de todas formas. Espero no tener que preocuparme.
—N-no, puedes estar tranquilo.
Yeonjun se recostó a un lado y atrajo la espalda de Beomgyu hasta su pecho, cubriéndolos a los dos con la manta, importándole poco si había un desastre en ella.
A pesar de querer repetirlo lo antes posible empleando su creatividad en el sexo, tenía ganas de estrechar a Beomgyu en sus brazos y tener una charla de almohada. Lo cuál tampoco había hecho jamas.
—Es la primera vez que hago esto de cucharear —Yeonjun admitió, sintiéndose cálido en todos lados por haber hecho el amor.
—También es mi primera vez —Beomgyu suspiró, la mano de Yeonjun se sentía tibia contra su vientre—. Eres el primero en más cosas de las que me esperaba.
—Eso me alegra, girasol.
—¿Ahora me llamarás así?
—Es como decirte mi vida, o mi sol —explicó besando su nuca y sacándole suaves jadeos.
—Me gusta —respondió con los ojos cerrados, ubicando su mano en la cabeza de Yeonjun para que continuara jugueteando en su cuello—. Pero entonces yo te llamaré Junnie.
—Adelante.
Lo que empezó siendo simples caricias terminó con Beomgyu restregando su culo contra el miembro de Yeonjun que empezó a endurecerse de nuevo. Ninguno de los dos estaba cansado, y sus cuerpos estaban moviéndose prácticamente solos para volver a unirse.
—Me gustaría hacerlo como la primera vez —propuso el castaño— pero sobrios, para recordarlo después.
—¿Quieres correrte dos veces? —inquirió Yeonjun con voz ronca.
—Y en cuatro.
—Joder.
Menos mal que los padres de Beomgyu estaban bastante lejos durmiendo, porque ellos no se detuvieron hasta después de media noche.
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¿Por qué he tardado tanto actualizando esto? Ni yo lo sé, soy una deshonra
Pero espero que el lemon deforme sea una buena disculpa c':
El próximo es el último cap, o epílogo, o lo que sea. So, ya saben que les amo, no me peguen~
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