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daydreamer.

Como cada vez que la cafetería daba especiales de carne Beomgyu armaba un escándalo, los alumnos presentes no hicieron más que suspirar y esperar a que el castaño raro dejara de discutir con la señora de la cocina, que seguía sirviendo a pesar de escuchar las quejas de Beomgyu.

Lo que nadie esperó es que a mitad de su acalorado discurso Beomgyu fuera levantado del suelo y cargado en los hombros del ex fuck boy de la universidad como un saco de papas.

No porque ellos no supieran sobre su relación, sino porque la mayoría del tiempo Yeonjun dejaba a Beomgyu hacer sus rarezas sin interrumpir, más bien sonriendo como un tonto enamorado viéndolo ser como era.

—¡Yeonjun! ¡bajame! —pataleó con la cara roja por la vergüenza.

—Deja a estos pobres estudiantes comer sin sentirse culpables —dijo a su novio sentándolo cobre una mesa, en lo que él se sentaba en el banco debajo—. Es muy temprano para que hagas disturbio.

—Pero Jun —el labio inferior del castaño sobresalio— l-los corderitos y las vacas...

—Sí sí amor —dio caricias en sus muslos— lo sé. Ellos también sienten y todo eso.

Beomgyu asintió.

—No es su culpa que sepan delicioso —agregó— y tampoco la mía, así voy a comer una hamburguesa, y no vas a comentar nada que me quite el apetito.

Beomgyu se quedó con la boca abierta con pura indignación. Se dio la vuelta para bajarse de la mesa e irse de ahí, pero Yeonjun rodeó su cintura con sus brazos y no le dio escapatoria.

—¡Eres malo! —trató de zafarse, pero Yeonjun reía y le hacía cosquillas.

—Cielo, calma —Yeonjun reía cada cuanto—. ¿No quedamos en que podías tolerar que me guste la carne si yo no te decía nada por adoptar insectos?

—Ese grillito perdió una pata, necesitaba un hogar —Beomgyu argumentó dejando de dar pelea y quedándose en su lugar.

—Lo entiendo. Y tu debes entender que no puedo ser vegano.

Beomgyu se mordió el interior de la mejilla y acumuló toda su comprensión para poder dejar a su novio almorzar en paz. Se cruzó de piernas sobre la mesa y se hizo a un lado.

—Lo siento por ser tan fastidioso y... raro —se disculpo en tono bajo, para que solo Yeonjun lograra escucharlo.

Después de atravesar los primeros encantadores días, ambos tuvieron que aclarar algunos puntos en su relación. Más que nada referentes a sus maneras muy diferentes de vivir y de pensar. Porque si bien Yeonjun había abierto su mente gracias a su novio extravagante, todavía habían algunas cosas a las que jamás iba a acostumbrarse, y con las que no cedió.

La comida era una de ellas.

Beomgyu comprendía el amor de Yeonjun por ella, y no podía culparlo. A veces reconocía que era un poco —bastante— fastidioso con el tema.

En el fondo tenía miedo de perder a Yeonjun por sus extrañas maneras y costumbres, que al mayor no le agradara algún aspecto de él, o que decidiera que no quería seguir saliendo con alguien que prefería la ensalada en ves de parrilla.

Aunque Yeonjun no sería capaz de eso, porque completamente le adoraba.

—No digas eso cielo —le sonrió cariñosamente, extendiendo su brazo para pellizcar su nariz— sabes que te amo, no importa lo que hagas.

—¿En serio?

—En serio.

—¿Y si-

—También.

—¡No me dejas terminar!

Yeonjun aplanó sus labios conteniendo la risa que le causaba la rabieta de Beomgyu.

—Sinceramente no creo que exista nada que puedas hacer que vaya a desenamorarse —admitió— nada que no hayas hecho ya.

—¡Me lavo los pies cuando voy a tu casa! —dijo como defendiéndose.

—Lo sé lo sé —Yeonjun observó los pies descalzos de Beomgyu, que no estaban sucios, pero sí vendados.

Y es que a Yeonjun no le importaba que Beomgyu se llenara de tierra y pasto. Lo que de verdad le preocupaba es que se resfriara o se hiciera daño, y eso ya había ocurrido un par de veces. Por eso le colocó él mismo el vendaje.

De reojo, mientras Beomgyu seguía hablando, captó el momento en que un puñado de fresas fue dejado en la vitrina de la cafetería. La cocinera le guiñó un ojo y señaló a Beomgyu antes de desaparecer.

—Los duendes te dejaron un regalo girasol —informó a Beomgyu señalando las fresas.

Aprovechando esa oportunidad el castaño fue a buscarlas y con el rabo entre las piernas dio una disculpa a la cocinera por criticarla cuando ella solo hacía su trabajo.

Yeonjun observaba desde la distancia cómo Beomgyu jugaba con sus deditos tratando de excusarse cuando llegó una chica y se sentó a su lado.

—Eh, hola... —saludó ella con una expresión disgustada.

—Hola —saludó él a penas mirándola, más pendiente de Beomgyu que el resto de personas a su alrededor.

—Esto tiene que ser una broma —gruñó ella— ¿en serio estás saliendo con él?

Por la manera despectiva en la que habló, Yeonjun le lanzó una aguda mirada.

—¿Te conozco? —preguntó a la morena.

—Soy Tzuyu —su entrecejo se frunció aún más—. Nosotros nos acostamos, ¿No lo recuerdas?

Y vaya... Yeonjun se sintió un poco culpable por estar olvidando siempre esas cosas. Se preguntó con cuantas personas más habría tenido sexo en el pasado sin saber de quien coño se trataba.

Negó encogiéndose de hombros, porque la verdad es que al final no le importaba quién era ella.

—¿Qué se te ofrece? —probó ser cortés.

Tzuyu se peinó la melena castaña de un lado y batió sus pestañas.

—Quería saber si podíamos ir a tomar algo, ya sabes.

Yeonjun puso una expresión divertida. Apoyó su codo en la mesa y la miro con su mentón alzado. Una pose muy galante, que usualmente —en el pasado— utilizaba para conquistar.

—¿Quieres un polvo?

Ella alzó la curvatura de su boca, pensando que ya lo tenía.

De repente un castaño saltarín interrumpió la escena, llevando un puñado de frutos rojos en una mano y chupándose los dedos de la otra.

—¡Junnie! ¿quieres-

Yeonjun lo cogió de la cintura, lo sentó sobre su regazo y le metió la lengua en la boca en un apasionado y obsceno beso. Beomgyu exprimió su merienda por la sorpresa y el jugo cayó por su brazo, mientras recibía el arrebato de su novio de la mejor manera que podía, correspondiendo con la misma intensidad.

Tzuyu se quedó pasmada con los ojos muy abiertos, haciéndose a un lado porque las gotas de jugo de fresa iban a manchar su pantalón, y porque, claramente, había captado la muy explicita respuesta de Yeonjun a su propuesta.

—Estúpidos raros —farfulló antes de retirarse de la cafetería dando pisotones.

No solo ella presenció la escena montada por los dos chicos. Varios se quedaron muy sorprendidos por esa muestra de afecto, que para qué mentir, se veía sumamente sexy.

Cuando Beomgyu dejó salir unos ruiditos complacidos Yeonjun se alejó.

—Ssh girasol, todos van a escuchar.

—¿Y qué? —él se veía un poco mareado, con los labios rojos e hinchados.

—No quiero que te escuchen.

Entonces Beomgyu hizo una mueca graciosa, contrariado por los curiosa posesión de Yeonjun.

Ellos literalmente habían tenido sexo en el bosque la semana pasada, y el mayor no había tenido quejas con el tono elevado de los gemidos de Beomgyu. Es más, lo alentó, dándole exactamente donde y cómo quería.

—No entiendo...

Yeonjun le besó una vez más, lento, antes de separarse y juntar sus frentes.

—Yo a veces tampoco entiendo qué me pasa contigo —admitió—. Creo que te amo mucho.

—Yo también te amo Junnie —devolvió con una sonrisa.

—Estas todo manchado ahora.

—Es tu culpa.

Vaya desastre había en el asiento y el brazo de Beomgyu, todo salpicado en liquido dulce y escarlata.

Yeonjun encontró una oportunidad para molestar a su novio camino al baño.

—Me recuerda a esa vez en que nos encontramos a un zorrillo en el bosque y...

—¡No me lo recuerdes! —Beomgyu gritó con pánico— ¡No lo digas!

—Tuvimos que bañarnos en jugo de tomate.

Beomgyu hizo otra mueca sacando la lengua, luchando para sacar el recuerdo de su mente y ahuyentar las arcadas. Yeonjun se rió y dejó un beso sobre su cabeza con olor a naturaleza.

—No fue del todo malo —dijo abriendo la puerta del baño que estaba completamente solo.

—¡Sí lo fue!

—Yo estaba ahí también eh, creo que te distraje lo suficiente como para que no la pasaras tan mal.

—S-sí pero.

—Ven aquí.

Yeonjun lavó su brazo, aprovechando la oportunidad para cambiar las vendas y lavar sus pies.

Cualquiera no haría esas cosas con tanta dedicación y amor. Él pasaba sus manos dando caricias, y se preocupaba por tallar con cuidado sobre la suave piel de Beomgyu, que a pesar de exponerse a todos los climas y superficies seguía tersa y delicada.

Recibes lo que das. Yeonjun aprendió que si eres bueno con lo que te rodea no recibirás a cambio ningún maltrato, sino refugio.

En cada llovizna Beomgyu encontraba un techo para refugiarse, y en cada paseo sin agua encontraba un río.

Andando con su extraordinario castaño, Yeonjun era incluido en todas esas experiencias.

—¿Qué quería esa chica? —Beomgyu preguntó más tarde en la casa del árbol, recostado y mirando el cielo estrellado por la ventana.

—Nada que yo estuviera interesado en darle —respondió Yeonjun suave para no opacar el ruido de los grillitos que tanto los relajaba.

Beomgyu guardo silencio. Se acurrucó más contra el cuerpo de Yeonjun y enredó una pierna entre las suyas. Yeonjun lo abrazó y ambos suspiraron por lo cómodo que se sentía estar tan pegados, en cuerpo y alma.

Yeonjun aprendió a ver las estrellas y formaba figuras con ellas en su cabeza hasta que daba con algunas constelaciones. Mientras tanto Beomgyu se quedaba viendo las galaxias en los fascinados ojos del mayor, y la manera en que estas mostraban lo que Yeonjun guardaba.

Porque sí, fue Beomgyu el primero en notar el alcance de la belleza de Yeonjun. Solo le tocó impulsar su potencial y verlo relucir.

—¿Esa no es Orión? —preguntó Yeonjun con emoción— ¿la vez girasol?

—Sí —sonrió con un suspiro— la veo.

Yeonjun era su propia estrella.

.

.

.

THE END

Y así lo que empezó siendo una idea para un one shot que iba a ser puro lemon terminó siendo algo muy bonito la verdad. ¿Qué opinan? <3

Ahora solo queda imaginar que Yeon y Beom fueron muy felices por siempre. En mi mente ellos siguieron viviendo muchas experiencias, solo que no me apetece escribirlas porque sino esto se hace muy largo xd el "mensaje" que quería transmitir creo que ya quedó plasmado ^^

Por favor escuchen más de AURORA porque su música tiene algo muy especial

So, les quiero un montón <3

¡Nos leemos!

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