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§-NATURALEZA HUMANA-§

Las batallas terminaron, cada una había tenido un ganador, tras los cuales los humanos habían triunfado superando a sus creadores, alcanzando la gloria al final y la supervivencia de su especie desafiando la voluntad de los dioses todo poderosos, siete victorias humanas fueron reconocidas y incluso dioses que no apoyaban la supervivencia humana estaban felices con ese resultado, podrían ver más maravillosas peleas en el futuro, en la ceremonia final, mientras los humanos esperaban expectantes la última decisión, ésta fue interrumpida por la primera victoria humana, caminando con los brazos cruzados bajo sus ropas, su típica sonrisa hasta situarse aún lado de Heimdall, mientras miraba a todos sin cambiar su expresión  durante aquello, mirando atentamente a el dios más bajo.

El primero en notar la extrañeza del momento fue Jack más no dijo nada recargandose en la esquina podía ver las emociones rebosantes en Sasaki, el orgullo se extendía por todo el lugar seguido por cierta felicidad más esta la asemejo con lo que acababan de lograr, la supervivencia humana era un hecho y lo mejor que les paso actualmente, estuvo por ignorar el resto del evento cuando la voz de aquel humano interrumpió, la bruma rebosante que la felicidad había creado en el ambiente, gracias a los humanos incluso los dioses más débiles miraban con cierta molestia a los humanos; las esperanzas murieron segundo a segundo.

-Dios Heimdall, deseo cambiar mi victoria al lado de los dioses-

Su voz había resonando en el lugar chocando con las mentes emborrachadas en dicha, ahogando todo en un silencio tal, que si hubieran tirado un alfiler seguro se hubiera escuchado por todo el resinto, la sorpresa en dioses como Thor y Shiva incluso se hizo notar, no entendían realmente de que hablaba el humano, sin embargo el descontento inició a crecer entre humanos que no dudaron en maldecir y renegar de Kojiro.

-Lamento las molestias pero, debo ser un buen alfa y sobre todo debo apoyar a la causa de MI omega-

Hubieron dioses y humanos que se acercaron casi como si quisieran hacer que recapacitara de aquella idea, uno de ellos fue el mismo Buddha que estaba decidido a meterme la iluminación como casi lo logra con Zero, querían borrar aquella sonrisa, el mismo Shiva se acercó un par de pasos pero se detuvo cuando su olfato alcanzó aquel olor, un omega en celo sin dudas, el olor presente, era una fragancia fresca y salina se alcanzaba a percibir era como el océano al amanecer, la brisa fresca que atraía un pequeño toque cítrico, un olor que muchos reconocían, pues el omega se había dado su lugar con algunas culturas que creían debía estar un paso atrás de ellos, uno que pocas veces fue reconocido hasta que causó un asesinato y dejó en claro que nadie estaría sobre el. Un olor conocido por los griegos a la perfección.

Muchos dioses que alcanzaron a distinguir aquel aroma, giraron su mirada de un lado a otro, sin embargo aquella voz prepotente nunca se dejó oír en la sala, aquel dios que sin dudas se burlaría de la “naturaleza” humana, la cual presentaba una traición imperdonable en esos momentos, no estaba por ningún lado, el omega dueño de aquel olor no estaba en ese lugar y podían comprobarlo.

-¡¡¿De que diablos estas hablando Sasaki?!! Hemos ganado la humanidad seguirá viviendo, continuará su existencia sin ser la burla de estos malditos dioses-

Sonrió ampliamente y luego sólo negó con su cabeza antes de hacerlo con su mano restando le importancia, dejando ver todos los dientes, repaso su mirada alrededor mirando a los combatientes tanto divinos como humanos y lo medito un momento o eso le pareció a todos.

-Lo siento padre ¿debería llamarte así? Bueno eso no importa, en este momento después de todo tu nos diste este maravilloso conocimiento pero aprendí mejor de lo esperado-

Una mano en su mentón mientras la otra cruzaba su caja torácica, el silencio se hacía más tenso, el primer humano se veía ofendido casi como si quisiera decir algo a su favor pero la estruendosa risa del dios supremo se dejó escuchar en aquel lugar, resonando como un cruel recordatorio de donde estaban y a oídos de quien llegaban esas palabras, no solo de humanos y valquirias.

-Estos niños de hoy en día, creen que todo lo saben y no miden consecuencias ¿cierto? Pero es parte de la juventud actual. Tranquilos la humanidad podrá seguir viviendo gracias a la benevolencia de los dioses, mientras nos entretengan cada mil años con estas fenomenales peleas, ya quiero ver a sus treinta y seis participantes del siguiente combate-

Hizo una seña para que el pequeño dios continuará sin dar mayores explicaciones y la finalizacion de aquel evento, lo que este no dudo en hacer de forma rápida y nerviosa.

-Con lo expuesto actualmente y siendo tratado frente a todos, la victoria corresponde a los dioses-

Sentenció el hombrecillo mientras movía sus manos mientras el dios que todo lo sabe veía extrañado a aquel gobernante actual era tan extraña aquella situación, ese imbécil de Zeus le estaba ocultando de nuevo cosas, podía ser su mano derecha pero ni el se entera totalmente de lo que piensa el dios del rayo, mucho menos de aquello que decía antes el humano, sin embargo tampoco parecía que mintieran era algo extraño.

Varios de los dioses que estaban presentes sospechaban que aquel tirano, no era capaz de entregarse por una victoria era demasiado orgulloso incluso para admitir un solo error, creer que es capaz de entregarse por algo tan insignificante era una completa locura, incluso muchos podían escuchar las amenazas de la humanidad en esos momentos. Se sentían como monos de circo tras lo expuesto por  Zeus y mucho menos aceptarían que los cambiaran por… ¿como habían llamado a aquel omega que ni conocían? Ah si una prostituta, una ramera, una desviada, calor aún no caían en que el omega del que hablaban no sólo era tan hermoso como el océano mismo, un alma imparable, tan cambiante como el mar, sino también un él.

... §...

En una habitación alejada de aquellos combatientes, durante los acontecimientos tan inesperados el tirano de los mares se encontraba aún procesando su situación, como en un abrir y cerrar de ojos todo cambio, el calor aún se adhería a su cuerpo, el cálido roce de la tela que formaba las sábanas bajo su cuerpo le hacía sudar, tenía tanto sin sentir ningún celo de esa intensidad, cada síntoma le aseguraba que aquel celo tan inesperado fue provocado. Tenía la sensación de que sabía quién lo hizo aquel dios que no aceptaría más humillaciones en su Partenón, aquel que fue el primero en ser humillado, aquel que era su hermano menor y dios de dioses, padre del cosmos; tenía la mala sensación de que eso era parte de su castigo por perder, por ser el que humilló a los dioses con su vergonzosa derrota, siendo el primero en morir y no sólo eso sino en manos de un humano, un simple perdedor que no debió ser un problema, uno que no servía para nada.

También podía ver que no era la mejor idea, pero si la única factible a ojos de Zeus, su mente aún estaba confundida por el calor de su cuerpo, por su manía de retorcerse en sus deseos carnales, pero no podía hacerlo, se rehusaba a ello, pudo analizar un poco la situación y más dudas salieron, Jack no era una buena opcion no porque no vendiera a los humanos, no lo era porque Zeus no aceptaba que su hijo adoptivo se quedara con un beta, alguien tan normal naturalmente, era impensable para ese dios.

Aunque eso no era todo, quería maldecir porque no sabe que diablos vio su hermano en Sasaki, ¿que podía ser eso que lo llevó a tal locura? ¿que pudo descubrir en el alfa, que fue eso que él no vio? Algo que nunca pensó, ni en sus más locos pensamientos, porque con lo que vio en su pelea, si alguien le preguntaba que veía en su rival sin dudas diría, un estúpido humano, un payaso que nació, vivió y murió por su amor al arte de la espada, por mejorar y ser el mejor para si mismo, un idiota que daba lastima solo por ser el, un humano que alcanzó el punto máximo y perdió todo lo que estaba siguiendo, aquello por lo que vivía y entonces apretó los puños descubriendo lo que no vio antes, el aroma de la excitación que confundió, el brillo bañado en deseo y ahí todo encajo como un bizarro rompecabezas, uno que le recordaba ese tipo era un alfa sin importar nada, cada uno de ellos siempre pensaba en dejar su ADN en la siguiente generación, un heredero eso es lo que buscaba, pasar su conocimiento perfecto, ese que lo llevó a asesinar a un dios, enseñarle todo y buscar el siguiente propósito para su espada, su sangre y su maldito orgullo.

Su siguiente generación como un asesino de dioses, pero como para ello era necesario un omega, uno que como el maldito de Zeus dijo él era perfecto, sin dudas recuerda que antes de ser tomado por Adamas, hubo discusiones, muchas controversias y siempre mencionaron muchos alfas el era de los pocos omegas que nacían en su liga, pero con todo el tiempo que pasó ya no estaba aquel que los mantenía a raya, ya solo era el viudo del dios de la conquista y como perdedor, era fácilmente entrégable a él ganador y era mejor obtener algo por ello.

El humano pareció dudar al inicio pero cuando el celo inició y las feromonas recorrieron el lugar el instinto tomó lugar, mientras ese bastardo mostraba la fina llave de su collar de castidad al humano, mientras el calor subía en su cuerpo el olor ajeno llegó a su nariz y sin dudas fue repulsivo, odiaba como ese humano olía y aun así podía ver a su hermano burlándose del alfa ajeno, presentando un omega que aunque el no quisiera su olor lo pedía ser criado, odio su propia naturaleza entonces y luego pudo ver la reluciente llave una vez más, había escondido aquel collar como una parte mas de su vestuario algo a lo que nadie le prestaría atención realmente pero que en medida que nadie supiera lo hacía sentir tranquilo, cierta paz, aunque eso nunca lo diría, en ese momento supo que tendría que depender de él humano por esa ocasión y valerse de su resistencia u educación lo que fuera más factible en esos momentos, lastima que como hércules había asegurado junto a su amor por la humanidad, los humanos eran ruines, rencorosos, traicioneros y ese alfa quería lo que el mismo se negó desde que se presentó como un alfa por su determinación de seguir la espada, desde que estuvo en la tierra que ellos construyeron, ese humano era sin dudas un alfa que buscaba lo que nunca quiso... pero que su naturaleza le exigía tener, no fue tonto sólo entregó lo que necesitaba y le marcó antes de cumplir su palabra, porque sin importar que pasara sería su omega, se libraría de él castigo impuesto a los demás humanos.

A ese humano al final no le importo vender a todos los que conoció a una muerte segura, dejarlos en las garras de los dioses, cuando se había aprovechado de la voz olvido incluso que se suponía era de los buenos en ese combate, hacerlo desnudarse, humillarse, presentarse a él como si en verdad lo deseara por la maldita voz, el celo no ayudaba, porque realmente no le dejaba pensar sin importar cuanto quisiera hacerlo a pesar de aun poder controlarlo, la cama se había manchado con algo de sangre, torpe, brusco, sin gracia, ese humano solo era como un animal sobre el guiado por el instinto, guiado por la satisfacción, el deseo y sin dudas, su propio alfa interior, fue una de las peores experiencias que pudo tener, ni siquiera porque el aun no estaba listo para lo que estaba pasando, la tensión de su propio cuerpo al intentar pelear con el rehusarse a ser usado de esa forma, no las heridas fueron hechas cuando sólo arremetió contra su cuerpo sin pensar en sus acciones, ¿porque como podías dañar a alguien qué no es exactamente una virgen puritana?, porque si tuvo más compañeros que Adamas y uno que le seguía ayudando en los celos y ese humano se las arregló para hacerlo sangrar, alegando que para un “viudo” estaba demasiado flojo, así que solo se divirtió arremetiendo como una maldita bestia desenfrenada contra su cuerpo.

Cuando finalmente llegó el momento en que le arrebato el collar, que aún se mantenía en su cuello como la única prenda que mantenía, colocado de espaldas a él como si solo fuera una perra a criar, dolió en su orgullo, la mano ajena mantuvo su cabeza contra el colchón de forma brusca, presentando su nuca y más aún la glándula de olor, mientras el cuerpo sobre el arremetida con mayor fuerza y violencia a un ritmo errático, solo para sentir como aquellos dientes se clavaban en su cuello con fuerza, marcando la piel pálida, deleitándose con el cobrizo sabor de la sangre divina, mientras su semilla le llenaba, moviéndose sólo como una pequeña burla al dios, pues este estaba en shock de tal forma que su rostro seguía hundido contra el colchón mientras su boca se mantenía abierta y sus puños se cerraban con fuerza y violencia, más no dijo nada el dios que nunca perdió hasta conocer a ese humano, cuando fue abandonado por el toque ajeno, solo se dejó caer contra las sábanas, abrazándose a sí mismo como una muestra instintiva de protección, mientras una de sus manos lentamente subía hasta tocar su nuca, sintiendo la viscosidad del líquido carmín, solo para después mirar aquella mancha en sus dedos, burlándose como una cruel broma, el shock se disipó entonces dejando una cruel verdad, la libertad que tanto mantuvo, se acababa de disipar como el humo tras un gran incendio.

Realmente no suplico en voz alta porque su orgullo se lo prohibía pero cuando estuvo tan consciente de lo que él humano acababa de hacer las lágrimas de impotencia salieron por sí solas mientras unas cuantas palabras rotas pidiéndole no hacerlo como si aún pudiera evitar ese vínculo ya establecido sobre el a la fuerza llegaban a oídos sordos, ensordecidos por la lujuria, en ese momento solo estaba cubierto por la sabana, mientras el peso le las acciones ajenas le golpeaba, el celo continuaba mientras se abrazaba a sí mismo, intentando comprender que pasaría, que haría realmente hasta que la puerta volvió a abrirse, quebrando todos sus pensamientos y dejando ver a aquella creatura tan despreciable que le sonreía como si fuera su pareja realmente, como actuando de tal forma que nadie pensaría este  se hubiera forzado en el imitando un maldito animal y obligado a soportarle.

-Está vez, si podemos divertirnos por completo-

Le había dicho mientras se detenía junto a aquella cama tirando de sus propias prendas hasta dejarlas como un bulto en el suelo aun lado suyo, su mirada nunca se separó casi como si quisiera pensar que ese tipo era una ilusión, no era el real no era quien sabia que era. Sonriendo al cuerpo ajeno sobre la cama, pudo observar que no tenía ninguna marca o bueno fuera de la que dejaron sus dientes en la nuca ajena como prueba de que ese omega era suyo, sobre la glándula de olor la marca aún estaba fresca, mostrando un poco de sangre pero eso podría verlo en otro momento, tomando el cabello ajeno le hizo mirarle a los ojos y luego su otra mano se dirigió al mentón ajeno con una sonrisa, hasta que la mano en sus cabellos comenzó a tomar fuerza ante la mirada desafiante recibida, aun así ajeno a ella o eso quería creer  le había arrastrado hasta su entrepierna la cual se había endurecido en su trayecto de regreso al pensar como tomaría aquel cuerpo, disfrutaría de aquella piel y marcaría ese cuerpo como su propiedad, no negaría que le gustó lo que vio en la arena pero nunca pensó tener la oportunidad de poder sentir aquel calor envolverle, sin duda sería un largo tiempo para salir de ese lugar, más con la renuencia ajena que solo le hizo sonreír cuando todo continuo sus manos se presionaron con fuerza en el cabello mientras la otra arrastraba.

Era irónico que algo, lo cual no debería importar para nadie mucho menos a los dioses tuviera que ser tan importante en esos momentos, pues el tiempo siempre había sido relativo y en ese tiempo el mismo que se burlaba con lentitud constante de el.

Cuando se vio obligado a regresar a su hogar, no tuvo de otra que hacerlo siendo cargado por aquel humano, cubierto por esa asquerosa bufanda, la mayoría de sus ropas está un poco dañada, pero nada que no fuera reparable con un poco de tiempo para sus nereidas, por otro lado la preocupación de que pasaría llego, no sabía que haría ese humano y más aún si le prohibiría algo, como la mayoría de esos inútiles.

Los primeros días se llevó la sorpresa que podría seguir cumpliendo sus obligaciones de dios con total normalidad claro con un par de condiciones pero le eran irrelevantes, nunca le intereso tanto la ropa que usaba, así que tener que usar prendas relacionadas a la cultura del humano no tenía gran importancia, además los kimonos, o como sea que se llamaran resultaban un poco cómodos aunque odiaba la forma en que los mandaba a confeccionar el humano, era el maldito dios del mar no una diosa de las flores y la primavera…

Oh, pero Sasaki parecía no tener límites con sus ridículos colores, porque si la primera semana fueron de tonos fríos como el azul hasta el morado, aunque estuvieran llenos de flores de distintas clases, poco después decidió que no le gustaban del todo esos colores y inicio a tener en su closet prendas de colores cálidos como el rojo o el mas ridículo el rosado, el primero fue uno de tonos claros con flores de cerezo finamente bordadas, el segundo uno en un tono magenta con flores de narciso, pero lo peor de todo fue cuando incluso, la comida debió cambiar al gusto de su pareja.

Otra cosa que le quedó muy clara era que ese ridículo ser inferior quería que le “cumpliera como su mujer” en las mismas palabras que lo había dicho, un tanto estúpido a su parecer no era ni una mujer y no era suyo, estaba atorado con el que era distinto.

El tercer gran cambio que debió aguantar fue ver su adorado jardín interior ser cambiado por completo sus grandes árboles frutales ser arrancados e intercambiados por árboles de cerezo y jacarandás, su enorme fuente de mármol, desaparecer por un lago artificial en el cual estaban decenas de lotos, las flores favoritas de su alfa, como si eso no fuera suficiente término deshaciéndose de aquel sitio donde tomaba el té algunas veces o tomaba un descanso con algún buen libro, por un sitio para que el humano entrenará, se enojo tanto al verlo era un desastre y de sus plantas colgantes mejor ni hablaba, se vio obligado a llamar a Demeter para que traspasará sus queridos árboles a él jardín trasero y evitar se marchitaran, porque si el lugar donde antes estaban, estaba hecho para siempre tener las condiciones óptimas para el crecimiento de lo que tuviese ahí.

Otro cambio se dio cuando a toda junta, reunión o lo que fuera  el dios siempre llegaría acompañado del humano, siempre estaría ahí a su lado sin importarle nada más.

Los cambios continuaron siendo casi imposibles de pararlos, con ese humano poniendo su vida, hogar y todo lo demás de cabeza el humor del dios cayó en picada, la ropa que aunque pocos reconocieran como femenina, lo hacían se volvió algo tan común para él como respirar para el humano, porque a su alfa no podía decirle que no, literalmente hablando cada que lo hiciera el humano se pondría como un lunático a gritarle, pero como si eso no fuera lo peor, tener que aguantar a los estúpidos japoneses mirándolo sin entender de sus ropas, enserio bienvenidos a su mundo el tampoco entendía porque debía vestirse así por más cómodo que fuera, pero lo que más le asqueaba de esa bola de ridiculeces era la asquerosa adicción del humano de tenerlo entre su cuerpo y cualquier superficie que le agradará, no le importaba el lugar, la hora o siquiera si era público y comenzaba a pensar que eso no era muy normal.

Y vaya que eso lo aprendió a la mala con su estúpida pareja, aquella vez se habia  rehusado todo lo que pudo, hasta ser dejado en paz, lo cual vio como una pequeña victoria al insufrible humano, pero nunca estuvo más equivocado…

Pues si bien ese día pensó que el humano no lo usaría como un simple objeto más, una muñeca que lo satisfacía sin importar si quería o siquiera aceptaba aquello, el día siguiente, no había tenido mucho que inicio sus labores divinas, debería revisar la sala del trono la cual esperaba estuviera perfecta para la consulta que tendría con Océano y otras deidades marinas de acuerdo a lo que establecieron en las justas anteriores, estaba aún analizando en su cabeza todo lo que diría, lo que atraería con aquello, pero ya sólo entrar noto al humano cómodamente sentado en SU trono, en su sala principal, como si le perteneciera, con una sonrisa que no auguraba nada bueno para el y eso no era lo peor lo era el repugnante hecho de como lo miraba ese tipo.

Se mantuvo firme frente a el sin dar la vuelta o la satisfacción de dudar, inmutable, hasta que habló ordenandole desvestirse, ese humano era estúpido porque el no podía ordenarle nada o bueno eso creía, siempre fue muy bueno para resentirse a la voz de los alfas, bueno solo hubo una excepción y eso fue después de que lo marcarán y esta se llamaba Adamas; así que cuando la voz de aquel alfa se dejó oír supo que había perdido, su omega interno nunca rechazaba una orden de la persona con quien  estuviera enlazado si no tenía nada de mayor peso que perder, cuando las ropas iniciaron a caer no tuvo de otra que mirar a un lado no quería ver la expresión del humano o aun peor ver si alguien más llegaba y lo encontraba de aquella vergonzosa forma, carajo era un dios y eso no era nada digno de uno.

Lo siguiente fue hacerlo arrodillarse como si fuera solo un vasallo, como si solo estuviera para servirle y complacerle, aun así fue forzado a cerrar la boca teóricamente hablando y solo usarla para atenderlo, realizo la felación tragándose el asco que le provocaba el aroma ajeno, siempre había sido susceptible a eso y que el olor del humano le recordará a él de un pantano habitado por un fuego fatuo no lo mejoraba, sintió como el humano le obligaba a llevar el ritmo que quería con una mano entre sus cabellos, sintiendo su mandíbula iniciar a doler y solo cerrando los ojos sin esperar realmente mucho, ya tenía suerte, su reflejo nauseoso era casi nulo sin embargo ni eso lo preparo para sentir como ese hombre se corría en su boca sin avisarle haciéndole bajar casi por completo para obligaron a tragar aquello, fue repulsivo y de haber podido se había separado de golpe escupiendo el amargo líquido en la cara del hombre, pero no pudo hacerlo cuando su sentido común le dijo que sí no tragaba terminaría ahogándose.

Miró con ira mal disimulada al humano que solo se recargo en el reposa brazos mientras una sola frase salía de sus labios.

-Hazlo de nuevo-

Decir que Sasaki nunca vio su esfuerzo en la espada relacionado con algo como aquello, nada que le sirviera en esos momentos, decir que la resistencia obtenida en todo su tiempo entrenando hasta ver el amanecer, entrenando hasta sentir que el cuerpo se le rompía, entrenar hasta que estaba completamente exhausto, alguna vez le serviría para ese tipo de relaciones le hacía pensar en la ironía de la vida, dejó que aquella boca atendiera su miembro mientras la mirada ajena le evitaba, es más juraría que mantenía los ojos cerrados para no reconocerlo, pero si era lo que quería no se opondría.

Tomo a él dios, deteniendo sus movimientos para obligarlo a verle antes de hacerlo subir, dejo que le diera la espalda si era lo que quería, aun así hizo que se acomodara sobre él en aquel trono, manteniendo las piernas abiertas, acomodando lo en la posición perfecta mientras una de sus manos tomaba su cintura y la otra se escabullía a su cuello sosteniéndole, si alguien hubiese entrado en ese momento hubiera podido ver perfectamente como el miembro del humano era alineado por el propio dios, para entrar en su cuerpo mientras sentía aquella mano apretar ligeramente su cuello como una amenaza silenciosa para continuar sus ordenes.

El rubio cerró los ojos fuertemente y dejó que aquellos movimientos continuarán, dejó que aquella polla se perdiera en su cuerpo mientras mordía fuertemente su labio inferior para no maldecir a aquel humano, para no decirle lo repulsivo que le era su toque, aún así la mano que se encontraba en su cuello se presiono con fuerza haciéndole doblar un poco el torso hacia el humano mientras, la otra mano descansaba en su cadera presionando con fuerza atrayéndole contra su cuerpo, obligandole a moverse como deseaba el humano, el cual comenzó a besar su espalda lamiendo y dejando varias mordidas, sin importarle demasiado, la mano en su cuello lo abandono dirigiéndose a la cadera ajena sintiendo como temblaba su cuerpo.

Sin embargo en un leve arranque el humano tomo las piernas ajenas alzándolas dejando que el torso ajeno chocará contra el suyo mientras continuaba sus bruscos movimientos, enterrándose en aquel cuerpo con fuerza.

-Hermoso ¿no te parece?, sin duda eres perfecto y cuando tengas a mis cachorros serán tan bellos como tú querida, te veras divina cuando los esperes-

Mencionó acariciando los muslos internos de forma rápida con sus pulgares, su boca dejaba grandes marcas en el cuello ajeno, mientras el ritmo se volvía errático, la respiración del humano se aceleraba y solo cuando dejó su esencia en el interior de dios, mientras le llenaba con dulces palabras a sus propios oídos, el rostro del dios se impregnó de asco con aquello, sintiendo como el líquido cálido se extendía en su interior, una mano tomó su cuello nuevamente y sintió como la glándula en su cuello era de nueva cuenta mordida por ese alfa, las palabras acabaron muriendo en su garganta, mientras sus puños se cerraban con indignación.

Sin embargo no le importo nada, cuando simplemente soltó a él dios dejando que cayera de aquel lugar, sin tomar ninguna importancia mientras caminaba con normalidad a la salida, sus ropas fueron brevemente acomodadas, sin embargo era seguro que cualquiera que pudiera sumar dos más dos descubriría que fue lo que pasó en aquel lugar, si no por esas señas lo harían por el olor persistente a feromonas, su bufanda fue sostenida en su mano mientras caminaba con lentitud pero la parte más sorprendente de todo fue el hecho de que cuando el mismo océano entró a la sala para toparse con la escena más hilarante que pudiera imaginar, frente a su propio trono el tirano de los mares se encontraba intentando regularizar su respiración, un líquido blanco corría no sólo por su barbilla, unas gotas carmesí corrían por su hombro manchando el cabello y marcando la blanca piel, solo cubierto  por el hamaki, tal vez no era lo mejor pero en aquella posición se podían ver las piernas del tirano manchadas del mismo líquido que su rostro, la tela apenas si cubría de forma eficiente parte del cuerpo del dios.

Una semana más fue todo lo que pudo durar el dios con aquellos “privilegios” como lo denominaba el humano, el problema inició cuando en una reunión el dios había ignorado por completo a Sasaki, tratándole como un cero a la izquierda, cosa que molesto por completo a él humano, haciéndolo enojar quien se creía Poseidon para despreciar a su alfa, era solo un omega uno que le pertenecía a él.

Esa tarde cuando le recriminó, intentando cobrárselas en su hogar el rubio no había dudado en defenderse iniciando a combatir a la par del alfa, tal vez esa tarde decidió retirarse pero sabía que la noche sería perfecta el dios tenía una política de cero armas en la habitación y aún así no le fue difícil al humano en esos momentos averiguar que con el dios en óptimas condiciones nunca podría doblegarlo, porque si bien el era fuerte estaba hablando de uno de los dioses más respetados y fuertes de las religiones y mitologías, ese omega era un dios perfecto para el combate, de no saber de los griegos lo que había averiguado juraría qué era el dios de la belleza, la perfección y el combate porque todos esos eran sus puntos fuertes, pero aun así siendo dios del mar no se quedaba atrás ya que resplandecía con la belleza de su reino.

Su enojo por las negativas del omega creció, no tenía sentido de auto conservación el dios, no dudo en usar la voz para mantenerlo quieto, inmovilizado a su merced y hacer que le presentará su derecha, mientras le reñía por su comportamiento frente a los demás dioses, frente a los humanos y todos los que ahí estuvieron, tomó con fingida amabilidad su mano y la llevan sus labios besándola cuando tomó el índice y sin muchos problemas lo rompió mirando al dios, el cual hizo todo por no soltar un solo sonido, aun así cuando se deshizo de la mayoría de los huesos no estaba conforme la curación de los dioses era rápida, sin mencionar que aguantaban una buena cantidad de dolor no aún no estaba bien con eso sin importar los ojos cristalinos ajenos o el pequeño hilo de sangre que corría por el labio ajeno aún no, pudo observar como intentaba retraer su mano pero su omega interior se rehusaba a desobedecer a su alfa.

Suspiro mirando que el dios no le pediría parar y sin más tomo el abre cartas de entre sus ropas mismo que pertenecía al dios y sin dudar atravesó el radio de la mano ajena, pudiendo observar el rostro ajeno, si el dios no quería reconocerlo por su fuerza lo haría lo suficientemente débil para depender el él, haría que bajara la cabeza y entendiera que era suyo y solo debía estar ahí a su lado.

Mientras el metal atravesaba la fina piel incrustados hasta atravesara miró al alfa sin entender aquello cuando aquel simplemente movió el metal girandolo en el interior de la mano, aumentando el daño, ensañándose particularmente en ese sitio para aumentar el dolor en el agarre debía doler demasiado en esos momentos pero no le importaba el dios solo le miraba sin entender sus acciones, solo para retirar el instrumento acariciando su rostro mientras el shock seguía, besando sus labios y acariciando la mejilla ajena con su pulgar.

-Solo debes entenderlo soy tu alfa, se lo que es mejor para ti y debes obedecerme-

Sus labios bajaron por el cuello ajeno, mientras una se aferraba a su cuello y la otra acariciaba la cintura ajena, bajando lo suficiente para acariciar el trasero ajeno, mientras disfrutaba de aquello atrayéndole más a su toque, marcando el cuerpo ajeno, con algunos chupetones, solo para el final terminar disfrutando de él, recorriendo cada parte, como si de un verdadero amante se tratase, pero aun así no importaba, mientras marcaba algunas partes de él demostrando que era suyo, su propiedad, al final realmente el humano no entendía aquello, nunca fue más que un espadachín, nunca intento seguir su naturaleza pero el patrón que repetía era el que vio, así trataban a muchos omegas en su época, así que debía hacerlo, era la forma correcta de ello, pero no importaba realmente mientras sentía el calor ajeno a su lado.

Disfruto de ir lento, tocando cada parte de ese cuerpo que ya era suyo, dejando cada vez más marcas aunque nada muy visible, pero eso sería un recordatorio para el dios que era suyo, debía hacerle entender mientras tomaba su cuerpo que era su alfa, su razón de existir y debía darle cachorros a pesar de ser paciente, seguia esperando aquello un niño tan hermoso como lo era el omega pero tan hábil con la espada como el mismo, esa idea le hizo aumentar sus esfuerzos mientras tomaba a un dios que no se opuso o siquiera se movió porque no lo entendía del todo, enserio que no lo hacía, pero al alfa sobre el no le importaba mientras disfrutaba de su cuerpo, ¿eso era un omega para el?

-Lo que me obligas a hacer querida, solo debes aceptar que eres mía-

Hablo lentamente mientras se retiraba del cuerpo ajeno, mirándole directamente al rostro, el dios no le seguía la mirada, eso no le gustó tomo la mano que aún sangraba levemente y la observó, podía ver varios puntos amoratados que comenzaban a nacer, pero aún no era suficiente así que ante la mirada del oji azul que si bien no le observaba a el si lo hacía con su mano, casi como si temiera algo, sentimiento que fue afirmado cuando el humano rompió la muñeca sin más soltando por completo la extremidad.

-Mírame cuando te hablo-

Ordenó, ante la mirada sorprendida del otro, solo para el final salir del lugar sin más con la excusa de entrenar, no pasaron ni quince días cuando el humano obligó a él dios a cederle su lugar por completo, en las juntas o los asuntos de los griegos, no improtaba que fuera si era de los dioses o los humanos al que siempre se vería sería al alfa, al inicio no importo seguro hubo algún problema pero con el tiempo la ausencia de Poseídon preocupo a algunos y a otros los hizo suspirar de alivio, sin el dios sería más fácil o eso pensarían los más ineptos.

... § ...

La última vez  que Sasaki Kojiro planifico algo no sólo fue para su linda pareja, si no también para los demás representantes de la humanidad, no fue distinto a las anteriores veces, se tomó la libertad de invitar a los demás representantes japoneses a tomar algo en su nueva casa, consiguió varias botellas del mejor sake que pudo obtener con tan poca antelación, quería y obviamente debía volver a tener el apoyo de los humanos le sería bastante recomendable si tomaba varias cosas en cuenta, pero bien sabia que no podía ir con Adam directamente o con las valquirias después de la discusión por haber roto el volund con su hermana, por no decir que se había deshecho de aquella molesta mujer, no soporto sus cambios entre ambas personalidades era molesta e irritante, aun así si tenía el apoyo de sus compatriotas podría ir más fácilmente a ver al padre de la humanidad solo necesitaba un buen plan de acción.

Esa ocasión, obligó a él dios a servir a sus invitados, estar en presencia de todos los japoneses que combatieron en el Ragnarok, lamentablemente las cosas no fueron muy perfectas como quería Okita fue renuente y se retiro temprano por pedido de Kondo el cual parecía no tenerle ni la más mínima confianza, Kintoki lo ignoro monumentalmente casi dándole a entender que solo fue para confirmar a aquel tirano había caído tan bajo, como el mismo se lo hizo saber y finalmente se durmió contra la mesa después de haber bebido hasta no recordar donde estaba… pero Raiden ese tipo había sido su salvación indudablemente cuando hablando descubrió que podría ver a Adam pues este odiaba estar peleado con ellos que solo esperaba el recapacitara de sus acciones, los consideraba su familia y eran valiosos e importantes para el cada uno de ellos; lo que nunca se imagino es que aquel omega sería tan complaciente, el maldito anfitrión perfecto, ese que aunque crea todos son unos gorrones sin remedio estaría al pendiente, verificará nada faltaba e incluso si le faltaba personal decidiría ayudar en la maldita cocina, servir las copas a sus invitados y lo más molesto seguir las irrelevantes conversaciones de estos, si su querido Poseidon era perfecto pero solo debía serlo para el ellos no importaban y aun así acabó bebiendo mientras tenía que escuchar la conversación de él estúpido mastodonte y su omega, porque claro el gran Raiden Tamemon nunca teme coquetear con un lindo omega mientras habla de su estúpido deporte y su rubio idiota era más que dispuesto a seguir a pesar de saber que el griego no entiende nada de cultura japonesa.

Los celos no se hicieron esperar, en poco tiempo a su lado tres botellas vacías ya se encontraban, mientras escuchaba la estúpida platica, ese fuego que se inició en el gran bosque denominado paciencia que se encontraba dentro de Sasaki Kojiro se había vuelto un imparable incendio forestal que lo consumía todo por completo, el alcohol no hizo nada para mejorar y cuando el sumo puso una mano en el hombro ajeno ya había perdido de que iba la platica, solo se levantó llamando a su esposo pidiendo a una de las nereidas siguieran atendiendo a Raiden y tomó a su pareja cuando salieron de la vista de su invitado no dudo en jalarle lo antes posible hasta otra habitación.

-Puta, debí saberlo ¿no? Eres griego de todas formas, tanto te agrada Raiden o solo es… ¿qué es más grande? Me haces preguntarme muchas cosas Poseidon-

El desconcierto en la cara del rubio apareció, no lo entendía el mismo humano le había obligado a atender a esos humanos…

Estuvo por replicar y sabía que el japonés debió verlo porque el golpe que recibió terminó dejando que unas gotas de sangre cayeran por su labio inferior, volvió a ser jalado por el humano mientras era llevado de nueva cuenta no puso resistencia, o sabía que le iría peor, el alcohol comenzó a afectar al humano para su desgracia.

La mente humana era retorcida y el mismo dios de los mares lo sabía, lo supo desde que Sasaki llegó a ese lugar, no entendía la mitad de las cosas que pedia, de lo que le hablaba y muchas veces parecía ni el mismo humano se entendía, cuando solo la parte interna de aquellas ropas quedó en su cuerpo y estaba amarrado en la cama, supo que ese hombre había tenido una de las peores ideas para el.

El humano al final era una molestia, era completamente irascible cuando estaba enojado o celoso o en este caso las dos cosas, Sasaki Kojiro nunca fue alguien que ambicionara más que el conocimiento de su espada, alguien que parecía no le importaba nada, alguien que se había reprimido por tanto tiempo y ahora exigía ser lo que nunca fue, era un maldito alfa de una época que le molestaba, que le hacía hervir la sangre y sin saber porqué, le helaba la sangre aunque le constará reconocerlo, el mensaje más claro ante ese hombre era que era superior, odiaba ese sentimiento pero prefería culpar a su estúpido omega interno.

-Raiden mi querido compañero queremos hacer algo, aunque no se si estés de acuerdo  MI linda omega, es demasiado buena actuando, ¿te gustaría participar en este pequeño juego?-

Sus palabras, fueron una dulce miel ocultando la amargue de la hiel  en ellas, un claro engaño, uno que resultó atrayente para el alfa más grande y no pudo evitar sonreír ante las reacciones ajenas nunca espero cayera tan fácilmente, pero claro podía culpar en ese momento a algunos factores más para que su plan fuera un éxito, tres podían ser considerados en ese momento el sake que obviamente Tamemon no había dejado de consumir a pesar de la ausencia de sus anfitriones, su propio nivel de convencimiento que no era por sentirse mejor, era realmente alto y por último y obviamente la más acertada el maldito lívido del sumo. Uno que no podía decir era muy bajo.

Esa noche fue la primera vez que compartió a su omega, la primera vez que alguien disfruto del cuerpo de su adorado dios, si era lo que su querido omega quería lo permitiría porque era un alfa realmente bueno y comprendía a su linda pareja, claro que la conciencia del sumo nadaba en un mar de alcohol mientras todo aquello pasaba mientras el mismo omega no lo entendía, el era el que estaba mal, su cultura era la enferma como le recalco aquel espadachín pero ahora podía sentir incluso al humano qué peleó con Shiva sobre él.

Decir que no fue una sorpresa el nivel de energía que mantenían esos hombres sería mentir, estaba agotado no sólo físicamente su cabeza comenzaba a doler, esos dos idiotas parecían no agotarse, podría jurar que su cuerpo comenzaba a doler en cada punto que tocaban, cuando la sobre excitación llegó sus músculos dolieron al igual que sus caderas, pero pareciera que ese par seguía disfrutando perfectamente de su cuerpo como si no llevarán ya tiempo, la boca del rubio había sido cubierta por el sexo de su propio alfa, ignorando las pocas palabras entrecortadas que saldrían de sus labios, ignorando el agotamiento en el cuerpo bajo ambos, para uno era consentido para el otro el castigo perfecto por la osadía de querer llamar la atención de más alfas.

Sentir el cuerpo ajeno temblar ante las reacciones, mientras ellos disfrutaban había sido tan placentero para el espadachín, pues normalmente mientras lo tomaba era renuente, no dejaría salir ni una palabra simplemente sería como una muñeca mientras lo tomaba, reclamando su cuerpo, pero en esos momentos podía sentir la reacción de este y le encantaba ese pequeño poder que adquirió con el, le encantaba poder sentir todo aquello.

No le importo entonces ponerse creativo intentando obtener mayor reacción en el cuerpo del dios, cosas que tal vez pudieron matar a un humano pero no a un dios como el que estaba entre los dos, pero sin dudas el alcohol dirigió más de la mitad de sus movimientos en esos momentos, ya que al vaciar dos botellas de sake en el interior del dios había parecido una idea interesante al darse cuenta que el alcohol al entrar en su cuerpo no le causaría problemas, además eso no representaría problemas para su compañero o el mismo ya que decidió sería buena idea usar preservativos en ese momento, claro no dejaría que el sumo manchara a su omega tan fácilmente y era algo que la misma Brunild les había lustrado hace bastante, suponía que por el lívido de sus compañeros.

Cuando realmente estuvieron satisfechos pudo observar a él dios aún su cuerpo mantenía ciertos temblores, parecía que respiraba con dificultad y por su cabeza no cruzo otra palabra para describirlo que no fuera hermoso, podía ver a su omega abrazando las sábanas de fina seda contra su cuerpo a pesar de las manchas en su piel o la misma tela, no el intereso mientras besaba el cuerpo ajeno dejando algunas marcas un poco bruscas intentando controlarse un poco más solo para sacar al otro japonés de ahí, después podría hacer lo que quisiera, aun así al revisar su cuerpo gracias a su mirada pudo descubrir que había dejado algunas marcas dolorosamente obvias y esperaba que realmente sus cálculos no fallarán, hablo con el sumo y decidió llevarlo a una habitación de invitados, una cercana a la que habían mandado a Kintoki los trabajadores de aquel lugar.

Al dejar a aquel hombre con quien lo llevara a descansar, terminó despidiéndose se aquel hombre que había terminado por ayudarle más de lo esperado, con aquello que descubrió, tener la sensación del cuerpo de su omega temblando ante los estragos en su cuerpo era sin dudas unas sensación embriagadora, aun más que el sake que ya había consumido.

-Querida, ya puedes dejar de actuar, no tiene sentido lo sigas haciéndolo. Dices sufrir ahora pero era lo que tanto querías, por eso veías a otros alfas ¿no es cierto?–

Había sido lo primero que dijo cuando regreso, mientras una sonrisa se había paso en su rostro, mientras se acostaba tras el dios en la cama abrazando aquel cuerpo como si realmente de dos amantes se tratase, comenzó a acariciar su cuerpo lentamente deshaciéndose de aquella sabana que le cubría, mientras instintivamente el cuerpo ajeno se apretaba más contra sí mismo, pero realmente no importaba, dejó que el humano lo tomara una vez más, no se movió, no respondió, lo que si supo es que había algo tan jodidamente mal con ese humano, algo que ni él espero, sentir aquel líquido volver a llenarlo le dio asco, tanto que no pudo explicarlo y mientras el humano era ajeno una lagrima cayó, una que se perdió contra la almohada bajo su cuerpo.

Pero algo en su mente se volvió tan claro, fue como una gota creando curvas en su turbulenta mente, si el quería volver a ser el mismo, ser un dios, ser el Poseidon que antes fue Sasaki Kojiro debía morir, no había otra solución.

... § ...

El tiempo paso rápido, hasta el día acordado por Raiden en el cual podría verse y hablar con el padre de la humanidad, podría disculparse, afirmar sus razones y decir hasta cierto punto la verdad, no fue amor tal vez naturaleza o simplemente fue deslumbrado por ese mar cristalino, resplandeciente y hermoso, el cual en un abrir y cerrar de ojos, se volvía tormentoso, además ese hombre que tanto respetaban hizo lo mismo por instinto, ya había marcado a Eva no dejaría que nada le pasara ese era el trabajo de un alfa, el mismo condenó a toda la humanidad de esa forma y todo por una mujer.

La noche anterior se había saciado de su hermoso omega, le había dicho cuantos cachorros quería y tendrían porque si quería hacerlo y tener una familia muy grande, le había dicho con cuanto ímpetu, un anhelo increíble, pero el dios solo le había mirado fríamente diciendo que nunca tendría cachorros con el, que antes preferiría morir. Porque el nuca le daría a ese humano un cachorro ese destino no lo aceptaría jamás por eso se cuidaba como podía, hacia todo lo posible porque no llegara a ese punto.

Claro que lo que menos espero el dios sería que Sasaki le obligaría a seguir un horario que en nada se parecía al que antes tuvo, era una molestia total, estaba totalmente agotado siempre sería el mismo trayecto, mirando el humano que quería toda la atención de su pareja, el dios debía iniciar a las tres y media, solo para pasar media hora abrazando a su “esposo” como le gustaba nombrarse al maldito muchas de esas veces termina despertando duro así que el dios como buena pareja tendría que encargarse del problema haciéndole usar su boca y complacerla, claro no era lo mejor pero debía admitir el dios que prefería eso a que lo volviera a hacer montarlo o algo peor, eso le molestaba porque era como si estuviera de acuerdo, de esa forma el humano siempre terminaba guiando su cabeza y el podía fingir que no pasaba nada.

Ah y ni mencionar que al terminar de complacer a su alfa debía ir y preparar un baño tibio, y claro con sales relajantes para iniciar un buen día, esa parte era la que más aborrecía porque el humano no le dejaba librarse, claro que no, lo obligaba a ayudarle tallando su espalda, haciéndolo sentir como si el humano fuera un rey y el su esclavo.

Cuando finalizaba el alfa se quedaría en el agua tibia, disfrutando de su grandioso amanecer, embelesado de ver a su hermoso omega, mientras esté tenía que salir y preparar sus ropas, mismas que dejaba perfectamente acomodadas en la cama y saldría a la cocina porque claro el maldito aprovechado exigía comer solo cosas preparadas por el y si por Poseidon fuera lo dejaba morir de hambre pero eso nunca terminó bien.

Obligó a él dios a aprender las comidas típicas, tradicionales y fechas en las que se preparaban algunas de ellas, también como realizar cada receta de su tierra natal, y gracias a eso ahí estaba su solución, sacó rápidamente de él lugar donde escondió el pequeño dial que tenía la solución a su vida, vaciándolo en la salsa de soja que acompañaba la comida ese día y sonrió un poco mientras movía y seguía preparando algunas cosas.

En esto el perdedor también le obligaba a desayunar con el a pesar de nunca probar más que una taza de café sin azúcar y un par de galletas de anís, siendo una deliciosa combinación para el, aunque siempre debía comportarse como una buena esposa, para cuando finalmente podía terminar esa mierda de rutina, ya casi eran las siete  de la mañana y sus labores de dios no podían ni debían esperar, asi que solo salía a su despacho y comenzaría a trabajar de acuerdo a lo necesario o el trabajo anterior que llevase acabo.

Durante ese tiempo suponía que la cosa con la que estaba ahora atorado para vivir, salía a entrenar o realmente no le importaba que hiciera la basura esa si se moría para el mejor, así que como cada día estuvo por retirarse cuando fue atrapado por el humano, mismo que le arrincono sobre la mesa besándole, acariciando su cuerpo pero en ese momento el casi alivio le lleno solo debía soportar un poco más, estaba tan cerca así que también ignoro las asquerosas palabras del alfa, trato de ignorar la presencia de las sirvientas y todos los demás que pasasen por el palacio.

Dejó que aquello transcurrirá con normalidad, mientras veía la puerta sabía que cuando ese hombre saliera ya no regresaría nunca más, estaba casi listo, todo estaría perfectamente bien el sabor de la libertad podía cubrir el de él humano besándolo, luego simplemente miró su mano, las heridas era demasiado problemáticas y ni hablar de la curación, pues nunca tuvieron ninguna aparte de la que el humano le proporciono de forma muy básica y rudimentaria, cada vez recordándole que sus acciones eran causadas por el mismo.

... § ...

En aquella grandiosa estancia, porque no podía llamarlo visita cuando estaba buscando lograr algo de esa forma, utilizo todo lo que puso para convencer a Adam entre ello la culpa, además de que no podía negarse que tras lograr lo que siempre busco su rumbo se había perdido casi por completo, así que su naturaleza tomó su lugar hasta cierto punto, pudo hacerse el perdido ante el padre de la humanidad y como buen guía este le ofreció su mano.

Pará cuando la comida tan esperada estuvo lista, la misma Eva encantada les había conducido a la mesa, en ese momento un extraño dolor en el vientre le comenzó a molestar y sus sentidos se sentían embotados, pero decidió ignorarlo no estaba para arruinar lo que había logrado por pequeñeces, pudo descubrir que todos los peleadores humanos estaban en la mesa y casi Sonrió ante la ironía de aquello continuo su camino de forma lenta y tranquila mientras el padre de los humanos le preguntaba que tal estaba con aquel apático dios, si se sentía tranquilo o algo le molestaba.

Sabiendo como era su omega opto por la cosa más sencilla el engaño, le mintió diciendo que su omega estaba bien y que aunque le costó este lo estaba aceptando e incluso estaban intentando tener un hijo, el camino por aquel corredor fue lento y muy tedioso pero cuando por fin llegó a la entrada, terminó sosteniéndose con ciertas dificultades para respirar.

El rubio se volteo preguntando si estaba bien, mientras aquello sucedía, pensando no alcanzó a responder el otro, inicio a caer hasta quedar de rodillas siendo visto por el mismo Adam el cual un poco sin entender que pasaba le llamaba, había llamado la atención de los demás peleadores sin notarlo.

Cuando estuvo por decirles que estaba completamente bien, acabo escupiendo algo de sangre, tapando sus labios casi inmediatamente, el dolor aumento considerablemente y justo antes de finalmente perder la conciencia pudo ver a Nostradamus frente a el, con eso supo que el destino no lo odiaba completamente pero si a su querido dios.

Cuando abrió los ojos su cabeza dolía horrible, sentía un pitido en los oídos que lo volvía loco sin dudas, miró la enorme habitación se notaba la tenue iluminación natural solamente, observó lo mejor que pudo el reloj en la habitación y se dio cuenta que era incapaz de leerlo correctamente así que solo le quedaba suponer que serían cerca de las dos de la madrugada.

Giro un poco más su visión para descubrir que Adam y el médico de los humanos seguían en la habitación, mientras el primero le veía notando que despertó el segundo anotaba algo, a pesar de no saber que fuera en eso noto que el médico movía los labios cada que escribía pudiendo notar un “envenenamiento por…” no quiso seguir tras eso realmente. Ya tenía la sensación de quien lo pudo haber envenenado y también tenía la sensación de que era lo más correcto, nunca antes se había sentido de esa forma excepto aquella vez que se confundió y comió esas frutas extrañas en el bosque que le dieron un dolor de estómago horrible y tuvo suerte de encontrar una cabaña.

De alguna forma tenía el presentimiento de que ya sabía quién fue el causante de aquello, se levantó de forma lenta, sosteniendo su cabeza un poco cuando noto que no se sentía tan mal como aquella vez, en ese entonces recordaba que con sólo levantarse acabo vomitando. Ahora se sentía un poco cansado pero no más, fuera de eso estaba perfectamente.

Cuando el médico inició a contarle que sucedió desde que se “durmió” logró descubrir que se había encargado de mandar una muestra a cierto Dios médico, el cual no se tardo en regresar a Hermes con un antídoto, mientras ellos se encargaban de  los síntomas más violentos que le aquejaban, además de que no hubiera podido averiguarlo a tiempo admitía con toda la presión de los padres de la humanidad, así que mejor mandarlo a solicitar.

A pesar de ello ninguno descubrió que cierto médico había mandado a una se sus musas a averiguar que tipo de veneno era al final de forma más específica, era irónico que un humano se envenenara de esa forma.

-Será mejor me vaya no quiero molestarles más, siento las molestias ya ocasionadas. Me iré a ver a Apolo también para agradecer la solución después-

Claro que ambos hombres eran renuentes, no se les ocurría como detenerlo pero a él espadachín si como hacer para que lo dejaran ir, estuvo convenciendo les una gran parte del tiempo que lo hicieron permanecer acostado, hasta que tanta insistencia les hizo pensar que ya podría estar mejor, así que le dio una última revisión el médico, dejándolo ir finalmente, una vez salió de la visión de esos dos que le miraban de forma un tanto extrañada pudo despotricar a gusto de su lindo esposo.

Regreso de forma rápida, lo admitía no sintió realmente el viaje estaba tan enojado con ese dios de los mares que no se detuvo para nada hasta que estuvo frente a la enorme puerta, que fue abierta por uno de los encargados y al cual hecho después no quería que le interrumpiera en ese momento.

Entro con seguridad mirando hacia todos lados hasta que al llegar a la sala principal, lo pudo observar sentado tranquilamente mirando hacia el fuego de la chimenea, se veía pensativo bajo aquellas luces anaranjadas, casi como si fueran momentos críticos y tal vez lo eran, si no regresaba esa noche ya no lo haría ¿cierto?.

-Realmente, tu celebras muy rápido ¿No es así cariño? Vamos, cuéntame ¿que paso por tu linda cabeza para que la estúpida idea de que envenenarme pensaras era una buena posibilidad?-

Le había dicho apenas se acercó lo suficiente, sabía que el dios ya lo había escuchado llegar, se dirigió a caricia su rostro con cuidado, acariciando la tersa piel.

-Oh cariño tanto he dado por ti si no es que todo y vienes a pagarme así, me decepciona Poseidon-

Se acercó para besarle, recorriendo aquella boca sin importarle cuanto se negaba el otro, ni siquiera cuando la copa que había estado en sus manos cayó manchando el sillón y la alfombra.

-Pero con esto fue suficiente mi vida, si no eres capaz de agachar esa linda cabeza tuya… será mejor que la pierdas Poseidon-

Volvió a besarlo ignorando el olor amargo del otro, ignorando la sensación que le proporcionaba el lazo de cierto asco, lo atrajo y lo condujo sin importarle nada a él comedor, más por comodidad suya que del otro, tiro lo que quedaba encima de la mesa y sin mucho esfuerzo pego el cuerpo del rubio contra esta dejando que su pecho chocará contra la fría madera sin importarle el estruendo que ocasionará.

Con una orden demasiado sencilla lo dejo quieto mientras se dirigía a la cocina últimamente había estado leyendo mucho y había cosas que le gustaría probar en su rebelde omega, tomó unas cuantas cosas y regreso a la mesa, lugar donde seguía en su misma posición el otro.

No tardo en iniciar a besar su cuello destrozando las ropas del omega dejando marcas donde su boca pasaba, mordidas marcadas con un liquido rojizo y un sabor metálico en el paladar del alfa, sus uñas hicieron lo mismo recorriendo las largas piernas del rubio, apenas se canso de marcar la espalda ajena le obligó a voltear subiéndolo a la mesa colocándose entre sus piernas mordiendo el cuello, bajando por los hombros y bajando hasta los pectorales ajenos los cuales fueron estrujado y mordidos con bastante ferocidad, siguió bajando su camino hasta pasar por las piernas ajenas ignorando la hombría ajena, entonces sintió como era empujado por el omega, la ira estaba al borde y eso no ayudaba tomó el primer cuchillo del juego que trajo y tras sostener la mano derecha ajena contra la mesa uso la otra para ensartar el objeto en esta en un corte relativamente limpio.

-No me obligues a hacer lo mismo con la otra, quédate quieto y obedece estúpido omega-

Le riño enojado, sabiendo que lo que más le preocupaba a el dios era su trabajo era un adicto a el después de todo, si atravesara ambas manos tendría que pedirle ayuda a  él o conseguir algún escriba y el orgullo del dios no lo permitía, tomó los rubios cabellos y le golpeó contra la mesa entonces.

-Quédate quieto, maldición ¿no sabes seguir una orden tan simple?-

Miró las piernas ajenas que se intentaban cerrar, continuo entonces disfrutando de mirar solo para terminar follandoselo en aquella mesa sin grandes problemas, pero eso no aplaco en nada su enojo, el estúpido casi se deshacía de él de no ser por Adam y los demás estaría muerto. Eso no se lo perdonaría a ese dios.

Bajo de aquella mesa sonriendo al otro, el temblor del cuerpo se podía sentir, Sonrió cuando tomó una de sus piernas lamiendo el muslo interno de la derecha antes de morder con algo de fuerza, podía ver su semen caer de aquella entrada utilizada, sintió el temblor bajo su agarre y una gran idea se le ocurrió, antes de tomar el siguiente cuchillo en aquel set.

-Tengo una gran idea y espero entiendas esto en tu estúpido cerebro… No vuelves a intentar envenenarme-

Había sido la única combinación de palabras que abandono su labios cuando sus ojos dieron la clara amenaza “muévete y esto será mucho peor” su cuerpo tembló involuntariamente mientras el toque del cuchillo dejaba una línea delgada que no tardo en sangrar en su piel, solo para que después de eso sentir un dolor que realmente no quería reconocer, cerró los ojos con fuerza intentando no apretar su derecha y no moverse demasiado, su mano izquierda arañó la mesa madera causando se heridas. Podía sentir como la piel era retirada en aquella zona y las lágrimas cayeron cuando la comprensión lo hizo ese bastardo estaba desollando esa zona.

-¿Alguna vez te contaron que los de mi país tenemos una facilidad innata con los cuchillos, o es que lo estas probando de primera mano?-

El cuerpo del dios se estremeció en un vago alivio cuando lo miro frente a el en esos momentos, solo para después verlo tomar el pequeño bote que traía consigo, vaciando gran parte del contenido en las heridas recién causadas dejando escuchar un alto grito del dios. Lo dejo intentando acompasar su respiración, acostumbrarse a la sensación ardiente de la falta de esa parte de piel, mientras se dirigió a la sala tomando la botella que dejaron olvidada.

Volvió a pasos lentos casi como si disfrutará el tiempo de incertidumbre en el dios, dejó la botella aún lado de su rostro y le miró atentamente casi como planeando su siguiente movimiento mientras el dios lo seguía mirando.

Una vez por fin lo despidió dejó caer la parte superior de sus ropas, solo abriendo la inferior y subiéndose a la mesa colocándose contra el pecho del dios, obligando le a usar su boca esta vez para atenderle, mientras miraba al dios con cierta burla, ¿Dónde estaba el dios arrogante que no se atrevió a reconocerlo como igual? No simplemente el era superior ahora.

Cuando consideró sería buena idea pasar a la siguiente parte, lamio la mejilla ajena y se bajo de la mesa sin importarle se dirigió entre las piernas ajenas, mirando atentamente a el dios, no le importo cuando la piel sencible rozo con la ropa ni cuando los granos de sal que antes había usado se encajaron en esta causando un dolor mayor, solo se dirigió a encajarse en aquel lugar una vez más, disfrutando de aquella entrada, que le causaba tanto placer en esos momentos. Podía sentir como el cuerpo ajeno temblaba por el dolor, ver las lágrimas caer y más importante aún saber que el era quien las provocaba en ese momento a pesar de saber que ese dios no había llorado en algún tiempo intentando mantener la cabeza alzada.

Pero a pesar de todo eso, la maldita lengua del dios, que lo maldecía e insultaba no ayudaba a saciarle, en su lugar le enojaba más golpeó al dios un par de veces y no funcionó así que decidió ir por su cuello tomando cierta presión hasta sentir su mano libre sosteniendo su muñeca en un punto determinado.

El rubio perdió cualquier sentido del tiempo mientras el dolor llegaba por todos sus sentidos, el cuchillo fue retirado, solo para ser volteado en aquella mesa y poder sentir que regresaba atravesando solo por encima del radio de forma horizontal está vez, escucho como el vino era tomado, el golpeteo del líquido contra el cristal llamó su atención, volteando a mirar al humano, sin saber que planeaba está vez, sentía el cuerpo adolorido sin saber porqué realmente, no era el abuso, a ese, ya lo había acostumbrado ese humano pero en esos momentos dolían hasta los huesos, quiso seguir al humano pero se perdió tras el causando un estremecimiento en su cuerpo.

Uno que solo anticipó cuando sintió aquel frío objeto entrando a su cuerpo, de forma rápida y violenta, mientras dejaba sentir como el líquido abandonaba la botella, haciéndole abrir lo ojos con sorpresa.

-La ibas a tomar de todos modos, no hay razón para desperdiciar un vino de tan buena cálida, ¿cierto?-

Golpeó con el dedo la botella haciendo que el vidrio resonara, mientras se acercaba a usar la boca ajena de nueva cuenta, acallando cualquier clase de queja o disputa, sintiendo como llegaba a la garganta ajena, ocasionando algunas breves asfixias temporales en el dios, solo para después tomar la parte más baja de la botella y presionarla más contra el cuerpo en la mesa, moviéndola de forma rápida, insertando cada vez un poco más de esta en el cuerpo del dios.

Era tal vez extraño pero le gustaba verlo de esa forma, Poseidon nunca reaccionaba o bueno casi nunca, por más que se esmerara en hacerle el amor, en adorarlo como merece, pero en esos momentos se retorcía y las lágrimas no dejaban de caer por su rostro, su voz estrangulada por su miembro, mientras las quejas eran obviamente silenciadas, las embestidas de su mano y cadera parecían molestarle más, entre esos movimientos el líquido se esparció dejando que unas cuantas gotas del licor rodasen por sus piernas causando un poco más de ardor.

Sus músculos temblaron ante el esfuerzo cuando usando aquel objeto el humano lo noto una pequeña mancha que caía desde el miembro del dios. Sonrió aumentando la velocidad, cuando un leve gémido salió, podía ver la botella vacía en esos momentos y el líquido cálido manchar la madera de blanco, la mirada perpleja del dios lo decía todo.

-Oh querida no sabia que te gustaba de esta forma-

Tras aquello no supo realmente nada, no podía creer que eso le estuviera pasando, no podía creer que su cuerpo haya reaccionado a esa tortura, podía sentir el vientre abultado por el vino y aun así no entendía porque su cuerpo se atrevia a reaccionar de esa forma.

Esa iba a ser una noche muy larga, una que ya había iniciado completamente diferente a lo que el dios espero, una noche que sería un gran recuerdo para el humano mientras marcaba por primera vez una extraña diferencia en el dios y una que acabaría marcando al soberano de los mares permanentemente durante mucho tiempo, sin embargo tampoco era como si estuviera muy consiente tras haberse corrido de la forma más vergonzosa, que podía imaginar.

TBC.

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