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Epílogo

La reunión es precedida por un impala de cornamenta puntiaguda, el fin de la misma es que todos ellos se conozcan y apoyen entre sí, ya que son animales los cuales tienen parejas de especie diferente a la suya.   

—Bienvenidos a todos, al principio éramos sólo tres integrantes pero estamos creciendo y tenemos nuevos rostros —comenta mientras le da la bienvenida a los nuevos integrantes—. Sé que debe ser difícil tener una pareja diferente a lo que la sociedad espera, en mi caso es otro macho. Tuve la idea de hacer estas reuniones de autoayuda para crear un espacio donde ustedes se sientan cómodos para expresarse.

Él le da una sonrisa al resto, entonces incentiva que los nuevos integrantes se presenten. Está muy emocionado y curioso por saber sus historias. La primera en hablar es una cisne de plumaje blanco y puro. 

—Me llamo Leda, mi pareja es un ganso y mis amigas suelen burlarse de él por no ser blanco. Yo de verdad lo amo y no quiero que se sienta inseguro —les cuenta para luego agregar—. Siempre le digo que sus colores son hermosos y que no las escuche. 

—Muy bien Leda, lo mejor que pueden hacer es apoyarse entre sí. No necesitan la aprobación de los demás para ser felices —comenta el impala. Entonces es el turno de los demás.

—Mi nombre es Hela, yo y mi pareja somos cobras pero ambas somos hembras. No solemos tener problemas pero los demás animales nos confunden, a mí o a ella suelen tratarnos como machos. Aunque nosotras nos reímos de eso. —La serpiente le da la palabra a otro animal, siendo este un conejo blanco de nariz negra. 

—Creo que mi caso es el más extremo —comienza él para luego presentarse—. Soy Hiro y mi novia es una preciosa loba gris. 

—Oh, ¿de verdad? —pregunta un gato que también es parte de la reunión.

—Pero es carnívora —cuestiona un caballo, mostrándose realmente preocupado. 

—Leila es una hembra única. Nunca me hizo daño. Fue gracioso al principio porque pensé que me estaba acechando pero sólo era muy tímida para decirme que le gustaba y lo hizo cuando yo le hablé. 

—¿No tienes miedo que... te devore? —le pregunta la cisne.

—Mmm, no. Una hembra es una hembra, yo la devoro a ella —comenta, haciendo que los demás rían o se sientan un poco incómodos.

Ja, novato, piensa el gran felino que está sentado junto al conejo.

—Bueno, nos queda uno —dice el impala al ver al león sin melena.

—Hola, me llamo Mirrey. Mi pareja es una simio —se presenta con una sonrisa, entonces recibe muchas preguntas al respecto.

—¿Simio? ¿Cómo pasó? 

—Bueno... Nos conocimos en un pequeño mercado. Me quedé impresionado por su belleza pero al tomarla del brazo la lastimé con mis garras. Me sentí muy mal y me disculpé, ella me perdonó y comenzamos a conocernos más —les resume mientras su pata toca el brazo donde tiene las marcas que él mismo se hizo—. Viajamos mucho y nuestra relación se fortaleció.

—Los felicito a todos, me alegro que sean felices. Pero no deben olvidar que cada especie es diferente, deben estar muy atentos a las necesidades de sus parejas. Por ejemplo: Hiro, debes asegurarte que tu novia se alimente de forma balanceada, ya sabes lo que significa. Muchos carnívoros dejan de consumir carne definitivamente pero eso puede dañarlos si no tienen cuidado.

—Lo sé. Perdió mucho peso cuando comenzamos a salir.

La reunión continúa mientras los ayudantes del impala se presentan, una hora después todos se despiden, sin embargo Mirrey escucha los pasos de alguien que lo sigue. No es nada discreto, por lo que lo atrapa al girar rápidamente. Hiro da un salto por el susto y le sonríe mientras baja sus largas orejas.

—¿Te ayudo en algo? —pregunta al agacharse para estar a la altura del conejo. 

—Lo siento, es que... quería hablar más c-contigo y pedirte que conozcas a-a Leila —contesta, manteniendo esa sonrisa nerviosa en su rostro. 

—¿Por qué?

—Bueno, ambos son grandes carnívoros en una relación con una criatura más pequeña y frágil —habla, eligiendo con cuidado sus palabras—. Ella siempre está nerviosa y tiene miedo de tocarme, como si fuera a romperme.

—Quieres una cita doble —supone el león—. Bien, esta tarde estamos libres, ¿está bien en el parque central?

—Si, muchas gracias. —El conejito se aleja rápidamente, entonces Mirrey suspira mientras se endereza.

Menos mal, pensé que iba a proponerme un trío o algo así ya que le gusta los carnívoros, se dice al rascar su nuca.

Cuando llega al departamento lo hace al mismo tiempo que Teodoro, quien regresa de su trabajo de cuidador en el parque central.

—Te dije que no hace falta que trabajes.

—Siempre trabajé, no lo dejaré de hacer —contesta, enfrentando al león como para no perder la costumbre de discutir.

Efer recibe a ambos con una sonrisa pero jala de sus orejas al verlos pelear en la entrada. Mirrey la mira con sus ojos tiernos para liberarse, entonces ella los suelta y se cruza de brazos.

—¿Qué pasó ahora?

—No quiere que trabaje —lo acusa Teo.

—¿Quieres salir conmigo esta tarde? —le pregunta el león al tomar sus pequeñas manos—. Te presentaré a unos amigos.

—Está bien.

Maldito león, hizo que me ignore, lo maldice el oso al cruzarse de brazos.

Al mismo tiempo Hiro tiene problemas en conseguir una respuesta de parte de su novia. A ella le preocupa mucho el qué dirán los demás, incluso tiene miedo de ir a la cárcel si lo ven a su lado.

—Nadie te llevará a la cárcel —le dice él mientras la abraza, quedando colgado de su cintura. 

—Pero-

—Quiero que conozcas a alguien, te divertirás mucho, ¿si? —la interrumpe luego de soltarla—. Por favor —murmura mientras toma la cola de la loba para acariciarla. 

Ella no puede negarse, por lo que van al parque a la tarde. Cuando la hora llega Leila se encuentra sumamente nerviosa mientras camina junto a su novio tomados de la pata. La canina prefiere soltarlo al ver que están recibiendo muchas miradas de los demás animales.

Hiro baja las orejas por esto y continúa su camino, en ese momento reconoce al león sentado en una banca junto a su pareja. Él se acerca a saludarlos y pretende presentar a Leila, aunque la loba ya no está a su lado.

—¿Leila? 

—Se escondió detrás de ese árbol —señala Mirrey.

—¡Olvidé a Hiro! —exclama ella al voltear, entonces se encuentra cara a cara con la simio. Se queda paralizada en ese momento, no consigue reaccionar hasta que siente a Hiro tocar su rostro—. ¿Quién... es... ella...?

—Me llamo Efer, un gusto conocerte —habla mientras extiende su mano hacia ella.

La loba copia su acción para presentarse también. Sintiéndose bastante extrañada por el comportamiento tranquilo de la simio sin pelo. En ese momento reacciona y protege a Hiro cuando ve al león acercarse.

—Está bien, él es Mirrey y su novia. Lo conocí en la reunión de esta mañana —le dice el conejo que está apachurrado en sus brazos, aunque a él no le molesta porque puede sentir sus pechos.

—¿Son pareja? —pregunta al abrir muy grande sus ojos. 

Ya más calmados ellos se presentan como se debe y comienzan con la cita doble, Leila ahora nota que no es la única que debe inclinarse un poco para tomarle la pata a su novio porque el león también lo hace con la simio.

El parque central de la ciudad es un gran espacio sin edificios, ya que es un lugar para explorar o dar un paseo para que los animales se desconecten de las obligaciones y vuelvan en la naturaleza pura por un momento. Mientras Mirrey y Leila buscan algo de comer en los puestos del parque, ella se arma de valor para no temblar cuando están solos. 

—¿Te sientes bien? —le pregunta él, haciendo que dé un saltito del susto.

—M-Me das m-miedo —responde de manera sincera—. Me intimida tu presencia, tu tamaño. Sé que esto es lo que debe sentir Hiro al estar a mi lado.

—Yo también me sentí pequeño una vez —confiesa el felino—. Fue ante una orca, ¿alguna vez viste una de cerca? Son animales enormes y siempre están desnudos —agrega al recordar lo sucedido en el acuario. 

—¿Eh?

—Quiero decir... Hiro no tiene miedo al estar contigo, todo lo contrario. Si es por él te tocaría todo el tiempo, el muy pervertido —comenta para luego ordenar unos bollitos de queso.

Leila pide unas flores y zanahorias para Hiro, cuando tienen su orden regresan con sus parejas. Ambos se llevan bastante bien, cosa que pone celoso a Mirrey, incluso ve al conejo tocando el hombro de Efer.

Él al llegar coloca a la chica sobre su regazo y luego le entrega sus bollitos, por su parte Hiro mueve su esponjosa cola al ver sus flores favoritas. Le da las gracias mientras tiene la boca llena de pétalos, entonces la loba le toma cientos de fotos con su celular debido a la extrema ternura que irradia. Las parejas continúan hablando hasta hacerse de noche, Leila prefiere regresar a casa y se despiden. 

Por otro lado Mirrey y Efer permanecen recostados sobre el césped mientras miran las estrellas.

—La noche es hermosa —comenta ella, manteniendo una sonrisa en su rostro.

—Si, ¿la pasaste bien? —le pregunta al girar para mirarla.

—Mucho —murmura para luego acercarse. Efer es rodeada por sus brazos y esconde el rostro por su pecho.

—¿De qué hablabas con el conejo? —pregunta el felino al mover su cola de manera nerviosa—. ¿Te dijo algo raro?

—No. Sólo me preguntó cómo es el sexo en nuestra relación, estaba intrigado de cómo podría satisfacerte al ser tan pequeña —contesta al subir y bajar los hombros. 

—Típico —susurra mientras roda los ojos. Él comienza a lamer sus mejillas y cuello, provocando que ella se retuerza y se aferre a su ropa. Entonces se levanta para decirle que vuelvan al departamento, llevando al león de su pata a paso veloz—. ¿Por qué vamos tan rápido? Me arrastras.

—Ya sabes por qué —murmura sin mirarlo. También intenta ocultar el sonrojo mientras están en el ascensor. Él toma su mentón con cuidado y hace que levante la mirada, sus mejillas rojas quedan expuestas.

—Que adorable —murmura al lamer nuevamente sus mejillas, sintiendo la piel caliente. En ese momento mueve su cabeza y toca los labios. La suavidad extrema de estos hace que lama repetidas veces mientras se pregunta porqué no intentó hacer eso hace mucho tiempo.

Apenas se separan para abrir la puerta y entrar, aunque notan que todo está oscuro. Entonces las luces se encienden de repente mientras todos gritan: ¡Sorpresa!

Mirrey queda con todo su pelaje de punta debido al susto mientras Efer se aferra a su pecho.

—¿Qué hacen aquí? —pregunta al ver a Jet, Mia e Izaro.

—Han pasado dos años desde la llegada de Efer a nuestras vidas y pensé que esta fecha puede convertirse en su cumpleaños —les explica Teo mientras trae un pastel de la cocina.

—¿Mi cumpleaños? —pregunta ella cuando se separa del león, entonces ve el número en el pastel. Es la misma edad de Mirrey.

—Fuiste de visita a festejar nuestros cumpleaños y es justo hacer lo mismo —agrega Jet al entregarle el cuchillo para que corte las rebanadas.

—Gracias, a todos... Pero no tengo nada para ustedes.

—Nosotros debemos regalarte —habla Mia al rodar los ojos, entonces le entrega una pequeña bolsa con un moño—. Es un cepillo para tu cabello.

—Mi regalo es el pastel —comenta Jet al verlos comer, todos lo disfrutan y eso hace que valga la pena que haya aprendido algo de repostería.

—Te compré otro abrigo —Izaro le entrega su obsequio, siendo este de un color negro.

—Feliz cumpleaños —Teo la abraza, aunque Efer espera también un obsequio de su parte—. Hey, yo organicé la fiesta.

—Está bien, sólo bromeaba —le dice luego de fingir que estaba molesta con él.

—¿Y tu regalo Mirrey? —pregunta el oso al arquear una ceja. El felino suelta aire y sólo puede abrazar a Efer, si se lo hubieran dicho mucho antes le hubieran comprado algo también.

—Ya me dio una cita entretenida —comenta la chica mientras le sonríe.

~~~Fin~~~

Hice una Efer chiquita en una aplicación de avatar. ¡Me encantó el resultado!

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