9.3
Han pasado unos meses desde que Clío comenzó el taller, todavía siguen siendo los únicos miembros pero ella no tiene problema con eso. Lo que más disfruta es hablar con Lars de todo. Aunque él comience a divagar acerca del taller o cómo se cuidan las plantas. Incluso Kai se alejó de la oveja cuando vio que comenzó a engordar nuevamente y su figura desapareció.
—Hoy toca —murmura al estar frente al gran espejo del baño. Clío se quita la ropa y tomar la máquina para comenzar a cortar su lana como de costumbre. No quería hacer esto ya que logró alejar al molesto pura sangre sin mucho problemas, además Fara y las otras también dejaron de verla como competencia. Pero su madre y hermanos le ordenaron hacer el corte por su salud.
Cuando acaba de corta la lana de su cabeza y dejarla como más le gusta, guarda todo lo demás dentro de una gran bolsa. Luego la venderá cuando regrese de la escuela.
Clío se viste con su uniforme de talla más pequeña y se siente más cómoda. Una vez en su cuarto enciende la computadora, ella da una profunda respiración y comienza a escribir lo que quiere en el navegador.
—Tranquila, tranquila. Haz hecho esto muchas veces —se dice a sí misma para tranquilizarse—. Bien... Categorías, osos, caballos, ovejas, no. Ah, un anuncio —susurra cuando en la pantalla aparece una ventana promocionando vídeos de conejitas.
Rápidamente cierra los molestos anuncios para continuar con su búsqueda. Aunque estos siguen apareciendo como es de costumbre, además las "X" son demasiado pequeñas.
—¡Ahh, son dos machos! —exclama en susurros y cubre sus ojos con las pezuñas antes de cerrar las ventanas emergentes.
No tarda mucho en encontrar vídeos de parejas de coyotes, era lo que buscaba ya que desde hace unos días se preguntó cómo son ellos en ese aspecto.
—Pensé que sería completamente diferente a lo que ya vi —murmura al frotar su barbilla. Los actores hacen muchas cosas que también hacen las ovejas, sin embargo los vio frotarse las narices antes del acto—. Eso fue tierno, debería intentarlo.
Ya en la escuela, Lars la espera en la entrada y la reconoce a pesar de ya no estar pomposa, como dice él. Para entonces casi todos ya están en sus salones.
—Hola Clío.
—Hola, hoy es un gran día —responde cuando comienzan a caminar. Es así porque cosecharán los vegetales que cultivaron con tanta dedicación.
—Lo sé, también encargué árboles frutales. Tal vez lleguen cuando acaben las clases —comenta, haciéndola sonreír, de hecho ella había propuesto plantar dichos árboles y expandir más el taller de agricultura—. ¿Llegaste tarde por cortarte la lana?
—Uhg, si. Más o menos —murmura al recordar las páginas prohibidas que estaba viendo.
—¡Oh, Clío! —interrumpe Kai al verla, tan radiante y hermosa a sus ojos—. Volviste a ser tú.
—Eh... si, disculpa. Debemos ir a clases —responde al tomar de la pata a Lars, quien baja las orejas y la mirada debido a los ojos amenazantes del otro animal.
—¿Que? ¿Lo prefieres a él? —cuestiona al dar unos pasos hacia ambos—. Me rechazaste tantas veces por el lobo enano. Es un carnívoro.
—Es mi problema, no el tuyo —responde Clío al fruncir el ceño.
—Vámos, ya es tarde —le murmura Lars, intenta convencerla que no discuta con el caballo. Pero éste lo empuja de repente, obligándolos a separarse.
—No engañas a nadie, quieres ganarte su confianza para luego devorarla. Luego seguirás con el resto de herbívoros.
—¡Lars nunca haría eso! —exclama ella al colocarse frente Kai, intenta detenerlo y que no siga empujando al coyote. Sabe muy bien que él no se defenderá.
—Es obvio que ya te encariñaste con él. —El pura sangre trata de apartarla mientras que los gritos hacen que los demás alumnos salgan a ver qué sucede.
Clío ya está harta por lo que descarga su rabia con golpes de pezuñas. Kai ríe porque los golpesitos no le hacen daño, aunque estos comienzan a sentirse mucho más fuertes y dolorosos.
—¡Eso duele! —grita al empujarla, su fuerza es tal que lanza a Clío contra la ventana de un salón. Ella terminó tendida en el suelo, rodeada de cristales rotos.
Los presentes quedan atónitos luego de esto y oyen un rugido. De repente Lars se lanza sobre el pura sangre y muerde una de sus orejas, haciendo que este suelte un grito de dolor. Kai se sacude, golpeando a Lars contra la pared más cercana y acaba por arrojarlo al suelo.
—Todos lo vieron, el carnívoro me atacó. ¡Tiene mi sangre en su boca!
Él señala coyote, quien trata de incorporarse mientras busca la mirada de aprobación en los demás alumnos. Entonces Lars escupe una gran cantidad de sangre junto a la oreja de Kai.
—Yo no como basura —dice y sonríe de lado, cosa que enfurece mucho más al otro.
El pura sangre lo patea y pisa su brazo, rompiéndolo en el proceso. Lars grita y suelta aullidos lastimeros. Esos chillidos hacen reaccionar a Clío, quien regresa en sí y queda horrorizada al ver a Kai apretando el cuello del coyote. Lo está asfixiando ante la mirada del resto.
—¡Él me atacó, saben lo que significa!
—¡Alguien ayude a Lars! —suplica cuando se levanta, un poco de sangre mancha su lana debido a los múltiples cortes—. Alguien-
Al mirar a su alrededor sólo ve miedo, incluso en los ojos de Lars. Por ello retrocede unos pasos mientras escucha gritos de que se aleje, pero en ese momento corre y tiene pocos segundos para elegir el objetivo. Clío se lanza a toda velocidad hacia Kai, golpeándolo en la cabeza con la suya.
El impacto hace que todo se vuelva oscuro y lo último que siente es su cuerpo caer junto al de Lars.
Las luces están apagadas, en calma, sin embargo logra escuchar murmullos a su alrededor. Son molestos y no la dejan descansar, entonces abre los ojos lentamente, para acostumbrarse a la claridad y reconoce los rostros de sus padres y hermanos.
—Despertó —dicen aliviados y felices mientras le dan un abrazo. Clío corresponde sin saber que ha estado inconsciente por un par de días. De hecho los médicos no sabían si despertaría.
—¿Cómo te sientes hija? —pregunta su madre al acunar su rostro.
—Bien, creo... ¿Qué es esto? —murmura al tocar el vendaje que cubre su cabeza. Palidece al sentir que uno de sus cuernos ya no está.
—Debieron retirarlo porque se rompió por el golpe —le explica su padre y luego se cruza de brazos—. ¿Por qué atacaste a otro alumno? Dijeron que era una pelea y que lo dejaste inconsciente.
—¡Lars! ¿Él está bien? —pregunta rápidamente.
—Debe ser el coyote —comenta su hermano pequeño—. Siempre viene de visita pero papá no lo deja entrar.
Unos suaves golpes en la puerta abierta llama la atención de los presentes, haciendo que todos dirijan las mirada hacia Lars. Él está en la entrada sosteniendo un pequeño ramo de margaritas con su pata sana, ya que la otra se encuentra enyesada.
—¿Qué haces aquí? —Clío ve a su padre caminar hacia él y trata de echarlo pero lo detiene.
—Es un amigo, estamos en el mismo taller. ¿Pueden dejarme a solas con él?
—No, no vamos a-
—Está bien mamá, por favor —insiste mientras agacha las orejas y pone ojitos tiernos, eso siempre funciona con ellos. Clío les agradece mientras todos salen, dándole espacio a Lars de acercarse a ella para entregarle el ramo.
—Creí... —su voz es baja, rasposa y entrecortada, supone que es así por las secuelas de haber sido estrangulado—, que hab-habías... muerto...
Ella aparta el ramo para extender los brazos, entonces él se inclina al encuentro del abrazo. Ninguno se siente incómodo por el contacto, al contrario, querían sentir el calor del otro.
—Pensé lo mismo, ya no podías respirar —responde mientras se aferra a su ropa.
—Clío... nunca m-más vuelvas a hacer al-go así —le pide al tocar los vendajes, incluso nota que le falta una parte.
—Te dije que te protegería de los idiotas. —Ambos se separan lentamente y el silencio reina en el cuarto por unos minutos.
—Yo... per-dí el... control, Kai t-te golpeó y...
—Por eso había tanta sangre, creí que era tuya... ¿Por qué respondiste? Dijiste que era mejor no hacer nada —cuestiona mientras toma una margarita y la hace girar.
—T-Te hizo... da-ño y... porque —Lars aclara su garganta para decir lo siguiente—, te quiero Clío. Te quiero.
—Lo sé —responde al soltar una risita, no puede contenerse porque la cola de Lars no deja de moverse de un lado al otro detrás de él—. Estás muy feliz, también yo.
Al día siguiente, luego de que los médicos la examinaran, la ovejita regresa a casa y puede volver a clases una vez recuperada.
Una semana transcurre de lo sucedido. Los alumnos y profesores todavía siguen conmocionados, más sabiendo que las leyes fueron aplicadas con Kai, aún siendo un herbívoro. Estaba claro, quien dañe a los demás sería castigado, sin importar qué.
—Despacio —dice Lars mientras Clío se sostiene de su brazo sano para caminar.
—Ya estoy bien, mis piernas sólo están un poco débiles por el reposo —contesta y le asegura que pronto volverá a estar en forma.
—No vamos a trabajar en el taller hoy hasta que-
—¿Estás loco? —lo interrumpe rápidamente—. Quiero cosechar esos vegetales ya, además no vi los árboles frutales aún —cuestiona al cruzarse de brazos.
—Bien, pero no vas a esforzarte —acepta y sonríe al verla tan feliz.
Todo transcurre normalmente, las clases no son nada de otro mundo y Fara continúa con su grupo de nuevas amigas. Piensa que así es mejor, ya que nunca aceptaría la extraña relación que ella tiene con el coyote.
Cuando el timbre finalmente suena, ella guarda sus cosas dentro de la mochila para ir al taller de agricultura y, obviamente, se coloca su insignia en el uniforme. Con orgullo camina por los pasillos, llamando la atención de uno que otro estudiante. Desde lo que pasó se ganó cierta fama y la apodan "la oveja suicida" por enfrentar a un animal más fuerte que ella, casi morir, regresar y ser amiga de un carnívoro que pueda devorarla en cualquier momento. Al parecer Clío es la única que no tiene idea de la dimensión de sus hazañas.
—Clío. —Lars se acerca al verla, entonces la lleva dentro del cobertizo para enseñarle el juego de living que ahora está allí. El lugar vació con telarañas y unas cuantas herramientas ahora es un lugar agradable, cómodo y colorido.
—Es precioso, ¿tú lo hiciste? —pregunta cuando se sientan en el sillón más grande. Incluso hay una mesita de madera en el centro con una canasta de frutas.
—Fue un regalo de los alumnos de los otros talleres. Después de lo que pasó se acercaron a mí para hablar y me ayudaron a hacer este lugar más cómodo para ti —le explica mientras acomoda las cuadros de flores colgados en las paredes—. Los muebles son cortesía del taller de artesanía, los cuadros fueron pintados por el taller de arte porque no podemos tener flores reales.
—Me las comería —reconoce la ovejita mientras suelta una risa.
—Y esto lo hicimos nosotros —señala la canasta. En ella no sólo hay frutas, sino un par de tomates—. Pensé en vender el resto en el mercado para comprar más semillas de diferentes vegetales.
—Siempre piensas en el trabajo. Descansa ese brazo roto —comenta cuando palmea el lugar disponible a su lado.
—Está bien —acepta para luego sentarse junto a ella. De pronto el lugar se sumerge en un profundo silencio ya que ninguno sabe qué decir. De hecho Lars tiene un pequeño ataque de pánico, no quiere aburrir a Clío y siente que con cada segundo que pasa la perderá.
¿De qué podemos hablar? Los cultivos, no. Ya le mostré el cobertizo renovado, tal vez quiera probar el tomate pero no tengo sal. Podría hablar del cuerno que perdió pero no quiero que se sienta acomplejada ahora con eso, piensa para sí mismo. Su mirada gira hacia Clío, encontrándose con sus ojos oscuros.
—¿Pasa algo? —pregunta al ladear un poco su cabeza.
—No, no, nada. Yo sólo... —él aclara su garganta y se ordena dejar de hacer el ridículo—. Estoy nervioso, es todo.
—¿Por qué?
—Bueno, estamos solos. No es que me moleste estar contigo pero-
Lars es interrumpido por la ovejita, quien se inclina para frotar su nariz contra la de él. Su cuerpo es el primero en reaccionar, haciendo que todo su pelo se esponje cuando un fuerte escalofrío recorre cada rincón de su ser. Ella ríe al verlo con ese aspecto y despeina su flequillo para dejarlo como estaba.
—¿Qué fue eso? —se pregunta luego de parpadear un par de veces.
—¿No te gustó? —murmura para luego cubrir su rostro con las pezuñas—. Lo siento, lo siento. —Ella aparta la mirada y comienza a temblar al maldecirse por hacer eso, pero al mismo tiempo se sintió muy agradable.
—M-Me sorprendió, es todo. —Lars se inclina hacia ella y lentamente baja las pezuñas para mirarla a los ojos, un momento después se acerca, ahora es él quien frota sus narices de manera suave—. Esto es algo que sólo haces con alguien muy especial. ¿Lo sabías? —comenta al separarse un momento.
—Lo suponía, vi a algunas parejas de coyotes, lobos y zorros hacerlo.
—¿En serio? Entonces me ultrajaste deliberadamente —dice para alivianar un poco más el ambiente—. Es broma.
—Hmm... —Clío no conocía ese lado bromista del coyote.
—¿Sabes lo que sigue después? —pregunta en un tono de voz bajo, como un susurro. Cosa que provoca un fuerte sonrojo en ella, las imágenes de esos vídeos inundan su mente sin control.
No responde y prefiere guardar silencio, entonces siente una pequeña lamida en su mejilla por parte de Lars. La primera reacción que tiene es alejarse, su instinto le advierte del peligro, sin embargo lo escucha soltar un quejido de dolor al hacer un movimiento brusco con ese brazo lastimado.
—No te muevas mucho —le pide. En eso Lars frota su cabeza contra la de ella, diciéndole con ese gesto que todo está bien, también deja un par de lamidas en su cuello.
—Tu lana es tan suave —murmura mientras es abrazado por Clío—. ¿Estás bien con... esta relación? —pregunta, su voz resuena también en el pecho de la oveja.
—Si, ¿y tú? —contesta cuando comienza a acariciar una de sus orejas puntiagudas.
—Estoy demasiado cómodo para responder —tararea, haciendo que ella sonría.
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