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34.1

Mirrey deja que ella le quite su camisa lentamente, luego comienza a recorrer todo su pecho con las manos. Mirando al mismo tiempo que la herida de su hombro haya sanado por completo.

—El pelaje de tu abdomen en mucho más claro —murmura al dirigir sus caricias a esta zona. Él queda sin aliento cuando la siente abrir el cierre de sus pantalones.

—¿Estás segura de esto? 

—¿Es una pregunta para mí o para ti? —contesta al levantar la mirada hacia sus ojos—. Quiero experimentar el sexo, en mi planeta está prohibido pero no estamos en mi planeta.

—Bueno, prácticamente si porque... ustedes estuvieron... aquí...

—No voy a presionarte para hacer algo que no quieres, ¿bien? —susurra al arrodillarse para alcanzar sus orejas, lo acaricia para tranquilizarlo ya que comenzó a divagar sin sentido.

—¡Si quiero! —exclama, para luego disculparse mientras Efer pasa a jugar con el mechón de la punta de su cola—. Es que... no sé cómo empezar y... yo debería estar seguro para guiarte, se supone que me elegiste porque tengo experiencia. Pero... —él no sabe cómo continuar y desvía la vista.

—No te elegí por tu experiencia, sino porque tenemos confianza. No me gustaría experimentar esto con alguien más —habla para luego tomar su rostro, así consigue que la mire a los ojos.

—¿En serio? —pregunta en un tono bajo. Ella asiente con una sonrisa mientras peina su melena con los dedos—. Bien, no te haré esperar más.     

Él la abraza luego de sentarla sobre su regazo. Sus cuerpos se rozan de manera placentera debido a los movimientos suaves del león. No quiere asustarla, aunque Efer ya dejó muy en claro lo que quiere.

—Esto... ¿Se siente bien?

—Si, eres muy suave. Tu corazón late muy rápido —contesta en un tono bastante seductor para él. Por lo que se aferra en un impulso de excitación y sus garras salen, desgarrando el vestido en la parte de la espalda.

—¿Estás bien? —No huele la sangre pero está seguro que debió lastimarla. Efer niega al mirarlo, pero él queda paralizado al ver sus pechos. Al romper el vestido la dejó con el torso descubierto.

—Continúa por favor —le pide, y con eso basta para que vuelva a estar contra la cama. Mirrey usa su lengua para comenzar a lamer el delgado cuello, teniendo cuidado de no hacerlo tan fuerte. Poco a poco va bajando hasta llegar a su pecho y le pregunta qué es lo que siente cuando da una pausa, asegurándose que lo esté haciendo bien.

Efer sólo puede cubrir su boca con las manos, no entiende porqué su cuerpo se siente tan sensible y al mismo tiempo quiere más. La lengua de Mirrey es un poco rasposa, aunque siente una agradable sensación que la hace acariciarle las orejas.

Su cuerpo, cada rincón es tan suave, quiero más, piensa al bajar hacia su abdomen, con cuidado desliza lo que queda del vestido junto a su ropa interior, dejándola completamente expuesta a él. 

—Se ve igual a las otras hembras —se dice al inclinarse.

—Ah, ahí-ah... ¿Eso es n-necesario?

—Ese fue un adorable gemido —comenta para luego regresar a estimularla. Sólo puede usar su lengua porque la lastimaría con sus garras—. Es muy necesario. Es para disminuir los daños en tu cuerpo.

—Está bien... S-Sigue, mmm...

Efer muerde su labio inferior mientras siente las caricias. La sensación es nueva para ella y no sabe cómo debería reaccionar. Es la primera vez que su cuerpo no es movido por la razón. Mirrey está entre sus piernas y se siente un poco avergonzada. Intenta alejarlo al tocar su cabeza pero esto sólo hace que aumente la intensidad. En poco tiempo se encuentra jadeando y su cuerpo se sacude, siente escalofríos y hormigueos que recorren al mismo tiempo todo su ser, entonces suelta un gemido agudo al momento de liberarse, diciendo el nombre del león.

—¿Cómo se sintió eso? —le pregunta él mientras lame sus labios.

—Yo... F-Fue una sensación abrumadora. Jamás sentí algo así antes —responde, mostrando un fuerte sonrojo que tiñe sus mejillas. Su pecho sube y baja de manera errática mientras intenta recuperar el aliento.

—Te ves adorable ahora —comenta con una sonrisa en el rostro. Él comienza a lamer su estómago, sintiendo el sabor salado de la transpiración. Tal vez esta sea la primera vez que el cuerpo de Efer alcanzó tal temperatura.

—¿Qué sigue? —pregunta la chica al levantar la cabeza para mirarlo.

—¿Mmm? Ahora... las caricias —susurra más para sí mismo que para ella. Efer siente sus caricias, estas son muy suaves y la mueve de un lado al otro de manera delicada.

—¿Qué hay de ti? —le pregunta mientras él deja pequeñas lamidas en su espalda.     

—Yo estoy bien —contesta luego de una corta risa.

—Sé que estás excitado —habla al voltear—. ¿Quieres continuar?

—Más que nunca. —Mirrey se deshace de sus pantalones para ubicarse sobre ella nuevamente. Toma sus piernas, acariciando los muslos para colocarla en la mejor posición—. Esto dolerá al principio, sólo confía en mí.

Ella asiente para luego tomar aire, su interior comienza a ser invadido. El dolor se hace presente inmediatamente y la hace apretar con fuerza los brazos del león.

—Efer, tranquila —le dice, adolorido por su fuerte agarre.

—E-Es que... no puedo... —Ella lleva sus manos al rostro para limpiar unas lágrimas que brotaron de repente.

—Ya pasará —le segura para luego lamer esas pequeñas gotas de mar. Él hace un poco más de presión y, con un jadeo de parte de ambos, consiguen están unidos. Efer respira de manera agitada mientras trata de distraerse del dolor, entonces siente las vibraciones causadas por los fuertes ronroneos del felino.

El sonido la calma rápidamente, entonces lo abraza, rodeando su cuello con los brazos. Por su parte Mirrey se sonroja por el gesto y debe reunir toda su fuerza de voluntad para no moverse.

—Estamos unidos —le dice, haciendo notar la felicidad en sus palabras—. Te siento.

—También yo, tu interior es...

—De verdad duele, ¿por qué les gusta tanto? —cuestiona al fruncir el ceño. 

—Siempre es así la primera vez. Horrible, ah... —suelta un quejido cuando ella trata de alejarse.

—¿Estás bien? —le pregunta al verlo fruncir el ceño. 

—Si, sólo que... Debes relajarte un poco, respira profundamente —indica, haciendo que ella asiente en silencio y toma una bocanada de aire—. ¿Puedo moverme? —pregunta con cuidado luego de unos minutos, Efer asiente de nuevo, dándole luz verde. Era todo lo que necesitaba para comenzar a embestir, lo hace de manera suave. Quiere ser muy gentil con ella. Pero siente algo extraño, su cuerpo está más sensible de lo normal, como si fuera su primera vez también.

Bajo él la chica gime y suelta quejidos, su voz se oye tan bien e incentivan al león. Sin embargo el estímulo es demasiado y alcanza su límite demasiado pronto.

Se maldice por no haberse controlado un poco, de otra manera hubiera durado toda la noche. Pero al ver a Efer tan agitada y con las piernas temblando decide que es suficiente por hoy. En silencio la levanta de la cama para llevarla al baño en sus brazos.

Una vez allí entran bajo la ducha juntos. El pelaje de Mirrey se moja al igual que el cabello tormentoso de Efer.

—¿Estás bien? ¿Te lastimé? —le pregunta cuando ella recupera el aliento.

—Eso fue... fue... ¿Por qué no puedo describirlo? Al principio dolía, pero por un momento... ¿Cómo te sentiste tú? —responde rápidamente.

—Muy bien, nos entregamos. Mi corazón sigue latiendo muy rápido —habla al apartar las mechas mojadas de su rostro. Toma esas redondas mejillas y vuelve a apretarlas-. Todo salió bien -susurra para si mismo.

Luego del baño sólo secan sus cuerpos y se acurrucan en la cama. Disfrutan del calor del otro mientras se rinden al cansancio. Mirrey abraza a Efer, diciéndole que nunca se sentirá sola.

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