Para la tarde Jet cierra su restaurante para enseñarle a sus invitados la ciudad. Como ya había dicho es un lugar dónde todo tipo de aves conviven, voladoras, terrestres y acuáticas. 

—En realidad Avellaneda son dos ciudades, donde estamos es el nivel inferior y arriba está el nivel superior —comenta al levantar la mirada al cielo. Los que el grupo pensó que eran grandes pilares resultan ser los troncos de unos inmensos árboles de avellanas que se elevan al firmamento, estos árboles sostienen construcciones muy llamativas y lujosas sobre el nivel inferior—. Allí están las aves más ricas e importantes —agrega Jet.       

—Impresionante —murmura Mia. Quien comienza a sacar fotos con su nuevo móvil, el cual es un regalo de Mirrey. Él compró un celular para cada uno.

—Wow, ¿podemos ir arriba? Todos deben verse como hormiguitas desde allá —dice Izaro al sacudir su cola.

—¿No escuchaste? Las aves importantes viven allí —contesta Mirrey, haciendo énfasis a la palabra aves—. Debes recordar cuál es tu lugar.

—Soy una y tampoco puedo subir —comenta Jet con una sonrisa nerviosa—. El nivel inferior tiene muchos que ofrecer también, los llevaré al lago. 

El águila alza vuelo y comienza a alejarse, aunque recuerda que sus amigos no tienen alas y regresa con ellos para disculparse. Decide acompañarlos caminando mientras habla y conoce a Izaro y Mia. 

Por otro lado Mirrey se siente bastante incómodo, el calor y la humedad del lugar provoca que se sienta un poco sofocado. Todos están usando ropa ligera debido al clima, incluso Ella dejó de usar su chaleco con la melena.

—¿Te sientes bien? —le pregunta Izaro, llamando su atención.

—Es el calor húmedo. 

Las miradas de las otras aves también lo irritan, como si nunca hubieran visto un león. Un par de arpías reales los vigilan posadas en alto de unas ramas. Él no está seguro si se trata de trata de la seguridad de la ciudad porque no llevan ninguna insignia en su ropa.

—Ahí está el lago, ¡vamos a nadar! —propone mientras lo empuja. Dicho lago es muy concurrido, por lo que cientos de aves vuelan al verlos correr.

—¡No izaro! —Ya es demasiado tarde para advertirle porque él y el felino acaban empapados de pies a cabeza. 

Mirrey levanta la cabeza, con la melena mojada cubriéndole los ojos. Sólo puede oír la risa del canino, entonces le arroja barro en la cara para callarlo de una vez.

—¿Ah si? —Él responde de la misma manera. Incluso llegan a ensuciar a Mia por error. La gata estaba a punto de unirse pero una de las arpías aterriza frente a ella y gira la cabeza hacia los alborotadores.

—Les pedimos que cesen con su actividad —dice en un tono firme, entonces su compañero también se acerca—. Asustaron a los habitantes con ese comportamiento.         

—Por favor recuerde que son usted y sus acompañantes sólo son visitantes —se dirige a Mirrey, ignorando a los otros tres.

—Por supuesto, no lo olvidaré de nuevo —responde aunque su actitud es desafiante. Las arpías le desean un buen día y se alejan volando.

—¿Cuál es su problema? —pregunta Mia al fruncir el ceño. 

—Como sea, ya me siento más fresco —habla el león mientras limpia el barro de su cuerpo con las aguas del lago. Izaro hace lo mismo y así continúan con el recorrido. Para que sus nuevos amigos no se sientan incómodos Jet los lleva a una área en construcción donde no hay ningún habitante mientras les explica que ese lugar pronto será unas bonitas residencias.

—Aunque no haya nada este lugar es muy tranquilo y relajante —comenta la gata al recostarse sobre el suave césped bajo el sol. 

Jet, quien le había llevado comida, les propone hacer comer allí mientras disfrutan del paisaje. Obviamente Ella acepta con gusto, aunque ve a Mirrey alejarse un poco. Cuando se acerca ve que se encuentra tocando su melena, esta ya ha crecido bastante y es similar a la que tenía cuando se conocieron.

—Vamos a comer con los demás —propone, entonces él sacude su cabeza y la mira—. ¿Qué haces?

—Nada... mi melena.

—Ya creció, felicidades —responde con una sonrisa.

—No la quiero. Me siento sofocado y tengo calor —habla al girar, entonces caminar hacia ella—. Me acostumbré a tenerla corta —agrega mientras le entrega sus tijeras, son las mismas que usa para cortarle el pelo a Izaro.

—¿Estás seguro? —pregunta al mirarlo a los ojos. Él asiente para luego sentarse frente a ella, mientras los mechones caen, Ama le dice que todavía está a tiempo de arrepentirse.

—Hace miles de años las melenas protegían nuestros cuellos, confundían al enemigo en una pelea y nos hacían ver más grandes. Actualmente sólo es un símbolo y para mí perdió su significado —piensa en voz alta mientras reflexiona.

—Mmm, ¿qué pasó con eso de no avergonzarse de lo que eres? 

—Sigo siendo un león aunque corte mi melena, sólo no quiero ser igual al resto, quiero ser mejor —murmura, entonces cubre su rostro con las patas—. Lo sé, es difícil de entender, también lo es para mí.

—Término medio, listo. —Ama se aleja para darle espacio, mientras Mirrey se mira con la cámara de su celular, su melena fue cortada pero no del todo y debe reconocer que se ve bastante bien.

—Gracias, me siento más ligero —le dice con una sonrisa.

—Ya vamos a comer —ella sacude el pelo cortado de sus hombros y luego voltea para regresar, sin embargo su pie se hunde en un pozo. Al intentar liberarse todo el suelo se desmorona bajo ella—. ¡Ahhh! 

—¡Ama! —grita Mirrey al verla desaparecer. Los gritos alertan a los demás, por lo que Izaro y él comienzan a excavar rápidamente para salvarla. El pozo se hace mucho más grande y ahora ellos son arrastrados bajo tierra, a excepción de Jet que voló para salvarse.

Ama termina cayendo dentro de una caverna junto con mucha tierra, al levantar la mirada ve un poco de luz, la cual se apaga cuando Mirrey, Izaro y Mia caen sobre ella. 

—¡Ama! —El león se levanta rápidamente para ayudarla, también escucha a los otros dos quejarse y toser—. ¿Todos están bien?

—N-No, caímos muy profundo —responde la gata al levantarse y sacudir su ropa.

—¿Dónde estamos? —se pregunta Izaro al frotar su cabeza. Todos comienzan a mirar a su alrededor en busca de la salida, aunque ven a Ella tropezar y luego golpearse contra una pared.

—El golpe le afectó —señala el canino, entonces Mirrey le da un empujón.

—No puede ver en la oscuridad como nosotros. —Él la toma son su pata para ayudarla a moverse mientras investigan la caverna.

El lugar parece enorme y comienzan a notar que las paredes son de ladrillos, distinguen carteles con una extraña inscripción. Más adelante encuentran una puerta de metal. 

—¿Por qué nos detenemos? —pregunta Ella. Se aventura y comienza a tocar la puerta, dando un par de golpes nota que es bastante sólida.

—Debe ser algo del gobierno, un secreto que ocultan como en las películas —dice Izaro, se encuentra emocionado pero al mismo tiempo tiene miedo.

—No toques eso. —Mia trata de alejarla, aunque la simio toca coloca su mano en una pantalla. El polvo acumulado hace que el escáner reconozca una antigua huella en lugar de las de Ella, debido a esto la puerta se abre lentamente hacia el interior. 

Las sendas de energía, aún funcionales, encienden las luces. La chica cierra los ojos por un momento para luego abrirlos, frente a ella hay un pasillo que los lleva a una sala mucho más grande. Mia les dice que siente que no deberían estar allí, Izaro está de acuerdo mientras tiene la cola entre sus patas.

—No se separen —les dice Mirrey, entonces ve a Ama tomar un libro de un estante repleto de estos.

—¿Puedes leerlo? —le pide con una sonrisa. Él toma el libro y hace una mueca, no se parece a otros libros que haya visto antes. La tapa, la cubierta, su olor, todo es diferente.

—A ver... ¿Eh? No conozco este idioma —murmura desconcertado.

—¡Alto, no toquen nada! —ordena Mia—. Puede que hayamos hecho un descubrimiento arqueológico.