Mirrey toma su siesta como todos los días, debe reconocer que estar al cuidado de alguien más no es tan malo, además gracias a las medicinas el dolor dejó de atormentarlo. Él despierta con un gran bostezo para luego observar la habitación.

—¿Ama? —pregunta al no ver rastros de ella—. ¿Se fue...? Una nota —dice al ver el papel sobre la mesita de noche.

"Bajé a almorzar, te traeré comida cuando suba" lee en la nota, entonces suelta una risa, burlándose de sí mismo por creer que lo habían abandonado. Nunca le había preocupado que algo así le llegara a pasar.

—Debería dormir un poco más —murmura, aunque luego escucha la puerta abrirse. Ama entra con una bandeja repleta de embutidos.

—El especial de hoy es mortadela, queso y otras carnes fiambres que no sé su nombre —comenta cuando deja dicha bandeja en su regazo.

—Oh, gracias.

—Y de postre, helado —habla al colocar la copa en la mesa de noche.

—¿Ya comiste?

—Si.

Él comienza, picando con trozos con un escarbadientes. Tarda poco ya que estaba hambriento y luego pasa a probar el helado. El frío dulce también se acaba en minutos y el león limpia completamente la copa con su lengua. Todo antes la mirada atenta de ella.

—¿Pasa algo? —pregunta al creer que tiene algunas miga o restos en su rostro, pero lamió bien sus labios para limpiarlos.

—¿Te sientes mejor? —Ella ha notado que desde los destrozos del día anterior el león parece estar más calmado y quiere asegurarse de ello.

—Si, las medicinas funcionan.

—No me refería a eso —niega para luego bufar.

—No soy bueno con... los sentimientos —confiesa al entenderla—. Antes eran inútiles para mí.

—¿Nunca quisiste a nadie? Alguna leona que te gustara.

Niega con la cabeza ante esa pregunta, nunca se detuvo a pensar en ello. Sólo buscaba a la leonas más bellas para satisfacer la necesidad natural y luego les pagaba por sus servicios.

—Pagaba por compañía y en ocasiones debía estar disponible para la pareja de mi anterior jefe. Las veces que ella quisiera —le dice, notando que está interesada en el tema.

—¿La querías?

—No, definitivamente —niega mientras suelta una risa—. Era trabajo, es todo.

—Oh, entiendo...

—¿Qué hay de ti? Te hablé de mí, es justo que respondas, ¿verdad? —cuestiona, haciéndola bufar. Él frunce el ceño, aunque ella termina rindiéndose.

—No tengo experiencias de ese tipo. ¿Feliz?

—¿Por qué no? Pareces mayor, digo, ya no eres un cachorro —comenta al observarla de arriba a bajo—. ¿No eres atractiva para los machos de tu especie? Para mí si lo eres. Pero no estoy seguro de cómo funciona para ustedes.

—Yo tampoco.

—¿Eh? Eso es... Nunca haz visto a otro simio, ¿es eso? —Ella baja la vista al escuchar esto, entonces suelta aire y asiente. Mirrey está atónito, no sabe cómo eso es posible.

—Digamos que vivía con mi familia, sólo mis padres eran los únicos que podían tener sexo y reproducirse. Mis hermanos, hermanas y yo no, ni tampoco podíamos tener contacto con otras familias —habla, intentando explicarle de manera simple cómo es la estructura y relaciones del lugar de donde viene. Sin embargo el león queda mucho más confundido, preguntándole sobre sus hermanos y hermanas, también sobre dicha familia, a lo que Ama vuelve a bufar y se cubre el rostro con las manos.

—No lo entiendo, es muy extraño y-

—Olvida lo que te dije, fue un ejemplo pésimo —lo interrumpe al cubrir su nariz con la palma.

—¿Cuándo es tu celo?

—¿Que cosa? —pregunta al ladear la cabeza.

—Es el momento cuando sientes que quieres compañía y unirte a alguien. Incluso puedes llegar a formar una familia luego del periodo si quieres. —A él no le extraña que tampoco tenga celo, teniendo en cuenta que aseguró nula experiencia en el sexo—. No sabes lo que es porque nunca lo experimentaste —supone y está en lo correcto.

—Es cierto —confirma. Lo que provoca que él tenga una idea.

—Tú... ¿Te gustaría hacerlo conmigo?

—¿Que? 

—No serías la primera, y-ya estuve con-con hembras más pequeñas... y n-no las lastimé... —deja de tropezarse con sus propias palabras cuando ella se arrodilla en la cama y comienza a quitarse la ropa, empezando con levantar el borde de su camiseta—. Ah, olvídalo. Es una locura —la detiene antes que se la quite. Su vista queda fija en sus patas tomando las pequeñas manos de ella. 

¡No esperaba que aceptara! Mucho menos que comenzara a desnudarse, grita en sus pensamientos mientras desvía la mirada, en cualquier otra parte que no sea ella.

—Es cierto, todavía no te has recuperado completamente —dice al volver a colocarse su chaleco favorito, entonces se levanta de la cama para regresar la bandeja y platos sucios—. Debemos esperar.

—¡¿Segura?!

—Quiero experimentar lo que es el sexo, hiciste te tenga mucha curiosidad.

—Pero... y-yo no-

—Debería buscar a otro macho, así no te molestaré con esto —piensa en voz alta a lo que él niega rápidamente.

—¡No! No.... No dejes que nadie más te toque con esa intención, ¿okey? —le dice al mirar sus ojos negros—. S-Sólo yo lo haré.

—Entiendo, te dejaré descansar —contesta al sacudir su mano como despedida—. Estaré con Mia e Izaro.

—Oh mierda... —murmura al tomar su melena con las patas una vez solo, luego frota su cabeza y orejas para tranquilizarse—. ¿En qué me metí? Le dije que me atraía.

En la noche Mirrey permanece con los ojos bien abiertos mientras la simio duerme plácidamente a su lado, ella se mantiene acurrucada como bolita. Él, por otra parte, se siente muy inquieto. Su cola se mueve de un lado al otro al mismo tiempo que juega con sus garras.

Su mente también se encuentra perturbada y lo que más lo desconcierta es eso mismo. No es la primera vez que duermen juntos, tampoco será la última, pero no se había sentido así antes. También le preocupa ella, esa actitud le sorprendió mucho, esperaba que chillara y se avergonzara como cualquier otra hembra.

~~~~~~~~~~~~~~~

P.D: actualizo seguido porque ya tengo la historia terminada y no me gusta esperar. Muchas gracias por los votos y comentarios.