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20

Con la llegada de la noche el grupo se prepara para dormir en sus habitaciones, por su parte Mirrey le pide a Ella salir a dar un paseo. Al principio creyó que se negaría pero lo dejó ir y le pidió que tenga cuidado.

—¿Que tenga cuidado? Que risa —repite mientras camina por la acera. Desde que hablaron sobre sus cicatrices ha intentado controlar los recuerdos de cuando era cachorro y pensó que un poco de aire fresco le vendría muy bien.

Sin embargo nota que un auto lo está siguiendo desde hace unas cuadras, hasta que lo alcanza, entonces la ventanilla de la puerta trasera se baja lentamente. Él maldice al ver que se trata de una leona que conoce muy bien.

—Hola Levi, no esperaba volver a verte —le dice con una sonrisa coqueta—. ¿Qué pasó con tu melena? Estabas muy orgulloso de ella.

—No me llamo así, me confundió con alguien más —contesta mientras continúa caminando, el auto avanza despacio para seguirle el paso.

—¿Ya me olvidaste? ¿Es un castigo para mí? —Ella sale para tomarlo del brazo—. Yo recuerdo muy bien lo que hacíamos —susurra al acercarse mucho más, haciendo que sus cuerpos se rocen. La leona consigue hacer que entre al vehículo con caricias y le ordena al chofer que los lleven a un lugar más privado.

Ella le comienza a abrir la camisa y le acaricia el pecho mientras lame suavemente su cuello. Él siente el cuerpo de la felina, estimulándolo, pero realmente no tiene ánimos para eso.

—Siempre fuiste mi favorito Lavi —murmura al tomar su rostro—. Pero te siento muy diferente.

—¿Diferente? —repite confundido. Lo notó muy indiferente a sus caricias.

—Siento otro olor en ti, ¿es de una hembra? —supone cuando se separa lentamente.

—No sé de lo que hablas.

—Por eso no respondes como deberías... Es una lástima, una lástima. Sólo quería darte un momento en el paraíso antes de morir.

—¿Que? 

De repente abren la puerta del auto y lo arrastran a fuera, arrojándolo al suelo con dureza. Al levantar la vista nota que se encuentra a los pies de ese viejo león de traje, él lo saluda con una patada en el rostro.    

—¡Te dije que no vuelva a aparecer en mi ciudad! —exclama cuando lo toman de su melena para levantar la cabeza—. ¿Estás cansado de vivir?

—También me rechazó, amor —comenta la leona—. Me hizo sentir muy mal.

Eso causa que Lavi reciba más golpes, los cuales rompen su ceja derecha y lo hacen retorcerse en el suelo.

—¡Ah, mierda! —exclama mientras siente el sabor a sangre en su boca.

—Casi no lo reconocí, ¿sientes ese raro olor? Parece ser el de su pareja —agrega ella mientras mira sus uñas.

—¿Que? Eso es perfecto. —El gran león sonríe para tomar a Lavi de una oreja para que lo escuche—. Tráela conmigo. Mis leones no han conseguido ninguna mercancía de calidad últimamente. Ya lo hiciste una vez, ¿verdad?

—S-Si...

—Mañana a la misma hora, ¿entendido? —le ordena cuando le entrega la dirección del lugar en una tarjeta. Lavi asiente y es golpeado por última vez. Entonces se levanta como puede y se aleja en silencio. 

Tambaleándose consigue llegar al hotel, se deja caer en la cama una vez dentro de la habitación, teniendo cuidado de molestar a su ama. El cansancio hace que duerma inmediatamente. 

No tiene idea de cuánto tiempo pasó, pero despierta cuando siente su rostro arder. Al abrir los ojos ve a la simio sanar los golpes y cortes de su rostro. Ella le sonríe antes de pasar el algodón con alcohol por su ceja rota, ya es de día nuevamente.

—Ya terminé, no quería despertarte —dice para romper el silencio.

—Gracias Ama, eres muy amable.

—Fue una noche difícil —comenta cuando se deshace de los algodones sucios.

—Acércate —le pide. Ella, extrañada por su comportamiento, lo hace—. ¿Cómo es tu sabor? —Es entonces que él toma su brazo y lo lame, la rasposa lengua deja su piel bastante irritada.

—¡Ah, que asco!

—Era una broma —comenta sonriendo—. Ama... podemos dar un paseo hoy, sin hienas que molesten esta vez. Ya vi los lugares peligrosos y los evitaremos.

—Está bien —acepta, pensando que es la oportunidad que buscaba para hablar con él sobre su pasado. 

Esa misma tarde ella les comenta a Mia e Izaro acerca del paseo, sin embargo la felina se muestra bastante preocupada ya que les había contado lo que pasó con las hienas, aunque le aseguró que van a estar bien y que regresarán pronto.

Ambos salen del hotel y caminan por unos minutos, entonces se topan con un festival de alimentos en una gran plaza. Allí prueban las muestras gratis cuando están sentados en una banca. El león come unas brochetas de batatas asada al mismo tiempo que su ama le da pequeñas mordidas a una manzana acaramelada. 

Tiene un sabor peculiar. Pero no es desagradable, piensa para sí mismo al observarla, la falta de pelo hace que la limpieza sea rápida y podrían probarla tan solo luego de quitarle la ropa. Es una mercancía valiosa a pesar de ser pequeña.

—Lo siento por lo que pasó —habla cuando termina de comer su manzana—. No debí presionarte de esa manera ayer. Puedes contar conmigo cuando quieras desahogarte o sólo hablar, siempre voy a escucharte, siempre —repite las palabras que alguien le dijo cuando estaba sola y confundida.

—No es un misterio —murmura luego de soltar un suspiro—. Soy un gran carnívoro, es el origen de todos los problemas.

—Está relacionado a tus cicatrices... ¿Fueron tus padres?

—No, no, eso es... Vivíamos en un pequeño pueblo, éramos los únicos carnívoros y todo estaba bien —dice, sintiendo como los recuerdos que había estado reprimiendo fluyen en su mente—, hasta que encontraron un cuerpo cerca del lago. Todo el pueblo volteó a vernos.

Él recuerda que estaba comiendo y mirando la televisión hasta que un noticia interrumpió la transmisión normal. Era invierno y decían que encontraron el cuerpo de una cebra bajo la nieve, según los investigadores el criminal lo había ocultado para conservarlo y consumir su carne lentamente.    

—Y tenían razón. Ellos mataron a una cebra solitaria para alimentarme. No importaba cuántos vegetales comía, cada vez estaba más delgado, sin esa carne iba a morir y mi papá no podía pagar por ella. —El león se pregunta por qué le está diciendo todo eso, aunque ya no importa realmente.

—¿Qué pasó con ellos?

—Lo mismo que pasa con todos los asesinos, yo sobreviví a la turba enfurecida de milagro —responde, entonces siente como toca su hombro.

—Entonces... desde ese momento tú... No tienes que hablar de tus padres así, ellos no encontraron otra solución, hicieron eso porque querían que vivieras. Ellos te amaban —le dice, sorprendiendo al felino con su reacción. Creyó que repudiaría a sus padres por su crimen pero sus palabras lo dejaron confundido.

—¿Cómo lo sabes? ¡Eso pasó hace años! —exclama al ver que trata de abrazarlo, rápidamente se aleja y nota que ya es de noche. Las luces tenues de los focos iluminan la ciudad para que los animales diurnos puedan ver, aunque no son lo suficientemente fuertes para lastimar los ojos de los animales nocturnos.   

—Entiendo, te daré un poco de espacio para-

—No, perdóname —la interrumpe mientras frota su rostro—. Vamos a seguir paseando —propone al levantarse y toma su mano.

—¿Seguro? Está bien si quieres volver —pregunta al intentar seguir su paso, él la está arrastrando prácticamente—. ¿A dónde vamos? —cuestiona al ver que entran al estacionamiento de un edificio abandonado.

—Eh, aquí... aquí está-

—Wow —suelta ella al ver un gran mural del mar en una de las paredes del estacionamiento. Las olas proyectan movimiento y cada detalle es impresionante—. Es hermoso Mirrey.

—Ah si —murmura mientras rasca su nuca. En eso escucha unos autos acercarse, por lo que gira y son iluminados por las luces.

^|Buen trabajo Lavi|^ comenta el león de ostentosa melena cuando sale del coche. Al acercarse hace una mueca al ver a la pequeña simio ^|¡¿Es una broma?!|^ pregunta en un tono hostil. 

—¿Quienes son ellos? —le pregunta Ama, haciendo notar la molestia en su voz.

^|Es mercancía especial, puedes comprobarlo por ti mismo|^

Ella ve al otro león acercarse para dar unas vueltas a su alrededor, toca su larga trenza y olfatea con energía su cabello. Él le dice que no tiene nada en especial pero corroboró que efectivamente es portadora del olor que Lavi tenía la noche anterior. 

^|¿Qué haces con una simio? No sabía que tenías esos fetiches extraños... ¡¿Rechazaste a mi reina por esto?!|^

^|¡Ella cortó mi melena, me humilló! Estaba esperando el momento perfecto para vengarme|^ al escucharlo los otros leones que acompañan al jefe comienzan a reír. La situación les parece patética.

—¡No me ignores Mirrey! —exclama ella al darle un empujón.

—¡Cállate! —responde para luego gruñirle—. ¡Desde el principio tenías razón, soy un monstruo también! ¡Ellos te venderán al mejor postor para ser devorada! 

—No puedes-

—¿No puedo qué? No deberías sorprenderte que sea de esta manera —dice cuando finalmente se siente liberado.

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