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15

Al día siguiente el león despierta primero, encontrando a Ella acurrucada a su lado. Se aparta debido al asco que siente, aunque oye pasos acercándose y la puerta de la habitación se abre lentamente. 

Con su aguda visión distingue en toda esa oscuridad como una escurridiza criatura se acerca rápidamente al equipaje, lo ve revisando las cosas pero de repente siente un brusco movimiento a su lado. Ella salta sobre el intruso, atrapándolo de un ágil movimiento.

—¿Qué estás haciendo? —lo interroga mientras lo sostiene del cuello, levantándolo del suelo.

—Un simio como tú no puede tener tanto dinero —responde la comadreja mientras le enseña sus dientes—. Debe ser robado.

—El ladrón hablando de robar —contesta en un tono serio. Al encender la luz ve que la comadreja tiene el uniforme del hotel, pero lo más importante es la reacción que tiene al ver al león.

—¡¿Lavi?! Que... ¿Qué le ocurrió a tu melena? —dice para luego soltar una ruidosa carcajada—. Por lo menos yo no me hundí tanto. ¡Jajajaja!

—¿Se conocen? —ella mira al felino con el ceño fruncido. 

—No.

—Es Lavi, somos viejos compañeros de trabajo aunque no se ve tan imponente como antes —habla para luego reír otra vez. Esto no le hace gracia al león, quien hace todo lo posible para contenerse.

—Me llamo Mirrey —lo corrige, insistiendo en que no lo conoce—. Ella es mi ama, ella... ¿cómo te llamas? —pregunta al mirarla.

—¿Eh? ¿Ama? —La comadreja es arrojada fuera de la habitación y la puerta es azotada con fuerza. 

—No se llevó nada —comenta mientras ordena de nuevo su ropa dentro de su bolso de viaje. Él la continúa observando en espera de una respuesta, le parece de mala educación ignorarlo hasta nota algo en su cuerpo que le llama la atención.

—Quiero conocer tu nombre —insiste, utilizando un tono amable y gentil mientras la ayuda a guardar sus pertenencias.

—Izaro y Mia me llaman Ella pero tú puedes decirme Ama —le sonríe, haciendo que él se vea forzado en devolver el gesto. Por su parte la simio busca otro cambio de ropa y toma las toallas—. Hora el baño —habla mientras bosteza. En ese momento desarma la larga trenza que siempre usa, su cabello se levanta rápidamente como una tormenta café.

Mirrey aparta la mirada, ya que sus instintos lo traicionan al verla como otro león pues su cabello parece una melena muy ostentosa. La oye entrar al cuarto de baño, entonces se arroja boca abajo sobre la cama, quedando a su vista los pequeños zapatos de su ama.

—Es muy extraña —murmura al observar la forma y el material, no había visto nada parecido antes. El sonido de la puerta hace que mire hacia ella, encontrando a la gatita espiando, ella entra al cuarto rápidamente al ver que Ella no está allí.

—¿Dónde está? ¿Qué le hiciste? —pregunta, irritándolo con su voz un poco aguda. Él no responde y sólo le da la espalda al acomodarse en la cama.

—¿Qué pasa? —Izaro se une a ella y gruñe hacia el felino. En eso la simio sale del baño sólo envuelta con una gran toalla y su cabello húmedo. Todos quedan en silencio en ese instante, mirándose entre sí. 

Mia es quien interrumpe el momento sumamente incómodo y extraño, al arrojar la ropa de Ella en su rostro con fuerza. Luego se lleva al Izaro para cerrar la puerta. Él le pregunta si se encuentra bien, no entiende tampoco lo que pasó, aunque está tranquilo porque nadie fue herido esa noche. Sin embargo nota unas sombras bajo los ojos de la gata.

—¿Estuviste despierta toda la noche? 

—No podía dormir con ese león tan cerca —responde mientras frota su rostro.

—Estabas preocupada por Ella.

—No —niega al cruzarse de brazos—. Además estaba.... contigo. 

Izaro queda impactado por ello, haciendo que frunza el ceño, claramente ofendido por insinuar tal cosa. Mia nota esto pero es demasiado tarde para disculparse.

—Nunca te haría daño, sabes que no como carne —dice en un tono serio. Ella suelta un suspiro ante sus palabras, entonces se arroja en la cama para dormir un poco. Conociendo a Ella tal vez dejarán el hotel en unas horas para continuar el viaje—. Mia, es cierto. Yo-

—Olvídalo.

En la otra habitación Ella estaba escuchando y palmea su frente debido a cómo termina la discusión. Mirrey le pregunta porqué lo hace aunque no recibe respuesta, nuevamente es ignorado, cosa que revuelve su interior. Debido a esto se ve obligado a llamar su atención de otra forma. Él la abraza por la espalda, haciendo notable mucho más la diferencia de tamaño entre ambos. 

La siente paralizada y no es para menos, su pata es igual de grande que la cabeza de ésta. De un solo golpe podría acabarla pero en cambio comienza a ronronear.

—Mirrey —dice en ese momento.

—Quiero tu atención —responde de manera calmada—. Quiero conocer todo de ti.

—¿Por qué? 

—Ya te lo dije, además eres muy interesante —murmura al soltarla lentamente. Ella no se separa de inmediato y luego voltea para buscar su collar en la mesa de luz—. ¿Me dirás quiénes son la gata y el perro?

—Mis acompañantes, necesitaba conocer su cultura, lenguaje y a la sociedad. 

—¿De dónde eres? ¿Tienes familia? 

—Tenía, pero ya no los recuerdo —murmura pensativa, luego sacude la cabeza para mirarlo—. Vamos a dar un paseo. 

—Si ama —responde y toma la bolsa de ella con sus cosas. Sin avisarle a los otros, ambos salen del hotel para dar dicho paseo. Mirrey mira como su ama observa con curiosidad lo que hay a su alrededor, pero disimula muy bien su interés para no llamar la atención de los demás animales.

—Conoces esta ciudad, ¿verdad? 

—Trabajé aquí un par de veces —responde de manera desinteresada.

—¿Cuántos idiomas hablas? —interroga, ya que debido a sus trabajos supone que debió viajar mucho a diferentes ciudades—. Quiero que me enseñes todos los lenguajes que sepas —le ordena.

—Como quieras Ama, pero va a ser difícil —le advierte mientras la ve acercarse a un vendedor de flores. El caballo de manchas le sonríe, diciéndole algo mientras le enseña unos ramos.

—¿Qué está diciendo? 

—Te ofrece los ramos a buen precio —contesta el león, cuya presencia no pasa desapercibida para el resto de los ciudadanos. Con su mirada periférica nota a un par de herbívoros vigilarlo a lo lejos. Son tan obvios, piensa mientras sonríe de lado.

—¿Cómo le digo que quiero esa? —le pregunto la simio al señalar un clavel violeta. Mirrey le indica cómo decirlo en ese idioma, preparado para burlarse cuando falle al intentarlo.

^|Quiero esa flor por favor, es muy bonita|^ señala dicho clavel, entonces el equino se la entrega para luego recibir el dinero del felino.

—Eso fue... impresionante —murmura mientras la mira—. A esto me refería, mi ama es increíble —agrega mientras continúan caminando, él no le importa las miradas que reciben al adularla. Sin embargo comienza a sentir unos olores que le resulta familiares, esto lo inquieta bastante y trata de guiar a la simio por otro camino. 

—Suéltame —ordena cuando la toma del brazo para apresurar el paso hacia unos callejones. 

—Nos están siguiendo —responde y comienza a correr.

—No, es mejor estar a la vista de los demás. —Mirrey se detiene al ver que unas camionetas están obstruyendo la salida del callejón, además al voltear ve a un grupo de hienas acercarse.

^|Se los dije, es Lavi|^ lo señala la comadreja, haciendo que éste suelte un rugido hacia el ladrón.

^|Te ves diferente Lavi, aunque sigues tan guapo|^ dice una de las hienas al dar unos pasos hacia él y agregar |^¿Qué trabajo estás haciendo ahora? ¿Por qué te acompaña una plaga?|^ cuestiona pero ni siquiera se molesta en mirar a su acompañante. 

^|No me llamo Lavi, no las conozco|^ responde de manera firme. 

^|Esas bromas no son propias de ti. Ya sé, esta monita debe ser un encargo especial|^ supone, haciendo que la simio mire a ambos con curiosidad, aunque siente la hostilidad por parte de las depredadoras.

—¿Qué está pasando? ¿Qué quieren? —pregunta hacia Mirrey.

—Oh, ni siquiera es de aquí —comenta la hiena mientras suelta una risa—. Parece muy delgada y pequeña. ¿Quién te hizo el encargo?

—¿Qué encargo? —Ella es callada por la hiena, quien le gruñe con ferocidad.

—¡Cierra la boca! —le ordena entre gruñidos y recibe un fuerte golpe en el hocico, su nariz comienza a sangrar, dejando un profundo silencio en el lugar. Los presentes las miran atónitos mientras oyen los quejidos de dolor de la hiena.

—¡Ama, corre! —El felino la toma del brazo para huir, aprovechando que todas están distraídas. Logran burlar a unas cuantas hienas pero una de ellas salta sobre él, dándole una mordida en su hombro izquierdo. A pesar de esto se la quita de encima y alza a su ama para moverme más rápido.

Consigue dejarlas atrás gracias a su velocidad, pero siente como el reguero de sangre comienza a empapar su ropa incluso mancha la mano de la simio. Debido a esto terminan detrás de unos contenedores de basura, ocultos para no llamar la atención de los demás animales.   

—Esa maldita... Agh... —dice entre gruñidos mientras sostiene su hombro. Ella le quita su saco y comienza a desabrochar la camisa, dejándolo sorprendido, por lo que trata de alejarla cuando ve que sanará su herida—. No, déjala así. Me hirieron porque me descuidé, el dolor me recordará no cometer el mismo error de nuevo.

—Si mueres no me sirves —contesta al tomarlo de un mechón para que la mire—. Ahora quítate la ropa.

—Si ama. —Mirrey se deshace de los últimos botones y descubre la mordida ensangrentada. Ella abre su bolsa para sacar alcohol, vendajes y algodón. Al observar la herida con detenimiento le dice que deberá coserla.

—Dolerá —dice antes de comenzar a desinfectarla con el alcohol.

—Eso no duele nada —murmura con una sonrisa de lado. Aunque no esperó que su ama haga la curación rápidamente y sin delicadeza, fue peor cuando comenzó a coserlo. Debido a su orgullo sólo se mantuvo quieto y soportó el dolor de cada puntada.

—Ya está. —Al terminar coloca un vendaje que cubre su hombro y pecho, luego lo tapa con su saco—. De paso cambiaré los vendajes de tu brazo.

—Está bie-

Mirrey es interrumpido por el galope de otro animal, el cual se la lleva a gran velocidad. Trata de seguirlo, pero el dolor lo obliga a sostenerse por la pared más cercana para mantenerse de pie. Grita su nombre, la llama aunque sólo puede memorizar el olor de ese otro animal para luego rastrearlo y recuperarla.

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