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El Joven Sin Nombre


El Espíritu del Bosque corre con apuro entre los árboles, había perdido de vista a Dhaerios, pero no estaba dispuesto a abandonarlo, tan solo recordar aquel sitio repleto de cadáveres, desprovisto del mismo sol, le era demasiado cruel y ahora imaginarlo en un mundo donde se le jusgaria por acciones que no hizo, le hacía hervir la sangre.

— El debe haber ido a la ciudad amurallada, no tiene pista alguna sobre la ubicación del castillo flotante — pensaba el joven antiguo, intentando tener alguna ruta — El es como yo, el no tiene a nadie, no conoce su propio pasado... Ni el porqué de haber estado atrapado en aquella montaña...

Lejos Seth caminaba solo, pensativo de lo recientemente ocurrido, estaba desanimado cuestinandose su propia acción.

— Crei estar bien... Pensé que no podría ver mi futuro, si emprendía este viaje junto a ellos... Sin embargo volví a verlo — se decía dolido, frustrado de no poder escapar de su maldición y su desagradable acto — ¿Acaso necesito seguir este rumbo para librarme de esta cruel condena?

Miro el cielo intentando encontrar una respuesta, pero una reluciente pluma se hizo presente delante suyo.

— Yo puedo encontrarte... Dhaerios, si puedo lograrlo... — una luz surgió en Seth, una verdad resplandecía — significará que nuestros destinos están conectados.

— ¡Soy tan torpe! — se regañaba el joven— debí preguntarme mas sobre Dhaerio, debí buscar su pasado... Debí hacerle caso a ese espíritu en la montaña... Pero lo ignore y peor aún lo oculte de Dhaerios —se presionaba constantemente a la par que corría en dirección a la ciudad amurallada — talvez por celos... El incluso sabía su propio nombre, pero yo... Yo... No tengo idea del mío... Fui egoísta. Debí entender que incluso el saber es una condena, ahora sabe que es repudiado... Incluso pensó que era mejor ahorrarnos sus problemas... ¡Maldición...!

La ciudad se alzaba delante del joven, miro asombrado de tan imponente construcción, el era tan pequeño en su comparación, pero no podía ver la entrada, los muros eran rozados por las nubes, sin dudas se trataba de una fortaleza de primer nivel, podía ver arqueros rondar entre la protección de las pálidas nubes.

— Debo encontrar la entrada, solo así podré ayudar a Dhaerios.

— Mi visión... La visión que pude ver cuándo el espíritu me pregunto... Fue a nosotros junto con dos personas más, nos encontrábamos sobre un castillo, pero la visión era nublosa — se decía con asombro, pues nunca antes había tenido una visión así, parecía que era una visión de un mañana aún lejano, pero sentía una calidez al estar todos juntos — es tan extraño... Talvez sea una pista de cómo librarme de esta condena.

El joven espíritu llegó a la puerta de la ciudad al atardecer, le faltaba el aire de tanto correr, pero podía ver las enormes puertas, las carreteras aún pasaban a la ciudad, con prisa se adentro en una, pronto paso la gran puerta viendo casas hechas de mejores materiales, inclusive la gente caminaba con calma disfrutando de la comodidad que las murallas proporcionaban, guardias vestidos con sus armaduras plateadas, se mostraban orgullosos de su deber, aldeanos yendo a las tabernas y aventureros que les compraban a los mercaderes.

— Este lugar es mejor de lo que pensé — decia emocionado, pero recordó su misión, debía encontrar a Dhaerios — bien logré entrar, la mejor opción que tengo sería ir con el Lord de estas tierras.

— Vaya, vaya —escuchó el antiguo, sintiendo un escalofrío se trataba de el mercader, era un señor entrado en sus treinta, de cabello largo, amarrado en cola de caballo y pequeños rastros de barba — Un ladrón.

— ¡N-no! ¡No es lo que piensa! —decia nervioso al ver la ballesta que cargaba en manos— ¡Yo-yo solo quería ingresar sin problemas!

— Mocoso, debiste pedirme ayuda — bajo el arma e hizo un ademán a que le acompañara adelante — suelo traer objetos raros, por ello nunca estoy desarmado.

— Perdone por irrumpir en su carrera, si pudiera compensarle — saco de entre sus cosas una gema, pero también dejó a la vista la pluma de Dhaerios, el mercader miro estupefacto la pluma, la cual brillaba de un tono dorado.

— Claro que puedes, si pudiera tener esa inusual pluma — ignoro por completo las gemas, el espíritu le entrego la pluma— ¡Nunca había visto nada igual! ¿Dónde la encontraste?

— Vera... Eso es de un amigo —respondio sin saber que decir precisamente.

— ¿Un amigo? ¿Una criatura? — intentaba averiguar, en breve varias ideas cruzaron su mente.

— No, no sé si sabrás algo de seres alados — eso asombro aún más al mercader.

— Creo que no me presenté... Soy Rasmus de Rau, me conocen mejor como el aventurero del comercio —sus palabras sonaban con bastante orgullo— Amo encontrar cosas raras, lugares insólitos, conocer lo desconocido. Y eso que me cuentas es algo que no puedo ignorar. Lo que describes es una raza que no a vuelto a ver este mundo desde hace siglos... Y también estás tú... Tu no eres un humano, eres un elfo, de la clase denominada espíritu del bosque y es inusual encontar uno vagando, así que cuéntame tú historia.

Sus palabras solo tienen curiosidad, sin duda es una persona que vive para si mismo, lo asombroso es que no encuentro malicia en él, al menos eso pensaba el elfo.

— Si tienes ganas de escuchar una historia tan molesta... Verás yo fui criado en un bosque al sur de aquí, en Leiron, allí fui criado por mi maestro Ailberth por doscientos años, hasta que un ser  vino, mi maestro venció pero a un alto costo... — la mirada del elfo se apagó, recordaba muy bien el descenso de su maestro, su única figura paterna — Yo viví sin nombre, no me contó sobre mi pasado, solo me dijo que tenía que huir del bosque, ya no era seguro para mi. Y ahora encontré a Dhaerios, alguien muy parecido a mi, lo quiero ayudar a encontrar su pasado.

— Si él es de esa gente alada, tendrás muchos problemas al viajar con él, casi todo el mundo tiene miedo o resentimiento de ellos ¿Aún así le ayudarás? — miro atentamente al elfo sin nombre.

— Si, si él puede encontrar su pasado también yo podré conseguirlo — decía con optimismo.

— Si es así, tengo una información muy útil — reveló Rasmus, el antiguo se sorprendió, pero noto que había caído en su juego— si la deseás tendrás que pagar por ella. Recuerda que soy un mercader, no regalo.

— Uhm... ¿Qué sabes de la gente que ve el futuro? — la pregunta dejo sin palabras a Rasmus.

— Se que sus lágrimas son muy solicitadas para hacer hechizos — respondió dudoso de la pregunta.

— Verás yo viajo con uno — se regocijaba el elfo, pero cayó en cuenta que el no estaba a su lado.

— Dime dónde está él — miraba en el interior de su carruaje en búsqueda de su compañero.

— Nos separamos... — decía decepcionado al perder su ventaja — pero en cuanto lo vea te daré...

— No, yo no trabajo así, cuando me den las lágrimas yo les diré está valiosa información — de mala gana lo entendió el espíritu del bosque, así que se retiró, bajando frente al castillo del Señor de la ciudad amurallada — nos veremos pronto.

— Bien primero encontraré a Dhaerios y después buscaré a Seth, así podremos saber dónde encontrar la verdad — ordenaba sus pensamientos el joven elfo, quien se preparaba para entrar en acción — es hora de entrar.

El enorme castillo se alzaba frente al espíritu del bosque, era resguardo por seis guardias en la entrada, vestían armaduras doradas y en sus manos lanzas, ninguno parecía tener intención de dejar pasar al extraño, parándose frente a ellos daba una mirada tenaz.

— Deseó una audiencia con el Lord — replicó.

— No, el Lord Denisse no recibirá a ningún otro extraño —respondio uno de los guardias, esas palabras llamaron su atención.

— ¡Significa que es seguro! ¡Aquí debe estar Dhaerios! — se decía el espíritu.

Rápidamente se abrió camino empujando a los guardias con unas lianas, las cuales salieron de sus brazaletes, con tal oportunidad se precipitó cursando la puerta de madera, entrando a una lujosa sala, sin darle importancia siguió.

En la sala real, había un hombre vestido de ropas finas, el cual portaba un cetro de oro, se trataba de Lord Denisse, a su lado su consejero un hombre arrugado, era un mago, además estaba un hombre de un hacha y capucha negra, era el verdugo, lucia un cuerpo bien trabajando, el cual no dudaba en mostrarlo, a su lado dos guardias dorados y de rodillas un hombre cubierto, no podía verse ni ver a su alrededor.

— ¿Quedó claro? Mañana serás ejecutado por tu cruel pasado —dijo Lord Denisse sin darle importancia — será un gran día para el mundo.

Las puertas se abrieron violentamente, mostrando a un temerario elfo, Lord Denisse sintiéndose amenazado mando atraparlo, pero este noto al hombre tapado, una de sus lianas tomaron al prisionero, pero apenas dió media vuelta, es arrojado a fuera de la sala.

— Me temo que no te llevarás al condenado — una voz sombría provenía del mago del Lord, esto sorprendió al elfo — pide la piedad de Lord Denisse.

El prisionero sigue en la sala, el espíritu del bosque se preparó para lanzarse contra el temible mago, sabiendo lo peligroso que podría ser.

— ¿Alzarás una mano contra un miembro de la Orden de Magos? — sus palabras siempre lograban parar a sus enemigos, pero en esta ocasión no, debido a que desconocía el peso de ellas.

Dio un paso al frente desafiantemente, inmediatamente es arrojado contra su voluntad hacía atrás, inquietando al elfo, esto regocijo al mago burlándose.

— Sin hacer contacto, ni mover alguna extremidad — pensaba las posibilidades, hasta notarlo — él es capaz de moverme a su voluntad, apenas fije su mirada en mi — esto le era una molestia para el espíritu del bosque, pero busco una solución — por ello mi única opción es moverme aún más rápido.

El antiguo lanzo sus lianas, causando que la sala real se llenara de fauna en consecuencia, parecía que un árbol yacía en el castillo, el elfo se desplazaba en interior de la sala velozmente al emplear la fuerza centrifuga a su favor, el mago no podía seguirle el paso, todos en la sala temieron del extrañó, del quien apenas se distinguía su figura.

— No importa que tan rápido vaya, solo necesito saber dónde irá — miró atento al condenado recordando que venía por él — y entonces lo...

Un devastador dolor lo azotó en su mejilla, pronto su vista se nublo y su cuerpo azota contra la pared sin reaccionar, el elfo apuntó hacia el mago, quien no previo una ofensiva de parte del elfo.

— ¡No puedo creerlo! ¡Logró vencer a mi consejero! — grito Lord Denisse, nunca había visto alguien capaz de hacerle frente a su mago.

Sin más tomo al prisionero, volviendo a usar sus lianas y escapó de la sala, sin saber que sus actos repercutirán en un futuro muy cercano.

—¡Atrapenlo! ¡A presenlo! ¡No los dejen huir! — exclamó el líder de la ciudad amurallada a espaldas de los fugitivos.

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