
VI. Molestias y evasión
━━━━༺༻━━━━
Theodore estaba consciente de que lo que hizo en el comedor estaba mal. Al menos, que no era lo que tuvo que haber hecho, teniendo en cuenta que Hazael le envió el libro con intenciones muy puras y genuinas. Bueno, eso era lo que pensaba porque realmente no conocía a la chica. Tan solo habían tenido unas cortas conversaciones, pero podía recalcar cada palabra que habían cruzado en cada una de ellas. No porque estuviera como un loco obsesionado dándole cabeza al tema, sino porque eran distintas.
Distintas a todo lo que había conocido en el pasado.
Fuera de su pequeño grupo de amigos, Theodore Nott no había entablado grandes conversaciones. Incluso con ellos se le dificultaba hablar porque era un chico de pocas palabras, de emociones reservadas. No estaba acostumbrado a las charlas genuinas, calmadas, y sanas, de esas que le hacían recordar a su madre.
Era un poco jodido que estuviera comparando a una chica que apenas conocía con su madre, pero había algo en el alma de Hazael que las hacía extrañamente similares. Era su pureza, la inocencia que cargaban.
Theo había sido un niño cuando su madre falleció, pero sus recuerdos eran tan claros como la luz del día, como si hubieran sido el día anterior. Lo cual era poco probable para muchos, para él eran eternos. Pero la verdad era que no tenía muchos otros recuerdos felices para sustituir los que tuvo con su madre, de modo que siempre se quedaron grabados en su cerebro, marcando su memoria de una manera que no podía olvidar.
Y ahora Hazael había aparecido con su honestidad, su personalidad vivaz, y su carisma.
Por alguna extraña razón, la muchacha no estaba para nada sorprendida o extrañada por su actitud distante y un tanto borde. Incluso era casi como si la intrigara y la entretuviera. Mientras muchas otras chicas lo encontraban inaccesible y cretino, Hazael tenía un carácter perseverante.
Quizá solo se estaba adelantando a los hechos y la verdad no había nada que perseverar. No, de hecho no había nada que perseverar porque Theodore no podía permitirse entablar cualquier tipo de contacto o relación con alguien como Hazael Smith. Principalmente porque su padre era muy capaz de volverse homicida si se enteraba de la existencia de ella, y porque la chica no merecía verse manchada por alguien como él.
A pesar de que eran tiempos parcialmente calmados, su padre tenía unos ideales de acero impenetrable. Creía en la pureza de la sangre, en la superioridad de los Sagrados Veintiocho, y de la continuación de ese patrón.
No, definitivamente Hazael no podía ser arrastrada a algo así. Dudaba que siquiera pudiera pensar en relacionarse con alguien como él, así que se alejaría de la muchacha y actuaría como si nada hubiera pasado. Como si las pasadas semanas no hubieran estado llenas de los constantes pensamientos de la chica y de las conversaciones que habían tenido... o de las delicias turcas que le regaló por haberla ayudado en la clase de adivinación.
El ruido de un portazo lo trajo de vuelta a la realidad, detalle que Theo apreció porque necesitaba desconectarse de esos pensamientos lo antes posible. Alzó la vista del libro de pociones que yacía en su regazo—aunque solo lo utilizaba para prevenir que sus compañeros de cuarto le hablaran porque apenas y podía concentrarse en leer una sola palabra— y localizó a Draco entrando a la habitación casi convertido en una fiera.
La furia era perceptible en los ojos grises del joven Malfoy, al igual que en la manera en la que una vena se brotaba en su frente.
—¿Y a ti qué te pasa? —preguntó Blaise, vocalizando los pensamientos de Theo.
Draco soltó un gruñido que resonó entre las paredes, y se soltó la corbata, quitándosela para tirarla a la cama.
—¡Ojalá y le cayera un libro en la cabeza! —exclamó, rompiendo el hielo.
Theodore elevó las cejas e intercambió una mirada con Blaise. El moreno tenía un brillo intrigado en sus ojos cafés y una sonrisa maliciosa se formó en los labios. No porque realmente entendiera a lo que Draco se refería, sino porque siempre disfrutaba en grande ver a su amigo rabiar. La realidad era que Draco Malfoy enfadado era absurdamente gracioso por su dramatismo. Se transformaba por completo y tenía unas expresiones que harían sonreír hasta el más amargado de los magos.
Hasta a Theodore.
—Eso fue muy descriptivo, eh —comentó Blaise con un toque sarcástico—. ¿Quién te ha molestado tanto? Ah, espera, hay una lista larga. Déjame revisarla —dijo y para burlarse de su amigo, sacó un cuaderno, abriéndolo en una página cualquiera antes de aclararse la garganta—. Bien, bien. Empezamos... Está Potter, los mil y un Weasley, el equipo de Quidditch de Gryffindor, el profesor Moody, Granger, McGonagall...
Claramente Draco no era un estudiante muy apreciado en el colegio, ya eso había quedado claro desde los primeros años de su trayectoria escolar. No era alguien que cayera peculiarmente bien y algunos, incluso de sus compañeros de casa, solo se acercaban porque tenía dinero. O porque su padre le gustaba comprar a todas las personas a su alrededor, como aquella vez que lo aceptaron en el equipo de quidditch solo porque Lucius Malfoy les compró escobas nuevas a todos los miembros.
Si Theo era sincero, a veces tenía problemas para describir las razones por las que eran amigos, pero luego recordaba que, aunque sonara extraño, Draco y él eran más parecidos de lo que pensaban. Dos caras de la misma moneda, solo que, al contrario de él, el mecanismo de defensa del rubio era parlotear sin cesar sin dar un contenido real a sus sentimientos.
—Ugh, es esa maldita Hufflepuff —masculló entre dientes, interrumpiéndolo abruptamente antes de que pudiera continuar mencionando a personas.
El estómago de Theo se apretó con fuerzas y sus músculos se tensaron. Su mente fue inmediatamente a la chica de ojos amables y sonrisa contagiosa. No, no podía estar hablando de Hazael porque era lo menos que necesitaba en esos momentos.
Pero de nuevo, Hazael conocía a muchas personas.
Por un infierno, incluso era amiga de Daphne, aunque dudaba que pudiera relacionarse con Malfoy. El chico era bastante inaccesible y un completo patán cuando abría la boca, de modo que dudaba que se hubieran cruzado antes.
—Oh, oh, —pronunció Blaise, la curiosidad desbordándose en el tono de su voz—. Esa es nueva. A ver, dime el nombre para anotarla en la lista de las personas que odian a Draco Malfoy. Oye, Theo, ¿te añado en la lista también? Porque a veces pareces odiarlo también.
Theo rodó los ojos.
—No seas imbécil, Blaise —dijo en un tono neutro y un tanto aburrido.
Si era sincero, muchas veces se irritaba con la actitud de Draco, pero sí era su amigo. En los pocos momentos en los que podía tener una conversación civil con él sin que se desviara a los temas de Potter, claro estaba.
—Vale, tenía que preguntar. Así que, ¿quién es la tejona que te anda poniendo los calzones en aprietos? —interrogó el moreno, yendo directo al grano.
Si algo Theodore valoraba de Blaise era su honestidad. Zabini no tenía pelos en la lengua y su filtro verbal era casi inexistente. Cuando quería saber algo, simplemente lo preguntaba. Obtenía la información que quería y luego se marchaba sin continuar indagando al respecto. Así era. Le gustaba conocer a las personas y su información. Para muchos era solo para tener material en caso de tener que chantajear a alguien, pero para sus amigos era algo que hacía para ser un verdadero apoyo. El único en el que podían confiar.
—La rata de biblioteca que le hace la competencia a Granger —dijo Draco y Blaise solo ladeó la cabeza, esperando más información—. Ugh, la de cabello negro y ojos claros.
—El nombre, joder. Solo di el nombre. ¿Qué te cuesta?
—La paz mental —respondió en un tono torturado. Blaise le lanzó un zapato, golpeándolo en la espalda—. Pero es que serás...
—Nombre —exigió, levantando el otro zapato restante en un modo amenazante.
Draco gruñó nuevamente, el sonido casi siendo parte de él en ese momento.
—Jezabel Smith.
Blaise asintió con simpleza, alcanzó una pluma y escribió el nombre en el cuaderno.
—Excelente. ¿Y qué te hizo?
—Ser un dolor en el trasero —contestó Draco al instante.
—No, ese eres tú —recordó Theo, sorprendiendo a ambos de sus compañeros.
La estupefacción viajó con rapidez fuera del sistema de Draco cuando se dio cuenta de lo que Theo había inferido.
—Ja, muy gracioso —musitó con un rastro de molestia.
Theo solo se limitó a encoger los hombros.
Fue entonces que se percató del nombre de la chica. Jezabel Smith. ¿Acaso estaba emparentada con la misma Hazael que conocía? Los nombres eran ligeramente similares, aunque eso no significaba mucho. Los Smith eran una familia un tanto conocida en la comunidad mágica por su descendencia con Helga Hufflepuff, así que no era de extrañarse que hubiera más de uno. Estaba el chico insoportable que había escuchado parlotear en una que otra clase.
Era irónico que antes no le prestara atención a ninguno de los tejones, pero ahora podía recordar a varios.
Era patético.
—Ya, ya, ¿qué te hizo? Estás más molesto que cuando Granger te dio aquel puñetazo el año pasado —comentó Blaise y sus labios se curvaron en una amplia sonrisa al recordar cuando Draco llegó al cuarto con la nariz roja como tomate y un ligero rastro de sangre manchándole el rostro.
Blaise se rio hasta llorar y no poder caminar cuando escuchó que la persona que lo golpeó fue nada más y nada menos que Hermione Granger.
—Vete a molestar a otro lado, Blaise.
Blaise se limitó a apretar los labios en una fina línea para reprimir una carcajada.
—Pero si me gusta molestarte a ti, Draky —dijo, enfatizando el apodo que Pansy estaba comenzando a utilizar.
—Te voy a amarrar la lengua en el cuello, Zabini —advirtió Draco—. Deja de molestar. Nada pasó.
Blaise ladeó la cabeza, sutilmente interesado en conocer la razón por la que, por primera vez, Draco se negó en compartir lo que estaba pasando con esa chica. Dirigiendo la mirada hacia su otro amigo, estrechó los ojos, escudriñándolo.
—¿Y tú qué? —preguntó.
—¿Yo qué? —increpó Theo, frunciendo el ceño ante el cambio súbito de conversación.
Blaise se limitó a encoger los hombros, actuando como si no supiera a qué se refería. Porque ese era el modo de Blaise operar. Si no lo preguntaba directamente, se hacía el tonto para que la información fluyera hacia él de una forma u otra. Con Draco funcionaban ambas opciones, con Theo ninguna.
—No lo sé. Estás raro.
—Ahora que lo mencionas, es cierto —coincidió Draco, saltando a la oportunidad de desviar la atención de sí mismo, detalle que no fue pasado por alto por ninguno de sus compañeros.
—He estado exactamente igual.
—Mmm... —Blaise se quedó unos segundos pensativo—. ¿Acaso es por alguna bruja que te ha encantado por primera vez?
Theo sintió ganas de reír, pero solo resopló, negando con la cabeza.
—Para nada —aseguró—. Solo no he dormido bien últimamente —dijo y se puso de pie, excusándose de la habitación sin decir más.
La mentira le quemó las entrañas mientras cruzaba la sala común. Sí había conocido a una bruja, aunque no se consideraba encantado, sino que por primera vez, quería tener una amistad fuera del círculo social con el que solía correr. Sin embargo, le torturaba el hecho de que jamás iba a ser posible que pudieran ser amigos.
Lo mejor era mantenerse distanciado.
༺༻
—¿Cómo sabes si alguien te está evitando?
Nyah volteó con rapidez para observar a Hazael, completamente perdida con su abrupta pregunta. Aunque estaba acostumbrada a escuchar a su amiga saltar de un tema a otro, esta vez le pareció curioso y un tanto extraño. ¿Quién en su sano juicio evitaría a Hazael Smith? La chica era un pan de Dios.
—¿Alguien te está evitando? —preguntó para asegurarse de que no escuchó mal.
Hazael negó, pero luego asintió, dejando salir un suspiro.
—¿Sí? ¿No? No estoy segura. Nadie me había evitado antes —dijo, dejando caer los hombros un poco. En su voz se pudo notar el rastro de desánimo que cargaba en sus palabras.
Nyah estaba completamente confundida, pero también curiosa. ¿Acaso estaba presenciando el primer flechazo de Hazael? Haze siempre había sido una chica amigable y social, aunque no le molestaba si alguien la encontraba pesada o simplemente no deseaba estar en los mismos círculos de ella. Eso era lo que la caracterizaba y distinguía entre todos los estudiantes de Hogwarts; Hazael era de esas personas que eran simplemente buenas y respetuosas de cada punto de vista. Entonces, ¿por qué razón aparente iba a estar preocupada por que alguien la estuviera evitando?
No. ¿Quién en su sano juicio se pondría a evitarla? Con una simple respuesta o mensaje directo, Hazael tomaría su propia distancia sin tomarle rencor ni mucho menos.
—Vale, ¿y quién es esta persona que sospechas que te está evitando? —cuestionó cautelosamente porque en todo el tiempo que llevaban hablando, nunca lo había mencionado.
¿Sería parte de la casa de Hufflepuff? ¿Gryffindor? Oh, oh, oh. ¿Y si era un chico mayor que ellas? Quizá alguien de sexto o séptimo. La mente de Nyah estaba corriendo desbocada por todas las caras conocidas, sin embargo, no podía estar más lejos de la fuente de preocupación de Hazael.
Theodore Nott nunca pasó por su mente, quizá porque habitaba permanentemente la de Hazael.
La muchacha apretó los labios en una fina línea, encogiendo los hombros para restarle importancia al tema. Realmente no debía importarle que alguien la estuviera evitando. Ese era el problema de él. Sin embargo, estaba un poco preocupada de que el libro que le envió como broma no hubiera sido tomado como un chiste en primer lugar. ¿Y si le había parecido ofensivo?
—No es relevante. Es solo... creo que tal vez hice algo que lo molestó.
—¿Lo? —Nyah arqueó una ceja.
Solo se ganó un suspiro en respuesta.
—Creo que lo hice molestarse conmigo por una broma. No lo sé. Pensé que quizá podría ser su amiga —continuó diciendo sin detenerse a analizar el tono de Nyah.
—Nah. Imposible. De seguro es un imbécil o algo porque no eres capaz de molestar a una mosca —aseguró Nyah con un simple movimiento de mano, descartando la opción.
Aunque Hazael no estaba del todo convencida porque Theodore Nott la estaba evitando por algo. Solo no sabía la razón.
___________
Qué vergüenza asomar mi cara por aquí luego de tanto tiempo JAJAJAJAJA. Soy la peor, pero BUENO. Pidan el deseo por esta estrella fugaz.
Besis,
Thals. ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro