¿Cómo sería pasar cuarentena con estos chicos?

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El peliplata sería de esas típicas personas despreocupadas y paranóicas a la vez.

¿Por qué digo esto?. Te obligaría a quedarte en casa, él iría a comprar la comida del mes.

—Kakashi, está bien, puedo salir yo, tú estás... —Hablaste un poco desesperada. No es que quisieras salir, pero tampoco querías que tu novio se arriesgara.

—Shh ya te dije que tú no sales—Exclamó él tomando el dinero para comprar lo del mes.

—Ah está bien—Suspiraste rendida.

Unas horas después, escuchaste a tu esposo.

—¡Princesa, el desinfectante por favor!—Gritó desde fuera de la casa

—¡Voy!—Respondiste tomando el alcohol.

Él se metió a bañar mientras tú desinfectabas con gel lo que no se debía mojar, y lavaste lo que podías.

—Te amo, no me importaría quedarme cien años contigo encerrado—Habló sobre tu cuello mientras te abrazaba por la cintura.

—Yo también te amo—Contestaste.

—¿Quieres que te ayude? —Preguntó.

—Las cosas que van en la heladera aún no las desinfecto. ¿Puedes? —Pediste mientras lavabas las frutas y verduras.

El peliplata te ayudó.

Te sentaste en el sillón algo cansada, pero no imaginabas cómo se sentiría tu novio.

Él se recostó en tus piernas.
—Ya sé que podemos hacer—Habló. A pesar de que estaba usando su máscara, pudiste notar una sonrisa debajo de esta.

—¿Ah sí? —Preocupada por lo que diría a continuación, acariciaste su cabello platinado.

—¿Sabes? Icha Icha tiene muchas técnicas—Se levantó de pronto.
Te cargó estilo princesa.

—Ah... Vaya, tengo que decirle a Jiraiya-Sensei que deje de escribir esos libros—Sonreíste.

—Pero te gusta, no lo niegues—Sonrió para después subir las escaleras.
La cuarentena sería muy larga.

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Minato sería sobreprotector, más que de costumbre.

—Tú no sales, __________—La voz de Minato era ruda.

—Ya, mamá, perdón—Sonreíste burlona.

—Lo siento, no quería sonar rudo, solo... Quiero protegerte—Se disculpó.

—Lo sé, Minato, lo sé. Aunque tampoco es que quiera salir. Así que mucho menos tú romperlas la cuarentena—Advertirse abrazándote a él.

—¿Quieres hacer algo? —Preguntó separándose de ti.

—Mmmmh depende, ¿Qué clase de cosa? —Devolviste la pregunta.

—Por si lo olvidas, somos humanos y necesitamos comer. ¿Me ayudas a cocinar? —Interrogó.

—Dormir, cocinar después—Tiraste de tu novio para dirigirlo a la habitación, él fue riendo.

Lo lanzaste  a la cama y bueno... Solo diré que esa noche solo durmieron una hora.

(Ignoremos a Kakashi que se coló en la foto)

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—Hey, hey, hey, ¿A donde vas así? —Replicó jalando de tu brazo.

—Deidara, tengo una misión—Respondiste rodando los ojos.

—¿Y el cubre bocas? —Inquirió enojado.

—Lo olvidé, ahora vuelvo—Fuiste a tomar uno de esos pedazos de tela.

—¿Ya ves? No es tan difícil, además, tengo que hacer algo para que ya no salgas—Habló bajando la tela azul que cubría tus labios.

—Deidara, solo... Presta atención cuando te llame, que ocuparemos el alcohol —Dijiste antes de besarlo.

Él estaba preocupado por ti, claro que lo estaba, eras la persona más importante para él.

Cuando llegaste, él fue corriendo por aquel líquido desinfectante.

—¿Cómo te fue? —Cuestionó rociado el alcohol por tu cuerpo.

—El hijo de puta me tosió, gracias por recordarme lo del cubre bocas—Respondiste sin quitarte la tela azul.

—Ve a bañarte—Pidió el rubio dejándote pasar a la guarida. —¡Y no sales de tu cuarto en dos semanas, no queremos más contagiados! —Gritó, pues tú ya estabas lejos.

—¡Sí, mamá, perdón!—Sabías que odiaba que lo llamaras así, por lo que te fuiste  corriendo.

Parecían más amienemigos que novios.

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Con decirles que se pondría tan paranoico que preferiría gastar demás su chakra con un jutsu de tele transportación para tener el menor contacto con la gente como fuese posible.

No saldría ni un segundo si no es para una misión en extremo importante y bien pagada. Pues lo que le da miedo no es contagiarse él, si no, contagiarte a ti.

—¿A donde vas, princesa? —Preguntó tomando tu brazo.

—Se acabó el ramen, iré por algo—Respondiste tomando las llaves y el dinero.

—Yo voy, tú quédate aquí—Te quitó el cubre bocas, dejó un beso en tu frente, y fue por el ramen.

Unas horas después, él ya estaba en casa.

—¿Qué hacemos? Estoy aburrida—Hablaste mientras te acostabas en sus piernas.

—Mmmh...¿Recuerdas cuando me pediste ayuda con tus Genjutsus? Ahora tenemos mucho tiempo libre para practicar—Respondió viendo directamente a tus ojos.

—Pfff ya basta, no quiero practicar nada—Te quejaste cerrando los ojos.

—Sabes pintar mejor que yo, ¿me enseñas? —A pesar de que no le gustaba nada el arte, lo intentaría, solo por ti.

(Shisui chiquito es hermoso)

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La paranoia lo consumiría entero.
Estaría todo el día imaginando como sería contagiarse, imaginando también, como sería si tú te llegases a contagiar de aquel mortal virus.

Tendría depresiones más constantes de lo normal, y gracias a estas, por lo genera descuida un tiempo la aldea, ahí es cuando tú tienes que ser más madura e intentar tomar el control de eso.

—¿Segura de que no quieres ayuda? —Preguntó Tobirama.

—No, tranquilo, puedo con esto—Dijiste tomando los papeles. —¡Hashirama Senju! ¡El cubre bocas! —Regañaste a tu novio quien estaba en depresión acurrucado en pose fetal.

—Cómo digas—Dijo alejándose.

—Oye, perdón, no quería gritarte—Te disculpas te acercándote a él. —Esto me está matando, no pienso bien las cosas—Acariciaste su espalda.

—¡Ja! ¡Ahora me entiendes! —Exclamó levantándose de pronto sacándote un susto.

—¡Vuelves a asustarme así, te saco a la calle sin cubre bocas!—Volviste a gritar intentando estabilizarte.

La paranoia y depresión volvieron a hacerse cargo de sus emociones.

Básicamente, esos habían sido sus últimos nueve meses de cuarenta.

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Eres lo mas importante en su vida, incluso pasando al emo vengador, ¿Creen que no se podría más sobreprotector que de costumbre?.

De por sí, tenias dificultades para respirar, esto ponía más nervioso al Uchiha, quien sólo rogaba que no te fueses a contagiar.

—Aislamiento total desde ahora, ___________—Ordenó frente a toda la guarida.

—Pero... —Intentaste hablar.

—Pero nada—Su hoz era fría, como siempre, solo te dirigirte a tu cuarto completamente enojada. Odiabas que te hablara de esa manera.

Escuchaste un golpeteo en tu puerta. Sabías que era Itachi, pues tenían un código especial, así se podían detectar mutuamente.

—En aislamiento total ¿lo olvidas, Uchiha? —Reñiste, pero a ti novio no le pareció gracioso, al contrario, de enojó un poco, te estaba protegiendo y lo tomaba como una manera de berrinche.

—__________, déjame entrar—Pidió él. Pero por favor, es imposible enojarse con Itachi Uchiha, así que tuviste que ir a abrir la puerta.

En cuanto su cuerpo pudo pasar por el umbral de la puerta, se lanzó a tus brazos.
No, no era expresivo, pero no quería que estuvieras enojado con él.
Correspondiste su abrazo, e Itachi te lanzó a la cama aún abrazados.

—Solo quiero que me entiendas, pequeña, no quiero que te pase algo, te amo, mucho más de lo que quiero a Sasuke, así que... Por favor, entiéndeme—Pidió susurrando en tu cuello. Te hizo cosquillas, pero solo te apretaste a él.

—No estoy enojada contigo, sabes que vivo del drama—Sentiste como una sonrisa se coló de sus labios.

(Díganme, ¿a quién no le gusta Itachi Chiquito?)

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—¡Nara! ¡El cubre bocas! —Gritaste al ver a tu novio sin este.

Básicamente esas eran las peleas de cada mes. Shikamaru era tan flojo, que ni si quiera se molestaba en tomar aquel trozo de tela.

—Me contagias y te castro, ¿Me oíste? —Colocaste el cubre bocas en el rostro de tu novio, quien se había puesto ligeramente pálido, sabía que no mentías cuando decías eso.

Cuarentena con Shikamaru Nara=Dormir todo el día.

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¿Para que negarlo?. Digo, el cubre bocas hacía lucir muy bien a este hombre.

Pero dejando esto de lado, cuarentena + Tobirama Hokage= Volverte loca.

El estrés empezaba a consumir al hombre, así que, amándote de valentía –pues eras tú la paranoica– tuviste que acompañar a tu novio a hacer su trabajo como Hokage.

—Tobirama, ¿esto donde...? —Agradeciste qué tenías el cubre bocas bien puesto, pues estabas teniendo un derrame nasal.

Tu novio se había bajado la tela para beber agua... Según tú, eso lo hacía ver demasiado sexy.

—Perdón, ¿Qué Ocupas? —Por primera vez en los cuatro meses que tenían de cuarentena, viste a Tobirama sonreír.

—Quiero hijos, dejemos el trabajo de Hokage para después—Dijiste por lo bajo, pensando que no te escucharía.

Un sonrojo se apoderó de su rostro que ahora estaba serio.

(Díganme que no soy la única que cree que Tobirama de ve más sexy de lo que ya es con el Edo Tensei)

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Al ser el Kazekage, su cuarentena la pasaría en la torre. Pues aún tenía que ver muchos de los detalles sobre la misma.

—Gaara—Llamaste a la puerta. Solo lo veías unas horas en el día, y estas eran.

—Pase—Habló concentrado en sus papeles, por lo que contestó como si fueras alguien sin mucha importancia.

—Te traje esto—Extendiste el paquete de comida, él se levantó rápidamente para empezar a rociarte el alcohol.

—Gracias, no he comido en horas—Tomó la comida. —¿Cómo estás? Hace rato que no hablamos—Al no estar acostumbrado a preguntar por tu estado, era algo raro para ambos.

—Pues ñeh, solo he estado haciendo unas cosas por aquí y allá en la casa. ¿Quieres que te ayude mientras comes?—Preguntaste al ver como tu novio estaba escuchándote, comiendo, y leyendo papeles.

—Por favor. Acepta lo que creas necesario—Su desesperación era tal, que te dio total control.

Empezaste a aceptar solicitudes de varias misiones, solo rango S.

—Anda, recuestate en el sillón un rato, yo puedo—Le sonreíste y él te lo devolvió. Por fin tomaría un descanso.

Después de varias horas "jugando a ser Kazekage" tu columna no resistía más, Gaara estaba en el sillón completamente dormido.

Te levantaste acercándote al pelirrojo, acariciaste su cabello.

Dormido parecía un ángel, totalmente tranquilo.
Dejaste un beso en su frente y fuiste a seguir con el trabajo.

En nueve meses, solo lo habías visto nueve veces.

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Su actitud no cambiaba, siempre con una sonrisa, aún si estaba estresado.

Echó su cabeza hacia atrás mientras daba vueltas en la silla giratoria de Hokage.
Detuviste la silla, y te sentaste en sus piernas.

Él se aferró a tu cintura y tú a sus hombros.

—¿Te duele la cabeza? —Preguntaste acariciando su mejilla.

—Mucho, de veras—Al escuchar su respuesta, solo te levantaste.

Usando algo de chakra, aliviaste su dolor.

—¿Quieres que te prepare ramen? —Querías consentirlo por lo menos un poco.

Viste como sus ojos brillaron ante la respuesta.
Asintió rápidamente con una sonrisa.

—Ahora vuelvo—Te dirigirse a la cocina de la Torre y le preparaste aquel amado ramen de cerdo.

Su cuarentena se resumía en eso, tú siendo su asistente personal para menor estrés, y él... Estresándose por todo.

(No sé qué tengo con los personajes de Naruto chiquitos).

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Neji intentaría hacer todo lo posible para ayudarte.

Sabía que te estresada el tema de la pandemia, además, tenías pequeños defectos en el corazón así que, mucho estrés no es algo que quisiera para ti.

Cuando notaba que empezabas a ponerte más paranoica, te abrazaba.

Podía ser un hombre insensible ante la mayoría de las personas, pero, su más grande preocupación eras tú.

Prefería hacer él las compras, dejarte en casa, no salir a ninguna misión, de hecho, Naruto les ayudaba con eso, pues sabía que su mejor amiga no estaba bien del corazón, y no quería que ella muriese, así que tomaba parte de su sueldo como Hokage y se los entregaba para ayudarlos.

—Ya te había dicho que no iba a salir, linda—Habló acercándose a ti cuando vio que empezabas a entrar en una crisis nerviosa.

—Y... Y sí... —Tus palabras fueron calladas por sus labios.

—Tranquila, no quiero que te pase nada—Acarició tu espalda estando aún abrazados.

Te acurrucaste en su pecho sintiendo como de pronto te tranquilizabas.

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Tengo que agradecerle a SophieHatakeUwU por la idea.

Estuve desde hace tiempo pensando en esto, y gracias a ella se fue el bloqueo. Aún tengo otra sugerencia por hacer y cuatro pedidos –si no mal recuerdo–. Pero pues ya es fin de semana, así que me puedo desvelar escribiendo.

Por lo general la inspiración viene en la noche, lo que significa, que espero que esta vez si llegue para hacer los pedidos.

Bueno, me voy.

FÁTIMA FUERA.