Si había una palabra para describir a los gemelos Uzumaki era problemáticos.

Al menos así lo consideraba el chico Nara.

Desde que eran pequeños ambos rubios de ojos celestes corrían de arriba a abajo por toda la aldea ganándose regaños de parte del Hokage e improperios y maldiciones de más de un aldeano. A primera vista el Nara no entendía porque las cosas eran de tal forma, ¿por qué los adultos eran tan crueles con aquellos pequeños traviesos? La duda seguía instalada en el hasta que su propio padre se lo explico; Naruto era el poseedor del Kyuubi y Naruko al ser su hermana recibía el mismo trato.

Siempre le pareció un fastidio la forma tan cerrada de pensar de los adultos, ¿por qué no podían simplemente aceptarlo?

Con forme los años fueron pasando su relación con los rubios se fortaleció, Naruto se había vuelto un gran amigo y por ende la chica que lo seguía a todas partes también se había vuelto su amiga. Jugaban, corrían he inclusive en los juegos más pesados Naruko les seguía el paso.

Problemática. Esa niña era una completa problemática, su cabello rubio y largo iba suelto y siempre vestía igual que su hermano, ella lo admiraba y siempre le seguía el paso.

A Shikamaru le agradaba que fuera una pequeña revoltosa, incluso si no lo expresaba, le parecía menos complicada que las otras niñas.

—¡Oye! Vas a...—el grito del pequeño Nara no fue lo suficientemente rápido, las hebras doradas de cabello en ocasiones impedían a Naruko ver por dónde iba, haciéndola incluso más torpe de lo que era.—Tal vez si te peinaras podrías ver mejor.

—Ugh—se levanto del suelo y revolvió su cabello.— No sé cómo hacerlo.

Aquella deslumbrante y blanca sonrisa nerviosa lo habían hecho sonrojar.

—Tsk...Ven acá, te tomaré el cabello.— respondió antes de intentar hacer un peinado parecido al de el fallando miserablemente en el intento.

(...)

—Pss... Shika... Pss—el sonido que emergía de uno de sus costados y la constante presión en sus mejillas lo hicieron despertar de su sueño.

—Tsk, ¿qué pasa ahora?—respondió una vez que sus ojos enfocaron la figura de la chica.

—¡Eres un vago!—respondió riendo la chica.— Solo venía a desearte suerte con tu nuevo equipo, espero que Ino no te saque tanto de tus cabales.

Acto seguido la chica se fue, problemático. Un nuevo equipo y jamás volvería a sentarse junto a la rubia de dos coletas. Agradecía que Ino le hubiera enseñado cómo recoger su largo cabello.

A medida que el tiempo pasaba Shikamaru admiraba la fortaleza con la que crecía la rubia, ¿desde cuándo podía crear cadenas de chakra?
Recordaba aquel momento en los exámenes chunnin cuando las vio salir de su pecho en un intento de proteger a la pelirosa y también recordaba cómo había caído desmayada en sus brazos.

A medida que los meses y años pasaban la Uzumaki se había encariñado a su equipo, inclusive quería a Sasuke y le adoraba como a un hermano, lo cual causaba los celos de Naruto.

Inclusive el Nara podía recordar haber visto al Uchiha sonreírle a la rubia y tratarla como a una hermana.

—Shikamaru...—su voz salió rota y perturbada de su boca.—¿Por qué Sasuke lo hizo?

Después de aquella misión fallida de recuperación ambos se encontraban en shock, sus compañeros estaban al borde de la muerte, Sasuke había herido a Naruto frente a los ojos de la chica y Shikamaru se sentía impotente y estupido.

—Todo es mi culpa, si hubiera armado una mejor estrategia a tiempo todo esto...

—¡No!—grito la rubia para inclinarse frente a él acariciando su mejilla—Nada de esto es tu culpa.

Aquel abrazo que ambos necesitaban y en el cual ambos se habían fundido era lo único que necesitaban, sus silenciosas lágrimas resbalaban por sus mejillas y el mismo sentimiento de tristeza y frustración estaba instalado en sus corazones.

Aquella fue la primera vez que sus corazones latieron al mismo ritmo y hallaron consuelo entre ellos.

(...)

Desde que Naruto había dejado la aldea de la hoja junto a aquel Sannin, Naruko ya no era la misma. Sus radiantes sonrisas eran cada vez más escasas y su característica hiperactividad se había vuelto un sentimiento contenido en sus tardes de pereza al lado del Nara, claramente mientras seguía fortaleciéndose tal como su hermano.

La relación del Nara y la Uzumaki se había vuelto fortalecida con los años, ambos se veían crecer e incluso compartían sus secretos e inquietudes como los mejores confidentes.

—Pst, Shika...—la rubia había intentado llamar la atención del chico de la coleta que ya hacía a su lado.

—¿Hmm?—fue su respuesta para hacerle saber que le escuchaba.

—Podrías...—el sonrojo atípico de sus mejillas la hizo dudar un momento—. ¿Podría recostarme en tu pecho un minuto?

La pregunta lo había tomado por sorpresa, sin embargo no podía negarse, en los últimos días la chica se veía más decaída de lo usual.

—Tsk, que problemático. Ven acá.—su brazo se estiró permitiéndole recostarse en su pecho, él sabía cuánto le tranquilizaba aquello.

—Gracias Shikamaru...—sus ojos se cerraron mientras dejaba salir un suspiro—. Te quiero.

—También te quiero, rubia problemática.—respondió el depositando un beso en su coronilla.

Aquel día bajo la sombra de ese árbol en el campo observando las nubes ambos chicos sintieron sus corazones latir al mismo tiempo.

Esa misma tarde descubrieron sin necesidad de consultarlo con el otro que estaban enamorados.

Y tal vez ese solo era el inicio de aquella problemática historia.