Minako || Namikaze-Uzumaki pt.1
El dolor en su pecho era algo que nadie podía quitar. Sus ojos abiertos observando aquella escena en shock, mientras los brazos del chico peliplata la rodeaban intentando alejarla de aquella dolorosa vista la habían hecho quebrarse.
-Minato... Kushina...-sus ojos veían con dolor el cuerpo de su hermano, al lado del de su amada esposa.-Naruto...
El grito que salió de su garganta al ver aquel agujero en el vientre de Kushina fue el más desgarrador que alguno de los aldeanos hubiera escuchado alguna vez.
Su cuerpo cansado cayó a la vez que sus ojos se cerraban de golpe, aun así sintiendo su cuerpo caer entre los brazos de aquel chico.
(...)
Desde esa noche nadie había sabido de la rubia, Minako Namikaze se había recluido en la casa de la familia Namikaze-Uzumaki, a duras penas comía, observaba las fotos con tristeza y al pasar frente a aquel cuarto, el de su pequeño sobrino, su corazón dolía recordándole que le habían quitado todo en la vida.
-Así que aquí estabas.-murmuró el Sannin desde el marco de la ventana.
-Jiraiya...-sus ojos se volvieron a aguar al ver al sensei de su hermano mayor ahí parado, a la vez que este la estrechaba en sus brazos.- Déjame ir contigo, por favor.
El hombre asintió, comprendiendo el dolor que la chica sentía, había perdido todo en una noche. Justo como el había perdido a aquel alumno al cual consideraba como un hijo.
-A la media noche en las puertas de la aldea, hablaré con el viejo.
Fueron sus últimas palabras antes de desaparecer, dejando sola a la chica para que empezara a empacar.
(...)
4 años después.
Era una noche tormentosa, claro estaba, hacía tiempo que Konoha no veía lluvias así. Y ahí, sentada solitaria en el familiar puesto de ramen Ichiraku se encontraba la chica disfrutando su primer tazón de la noche.
-Es un verdadero placer tenerte de vuelta, Minako.-le sonreía el viejo Teuchi.
-Lo mismo digo, Teuchi-san.-le dijo sonriente.
Aquellos 4 años fuera le habían ayudado en diversos aspectos, su carácter se había vuelto más fuerte sin llegar a perder su amabilidad y positivismo característico, así como también sus habilidades ninja crecieron bajo la enseñanza del viejo Jiraiya, quien se había mostrado triste al perder la compañía de su "pequeña mocosa". En aquellos 4 años había sanado aquella herida en su corazón, había dejado flores en la tumba de su familia y vagado sin rumbo hasta dar con el puesto de nuevo, aún no se sentía preparada para ir a casa.
-Me parece increíble la lluvia de este día, es demasiada.-señaló la chica mientras veía hacia atrás.-¿Hmm?
Una pequeña figura se encontraba semi escondida detrás de la puerta del local parado bajo la lluvia.
-¡Oye! ¿Qué crees que haces ahí?-grito a lo que aquella pequeña figurita salió corriendo hacia atrás resguardándose en la oscuridad y la lluvia.
La chica se levantó al notar que lo había asustado y salió corriendo hacia el.
-¿Qué crees que estás haciendo aquí afuera, huh?-preguntó una vez que se encontraba frente a él.
-E-Etto...-el pequeño comenzó a temblar y cerró los ojos con miedo al sentir la mano de la chica sobre su brazo.
¿Por qué todos tenían que ser tan malos con el? ¿A caso era tan terrible ser huérfano que las personas le golpeaban y gritaban?
-¿Qué te pasa?-preguntó la chica mientras lo tomaba en brazos y metía dentro de aquel local.-¿No sabes hablar?
-¡Claro que se hablar!-grito frunciendo el ceño y tapando su boca con sus pequeñas manos, de nuevo había metido la pata, esperando un grito de la chica.
Un risa fue todo lo que escucho y sintió una extraña sensación, ¿a caso ella lo estaba tratando bien?
-Teuchi, ¿podría darme una toalla y un plato de ramen?-preguntó y el viejo cocinero asintió ofreciéndole la toalla y yendo hacia atrás para preparar el pedido.-Ven acá.
Dijo a la vez que se ponía en cuclillas y secaba la cabeza de aquel pequeño niño rubio, se permitió así misma observarlo, aquellos cabellos rubios, sus ojos azules y las pequeñas marcas de sus mejillas. Era un pequeño adorable. Y eso hizo que su corazón se encogiera.
-¿Tienes hambre, pequeño?-preguntó recibiendo un apenado asentimiento de cabeza.
Lo invito a sentarse a su lado justo al momento en el que su pedido llegaba, se dispuso a comer su ramen y al terminar vio como las manitas del pequeño temblaban, muy probablemente de frío, y no podía sostener los palillos.
-Dame eso.-le dijo y comenzó a alimentarlo en la boca.
-Gracias-sonrío el pequeño mientras comía lo que la chica le ofrecía.
Pasados unos minutos el pequeño estaba satisfecho, después de comer el tazón entero, la chica pago y tomó al pequeño niño en brazos.
-Gracias.-sonrieron ambos rubios saliendo del local, ganándose una mirada de ternura por parte del hombre.
-Ahora, pequeñito, ¿dónde están tus padres?-preguntó mientras caminaba tomándolo de la mano sin rumbo alguno.
-Yo...-el pequeño agacho la cabeza triste-. No tengo padres, señorita.
La chica detuvo su andar por un segundo al escuchar esas palabras y lo miro.
-¿A dónde debería llevarte?-la chica pregunto y el niño comenzó a decirle que vivía técnicamente en la otra punta de la aldea.-Eso es demasiado lejos para ir bajo la lluvia.
El pequeño la miraba desde abajo mientras seguían caminando tomados de la mano.
-Se que sonará terriblemente extraño pero podrías pasar esta noche en mi hogar, es más cerca de aquí.
-¿No se supone que no debería ir con extraños?-preguntó el pequeño frunciendo el ceño.
La chica rió. Aquello era inteligente, sin embargo ella no era una mala persona.
-Muy astuto, no deberías hacerlo, pero considerando la situación actual y que soy una ninja de Konoha que no te hará daño alguno te pediré que confíes en mí, solo esta vez.
La sonrisa sincera que la chica le dedico lo hizo confiar plenamente y seguirla.
(...)
Minako se encontraba recostada en su cama, hacia horas que había llegado a su hogar y el pequeño se había metido al baño y posteriormente cambiado con un viejo pijama de la chica, el cual le quedaba enorme, lo había puesto a dormir en el sofá bien abrigado.
No paraba de darle vueltas a la cama, desde que había salido del baño y entrado a la cama, no veía razón por la cual no pudiera dormir sin embargo seguía y seguía.
Unas pequeñas pisadas y un golpe resonó haciendo que se levantará velozmente.
-L-lo siento...-murmuró el niño tirado en el suelo-No podía dormir por una pesadilla y he tropezado.
La chica lo observó con ternura, era tan pequeño e indefenso, pero a la vez tan independiente.
-No pasa nada pequeño, uh... ¿Quieres entrar?-respondio abriendo la puerta del cuarto.
El pequeño asintió y curioso fue a sentarse a la cama, parecía un cuarto donde nadie habitaba debido a la falta de decoración.
-Señorita, ¿puedo saber su nombre?-preguntó mientras la veía cerrar la puerta y sentarse a su lado en la cama.
-¡Oh por dios! Soy tan torpe...-una risa nerviosa escapó de sus labios, ¿cómo pudo olvida presentarse con el pequeño y preguntarle su nombre?.-Minako, me llamo Minako Namikaze.
-Es un bonito nombre Minako-nee-exclamó sonriente.- Mi nombre es Naruto Uzumaki, dattebayo.
El tono de la chica se volvió uno pálido, como si hubiera visto un fantasma, sus manos comenzaron a temblar mientras observaba el rostro del niño.
Si bien a primera vista le recordó a su hermano se había dicho que aquello era imposible, puesto a que el pequeño había muerto aquella noche.
-¿N-Naruto?-mencionó con un hilo de voz.
El pequeño asintió feliz.
-V-Vaya, ¡qué lindo nombre!-mencionó a la vez que se ponía nerviosa.- ¿Cuándo es tu cumpleaños, Naruto?
-¡El 10 de octubre, ttebayo!
Sus ojos se aguaron y una rabia creció dentro de ella, ¿por qué nadie le había dicho que su pequeño sobrino sobrevivió todo ese tiempo?
-Eso es genial, pequeño... Deberías dormir, anda.-dijo mientras levantaba las cobijas y lo dejaba dormir casi al instante.
(...)
-¡¿Qué demonios estabas pensando al hacer eso viejo?!-el grito y el violento impacto de las puertas de la oficina del Hokage abriéndose resonaron por toda la torre.
-Veo que ya lo conociste.-murmuró con simpleza Hiruzen.
-Eres... Eres un...-la chica estalló en lágrimas mientras era observada por el mayor.-¿Por qué?
-Huiste antes de siquiera preguntármelo, te fuiste guiada por tus suposiciones, Minako.
-Quiero que venga a vivir conmigo.-exigió la rubia de orbes mentolados.
-Me temo que hay cosas que no serán posibles.
-Soy su familia directa, quiero que venga conmigo, quiero decírselo de una buena vez, no quiero seguir escuchando como hablan de él y lo maltratan.-su enojo y dolor ante las situaciones que el pequeño pasaba la hacían rabiar.
-Sabemos que hay un problema aquí, ese problema se llama Danzo, jamás aprobara que te quedes legalmente con Naruto.
-¿Qué es a lo más que puedo aspirar?-preguntó entendiendo a lo que se refería.
Estaba claro que aquel detestable hombre intentaría lo mismo que con su amada cuñada; tener a su disposición al pequeño para así tener al Kyuubi como arma.
Naruto no iba a ser parte de sus sucios planes.
-No puedo concederte ser la tutora legal de Naruto ni que puedas decirle que eres su tía o quienes fueron sus padres.
-¡Eso es injusto! ¡Tiene derecho a saber quienes fueron, ellos tienen derecho a ser recordados!
-¡Minako!-alzó la voz el Sarutobi.- Es por el bien del chico, ¿eres consciente de la cantidad de enemigos que tenía tu hermano? ¿De la cantidad de enemigos que tienes tu?
Aquello la dejo sin habla, pues era cierto.
-Si alguien se enterara que el relámpago amarillo tiene un hijo y que es nada más y nada menos que el trueno dorado quien toma su cuidado estarías arriesgando no sólo la vida de Naruto, sino también la tuya.
-Lo entiendo...-susurro agachando la cabeza-. Quiero tenerlo como mi protegido, formar parte de su vida como si de una hermana mayor se tratase.
-Eso es todo lo que puedes hacer, Minako.
Con la frente en alto la chica salió de la habitación. Desde ahora, que sabía sobre el estado de su amado y pequeño sobrino, velaría por el desde el papel de una extraña aún siendo la única familia viva que él tenía.
-Te juro que jamás te dejaré.-sentenció antes de encaminarse hacia la vivienda del pequeño para comenzar su primera tarea.
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