Los hábitos de mi corazón || Obito Uchiha
—Mhm.—Me remuevo inquieto en la cama, no encuentro el calor que está a mi lado, busco algo; o mejor dicho a alguien. Siento sus caricias en mi rostro y me calmo instantáneamente.
El peso de la cama se hace menos y mis ojos se abren volteando y tomando su brazo.
—¿A dónde crees que vas?—pregunto con mi voz aún ronca por despertar y con la confusión marcada en mi rostro.
—Debo tomar un baño, Obito.—dice sonriendo y asiento soltándole para recostarme de nuevo sobre la almohada.
Veo su silueta desaparecer por la puerta del baño y suspiro cerrando mis ojos. Esto es demasiado confuso.
¿Qué somos? Claramente no una pareja, y no sé si considerarla mi amiga. Somos algo así como compañeros. Al conocerla desde hace tantos años que ya ni siquiera sé que somos en realidad. Sin embargo eso es por mi culpa, yo no quiero nada con ella y se lo dejo en claro siempre.
Sin embargo siempre caigo en lo mismo, encuentro mi perdición en su cuerpo, en su persona. Es bonita, no lo negaré, y que decir bonita. Es hermosa. Además siempre está al pendiente de mi, me cuida y sana mis heridas cuando lo requiero, cocina de una forma excelente y ni hablar de la intimidad. Sin embargo en la vida de Obito Uchiha no hay lugar para el amor.
—¿Estás bien?—pregunta ella.
No sé cuánto tiempo me perdí en mis absurdos pensamientos pero ella está lista y arreglada. Su cabello aún mojado y me mira curiosa.
—¿Acaso no habría de estarlo?—pregunto en un tono serio, aunque me divierte que pregunte por mí estado de ánimo, ella solo se encoge de hombros.
—Obito... ¿Puedo preguntarte algo?—dice y asiento sin prestarle mucha atención, por lo general sus preguntas son sobre temas fáciles de explicar.—¿Qué somos?
—Vaya, ¿acaso no te lo he dejado claro muchas veces?—pregunto y ella baja la mirada. En realidad no puedo responder esa pregunta porque ni yo mismo lo sé.—Eres demasiado extraña, no entiendo siquiera el por qué sigues accediendo a satisfacerme. Sabes que no soy una buena persona, puedes irte en cualquier momento y buscar una buena vida, tener una familia y alguien con quien compartir tu vida, y sin embargo sigues aquí. No me quejo de ello, pero no lo entiendo.
Por primera vez en mucho tiempo dejo salir lo que pienso, se siente bien pero por un lado estoy asustado de su respuesta. ¿Qué tal si continúa con esto solo por miedo a que le haga algo si lo deja? ¿Y si se siente forzada a ello? Definitivamente me asusta una de esas respuestas, tal vez me convertí en una persona verdaderamente mala en los últimos años, sin embargo aún conservo un poco de mis principios y entre ellos está el jamás forzar a una chica a algo que no quiere.
—Es solo...—se queda callada, como si ni siquiera fuera capaz de terminar la oración.
—Cada vez que haces la misma pregunta debo volver a repetirte lo que sabes desde un principio. Yo no te amo.—mis palabras adoptan un tono serio y firme, ella solo asiente y la miro para continuar.— No puedo amar, lo único que hay en mi es venganza. Sabes que nunca podría amarte, sin embargo tampoco estoy en descontento por lo que me ofreces, después de todo son un hombre y tengo algunas necesidades que tú puedes cumplir.
En cierto punto esto es cierto, solo quiero venganza y completar el plan del viejo Madara, el sueño de un mundo en el que haya paz.
—Yo lo hago por amor, es algo que jamás entenderás, no pido que lo hagas. Después de todo se lo que significó para ti.—dice con voz firme tomándome por sorpresa, sin embargo no dejaré que lo note.—Después de todo solo sirvo para darte algo; sexo y consuelo en tus noches.
Termina de hablar dejándome perplejo, ¿eso es lo que ella cree?, tal vez sea así pero sigo volviendo cada vez que me llama, todas las noches vuelvo. Pasamos tiempo junto y ella incluso sabe mis planes e identidad.
—¿Ahora resulta que la niña alegre es seria?—me burlo ocultando en cierta forma lo que siento.— Guarda tu amor, no vale la pena amar a alguien. De ahí solo nace más odio.
Comienzo a vestirme decidido a salir de ahí, siento un extraño dolor en el pecho, no es físico pero es muy confuso. Tomó la máscara de Tobi y me la pongo.
—¿A dónde vas?—dice con un tono de enojo. Se ve molesta y más que nada dolida por lo que acaba de pasar.
—Me largo, al parecer tienes claro todo esto.—digo y desaparezco del lugar usando el kamui como el cobarde que soy.
Los extraños pesares de mi corazón y la confusión me hacen no poder negarme a sus peticiones, siempre volviendo al mismo lugar, cayendo en sus encantos, perdiendo la cordura entre sus piernas y encontrando un refugio entre sus brazos. Y eso me mata lentamente, pues no puedo negarme a los hábitos de mi corazón que hacen difícil para mí dejarla.
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¡Hola!:D
Como verán no he muerto (aunque sé que algunas me quieren matar) lol
Les traigo este OS como ofrenda de paz(?
Tengo este OS desde el punto de vista de la chica jeje, lo subiré ewe
Tal vez publiqué nuevas historias pronto, estoy indecisa...
¿Alguien aquí es ARMY (BTS)?
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