Humano || Sai
El pálido pelinegro ya hacia destrozado entre los brazos de su amada, aunque por fuera seguía sereno como siempre, su interior era una tormenta de emociones. La tristeza provocada después de la guerra, después de su reencuentro con Shin, le habían perturbado de sobremanera.
La chica se encontraba sorprendida, incluso si Sai se había atrevido a iniciar una relación con ella el contacto físico y sentimentalismo eran casi nulos, y claro que ella lo entendía. Después de todo, aún desconocido para ella, lo que su amado pelinegro había vivido en raíz, entendía lo que le costaba aprender sobre las relaciones sociales. Así que el que apareciera en el balcón de su habitación aquella noche y se aferrará a ella como si su vida dependiera de ello le había causado una gran sorpresa.
—Sai...—suavizó su voz y siguió brindándole caricias en el cabello.—¿Hay algo que quieras decirme?
El chico se removió entre sus brazos y la miro directamente a los ojos.
—Me gustaría que me sostuvieras unos momentos más, al menos hasta que esté preparado para hablar.
—De acuerdo.
La chica volvió a acomodarse correctamente en su cómoda cama mientras el pelinegro hacia lo mismo. Le parecía un tanto curioso la pijama de este, ya que era demasiado parecida a su ropa de descanso.
—¿Así está bien?—pregunto de nuevo a la vez que acariciaba la espalda del chico.
—Lo está.
El rostro de Sai se encontraba escondido en el cuello de la joven peliazul mientras que él se encontraba sentado a su lado, la chica simplemente tenía sus brazos rodeándolo y brindándole caricias mientras estaban sentados en aquella cama.
—Siento el pecho oprimido y picazón en los ojos cada que recuerdo a Shin.—hablo por fin el pelinegro—. Sé que pudo cumplir su última voluntad de ver mi dibujo terminado, sin embargo me gustaría haber hablado de tantas cosas con el. Agradecerle todo aquello que hizo por mí y poder haberle dado un abrazo, justo como él hacía cuando éramos niños.
—Sai... Deberías dejar salir tu tristeza.
—Es solo que...—unas pequeñas gotas comenzaron a sentirse en el cuello de la chica, haciendo que cesara todas aquellas caricias.— Mi hermano...
Por primera vez en mucho tiempo el joven pelinegro que por años había suprimido sus emociones estaba dejándolas salir en forma de llanto. La peliazul estaba más que sorprendida, jamás lo había visto de aquella forma. Tan roto, tan destrozado... Tan humano...
—Ya no quiero volver a estar solo...—aquel lamento suplicante tuvo un efecto demasiado grande en el corazón de la chica.
Por inercia levanto con suma delicadeza el pálido rostro de su amado y depósito un tierno beso en sus labios, su corazón ya había tomado una decisión.
—Sai...—sus ojos desbordantes de ternura le veían con adoración y amor, sentimientos que el aún no lograba comprender, pero eso no quitaba el hecho de que se sintiera bien el ser amado—. Te juro que jamás volverás a estar solo.
Los ojos aún vidriosos del azabache le observaban con sorpresa, sin embargo todos aquellos sentimientos desconocidos que la mirada de la chica desprendían le hicieron sentir que ella le hablaba con la verdad. Jamás volvería a estar solo de nuevo.
Ella lo hacía sonreír genuinamente, le escuchaba, tenía paciencia cuando él no entendía aquellos complicados sentimientos y le brindaba esa calidez y protección propia de un hogar.
Y justo ahí, en aquella conversación que sus miradas sostenían él pudo sonreír genuinamente de nuevo.
Ella lo hacía cada vez más humano.
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¡Hola! Queridos lectores/as mios, principalmente, para los que leen Ren, les pido una disculpa enorme por no haberla continuado. ¡Claro que pienso continuarla, no se asusten!
Solo que necesito tiempo para ordenar muchas cosas y poder crear un capítulo decente (en el cual estoy estancada) por falta de motivación. Espero poder actualizar pronto jaja
Mientras tanto como disculpa les dejo 4 nuevos OS y hay más en puerta. Mi inspiración llega para pequeñas situaciones solamente:(
¡Espero que los disfruten!
-KIRC
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