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Akane Uchiha

La joven pelinegra se encontraba recostada en su cama. El sudor corría por su rostro y los ojos preocupados de la anciana, abuela del pequeño Obito, la miraban con preocupación.

-Abuela...-suspiro, sabía que algo estaba mal con ella desde el momento en que las contracciones llevaban sangre con ellas.

-Calma Ako, todo estará bien.-decía intentando calmar a la joven.-Eres fuerte, la cabeza del clan Uchiha, no puedes dejarte vencer tan fácilmente.

Y aquello era muy cierto. Ako Uchiha, nieta del poderoso y legendario Madara Uchiha. Cabeza del clan, gran kunoichi y actualmente madre primeriza.

En la otra habitación, Mikoto y Fugaku Uchiha, el chico nombrado siendo su primo segundo, junto a su esposa se encontraban preocupados por ella. Eran técnicamente la única familia que tenía, puesto que su amado falleció en combate, y su padres murieron.

-Mikoto-san, Ako-sama solicita su presencia y la de Fugaku-san.-anunció una de las parteras llamando la atención de los chicos.

Fugaku Uchiha no era un hombre muy expresivo, pero si había algo que podía decirse de él, en cuanto a sentimientos, era que adoraba a su esposa y a su prima con todo su corazón. El solo pensamiento de la pelinegra, con la que compartía lazos de sangre, sufriendo de tal forma y pidiendo verle era algo que no podía quitarle aquel mal sabor de boca.

-Fugaku-kun, no la hagamos esperar.-dijo su joven esposa, Mikoto, con una sonrisa nerviosa.

Ella tenía un muy mal presentimiento sobre aquello. Ako era su mejor amiga desde niñas, y era bien sabido que la madre de ella, a pesar de ser una de las kunoichis más fuertes de la aldea, tuvo complicaciones en el nacimiento de Ako llevándola casi al borde de la muerte.

Con temor en sus pechos, pero decisión en sus rostros, entraron a la habitación donde la pelinegra se encontraba; se le veía tan cansada y débil pero aún así no perdía su elegante belleza.

-Mikoto...-susurro cuando su mejor amiga llego a su lado. Le sonrió débilmente y tomó su mano entrelazando sus dedos con ella, uniéndolas sobre su estómago abultado y sonriendo cansada.-Quiero que la cuides muy bien, llevará por nombre Akane, me gustaría no pensar en esto pero sin embargo no creo poder resistirlo...

Los ojos de la Uchiha se llenaron de lágrimas ante las palabras de Ako, no podía estarse despidiendo de ella, no de esa forma.

-Lo haré Ako-chan, sabes que lo haré. La querré como si se tratara de mi propia hija.-dijo dejando caer unas lágrimas.

Simplemente no podía creer que la chica con la cual había compartido tantas experiencias, tanto en el campo de batalla como en su vida civil estaba diciéndole adiós.

-Se que lo harás Mikoto.-sonrío cálidamente y volteo su vista hacia su primo.-Fugaku-nii, acércate a mí por favor.

El joven de pelo castaño asintió y se sentó con sumo cuidado a su lado.

-Eres mi único primo, mi única familia de sangre, aunque no seas un descendiente directo del matrimonio del abuelo Madara eres un gran ninja y sé que eres capaz de lo que te encomendare.-le sonrió-Tras mi muerte tú serás la nueva cabeza del clan Uchiha. Guíalos con mucho cuidado, busca siempre lo mejor para el clan y para la aldea en equilibrio. Mantén en alto nuestro apellido.

-Ako-sama, no debes decir eso. Tú estarás bien y vivirás junto con tu pequeña hija.-las palabras salían por sí solas de su boca, no podía creer lo que escuchaba.

Era un gran honor ser la cabeza del clan, además de ser una de sus ambiciones, pero no lo quería, al menos no de aquella forma. No así.

-Quisiera que eso fuera verdad, Fugaku, pero el tiempo está corriendo y cada segundo me siento más débil. Mi hija nacerá y se llevará con ella mi vitalidad, es mi gran regalo para ella.-sonrío-Te pido que al crecer, cuando ella sea capaz y mayor de edad, mi pequeña princesa tome el liderazgo del clan, cuando tú no seas capaz de cargar con ello. Instruyela en esa tarea tan importante que por herencia le corresponde.

Fugaku asintió y tomó su mano dando un leve apretón y observándola con la ternura que solo tenía ante las dos mujeres ahí presentes.

-¡Ugh!-gimió sonoramente de dolor, las contracciones volvían y de forma más intensa que antes.-S-salgan por favor, aún hay algo que debo hacer.

Los jóvenes asintieron y salieron del lugar, con un mal sabor de boca y un gran dolor en el pecho, sin embargo sabían que debían ser fuertes y mantener su palabra ante cualquier cosa.

-¡Abuela!-grito la chica. En ese momento lo único que quería era traer a su hija al mundo.

La anciana mujer caminaba a paso rápido detrás de un pequeño pelinegro, el cual corría en dirección a la habitación siendo detenido por una de las parteras antes de poder ir tras su abuela.

-Ako, mi niña.-sonrío la anciana con nostalgia.

Había vivido lo suficiente para presenciar el nacimiento de esa joven y ahora, al verla teniendo su propia hija y desfalleciendo en el proceso le resultaba sumamente triste.

-Abuela, necesito que me prometas algo.-anunció entre jadeos, tomado fuertemente la mano de la anciana mujer-. Por todo el tiempo que cuidaste de mi, siempre fuiste como mi abuela, y saber que fuiste mi madrina durante todos estos años me hizo muy feliz. No estaba sola. Tú y Obito fueron, y serán como mi familia. La que elegí con el corazón.-sonrío amargamente y cerró los ojos pujando ante la contracción. La vida se le iba y todos podían notarlo.-Cuida de Akane, deja que Obito sea como su hermano mayor. Sé que Fugaku y Mikoto harán un gran trabajo con ella, pero aún son jóvenes como yo, deben hacer más de su vida. Progresar como ninjas y pareja. Apóyalos, dale la hermana y compañía que siempre quizo a Obito, cuídalos mucho.

Las lágrimas de la joven se escapaban ocasionalmente de sus ojos resbalando por sus mejillas.

-Claro que lo haré, Ako.-sonrío la mujer-Ahora puja, es momento que esa niña conozca el mundo.

(...)

Horas habían pasado y cierto niño pelinegro esperaba impaciente detrás de la puerta. Tenía demasiado miedo para ser cierto, un miedo jamás experimentado, Ako era una persona muy especial para el y jamás en la vida la había visto gritar o siquiera quejarse ante algún dolor, pero los gritos que salían de la habitación junto con lamentos simplemente lo aterraban.

-Obito.-su abuela lo llamo captando su atención rápidamente-Ven acá.

El niño asintió y con miedo entro a la habitación a paso lento. La hermosa mujer que había estado con él a lo largo de su vida se encontraba sumamente pálida y cargaba en sus brazos a un pequeño bebé con una mata de cabello azabache.

-Obito, ven, acércate a mi.-dijo débilmente, el pequeño asintió y se acercó tomando asiento a su lado.-Ella es Akane Uchiha, mi hija.

El azabache sonrío de forma emocionada y a la vez curioso de la pequeña niña. Aquella era la primera bebé que había visto.

-Es muy bonita.-declaró el chico con fascinación, y vaya que tenía razón.

La pequeña tenía las mejillas sonrojadas, la piel clara y un cabello tan negro como la noche. Labios rosados, el inferior más grueso que el superior, estaba claro que con forme el tiempo pasara Akane sería una completa belleza.

-Escucha, cariño.-dijo ella-Quiero que la cuides mucho, y que seas como un hermano mayor para ella. Que le enseñes y procures que este feliz, consueles su dolor y le enseñes a ser tan feliz como tú lo eres.

El asintió, no entendía muy bien porque decía eso, era evidente que el lo haría sin dudarlo, aquella pequeña desde ese momento se había convertido en su ser más querido y objeto de protección. Sin embargo no tenía un buen presentimiento ante las palabras de su madrina.

-Morirás, ¿no es cierto?-pregunto con lagrimas rodando por sus mejillas.-Te irás como mis padres y me quedaré solo.

La tristeza del pequeño ante el solo pensamiento de aquel hecho era dolorosa de ver.

-Obito, esto de inevitable. Es el ciclo de la vida.-dijo con pensar. Cada vez le era más difícil hablar-. Me encantaría verlos crecer, estar contigo y con mi hija en cada momento, no dejarlos solos, pero eso no va a suceder y me duele con no tienes idea. Aún así me hace feliz saber que los dejare con la compañía el uno del otro. Se tendrán mutuamente siempre.-sonrío con su calidez distintiva- Y desde allá los observaremos, tus padres y mi esposo y yo.

Las lágrimas del pequeño salieron junto con una sonrisa. Cuidaría mucho a esa pequeña, ella sería como su todo.

-Esta bien Ako-nee.-sonrío y beso la frente de la joven y la de la bebé- Cuídare de Akane-chan, así tú y mis padres se sentirán orgullosos de mí.

-Gracias por sonreír una vez más para mí, Obito. Me haces tan feliz...

La sonrisa cansada de la joven mientras tocaba su mejilla con ternura le hizo feliz, aquel cálido toque siempre había sido su favorito.

Sin embargo sus fuerzas se agotaban y su mano comenzó a caer lentamente .

(...)

Sin poder evitarlo, siguiendo el rumbo de la vida, Ako Uchiha murió aquella noche dejando una pequeña huérfana en manos de su primo, su mejor amiga, su madrina y su pequeño ahijado.

Los cuales vestidos de negro se despedían del cuerpo sin vida de la hermosa joven quien en vida le había brindado lo mejor de sí a su pequeña familia.

Sin embargo aquel fue solo el comienzo de una nueva historia.

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¡Wah! Me encanto.
Lo tenía escrito ya hace un tiempo como el prólogo de una idea para hacer una fic, sin embargo lo había olvidado y jamás lo seguí, pero volví a encontrarlo y editarlo. Así que lo subí aquí.

Espero haya sido de su agrado jsjs

Dato curioso: "Héroe || Shisui Uchiha" es un OS que en realidad iba a formar parte de esta historia, ya que Akane y Shisui tienen la misma edad. Vayan a leerlo jiji

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