85 [Cronologia]
—Oh... Es verdad, no puedes leer mi mente, porque ya no puedes controlar tu chakra— se burló Naomi observando a la demonio que tenía sostenida del cuello.
—¡Bastarda!
—¡Te lo mostraré yo misma! Y más te vale que tu jefe lo vea— dicho esto, la asesina miró a los ojos a la demonio, esto mientras su rinnegan brillaba.
_____________________________________________
En la mente de Azami.
Se podían ver decenas de imágenes atravesando su mente, desde el primer recuerdo de nacimiento hasta la actualidad.
...
Esta es una historia que empezó hace muchas décadas, decenas de años de hecho.
Las leyendas hablan de la época de los clanes, cuando los clanes ninja eran conocidos como clanes mercenarios, vivían en la intemperie, campamentos o zonas naturales, y eran contratados por las aldeas civiles para hacer misiones o pedidos.
Esta época era muy caótica, también conocida como la época de guerra de clanes, donde los clanes ninja se enfrentaban entre sí, ya fuera por cosas de sus clientes o rivalidad.
Esto duró muchos años.
En ese entonces, existieron dos clanes muy poderosos, que habían sido los clanes más supremos de la historia por miles de años: el clan Senju y el clan Uchiha, ambos descendientes del sabio de los Seis Caminos.
En esta época, aparecieron dos guerreros formidables como ninguno: eran dioses ante los ojos de los demás clanes, aldeas civiles e incluso en sus propios clanes.
Estos eran Hashirama Senju y Madara Uchiha, ambos rivales desde muy jóvenes, que tuvieron feroces batallas entre ellos, debido a la disputa entre ambos clanes.
Aun así, guardaban cierta amistad detrás de su conflicto, por lo que años después, en una edad aproximada de 20 años cada uno, lograron formar una alianza, donde se formó la primera aldea ninja.
En el calendario actual, este se conocería como el año 1.
Muchos clanes se unieron a esta aldea, y muchas aldeas civiles de la región decidieron formar parte de ella, con el objetivo de formar parte de la organización, mientras que clanes de otros países empezaron a hacer lo mismo, dando nacimiento al sistema de aldeas ninja. Esto tardó aproximadamente un año en ocurrir.
Hashirama fue elegido como primer Hokage, mientras que Madara se percató de que la gente no confiaba en él.
Durante el año 2 al 5, Madara Uchiha fue ninja de Konoha y se dedicó a viajar a otras aldeas, intimidando a sus habitantes para generar respeto a Konoha, haciéndose cada vez más temido.
A finales del quinto año de las aldeas ninja, Madara decidió irse de Konoha al ver que su clan ya no lo apoyaba, puesto que quería unirlos para desafiar el poder de Konoha, ya que temía que los Uchiha fueran oprimidos por Hashirama o el gobierno tarde o temprano, y que él nunca podría ser Hokage como Hashirama.
De esta forma, Madara se fue de la aldea, buscando cumplir su verdadero sueño, la verdadera paz, con los grabados que había en la piedra del templo Uchiha, que solo él podía leer gracias a sus ojos.
Por ello, el Uchiha viajó y exploró el mundo por dos años. Fue un viaje de autodescubrimiento y de investigación, tras lo cual se asentó en el país del Rayo un tiempo.
En el año 7, conoció a una mujer del país del Rayo, llamada Hagami, una renegada de Kumogakure. Debido a su clan, ella había sido expulsada porque desconfiaba del gobierno, ahora buscada por intento de conspiración.
No era para menos, la chica era descendiente del clan Uzumaki y del clan Kororo, sin embargo no era pura; al verla solo se vería a una mujer de cabello negro en puntas, ojos de tono rojizo y piel pálida.
El clan Kororo era caracterizado en Kumo por ser un clan que tenía la habilidad de fortalecer el chakra dependiendo de su estado de ánimo, dándoles la capacidad de generar variantes de sus propios chakras enfocados en las emociones que sintieran.
Hagami fue la hija de un Uzumaki y descendiente de un Kororo, lo que la convirtió en una mestiza que nació sin la habilidad del clan Kororo de manipular el chakra con emociones.
Sin embargo, despertó una habilidad única en aquel entonces: la habilidad de sentir las emociones de las personas. Y se había percatado de que existía un mal, uno que se filtraba lentamente desde algunos civiles hasta altos funcionarios del gobierno. Podía sentir energía negativa de ellos, aunque parecían humanos normales.
Madara empatizó mucho con esta mujer al ver que fue despreciada por su clan cuando solo quería lo mejor para ellos. También despertó un gran interés en ella, ya que su habilidad le parecía fascinante, decidiendo llevarla con él para protegerla de sus perseguidores.
Ambos viajaron juntos por el mundo después, para investigar aquel mal.
Entonces, se dieron cuenta de que ese terrible mal existía en todo el mundo, estaba por todas partes, pero se concentraba aún peor en las cinco grandes aldeas, donde masas terribles de oscuridad se ocultaban.
Madara decidió ser prudente, sabía que algo malo estaba ocurriendo en el mundo. Algo que no era humano, no debía enfrentarse a eso sin saber más.
Con el tiempo, Madara desarrolló un vínculo bastante estrecho con Hagami. Ella sabía que él tenía sentimientos reales por ella, de aprecio y cariño, pues ya habían estado juntos un tiempo, por lo que terminaron teniendo un hijo en el año 10. Madara tenía 28 años.
Dicho hijo fue nombrado Akemaru.
Ambos decidieron vivir alejados de aquel mal, formando una pequeña familia, donde Madara vio crecer a su hijo por seis años, deseando que viviera una vida de paz. Dejando de lado por un momento sus ambiciones, probablemente la época más feliz de su vida, y su esposa ya estaba embarazada de su segundo hijo.
Sin embargo, esto no duró mucho. Un día, después de meses, Madara salió en búsqueda de un doctor para su esposa, pues el embarazo se había complicado, dejando a su esposa e hijo solos en casa. Estuvo un día fuera.
Él poco sabía que la oscuridad los estaba siguiendo a su esposa, esperando a que él no estuviera. Ese día, habían logrado localizarla gracias a su intento de buscar un médico. Por lo visto ya sabían de su relación. Probablemente no le hacían nada al ser un ninja de alta influencia.
Madara solo regresó para encontrar su hogar destruido, el cadáver de su esposa y su hijo al borde de la muerte. Había rastros de pelea, su esposa había peleado con el atacante, intentando proteger a sus hijos. Al final, su hijo del embarazo murió, y su primogénito había sobrevivido a pesar de ser gravemente herido, ya que su madre usó su habilidad Uzumaki de mordida sanadora. Aquel niño terminó por despertar el Mangekyō Sharingan. Aparentemente, el ataque fue orquestado por tres ninjas de Kumo.
Madara sabía que esto había sido culpa de la oscuridad... Estaban tras ella, pero querían evitarlo a él... Y ahora probablemente lo estuvieran vigilando.
El dolor que sintió Madara aquel día fue profundo, recordando sus peores momentos en la guerra de clanes, como la muerte de sus hermanos. Esto despertó en él nuevamente aquella flama de la guerra, donde sabía que debía seguir su sueño inicial, el de traer la paz mediante el Tsukuyomi infinito.
Por esta razón, decidió salvar a su hijo a toda costa, pero finalmente lo abandonó en una región cercana al país del Rayo. Usó su Sharingan para obligar a una familia civil a adoptarlo, y selló los ojos de su hijo para que nadie supiera que era suyo.
Esto lo hizo porque sabía que si aquellos que perseguían a su esposa sabían que el hijo había sobrevivido, irían tras él, a quien no quería involucrar en lo que estaba a punto de hacer. Por ello también usó su Sharingan para sellar los recuerdos de su hijo.
De esta forma, lo abandonó, con la esperanza de protegerlo al tenerlo lejos de él. Probablemente la oscuridad también estaría detrás suyo, vigilándolo.
Así, en el año 19, tres años después de la muerte de su esposa, Madara, ya con 36 años, regresaría a Konoha, controlando al mismísimo Kyubi, donde tuvo una pelea de proporciones épicas contra Hashirama.
Una batalla que destrozó montañas, la tierra tembló, y cambiaron los mapas de geografía. En esta batalla, Hashirama asesinó a Madara y dio origen a la leyenda del valle del fin.
Sin embargo, Madara había logrado sobrevivir, luego de haber robado un trozo de la carne de Hashirama en un mordisco, y usando el jutsu prohibido Izanagi para sobrevivir al sacrificar un ojo.
Tras ello, Madara se refugió en una cueva lejos de la civilización. Ahora todo el mundo lo había dado por muerto, la oscuridad ya no podría estar tras él en caso de que lo buscaran. Esta había sido la forma de Madara de escapar del sistema y también el primer paso en su plan.
Con ello, empezó a cultivar las células de Hashirama que obtuvo en su pelea, luego se las implantó, pero no ocurrió nada.
Por ello, decidió esperar.
Durante ese tiempo, decidió simplemente observar el mundo ninja desde las sombras, especialmente a su hijo.
Como medida en caso de que a él mismo le ocurriera algo, o que sus planes no salieran bien, visitó una noche a su hijo e implantó algunas células de Hashirama mientras dormía.
Madara sabía que su hijo podría tener más compatibilidad con las células de Hashirama, debido a su sangre Uzumaki y Kororo. Aunque no quería involucrarlo, sabía que debía ser precavido, además las células podrían salvarle la vida algún día en caso de que algo saliera mal. Aunque su hijo ya tenía casi 10 años, nunca tuvo entrenamiento ni demostró tendencia a pelear.
Madara había escuchado que Hashirama había repartido a los nueve Biju en las cinco grandes naciones, esto tras "matarlo", lo hizo en el año 21, un año después de tener a su primer hijo con Mito Uzumaki.
Esto, lejos de aliviar la tensión entre países con una igualdad de poderes, generó conflicto, y los países estuvieron en una guerra fría por 25 años.
Madara siguió oculto por todos esos años, observando cómo su hijo vivía una vida normal. Se casó a los 18 años, con una mujer llamada Shiya Kiramane.
Así tuvieron su primera hija, su hijo tenía 35 en aquel entonces y su hija fue bautizada como Naomi Kiramane, con el apellido de su esposa, puesto que su hijo no recordaba el suyo.
Un año después del nacimiento de su nieta, en el año 45, Madara escuchó algo que le puso los pelos de punta. Hashirama había muerto, a una edad de 65, relativamente joven para sus capacidades físicas.
Al público se le dijo que las causas eran desconocidas. Sin embargo, Madara sabía que algo andaba muy mal. Tras investigar, descubrió que el cadáver de Hashirama fue encontrado en un bosque del país del Fuego por Tobirama. El bosque estaba sumamente destrozado, al igual que montañas completas, y Hashirama fue literalmente partido por la mitad y le destrozaron el corazón.
Madara lo sabía. Había sido la oscuridad... Aquella que estaba pudriendo al mundo desde las sombras. Algo muy poderoso había salido a asesinarlo, algo desconocido, probablemente aquellas masas de oscuridad que su difunta esposa describía.
Por desgracia para Madara, fue testigo de cómo su hijo murió de una enfermedad terminal a la edad de 38 años, cuando Naomi tenía apenas 3.
Esto nuevamente fue doloroso para Madara. Su hijo murió joven por una enfermedad desconocida. Tal vez tendría que ver con las células de Hashirama, o simplemente era un trastorno de nacimiento. No lo sabía, ni tenía forma de saber qué había pasado. Probablemente nunca logró la compatibilidad.
Aun así, Madara decidió recuperar el cadáver después de que fue enterrado, para saber lo que le ocurrió, y darle una despedida adecuada, además de obtener sus ojos.
Entonces, se dio cuenta de algo sorprendente. A pesar de que eran Mangekyō, estos no perdían su luz, a pesar de nunca haber recibido un trasplante. Pensó que tal vez era cosa del linaje Uzumaki de su difunta esposa, puesto que las células de Hashirama no se habían combinado bien con su hijo.
Madara decidió observar a su nieta, quien, sabía que era una descendiente Uchiha y Uzumaki, y fue concebida por su hijo cuando tenía las células de Hashirama.
Desde el inicio, notó que ella, a diferencia de su hijo que era muy amable y pacífico, tendía a ser más conflictiva, disfrutando de pelear con otros niños. Era capaz de darle palizas a niños mucho mayores que ella apenas teniendo 4 años.
Madara lo notó al instante, era una genio. Un prodigio, con una fortaleza física muy alta a pesar de su edad, tenía un gran potencial.
Ese mismo año, que su nieta cumplió 4, estalló la primera guerra mundial ninja, esto probablemente a causa de la muerte de Hashirama, ya que antes nadie se atrevía a iniciar una guerra con él ahí.
Nuevamente el pasado regresó. Por la guerra ninja, la aldea en que estaba habitando su nieta fue atacada por un grupo de la recién formada hermandad de asesinos, la primera generación, fundada por el entonces segundo Raikage en el año 45, el mismo año que nació su nieta.
Madara llegó tan rápido como pudo, ya sabía que eran peligrosos. Eran cuatro Jounin de Kumo y 22 asesinos Spartan de primera generación, cada uno superior por mucho a cualquier Jounin de élite.
Estos destrozaron la aldea a su paso, destruyéndola y prendiéndola en llamas.
Naomi pudo ver cómo uno de los asesinos mató a su madre frente a sus ojos. Ese día, una ira sin igual creció en ella, ardiendo de ira al despertar su Mangekyō Sharingan, asesinando a los cuatro Jounin y a ocho asesinos Spartan. Lo hizo solo con sus manos, demostrando una agilidad en combate única, capaz de seguir los movimientos y moverse con fluidez en combate, algo que incluso Madara se sorprendió.
Madara lo reconoció. Era el Shoku Tomoe.
Más asesinos se lanzaron a atacar, en total 14, hasta que lograron someterla. Estaban a punto de acabar con la infante.
Pero allí fue cuando Madara decidió interferir, destrozando a todos y dejándolos inconscientes.
Él vio a su nieta, reconociendo su potencial. Sabía que si crecía, ella probablemente sería una gran aliada. A diferencia de su hijo, ella tenía los instintos de un guerrero.
Fue la primera interacción entre ambos, donde Naomi finalmente conoció su origen, luego de que Madara le contara su historia.
Para la edad que tenía, la niña demostró una gran inteligencia, capaz de entender lo que ocurría, tal como pensó Madara que lo haría. Después de todo, era una genio.
Ella se enojó mucho con él al saber que había abandonado a su padre y que había implantado células en él mientras dormía, probablemente acortando su vida, además de haber dejado que el pueblo y su madre fueran asesinados. Pero entendía por qué su abuelo había actuado así, y que no estaba en el momento exacto del ataque.
Por otro lado, al haber sufrido la pérdida de sus padres, ella también coincidió en su desprecio hacia la guerra y hacia aquella oscuridad que se ocultaba y estaba pudriendo al sistema ninja.
Ambos coincidieron en que el mundo necesitaba encontrar la paz verdadera... El Tsukuyomi infinito.
Naomi, siendo una niña, se comprometió a seguir los ideales de su abuelo con quien estaba de acuerdo. Ambos se encargarían de encontrar la paz verdadera.
De esta forma, Madara usó el Sharingan para engañar a los asesinos que había noqueado, para que se llevaran a Naomi y la adoptaran en la hermandad.
Para cumplir sus ideales, ella necesitaba entrenamiento, llevar sus capacidades al máximo y conocer el sistema a fondo, incluyendo quiénes estaban detrás de todo.
La hermandad de asesinos, una organización terrorista que en realidad era fiel a Kumo en secreto, cumplía actos atroces sin manchar el nombre de la aldea. Era la entrada perfecta. Madara ya los había investigado antes, sabiendo que capturaban niños o traían reclutas de la aldea para formarlos como asesinos de gran nivel.
Naomi se hizo pasar por una Uchiha perdida, una bastarda encontrada por ahí. Al instante, los altos funcionarios de la hermandad y el propio Raikage se sorprendieron por su gran potencial. Sabían que podía llegar a ser la mejor, pero su identidad debía ser oculta para todos, sin sospechas sobre su linaje o identidad. Por ello, la bautizaron como "Oniketsu Kiramane," permitiéndole guardar el apellido de su madre, y se le hizo vestir y actuar como un chico para mayor presencia y ocultar su identidad.
Ella entrenó desde los 4 años en el arte del asesinato, poco a poco convirtiéndose en la asesina más letal que el mundo había visto, siendo parte de la segunda generación. En aquel entonces, las primeras 6 generaciones de asesinos eran cada 4 años y no 7 como en la actualidad, debido al entrenamiento más basado en la milicia y letalidad humana.
Naomi fue la mejor de todas las generaciones venideras. Por esto, fue titulada y reconocida como la diosa de la muerte.
La primera gran guerra comenzó en el año 47 y terminó en el 52, cuando murió Tobirama Senju a la edad de 67, nombrando a Hiruzen Sarutobi como su sucesor, este teniendo 29 años. Pero la segunda guerra empezó tan solo 7 años después, en el 59, donde Naomi, ya temida como Shinigami, participó.
En la segunda gran guerra ninja, por sí sola, era capaz de acabar con batallones completos de cualquier aldea. Nadie vivía para ver sus técnicas, propias del Mangekyō Sharingan y de su poderoso cuerpo.
Al igual que su padre, ella no perdía la luz de los ojos. Sus Mangekyō naturales no requerían un trasplante para ser eternos, puesto que al ser una híbrida Uzumaki, Senju y Uchiha, su cuerpo tenía la capacidad de soportar el poder de sus ojos sin desgastarlos.
Aun así, a pesar de demostrar ser la asesina más peligrosa de la hermandad y mostrar aparente lealtad, ella tenía su meta real todo el tiempo, dándole información confidencial a su abuelo, obtenida de múltiples aldeas, y cumpliendo sus recados.
Ambos descubrieron la red de oscuridad que había en el sistema de aldeas ninja. Sabían que algo superior estaba controlando los gobiernos y la guerra.
Aun así, Naomi tenía una seria restricción en darle detalles a su abuelo, incluso escritos, debido al sello de la hermandad de asesinos, sin mencionar que podía ser rastreada, por lo que siempre programaban sus encuentros en lugares diferentes a horas diferentes.
En toda su historia como asesina, ella solo le perdonó la vida a una persona: Danzo Shimura, de la misma edad de Hiruzen. Esto a petición de Madara, ya que veía en él a alguien paranoico, alguien que desconfiaba del sistema, aunque tenía un sesgo contra los Uchiha. Pero, a fin de cuentas, era alumno de Tobirama. Él podría ser un peón útil después.
Naomi asesinó a todo su batallón, dejando solo a Danzo, a quien ni siquiera le permitió ver cómo peleaba, ya que lo dejó inconsciente desde el primer momento antes de masacrar a todos.
Pero las cosas no fueron fáciles siempre.
Los asesinos ya se habían percatado de que Naomi solía desaparecer para encontrarse en secreto con su abuelo, esto para entrenar aún más, aprendiendo a hacer uso del elemento madera, con el cual había nacido.
Al final, decidieron retirar el sello de los asesinos para observar cómo reaccionaban los altos mandos. Puesto que ya tenían la información que necesitaban, iba siendo hora de ir con la otra fase del plan, y necesitaban que Naomi fuera libre.
Esto levantó las sospechas de alguien poderosa: la persona detrás de la hermandad, detrás de la manipulación de Kumo...
La Jinete del Rayo, Azami.
La Jinete empezó a vigilar de cerca a Naomi, quien en este punto había logrado despertar su sexto sentido, la capacidad de percibir amenazas. Azami podía notar que la asesina se sentía vigilada e incluso nerviosa, estaba ocultando algo.
Azami ya la veía con malos ojos. Era una asesina de gran poder e influencia, sin su sello y sin nadie vivo que pudiera contenerla. Estaba ocultando algo, demostrando que no era fiel a la causa, pero la dejaba vivir... Quería saber qué haría si seguía vigilándola.
Naomi sabía que la vigilaban. Durante mucho tiempo, la asesina estuvo siendo acechada por la Jinete del Rayo, por lo que incluso tuvo que dejar de ver a su abuelo.
Las cosas escalaron aún más cuando Naomi logró escapar del ojo vigilante de Azami, esto en un descuido de la Jinete, quien ya había decidido que sería suficiente.
En este punto, tanto Madara como Naomi sabían que las cosas podrían ponerse feas. Probablemente la vida de Naomi estuviera en peligro, por lo que idearon un plan.
Esto ocurrió en el año 60, cuando Naomi tenía 14 y Madara ya estaba pasando de los 77.
El plan fue llevar las cosas al límite. Si creían que Shinigami era una amenaza, entonces lo demostrarían.
Naomi regresó al bosque de los asesinos, donde nuevamente Azami la estaba persiguiendo, pero la asesina decidió confrontarla.
—¡Sé que me estás siguiendo! —exclamó Naomi al bosque.
—Lo sé, no tenía la intención de que no lo sintieras, y aunque no sabes quién soy exactamente, pareces saber que no debías meterte conmigo, por lo que me dejaste vigilarte aunque me percibiste peligrosa —declaró Azami bajando de entre las sombras y colocándose de frente a la Shinigami.
—Tú eres la responsable tras la corrupción de la aldea... ¿verdad? —cuestionó la asesina con firmeza.
—Vaya... Tal como pensé, sabes demasiado. Ya te había catalogado como una amenaza antes, pero creo que va siendo hora de que te dé fin... Te he dado mucho tiempo —sin más, Azami desapareció en un destello morado.
—¡Es muy rápida, no veo más que un borrón! —pensó Naomi mientras usaba su Mangekyō, cubriéndose con el Susanoo tan rápido como pudo.
"Crack"
La asesina salió volando a gran velocidad hasta chocar contra un árbol. El Susanoo se había desmoronado de un solo ataque.
Seguido a eso, pudo ver cómo Azami estaba frente a ella preparando una potente carga eléctrica.
Un gran estruendo se escuchó mientras rayos saltaron en todas direcciones, quemando el suelo y partes del árbol, mientras que Naomi reapareció a varios metros, con una fuerte quemadura de rayo en el pecho y sin su máscara de asesina.
—No me dio tiempo a teletransportarme... —pensó la mujer.
Entonces sintió cómo Azami ya estaba al frente mirándola a la cara.
—Qué carita tan tierna... Tan solo eres una niña, siento pena por lo que te haré... Lástimosamente para ti, creciste en el lugar inadecuado... Y para tu mala suerte, tu jutsu espacio-tiempo no te va a servir si tu enemiga es más rápida de lo que tú eres capaz de reaccionar —dicho esto —Estilo de rayo, ataúd de rayos...
—¿Eh?
Al instante, la asesina fue completamente recubierta por un aura eléctrica, empezando a ser quemada viva, sufriendo poderosas quemaduras hasta que finalmente cayó al suelo con los ojos en blanco.
—Una Uchiha de gran potencial... Lástima tu falta de lealtad... Estoy segura de que ya estabas a la altura del tercer Raikage, tal vez más... pero no eres nada ante mí —Azami se agachó para tocar su cabeza—. Tu cuerpo colapsó, tu cerebro no es más que una masa de puré ahora... Como sea, daré un mensaje a la hermandad, Shinigami ha muerto.
Sin más, ella tomó el cadáver y lo dejó tirado frente a la sede de la hermandad, donde más tarde sería encontrado por el tercer Raikage y el científico de la hermandad.
El Raikage decidió hacerle un entierro digno, puesto que ella se había ganado su respeto, además de que no quería que el cadáver fuera profanado...
La construcción de la tumba tardó unos días, durante los cuales el cadáver fue sellado en el interior de una cueva secreta...
Pero morir era parte del plan de Madara y su nieta... La idea era evaluar lo poderosos que eran sus enemigos; sin embargo, habían demostrado ser demasiado poderosos. Naomi simplemente no tuvo oportunidad contra la demonio del rayo.
Luego de morir... ya no sería perseguida...
El cadáver desapareció de la tumba como si fuera una ilusión, reapareciendo a algunos metros completamente intacta, pero con un ojo en blanco...
El izanagi, una vez más, había salvado a un Uchiha de la muerte... Naomi había sacrificado su ojo izquierdo.
Naomi escapó de la tumba sin dejar rastro o señal de su escape, usando su jutsu espacio-temporal, el cual le permite teletransportarse a cualquier lugar que esté mirando fijamente o que sea capaz de sentir. En este caso, había usado el jutsu de semilla transmisora, un jutsu de madera que permite generar una semilla indetectable por sensores, que puede transmitir información a su dueño y que solo él puede escuchar. Es pequeña y puede parecer una semilla cualquiera, fácil de ocultar por su tamaño y aspecto, simplemente podía estar bajo tierra, entre el césped, etc.
Aunque solo transmiten en un rango específico, depende del usuario y su poder el alcance de esta señal.
Naomi podía mezclar esta habilidad con su teletransportación para teletransportarse hasta donde estuviera la semilla, algo así como el Hiraishin, pero usando semillas de madera en vez de sellos.
Finalmente, Naomi regresó con su abuelo, ambos ahora siendo vistos como muertos por la sociedad...
Allí, Madara le entregaría a su nieta uno de los ojos de su padre para reemplazar el que perdió contra el demonio del rayo y seguir entrenando. Esto daría paso a que Naomi tuviera dos ojos con patrones diferentes, el derecho era su diseño natural y el izquierdo una mezcla entre el de su padre y ella.
Cuatro años después, en el año 63, Naomi ya tenía 18 años y Madara rondaba los 81. Este estaría al borde de la muerte, simplemente su vida natural estaba llegando a su fin...
Entonces, ambos contemplaron un milagro, el despertar del rinnegan...
Madara había logrado despertar el rinnegan en ambos ojos, mientras que Naomi, probablemente al estar en contacto con él y su chakra, además de su encuentro con la muerte y su genética, había logrado despertar algo parecido. Era un mangekyou en forma de espiral, este le dio algunas habilidades nuevas.
Ambos llegaron a la conclusión de que ese mangekyou espiral era alguna transición entre el Sharingan y el rinnegan, puesto que las habilidades que presentaba eran similares al rinnegan de su abuelo, pero inferiores. Tal vez solo era cuestión de tiempo para que esos ojos pasaran a ser rinnegan propios.
En ese entonces, Madara logró convocar la estatua demoníaca, Gedo Mazo, la cual estaba escondida en la luna.
Entonces se conectó a ella para prolongar su vida y, de paso, cultivar más células de Hashirama, las cuales crecieron como una especie de árbol.
[Aneko nació en el 64]
A petición de Madara, en el año 65 Naomi se llevó el rinnegan a Amegakure trasplantándole los ojos a un niño de aquel país, un huérfano llamado Nagato. El plan era convertirlo en un peón para su nieta más adelante.
Ese niño sería encontrado por los ahora conocidos como los tres legendarios Sannin: Orochimaru, Jiraiya y Tsunade Senju, quienes eran cinco años mayores que Naomi (en ese tiempo ellos tenían 25 y Naomi 20).
La segunda guerra terminó en el año 66...
En ese tiempo Naomi estuvo haciendo más trabajos para su abuelo, buscando información y ayudándolo a planear, puesto que Madara ya estaba muy viejo y desgastado, solo pudiendo apoyarse en su nieta.
Eran muy unidos a pesar de todo lo que habían pasado, eran el apoyo el uno del otro, dando su mejor esfuerzo por formular el plan perfecto...
Ambos sabían que tarde o temprano Madara iba a morir, y todo quedaría a cargo de Naomi... Por ello, debían ser meticulosos.
La tercera gran guerra ninja terminaría por desatarse en el año 72, dos años después del inicio de la octava generación de asesinos de la hermandad.
( Natsu nació en el 72 y Kakashi en el 65, participando en la guerra desde los 10).
En este tiempo, Madara y Naomi verían el nacimiento de los Zetsu, clones imperfectos de Hashirama, además del Zetsu negro, quien parecía ser algo así como la voluntad de Madara. Pero la asesina nunca desarrolló respeto por estos; la única persona que respetaba era a su abuelo.
La tercera guerra daría fin en el año 77, cuando Madara ya tenía 98 años y estaba muy envejecido... Naomi ya llegaba a los 32.
Estuvieron de acuerdo en que ya era el momento de que el viejo Madara descansara, ya había vivido suficiente, encargándole todo a su nieta, quien lloró su partida, con la promesa de que lo regresaría a la vida años después, cuando lograra obtener las bestias con cola... El dolor de aquel momento la llevó a despertar el rinnegan en su ojo izquierdo, el ojo que era de su padre, pero no era un rinnegan igual al que tenía su abuelo; este tenía tomoes.
Ella guardó el cadáver en una composición química que pudiera conservarlo.
Por otro lado, su rinnegan demostró la habilidad de usar los seis caminos, casi al nivel de los de su abuelo.
Ella empezó a manipular a la gente tras las sombras, adoptando la identidad de Madara, puesto que era un nombre que aún causaba miedo, pero que mucha gente daría por hecho que era un impostor... Lo más importante era mantener su cara en secreto y su identidad oculta, y de paso imponer respeto; además, fue una forma de rendir tributo a su abuelo.
Ella era apoyada por los Zetsu... Pero realmente nunca los vio más que como herramientas, no como compañeros.
Pero, nadie la conocía a ella, ¿por qué se ocultaba entonces?... Por la oscuridad... Ellos sí la conocían, como Shinigami. Tenía tan solo 32 años de edad, no era descabellado que de alguna forma hubiera sobrevivido... Por ello, debía aparentar a toda costa ser un hombre poderoso, que nadie supiera su edad ni dejar pistas de su identidad.
Ella sabía que podía ir a por los nueve Biju ella misma... Con su poder, podría ser fácil ir tras ellos por sí misma... Pero, eso solo alertaría a la oscuridad, llamaría la atención... La máscara de Madara Uchiha no sería suficiente para enfrentar a aquella oscuridad... Aquella mujer que la había asesinado no era la única... Gracias a los relatos de su abuelo sobre su viaje con su abuela, sabía que había al menos cinco seres como ella, ninguno era humano... Solo masas de oscuridad.
Por ellos, decidió que debía fundar una organización criminal... Que ella manipulara en secreto con el alias de Madara, y aún así ese nombre no llegaría tan lejos como para comprometerla en caso de que ocurriera algo...
Para crear esta organización que fuera tras los Biju, ya tenía al peón perfecto... Aquel niño al que le había implantado el rinnegan, que en este punto, acabada la tercera guerra en el año 77, tenía 18.
(Nagato nació en el 59, tenía seis años cuando se encontró con Jiraiya).
En aquel entonces, en el año 78, ya se había fundado Akatsuki como un movimiento pacífico... Naomi, bajo la identidad de Madara, se presentaría ante Nagato, hablándole de que había despertado el rinnegan porque su destino era levantar a Amegakure de su deplorable estado, destruida tras tres guerras...
La intención era convencer a Nagato de unirse a ella y a sus ideales... Sin embargo, Nagato rechazó debido a sus amigos, Konan y Yahiko... Aún así, ella le advirtió a Nagato que algún día tendría que cumplir su deber como dios y que calamidades vendrían a él.
En el año 79 sería el nacimiento del hijo del ahora cuarto Hokage, Minato Namikaze, y de la Jinchuriki del Kyubi, Kushina Uzumaki.
En esta, Naomi se infiltró en Konoha y enfrentó al Hokage además de intentar obtener algo del Kyubi. Ella realmente pudo haber capturado al Kyubi y derrotado al Hokage... Solo hubo un inconveniente con el que ella no contaba: el bebé.
Ella pudo notar que no era normal...
Tras aquella experiencia, la muerte del Yondaime, su esposa y que su hijo se convirtiera en Jinchuriki, ella decidió observar el crecimiento del Jinchuriki, aunque este fue adoptado por Jiraiya y llevado al exterior, tiempo en que igual serían vigilados.
Por otro lado, recuperó los cuerpos del Yondaime y su esposa. Allí empezó a estudiar...
Con su rinnegan y sus conocimientos adquiridos hasta ese momento, ella empezó a buscar un plan B para solucionar la muerte...
Había escuchado de un jutsu prohibido, conocido como Edo-tensei; su abuelo le había hablado de lo peligroso que era. Aún así, ella estaba dispuesta a explorar esta fase oscura del ninjutsu.
Con su rinnegan, descubrió algo curioso: el rey del inframundo del camino Naraka tenía la habilidad de restaurar a las personas o incluso objetos a su estado original, siempre y cuando se tuviera la mayoría de sus partes. Esta habilidad era útil para reconstruir cadáveres y usarlos como conejillos de indias.
Además, descubrió que esta criatura tenía la capacidad de derramar lágrimas sanadoras, que tenían el mismo efecto que el rey del inframundo, pero solo funcionaban si se ingerían oralmente.
Estas lágrimas eran útiles para curar heridas, aunque solo hasta el límite propio del cuerpo; no podían generar órganos perdidos de la nada. Si alguien perdía un brazo y las ingería, solo cerraría la herida. Pero si alguien con capacidades excesivas de sanación las bebía, sí podía regenerar los órganos. Era un fluido muy útil, pero como todo, tenía un límite.
Usar esas lágrimas en lugar de invocar al rey del inframundo cada vez que necesitara curar algo era adecuado para mantener su rinnegan en secreto.
Cuatro años después, ocurrió una tragedia en Amegakure: el mejor amigo de Nagato murió en una emboscada orquestada por Hanzo de la salamandra y Danzo, lo que llevó a Nagato a usar el poder del rinnegan como nunca antes.
Naomi, al enterarse, decidió que era el momento perfecto. Aprovechando la vulnerabilidad mental de Nagato, inició el movimiento Akatsuki con la intención de buscar los Biju para generar un arma masiva capaz de destruir un país de un solo ataque, con el objetivo de generar paz mediante el miedo. Al menos, eso fue lo que Naomi le dijo a Nagato.
En el año 84, ella vio que Naruto regresó a Konoha, donde se encontraría con una niña Hyuga, ambos con edades de cinco y cuatro años respectivamente.
Madara los observó a la distancia, dándose cuenta de que ambos eran extraños, pero había algo en la Hyuga que era más raro.
La Uchiha notó que, de alguna forma, la Hyuga parecía sentirse incómoda cuando ella estaba observando. No había duda, debía ser una señal del sexto sentido, probablemente no muy potente debido a su edad.
En el año 86 llegó una de las épocas más oscuras de Konoha.
—Así que quieres mi ayuda para acabar con el clan —preguntó ella, observando a la persona que tenía enfrente.
—Sí, sé que eres poderosa y una Uchiha renegada. Si en verdad eres Madara, has de buscar venganza contra el clan —contestó Itachi.
—No me interesa realmente, me da igual lo que ocurra con ellos ahora —contestó ella con firmeza, pero luego sonrió debajo de la máscara—. Aunque, podría ayudarte si tú me das algo a cambio.
Itachi entrecerró los ojos, esperando a que ella continuara.
—Te unirás a mi organización, Akatsuki. Después de todo, vas a convertirte en un ninja renegado después de masacrar a tu clan, ¿no es así?
—Ya veo. Si eso es lo que tengo que hacer, eso haré.
—Bien, supongo que tenemos un trato. Por cierto, ¿qué hiciste con el ojo de Shisui Uchiha, hijo de Kagami Uchiha? —cuestionó ella, observando al joven.
—No lo tengo —dicho esto, él desapareció en un borrón de velocidad—. Haremos nuestro ataque mañana al anochecer.
—No me engañas —pensó ella, apretando el puño.
La noche de la masacre llegó.
Naomi exterminó a decenas de Uchihas esa noche, pero algo en ella parecía avisarle de una amenaza: su sexto sentido.
Entre las sombras, a la distancia, estaba sintiendo una mirada que se ocultaba de todos.
Podía sentirlo; no era alguien ordinario quien los vigilaba. En un acto rápido, se teletransportó y luego volvió a su mismo lugar, dando la sensación de no haberse movido.
Pero había dejado un clon de ella en otra parte de la aldea.
Al buscar a aquella mirada, pudo verla: era una niña, una joven de alrededor de seis años de edad. Con ver su chakra pudo reconocerla: Hinata Hyuga, comportándose como toda una espía experimentada. Pocos se habrían dado cuenta de su presencia, pero ella no era cualquiera.
Ese día, Naomi supo que debía observar más a la chica y sus conversaciones con Naruto, pero era difícil, incluso con las semillas transmisoras, el sexto sentido de la Hyuga era cada vez más potente.
Podía ver cómo ella cambiaba poco a poco cada día. Su cabello, antes azul, ahora era tan oscuro como la brea, su piel extremadamente pálida, y tenía una constitución física bastante desarrollada para su edad.
Poco a poco, era más difícil observarlos. Llegó un punto en el que ya no podía acercarse a cierta distancia sin que Hinata pareciera sentir que la observaban.
Naomi logró averiguar que Obito Uchiha y Kakashi Hatake estaban involucrados con ellos después de una misión en el país de las olas.
Pero no tenía forma de saber demasiado de ellos; no hablaban de nada de su secreto excepto cuando estaban con Naruto y Hinata, momentos en los que no podía espiar.
Pero las cosas dieron un giro increíble un día. Un día que ni siquiera ella había planeado; fue algo que cayó como anillo al dedo.
Se podía ver a Konoha ardiendo en una guerra campal entre tres aldeas y la hermandad de asesinos, la pelea de dos Jinchuriki y la Hyuga completamente desquiciada matando todo lo que tenía enfrente en una frenesí.
Tras toda la pelea, Naomi caminó por el destruido coliseo de los exámenes Chunin, observando los escombros.
—Como lo supuse de una Uzumaki —pensó ella con una sonrisa, al ver el cuerpo destrozado de Natsu Kiramane.
Bajo las rocas se podía ver cómo ella literalmente estaba abierta por el pecho, sin un brazo, un ojo completamente destruido. El panorama era el de una persona apenas viva por su resistencia como asesina y miembro del clan Uzumaki, pero estaba a minutos de morir desangrada.
—Tú me serás útil después —dijo Madara mientras sacaba una botella llena de un líquido negro, las lágrimas del rey del inframundo, y vertió algunas gotas en la boca de la asesina.
Se pudo ver cómo esta empezaba a recuperarse poco a poco, hasta que quedó en un estado no tan grave. Sin embargo, seguía bastante herida.
—Con eso vivirás. Aún te faltan órganos que se reventaron y tu brazo fue totalmente destruido. Ya vendrá alguien a buscarte; me aseguraré de que así sea —dicho esto, la mujer desapareció en un parpadeo.
Ese día, pude conseguir más información que nunca. Era el momento perfecto. Donde formulé mi plan maestro.
Plan que, después de tres años, finalmente se llevará a cabo.
Ahora cuento con el poder de la sacerdotisa del país de los demonios, con el que puedo enfrentar a la oscuridad.
Ya no hay necesidad de esconderme más. Ya no existe la necesidad.
Sé que con mi rinnegan y todo mi entrenamiento, puedo vencer al menos a uno de esos demonios, pero jamás a los cinco. Pero parece que mi plan, aún con los imprevistos, me llevará al siguiente nivel. Pronto obtendré los Biju y acabaré con los demonios. Entonces el mundo entero conocerá la paz verdadera. Todos serán bañados por la luz del Tsukuyomi infinito.
Una vez que obtenga los Biju, podré restaurar por completo el rinnegan y traer de vuelta al verdadero y único Madara Uchiha. Entonces, como abuelo y nieta, traeremos la paz, y no solo a este mundo, sino también a los demás.
Estoy a solo tres pasos de lograr mi misión, solo tres.
Por fin, después de tantos años... Todo finalizará ahora, el año 95!
_____________________________________________
—¡Estás loca! —exclamó Azami.
—¡Ja ja! No, yo soy la única persona cuerda en este mundo —declaró la Shinigami mientras su ojo derecho se transformaba en un shuriken de puntas—. Sello de transcripción abierto... ¡Amaterasu!
—¡AGH! —la jinete fue recubierta en fuego negro directo al pecho, comenzando a arder.
—Bien, bien... Fue una pelea entretenida, pero ya no eres rival para mí —declaró ella mientras apretaba más el cuello de la demonio—. Camino Preta...
—¡Mi chakra!... —ella podía sentir cómo su energía era drenada poco a poco, hasta que la Shinigami recuperó toda su energía.
—Sello de reserva —pensó Naomi mientras abría un sello que tenía en el interior de su boca, llenándola de un líquido negro que bebió al instante.
Azami solo pudo ver con horror cómo la Shinigami se recuperaba de todas sus heridas; la única que quedaba era su brazo cortado.
Los demás solo miraron esta situación en shock.
—¿¡El Amaterasu!?... ¿¡Cómo es posible!?... fue un sello de transcripcion... pero quien?... —pensó Itachi.
—¡¿Naomi!? ¿Qué demonios pasa aquí? ¡Que alguien me explique! —exclamó Naruto.
—Naruto... La verdad, esto es penoso, pero no lucharé contra eso...—declaró la Reina Araña antes de desaparecer en una nube de humo.
—Vaya... Madara-sama es increíble—dijo Kushina.
—Kushina, Minato, ustedes vayan a apoyar a los demás, ya los alcanzaré—ordenó Madara, y los dos mencionados se fueron en un destello.
Ante la mirada aterrada de Naruto, pudo ver cómo Kakuzu se levantaba nuevamente, uniendo sus hilos y bebiendo de una botella negra.
Por otro lado, una cabeza infernal, el Rey del Inframundo, se había levantado junto a Deidara, quien estaba partido a la mitad, y lo engulló, para luego soltarlo restaurado.
—Es una pena... Kisame está totalmente destrozado, era muy útil. Me parece que tendré que buscar otro portador para Samehada—
—Esto no es bueno. ¡Ugh! ¡Debo salvar a Azami!—exclamó Romura, levantándose y regenerándose tanto como podía, pero no dejaba de soltar sangre.
—Naruto, ¿de verdad vas a dejar que esa demonio haga algo? ¡Estás a un golpe de acabarla! ¡Ella fue quien te mató en la otra vida, acaba con ella!—exclamó Naomi con una sonrisa.
—¡Ugh!—Romura nuevamente cayó de rodillas sobre el agua, mientras observaba a Naruto a los ojos.
—Antes de matarte, Naruto, y de obtener a los Biju, te daré el placer de acabar con ella... ¡Hazlo!—
Naruto rápidamente creó un Rasengan y se preparó para atacar a la demonio.
Por otro lado, Shinigami sonrió antes de apretar su puño en la daga de Azami, empezando a quebrarla, lo que hizo que esta soltara sangre.
—Maldita sea...—declaró Azami mientras su cuerpo estaba cubierto de fuego negro. Era extremadamente doloroso, y ahora su regeneración estaba dañada. Naomi aplastaba cada vez más su arma.
—¡¿TUS ÚLTIMAS PALABRAS, DEMONIO?!—
Ella lanzó a Azami por los aires antes de preparar la espada para lanzarla directo al fuego negro.
—... Lo siento mucho... Orba...—
Todo estaba a punto de acabar... Pero entonces.
—¡Egh!—Madara sintió cómo su brazo de energía se quebraba y la daga era tomada, al mismo tiempo que Azami desaparecía en un borrón de velocidad.
Naruto, por su parte, sintió una patada en el rostro que lo hizo retroceder varios metros.
—¡Pero si tú eres!—exclamó Naruto al ver al frente.
Todos entonces lo vieron...
Una figura llegó al campo de batalla, ahora sostenía la daga agrietada en una mano, mientras cargaba en sus brazos a Azami.
Apenas pudieron ver una cabellera blanca ondearse en el aire, junto a una energía verde y una capa blanca corta.
—Oh... Pero si se trata del que llaman el demonio más poderoso de todos, Hank, el Jinete del Viento—dijo la Shinigami con una sonrisa.
El demonio ahora estaba agachado, sosteniendo a Azami en sus brazos y posado junto a Romura.
—H-Hank...—pensó Azami observando al peliblanco, quien solo la miró en silencio antes de colocar su mano algunos centímetros sobre su pecho, donde estaba ardiendo el fuego negro.
Un pequeño rayo de luz salió disparado sobre la superficie quemada, haciendo que esta desapareciera. A su vez, el Amaterasu se deshizo al no tener superficie que quemar, dejando una gran herida en su pecho. Luego, extrajo la barra de chakra de su estómago.
—¿Qué pasó aquí?—preguntó con seriedad.
—Hank... Tienes que detenerla...—Azami colocó su mano sobre la cabeza del peliblanco, transfiriendo un pequeño rayo...
El rostro de Hank se transformó en uno de sorpresa... La Jinete acababa de mostrarle los recuerdos de Hinata, todo lo que había visto, la pelea y finalmente lo que le había mostrado la nieta de Madara.
—Ya veo...—
El Jinete colocó a Azami junto a Romura y sus armas, luego se retiró su capa para colocarla sobre Azami.
—Ustedes dos, quédense detrás de mí—dicho esto, el Jinete observó fijamente a Madara mientras empezaba a emitir un aura verde intensa que recubria a sus compañeras, casi como si formara una barrera alrededor de ellas.
—Esto no es bueno...—pensó Naruto.
Hank volteó a ver a Naruto, dándole una mirada frívola. Luego miró a los Akatsuki, los 2 Jinchuriki restantes y finalmente a la Shinigami...
—Yo me encargo...—
Fin del capítulo 85.
.
.
.
.
Gente, nunca hagan una cronología de Naruto... (Aquí hice una linea temporal y esa madre, pero joder ...)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro