83 [Furia del rayo]
Minutos antes.
Se podía ver cómo Hinata se había movido hasta el interior de la isla, llegando hasta un pequeño claro en el bosque.
—Ahí estás... —dijo la Hyuga mirando fijamente a un árbol, del cual salió Azami, quien sostenía en sus manos los restos de dos arañas completamente chamuscadas. Estaba en su forma demoníaca, mostrando ocho patas de escorpión y dos tenazas, mientras sus brazos estaban cubiertos por un exoesqueleto, y una cola con aguijón salía de su espalda
—Así que decidiste venir tú sola... Qué arrogancia —habló Azami—. No detecto miedo en ti... Pero, aun así, noto que sabes que no me puedes ganar. Solo quieres ganar tiempo.
—No hace falta ser un genio para entender eso... —contestó Hinata mientras empuñaba su arma y tomaba un respiro profundo—. ¿Y así que esa es tu verdadera forma? Pareces un bicho...
—Tonta... ¿Y tú eres a quien la gente llama Shinigami? La última persona con ese apodo murió en mis manos... Qué ironía que te vaya a hacer lo mismo a ti justo ahora —ella empezó a cubrirse de electricidad, mientras que Hinata no pudo evitar sorprenderse para luego sonreír.
—Bueno, inténtalo... Al final me dices cuánto te duró el Shinigami más en combate —los músculos de la asesina se tensionaron mientras sostenía la espada, la cual se cubrió de chakra—. Mi entrenamiento llevó a sus límites mi cuerpo, he fortalecido mi mente y cuerpo estos tres meses... Mi concentración es mucho mejor... Aun con el chakra que me dio Naruto, no llego a igualar a esta demonio que ahora está rebosante de poder, más que antes... Así que... Vamos con todo desde el inicio... No tiene sentido que me guarde nada para después...
Azami desapareció en un destello morado, mientras que Hinata dejó escapar aire en forma de una pequeña niebla...
—Técnica de respiración... Concentración total... Formación de las ocho puertas... Quinta puerta, puerta del cierre... ¡Abierta! —pensó la asesina, mientras un aura verde salía de su cuerpo mezclándose con el chakra de Kurama. Su piel se colocó de un tono rojizo, mientras todos sus músculos estaban totalmente remarcados, con las venas marcadas y bombeando al máximo—. ¡Llevaré mis capacidades al máximo nivel!
Finalmente, ella abrió los ojos mientras desaparecía en un destello negro, donde todo se ponía en cámara lenta. Podía ver el flujo de la energía natural; sus sentidos eran mucho más agudos que antes, gracias a la adrenalina y al flujo sanguíneo...
—Ōken...
Podía ver cómo Azami se movía como un borrón a su vista, pero... Era capaz de percibirla un poco mejor que antes, esto a pesar de que ahora ella estaba en su forma demoníaca, siendo mucho más veloz que en su primer encuentro.
La Hyuga lanzó una estocada con su espada, la cual chocó contra el arma de Azami, ambas forcejeando y soltando una onda de choque ante la colisión, donde Hinata retrocedió algunos metros dejando marcas en el suelo.
Azami continuó su ataque a gran velocidad, mientras que la Hyuga se lanzó a atacar también. Pero la demonio no estaba usando solo su espada para atacar; también estaba usando sus afiladas patas de escorpión para lanzar zarpazos.
A simple vista, se podían ver decenas de parpadeos y flashes, tanto negros como morados, cada uno acompañado con truenos.
En vista sónica, aún eran invisibles, más que leves destellos y ondas de choque.
En una vista Match varias veces superior, ya se podía ver cómo ambas se movían a velocidades ridículas, donde generaban burbujas de plasma a su paso debido a la fricción, destrozando la barrera del sonido por mucho; el tiempo era irrelevante.
Hinata dio un salto, quedando en el aire, mostrando que tenía varias heridas, a lo que Azami saltó para seguirla.
La Hyuga pateó el aire para desviarse, a lo cual la Jinete la imitó.
Ahora, ambas se veían como rayos viajando de un punto a otro en pleno aire, esto mientras chocaban armas.
—¡Al fin! ¡Una apertura! —pensó Hinata al ver a la Jinete frente a ella. La Hyuga lanzó un ataque rápido, pero la demonio atrapó la cuchilla con su tenaza, para luego propinarle una patada al estómago que hizo que Hinata escupiera sangre y saliera volando varios metros, hasta que ella volvió a golpear el aire para moverse, esto sin su espada, la cual se la había quedado Azami, quien la arrojó a la lejanía.
—¡Cien dragones de rayo demoníacos! —pensó Azami haciendo una seña con su dedo y lanzando un proyectil al cielo, esto mientras ella aún estaba en el aire.
El cielo estaba lleno de rayos que empezaron a caer a gran velocidad...
—Ōken... ¡Percepción de la naturaleza! —pensó Hinata, mientras sentía cómo su cabello y cada fibra de su cuerpo sentían el magnetismo...
El campo de batalla empezó a llenarse de rayos, cayendo tras la asesina, quien usaba su máxima velocidad para desplazarse por la isla, evadiendo las potentes explosiones de relámpago que le pisaban los talones. Pero esto solo duró hasta que Azami se lanzó a atacar directamente, obligando a Hinata a bloquear algunos espadazos, esto sin su espada, solo usando sus brazos, donde el arma de Azami cortaba su carne, pero se bloqueaba al chocar contra el esqueleto de la Hyuga. Por su lado, la Jinete se movía con libertad; incluso si los rayos le impactaban, parecía no afectarle.
—¡Mierda! —pensó Hinata sintiendo cómo varios relámpagos volaban directo a ella sin darle tiempo de evadir—. ¡Kaiten!
La mujer empezó a girar a gran velocidad, cubierta de un domo de rayos negros y chakra rojo.
El rayo impactó de lleno, a lo que se desató una gran explosión, soltando polvo en todas direcciones, mientras más rayos caían.
—¡Agh! —Azami saltó empuñando su espada y lanzando una estocada directa a la asesina, quien salió de entre el polvo, colocando su antebrazo.
Un estruendo sonó en aquel momento, salpicando sangre.
—Ugh... —Hinata hizo un gesto de dolor al ver cómo la espada de Azami había cortado a través de sus músculos hasta encontrarse con el hueso de su antebrazo. Ya tenía varias cortaduras más así; sus brazos ya estaban temblando de dolor.
Ahora estaba sintiendo una gran descarga eléctrica pasando desde la espada hasta su cuerpo mientras el arma empezaba a recubrirse más y más.
Ahora ella tenía varias heridas y sangre brotando por la frente, mientras respiraba pesado; su gabardina había desaparecido por completo.
—El chakra de Naruto... Me protegió de la mayor parte del impacto... Aun así... Fue bastante fuerte... —pensó Hinata, mientras se esforzaba en evitar que la espada de Azami cortara su hueso del brazo.
—Eres obstinada... Y pensar que te las arreglaste para intuir dónde caerían los rayos... Pero ni siquiera puedes contraatacar —dijo Azami antes de apretar su empuñadura—. Estilo de rayo... ¡Electricidad negativa desintegradora!
El flujo de energía en la espada empezó a cambiar, pasando a ser una electricidad más densa e incluso oscura. Al instante, los instintos de Hinata gritaron de peligro.
—¿Eh? ¡No debo dejar que me toque! —rápidamente, Hinata usó su brazo libre para lanzar un golpe de vacío que hizo retroceder a la demonio algunos metros.
Azami volvió a desaparecer nuevamente en un destello.
Hinata hizo lo mismo mientras creaba una alabarda de hueso, ambas volviendo al intercambio de golpes.
Las estocadas iban y venían, mientras que Hinata se concentraba al máximo para seguir el ritmo de la demonio, usando la alabarda para bloquear los zarpazos y espadazos.
—¡Cada vez me cuesta más!... Mis brazos están muy heridos y mis sentidos se aturden por la electricidad... ¡Y esas patas de escorpión son tan afiladas como su espada, tengo que concentrarme en defenderme de todas! —pensó la asesina, mientras bloqueaba varios ataques con su lanza.
Pero... Un gran corte se formó en su brazo derecho, otro en su pierna izquierda, otro más en su antebrazo izquierdo, otro más en su abdomen, su mejilla e incluso uno pequeño en el cuello.
La asesina finalmente pudo ver cómo Azami se colocaba al frente, mientras recubría su mano de electricidad y la palma abierta.
—Jutsu secreto... ¡Electricidad negativa! —pensó Azami, lanzando un toque directo a la cabeza.
Inmediatamente, Hinata colocó su lanza lateralmente para bloquear el ataque, a lo que Azami agarró el arma y cerró el puño.
Hinata rápidamente soltó el arma y dio un salto atrás.
Ante la mirada sorprendida de la Hyuga, el arma de hueso reforzado empezó a pulverizarse, como si pasara a ser cenizas, desintegrándose.
—Está desintegrando la materia al contacto... Debe estar deshaciendo los enlaces atómicos con esa electricidad que emana... No debo dejar que me toque directamente cuando usa eso...— pensó Hinata, tratando de controlar su respiración, que en ese punto le costaba trabajo debido a las contracciones musculares.
—Mírate... Estás toda maltratada, apenas has podido bloquear los ataques más letales, evitando que te golpeara en órganos vitales... Pero tranquila, voy a destrozarte rápido para que no sufras más— comentó Azami, observando a la Hyuga, quien estaba sangrando con varias cortadas en sus brazos que ya tenían los huesos visibles. También tenía heridas en las piernas, que llegaban hasta sus huesos... Dichas heridas empezaron a sanar lentamente, pero no cambiaba el agotamiento que estaba sufriendo la Hyuga, el daño persistía.
Cada una de esas heridas pretendía arrancarle una extremidad; sin embargo, la única razón por la que no había podido era por aquellos huesos tan sólidos.
—No he podido siquiera contraatacar... Solo me he limitado a estar a la defensiva...— pensó Hinata mientras creaba dos espadas nuevas, una en cada mano. —Ella ataca con mucha ferocidad, en cada ataque pretende matarme... Solamente sigo viva gracias a Naruto, mis huesos y las enseñanzas del maestro Hosenki...—
—Voy a borrarte del mapa... Y luego, a tu compañero... Los odio— declaró Azami mientras varios relámpagos empezaban a caer en los alrededores.
—Sí o sí... Debo pensar en una forma más eficiente de protegerme... Además, podría desintegrarme...— pensó la Hyuga apretando la mandíbula.
—Estilo de tormenta... Rayos omnidireccionales...— Un aura eléctrica salió de Azami, materializándose en varios relámpagos que atacaban en lo que parecía una esfera.
—¡Demonios!— pensó Hinata mientras empuñaba sus dos armas... —¡Pensamiento rápido!—
Ella empezó a pensar en su pelea contra el raikage... Solo había algo que la podría ayudar en aquel momento...
—Ocho trigramas... Jutsu de leones gemelos... Kenjutsu— Las manos de Hinata se envolvieron en puños de chakra similares a leones, mientras empuñaba sus espadas.
Ella extendió sus manos a los lados mientras tomaba aire...
—Ocho trigramas... Palmas protectoras—
Ella empezó a menear sus espadas en todas direcciones a velocidades más allá de lo que antes podía, golpeando los proyectiles de rayo con sus espadas.
—Ya veo... Ese jutsu es capaz de anular el chakra usando el suyo propio... Está haciendo que sus espadas absorban el impacto que viaja a sus manos, donde elimina el chakra... Aun así, eso no le sirve contra los rayos reales... Ni para moverse a mi velocidad— pensó Azami mientras empuñaba su arma.
La Jinete se lanzó de un salto contra la asesina, quien colocó sus dos espadas al frente, recibiendo la estocada que la mandó a volar varios metros.
Azami hizo varios sellos manuales a gran velocidad... Sus patas de escorpión no tenían la capacidad de imitar manos como lo hacían las de Orba, ni tampoco podía hacer manos de su elemento como Romura, esto para hacer jutsus consecutivos; solamente podía usar sus manos humanas. Sin embargo, con su velocidad no eran realmente necesarias, podía lanzar uno después de otro con tan solo unos instantes de diferencia.
—Estilo de rayo, balas penetrantes...—
—Estilo de rayo, dragón de rayo—
—Estilo de rayo, corte negativo—
Una ráfaga de proyectiles como balas de 4 cm fue disparada en dirección a Hinata, seguidos por un gran dragón hecho de rayo y la propia Azami detrás, empuñando su espada.
—Ocho trigramas... 64 palmas— pensó Hinata, empezando a lanzar cortes con sus espadas, siguiendo el principio de las 64 palmas, empezando a golpear los proyectiles.
Algunos pasaban rozándole la piel, otros incluso se clavaban, haciéndole cortadas en brazos y piernas. Incluso uno logró atravesarla, haciéndole un agujero en la pierna a la asesina, quien hizo un gesto de dolor, pero sin dejar de defenderse.
Cuando finalmente se enfrentó al dragón eléctrico, cruzó sus armas y las puso al frente, recibiendo el golpe que la arrastró varios metros, mientras una parte del chakra era borrada por sus palmas y otra gran parte estaba atravesando su cuerpo. Ella sentía fuertes quemaduras en los brazos y órganos.
No pudo evitar escupir sangre. Finalmente, cuando el dragón desapareció, se encontró frente a frente con Azami, quien lanzó un corte diagonal.
—Jutsu prohibido... Corte de electricidad negativa—
Hinata atravesó sus espadas, mientras que la mujer lanzó un corte de 45 grados.
Ante los sentidos de Hinata, podía ver cómo sus espadas chocaban; había logrado bloquear... La energía que traía la espada de Azami empezó a transferirse a la suya, y en un instante, esta terminó por empezar a convertirse en ceniza.
Hinata rápidamente soltó su espada y dio un salto atrás, sosteniendo la otra.
—Electricidad negativa... Rayo de la muerte— Azami empezó a crear un orbe de electricidad oscura que luego disparó directo a la Hyuga.
Hinata solo podía ver cómo aquella ráfaga de energía volaba directo a ella; algo dentro de ella le gritaba que debía evitarlo a toda costa...
Ella usó toda su velocidad para saltar a un lado, dejando que el potente rayo siguiera derecho, chocando contra una de las espinas de roca de la isla, la cual explotó al instante en una nube de polvo y ceniza.
—Maldición... Esos ataques son un poco más lentos que los otros... Pero, ni siquiera mis huesos o regeneración podrían salvarme si me da con eso... Pero... ¿por qué no lo hace todo el tiempo?...—
Sin embargo, no había tiempo para pensar demasiado...
Azami ya se había colocado detrás de ella.
—Jutsu masivo... Torbellino de centellas— dijo antes de propinarle un puñetazo, al que Hinata se tuvo que cubrir usando sus brazos.
—¡Ugh!— Ella notó cómo su aura de rayo del Karaishin había desaparecido.
Lo siguiente que pudo ver Hinata fue cómo toda la isla fue cubierta por decenas de esferas de rayos. Había decenas de ellas... Mientras que ella volaba directo a una.
—¡AGHH!— Ella gritó de dolor al sentir una potente descarga eléctrica viajando por todo su cuerpo, para luego ser lanzada en dirección a otra esfera.
—¡Armadura de huesos!...— pensó Hinata, mientras varios de sus huesos empezaban a salir de ella, formando una especie de armadura tan rápido como pudo...
Ella volvió a chocar contra otro orbe, y así salió disparada desde un punto a otro, recibiendo potentes descargas.
—Mierda...— pensó ella, mientras sus oídos zumbaban, sus músculos temblaban y tenían contracciones. Su vista era borrosa, sus ojos veían borroso y era incapaz de reaccionar.
—¡Vas a seguir así hasta que la última centella se haya apagado!— pensó Azami mientras levantaba su mano al cielo lanzando un orbe. —Estilo de rayo... ¡Raijin supremo!—
El cielo se llenó de rayos, que tomaron la forma de un círculo. Se podían ver tomoe eléctricos y orbes volando mientras un gran dragón acorazado con tenazas de escorpión se formaba en los cielos...
—Jutsu prohibido... ¡Descarga de electricidad negativa!— Azami mostró una cara llena de ira mientras levantaba su mano en dirección al dragón, que fue recubierto por aquella energía.
La mujer observó cómo Hinata terminaba chocando con la última centella. La Hyuga estaba cubierta por una armadura de huesos chamuscados y totalmente inmóvil...
—Voy a morir...— pensó Hinata, apenas consciente, observando con su vista borrosa aquel rayo, que era como ver a un dios mitológico del trueno...
—Esta va por ti... Orba...— pensó Azami mientras creaba una gran bola de fuego.
Finalmente, ambas técnicas se dispararon una junto a la otra...
Hinata solo cerró sus ojos...
Una voz empezó a resonar en su mente...
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—No me perdonaré nunca si te pasa algo... Más te vale regresar— Él la tomó del hombro... En eso, Hinata pudo sentir calidez...
Ahora estaba recubierta con un manto de chakra rojo, similar a la forma de un zorro, era el chakra de Kurama, una porción.
—Úsalo bien... Esto te protegerá, confío en ti— dijo Naruto con seriedad, mientras veía cómo las heridas de su novia empezaban a cerrarse a gran velocidad, gracias a la mezcla de su naturaleza, Senjutsu y chakra bijuu.
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—Lo siento, Naruto... Creo que te decepcioné...
Una imagen mental vino a su cabeza...
Podía verse a sí misma de niña, cuando recién había entrado al equipo Kakashi... Con Rumo y Yumi...
Aquella misión en el País de las Olas... Tras toda la pelea... Estaban allí, Obito, Sasuke, Sai, Kakashi, Rumo, Yumi, Haku, Naruto y ella.
Una lágrima se escapó de sus ojos mientras solo veía aquellos lejanos recuerdos.
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Ante aquellas palabras, Hiashi se acercó, se agachó y le dio un abrazo...
—Eres nuestra hija... Creeremos en ti, aunque nadie más lo haga...— contestó el hombre, a lo que Hinata no pudo evitar devolver el abrazo.
La interacción duró unos cuantos segundos más, hasta que Hinata finalmente se separó y les dedicó una mirada cálida a sus padres.
—En serio... Gracias... Les prometo que pronto todo este conflicto acabará... Y volveremos a estar juntos...
Hanna sonrió antes de pasar su mano por el cabello negro de su hija.
—Qué suave... En verdad, espero con ansias que ese día llegue...
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—Lo siento...— pensó la Hyuga mientras todo se volvía oscuro.
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La verdad... No soy buena para estas cosas... Nunca lo había hecho... Tal vez... Un poco colorido y cursi para mi gusto... Pero, solo quería decirte que... Hoy es 10 de octubre... Feliz cumpleaños, Naruto...
Naruto solo se quedó en completo shock, admirando cada cosa... Su corazón latió con fuerza mientras agachaba la mirada...
—O-oye... Perdón si no te gustó... Yo solo...— trató de decir Hinata al notar que una lágrima bajaba por la mejilla del Jinchuriki.
Sin embargo, fue interrumpida cuando Naruto se lanzó a abrazarla.
—¡Es precioso!— declaró él mientras dejaba salir sus lágrimas...
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—Tengo miedo...— admitió ella para sí misma.
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Al abrir los ojos, se encontraba en un lugar oscuro...
—¿Qué es?...— ella miró allí, notando cómo había varias filas de personas, sus padres encabezando la fila... Era el mismo sitio que había visto con el raikage...
Ella solo guardó silencio antes de agachar la cabeza.
Podía ver a aquella mujer de cabello blanco al fondo, luego al hombre de piel pálida, ojos Byakugan, y cuernos en la cabeza y de ahi en adelante a todos los que les siguieron hasta llegar a ella...
—Gracias a todos ustedes... Yo no existiría si no fuera por cada uno de ustedes... Pero, supongo que aquí es donde terminará esta historia... Lo siento...—
Ella empezó a ver cómo todo ese lugar se hacía borroso y más oscuro, hasta que todos los antepasados desaparecieron.
Sin más, ella empezó a caminar en aquella oscuridad sin un destino en particular; simplemente no había a dónde ir.
Incluso sintió la sensación de que el suelo había desaparecido, teniendo la sensación de que estaba cayendo al vacío...
En eso... Una voz resonó en aquel lugar.
—¿No puedes vencer?—
—¿Eh?—
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—Cuídate mucho, Obito confiaba en ti...— ante aquellas palabras, Hinata se quedó en shock. Luego se volteó para mirar a la mujer...
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En eso, una mano atrapó a la asesina por la muñeca, frenando su caída.
—Creí que habíamos prometido no rendirnos...—
Hinata pudo ver una capa blanca... Esta tenía flamas rojas dibujadas... Era la mano de un hombre la que la había atrapado.
—Tú...— pensó Hinata viendo al hombre, quien tenía una sonrisa.
—¿Vas a abandonar la lucha tan rápido?— cuestionó él.
—Yo... Soy muy débil... Hice lo mejor que pude...— contestó ella dejando escapar sus lágrimas de impotencia.
—Entonces, ¡lo mejor que puedes dar no es suficiente! Eres mejor que esto, ¡prometimos no rendirnos! Supera tus límites, ¡ya lo has hecho antes, todos lo hicimos! ¡No lo abandones!— exclamó la voz mientras que Hinata agachaba la mirada.
—Yo... Nunca fui como ustedes... En verdad lo siento—
—¡Pero puedes ser mejor!... Hinata, ¿recuerdas lo que te dijo Kakashi?...—
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-Porque, en el mundo ninja, aquellos que rompen las reglas son escoria. Pero aquellos que abandonan a un amigo son peor que escoria -declaró Kakashi con determinación.
Naruto, ante aquellas palabras, solo pudo sonreír, al igual que Hinata. Finalmente, Itachi también sonrió levemente.
Eso no era solo una frase... Era un juramento sagrado.
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—Eso...— pensó Hinata.
—No abandones...— declaró la voz con firmeza mientras la figura desaparecía...
—Obito...— dijo Hinata mientras apretaba los puños. —No creo sobrevivir... Pero no lo sabré si no lo intento...—
Ante la mirada de ella, los antepasados volvieron a aparecer frente a ella, fijando su mirada en una que ahora parecía brillar...
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En el exterior, apenas habían pasado unas milésimas de segundo, mientras Azami lanzaba su ataque fulminante, y la Hyuga empezaba a emanar un aura roja, sus puños se cubrieron con los puños de leones gemelos, sus piernas tambien se cubrieron con un chakra similar mientras el manto de kurama y la armadura de hueso se hacian mas fuertes mesclandose con aquel chakra rojo de su interior...
—AAH!!— Hinata grito mientras colocaba sus brazos y piernas al frente de lleno al rayo.
Lo siguiente que se pudo observar fue una enorme explosión de rayos, visible a la distancia.
El mar se estremeció, un fuerte trueno retumbó haciendo temblar los cielos, seguido de un gran destello que se pudo ver en la lejanía.
Una vez todo terminó, se pudo ver cómo gran parte de la isla tortuga había sido volada, reducida a cenizas.
Azami se dejó caer en lo que había quedado de la isla, que ya solo era un trozo de caparazón con alguna que otra púa de roca encima. Los árboles estaban totalmente quemados y las entrañas de la tortuga estaban esparcidas por el mar.
La Jinete levantó la mirada al ver cómo ocurría una gran explosión en el mar, de la cual a lo lejos salían los tres Bijuu demacrados.
—Parece que Romura se está divirtiendo— pensó la Jinete mientras sus partes de escorpión y exoesqueleto desaparecían.
Ella caminó hasta llegar a un enorme cráter en los restos de la tortuga, pudiendo ver una figura en medio...
—¿Aún vives?... Sí que eres una cucaracha— comentó ella al ver una débil señal de electricidad.
La Jinete se acercó solo para encontrar a Hinata tendida en el suelo, cubierta en su propia sangre, su armadura de hueso inexistente, desintegrada. El Senjutsu había desaparecido al igual que el manto de chakra de Kurama.
Ella estaba cubierta de tierra, su ropa reducida a cenizas, tenía la piel chamuscada, el cabello quemado y reducido hasta la nuca, pero lo más llamativo es que sus brazos habían desaparecido hasta los hombros, al igual que sus piernas, de las rodillas para abajo eran inexistentes.
—Ya veo... Usaste tu jutsu de anulación en brazos y piernas para intentar disipar mi electricidad negativa y el fuego, pero no pudiste deshacerla por completo... Entonces eso terminó en la desintegración de piernas, brazos y de la armadura de huesos más duros que cualquier acero... También usaste el chakra de Kyubi, Senjutsu y tu propio chakra para soportar el impacto... ¿Qué tenemos como resultado?... Un cuerpo mutilado, destrozado y con muy poco chakra... Vaya logro— comentó Azami, agachándose y tocando la cabeza de la Hyuga.
Una descarga eléctrica rodeó la cabeza de la Hyuga mientras Azami sonreía.
—Bien... Te daré unos segundos más, mientras echo un vistazo a tu mente, ahora tal vez pueda saber el paradero de esa enana... Es la siguiente en mi lista—
La Jinete cerró los ojos, mientras una gran cantidad de imágenes empezaban a llegar a su mente. Miles de recuerdos empezaron a circular por su mente...
Finalmente, la demonio se separó con un sobresalto, mostrando una mirada de terror y sorpresa.
—¡Así que ustedes son!—
Ella respiró pesado mientras veía a la Hyuga.
—Viajeros dimensionales... Todo este tiempo, ustedes han estado interfiriendo con nosotros sabiendo de nuestra existencia... Je... Y ya veo... Así que eres una asesina de la hermandad...— La Jinete no pudo evitar sonreír por primera vez en toda la pelea... De hecho, era la primera vez que sonreía en meses.
Ella observó a Hinata mientras creaba una pequeña llama en sus dedos.
—Voy a suturar tus heridas, te necesito viva y te estudiaré a profundidad... Ahora gracias a ti, sé que existen los mundos paralelos... No sé qué pasa con los demonios cuando morimos... No creo que vayamos al mundo puro ni podemos ser resucitados... Pero, si existen versiones de nosotros mismos en otros universos... Debo encontrar la forma de entrar a otros mundos... Deben existir más versiones de... ¿Eh?—
La Jinete se volteó, viendo cómo una figura aparecía detrás de ella, de la nada.
—Hola, guapa...—
Para sorpresa de Azami, fue tomada del hombro por una persona enmascarada, lo siguiente que sintió fue cómo ambos desaparecían.
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Al ver de nuevo, se encontraba en un desierto...
Ella se volteó, solo para ver a Madara allí a unos metros de ella.
—Tú... ¿Te atreves a interferir?— exclamó molesta, preparándose para atacar.
—Vengo a divertirme contigo, pero... Bailaremos en 3 minutos, no te tardes— contestó Madara antes de desaparecer.
Azami se volteó, para encontrar que estaba rodeada de tres figuras...
Podía ver a una mujer de cabello azul flotando con alas hechas de hojas de papel, a un tipo de cabello naranja en puntas y ojos comunes, y a un hombre de cabello castaño, ojos cafés y que tenía arena dorada volando a su alrededor.
Konan, Yahiko y el cuarto Kazekage...
Azami apretó los puños furiosa...
A la distancia solo se pudo ver un gran estallido de rayos...
Finalmente, la Jinete estaba en medio de un cráter observando cómo solo habían quedado trozos de tela negra tirados por ahí.
—¡Voy a masacrar a esa uchiha!!— Ella desapareció en un destello morado, dejando un trueno a su paso.
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Por su lado, Madara estaba en la isla tortuga observando a Hinata.
—Vaya, vaya... Tu chakra ha cambiado, percibo mucho poder... Pero, en tu estado actual es inútil, qué decepción— dijo Madara antes de hacer sellos manuales.
Dos figuras aparecieron a un lado, usaban una bata de Akatsuki, pero con capuchas que cubrían sus cabezas, lo único visible era que uno tenía dos ojos rojos, con el patrón de un kunai de tres puntas y círculos.
—Sabes qué hacer, Fugaku— declaró ella mientras tomaba una botella de su bata.
Madara observó a Hinata con una sonrisa antes de verter el líquido negro que había en el interior de la botella, dejando que cayera en su boca.
—Me serás útil después... Para deshacerme de la tercera amenaza más grande para mis planes...—
Se pudo ver cómo las heridas de la Hyuga se cerraban, las quemaduras empezaban a evaporarse... Madara solo se limitó a ver cómo crecían nuevos huesos donde debían estar sus brazos y piernas, siendo cubiertos por tejido.
—Sin duda... El clan Kaguya y su biología son increíbles— declaró Madara mientras uno de los encapuchados recogía a la Hyuga y la colocaba sobre su hombro.
En eso, los tres escucharon un estruendo... Un trueno.
—¡Madara!— exclamó Azami mostrando su forma demoníaca.
—Oh... Tardaste menos de lo que calculé, exactamente un minuto menos... En serio viniste corriendo desde el País del Fuego hasta aquí— se burló la Uchiha.
La Jinete se lanzó en un destello, destruyendo el suelo de un golpe.
Sin embargo, Madara ya estaba a varios metros junto a los encapuchados.
—No te impacientes... Jugaré contigo— dijo la Uchiha mientras sus encapuchados se retiraban con Hinata.
—No permitiré que se la lleven, es mi presa... Voy a matarte por esto, Uchiha— declaró Azami mientras se recubría de rayos.
—Jeje... Estoy impaciente por ver cómo lo intentas—
Fin Capítulo 83
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