63 [Furia demoniaca]
En aquel pueblo abandonado, se podía ver cómo Aneko se encontraba frente a Orba; la tensión era palpable. La asesina miraba fijamente al demonio mientras su sexto sentido le avisaba de un gran peligro; había algo en aquel sujeto que le resultaba muy desagradable.
Aneko podía sentir cómo la piel se le ponía de gallina, sus garras se alargaban y sus dientes se transformaban en afilados colmillos, mientras que sus pupilas se dilataban.
—Este sujeto... Es un ser desagradable... Ya había sentido este olor antes... —pensó Aneko mirando fijamente a Orba—. Tú... No eres un ser humano, ¿qué clase de criatura eres? ¿Quién eres?—
Ante aquella declaración, Orba solo sonrió.
—Vaya, vaya... Parece que los rumores son ciertos, puedes sentir el peligro, tus sentidos desafían la comprensión, era claro que usar un disfraz contigo era inútil —burló Orba observando los rasgos de Aneko con curiosidad—No hace falta que me preguntes lo que soy o quién soy, no responderé ninguna de tus preguntas.—
—Este tipo... Es lo que dijo Naruto... Un oculto... Pero, definitivamente esa cosa no es un ser humano, y esa apariencia, incluso sin el disfraz... Tiene un gran parecido con Naruto. Emana un olor horrible... Es como una mezcla de sangre, carne chamuscada, contaminación, y ¿sentimientos?... Ira... Asco... Odio... —analizó ella sin quitarle la vista de encima—. Probablemente sea lo que Naruto mencionó como Jinetes... Irradia energías malvadas...—
Aneko solo pudo recordar algo al intentar analizar todo esto... Su primera misión como pecado capital.
En aquella misión, había entrado a los túneles subterráneos de Iwa junto a Kenzo, persiguiendo información sobre una mafia.
Aquella vez, habían encontrado un gran portón oculto en las profundidades, donde muchas personas rendían culto a un hombre, un gran hombre que usaba un mazo, aquel que había dejado a Kenzo al borde de la muerte, y que había peleado cuerpo a cuerpo con ella, al final dejando que una enorme superficie de roca sólida, en la que ella se vio obligada a usar una cantidad exagerada de energía y toda su fuerza bruta para sostener.
—Asesinos, han cometido el más grande de los errores, al entrar a este sitio, ya que han interrumpido en medio de nuestra alabanza a Kaidō-sama... Ahora, los ofreceremos como sacrificio a él —dicho esto, todos los encapuchados de la secta se lanzaron contra los dos asesinos.
Aneko miró por un segundo a Orba antes de atar cabos.
—Así que los tipos de aquella vez eran ocultos, ahora entiendo, aquel tipo del mazo debió ser un Jinete, tenía un olor similar, era sangre, barro, huesos, contaminación y... Sentimientos... No cabe duda de que los dos son jinetes —pensó Aneko—. Ellos no saben que yo sé lo que son, el otro me atacó porque era una intrusa, y este probablemente solo me ataca para que no revele información... Lo cual ya hice... Pero no lo sabe, y será mejor que siga sin saberlo...—
—Bien, bien... Primero que nada, voy a preguntarte algo, mocosa —dijo Orba—. ¿Qué tramabas en Konoha? Contesta, monstruo.—
Aneko solo empezó a reír... Cosa que el Jinete miró con confusión.
—¿¡Así que te diste cuenta!? Vaya, y todo el trabajo que me costó engañar a Kakashi haciéndolo pensar que me iba a entregar, y que le iba a revelar los secretos de la hermandad de asesinos... —Aneko erizó su cabello mientras liberaba un aura asesina— Seas quien seas, tú eres el verdadero monstruo, criatura extraña, lo que seas, has intervenido en mi robo, no pensé que en Konoha me encontraría un estorbo de tu clase.—
Orba solo le dirigió una mirada frívola, su aura demoníaca chocando contra el aura asesina, la presión había aumentado grotescamente, el aire casi que era más opaco.
El suelo a los alrededores empezó a temblar, incluso a agrietarse, las plantas que crecían en los restos de aquel pueblo fantasma, empezaron a marchitarse.
—Ya veo... Así que todo era un engaño para robar algo de Konoha, y a juzgar por esta aura, probablemente ibas a matar a alguien... Bien, entonces la inútil no le habrá dicho ninguno de sus secretos al incompetente de Kakashi —pensó Orba.
—Eso no quita que siga siendo peligrosa, recaba más información, luego deshazte de ella —se escuchó la voz de Kaydō en la mente del ocultista.
—Mmm, pero me da curiosidad... En serio, ¿qué eres exactamente? No es la primera vez que me cruzo con alguien como tú —continuó Aneko—. Me pareces muy familiar... Je, eres como aquel tipo de Iwa... Un mastodonte con un mazo, decía ser seguidor de un tal "Caído"... hueles igual que él, tampoco era humano, ¿verdad?—
—Criatura insolente... Su nombre es Kaydō-sama, y no eres digna de su grandeza —contestó Orba mostrándose enojado—. Y parece que recuerdas muy bien eso, pero no te preocupes por tus preguntas, pronto acabaré contigo y ya no las tendrás.—
—Sí, lo que sea, buena suerte con eso. Y claro que recuerdo... poseo un trastorno mental que me impide olvidar o decir mentiras, así que puedo recordar todo a la perfección, cada detalle... Ustedes son muy curiosos... ¿Qué se supone que son ustedes? ¿Una organización? ¿Monstruos de circo? ¿Cuántas abominaciones como tú hay? Al menos ya sé que hay más de dos... apuesto a que ese "Caldo" debe ser otro más de ustedes, tal vez más horrendo —comentó Aneko con un tono burlesco.
—Cuida tus palabras, si es que quieres una muerte no tan horrible —contestó Orba.
—Recuerdo a esos payasos encapuchados... Eran débiles, intentando luchar contra mí, los maté muy fácil... y el mastodonte huyó dejando caer la cueva, un cobarde —burló ella—. Como sea, no me interesa lidiar con cosas como tú, seas lo que seas... Probablemente seas tan cobarde como el mastodonte, así que no te metas en mi camino, tengo una misión que cumplir, no creo que tengas relación alguna con Konoha, así que ¿por qué intervienes?—
Ante aquella declaración, se pudo ver cómo un aura anaranjada empezó a salir por el cuerpo de aquel sujeto.
—Eso es... Enójate conmigo... Solo conmigo... Creo que con eso, pude desviar la atención sobre Kakashi o Jiraiya... Ahora debe estar más enfocado solamente en mí —pensó Aneko viendo a los ojos a aquel sujeto—. Es difícil mentir para mí... Pero supongo que para él no es lógico que yo sepa de los ocultos, ni sospecha que Naruto, Kakashi y Jiraiya saben, así que con mi encuentro anterior con el mastodonte, pensará que solo estoy uniendo cabos... Mi mentira es mala, pero él no tiene motivos para darse cuenta.—
—Esta mocosa... Sabe demasiado, tal y como dijo Kaydō-sama, es una amenaza... Aunque solo está uniendo cabos, está claro que por el encuentro al que sobrevivió con Kishan-dono, es capaz de reconocer a los jinetes... Debo sacar información sobre cómo sobrevivió y si hay más asesinos... La información, eliminar cualquier rastro de la información de lo que ella vio en Iwa —pensó Orba antes de dar un paso al frente— Me temo, que tú no vas a volver a tu misión, vas a morir aquí—
El demonio hizo un círculo con sus manos apuntando en dirección a ella.
—¡Eh! —Aneko al instante sintió como la presión del aire aumentó... Su sexto sentido estaba en alerta.
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En Konoha
En la oficina del Hokage
Se podía ver cómo allí estaban Naruto, Jiraiya y Kakashi, la oficina estaba con sellos de supresión de ruido mientras los tres hablaban, esto a petición de Naruto.
—¿¡Qué pasó qué!? —exclamó Kakashi.
—Uno de los jinetes... Se llevó a Aneko, se teletransportaron a quién sabe dónde —aclaró Naruto a lo que Kakashi se palmeó la cara—. Fue mi culpa, me distraje, además me desvié del camino a la prisión y no reaccioné a tiempo para salvarla.
El rubio se veía enojado consigo mismo, mientras que Kakashi y Jiraiya solo suspiraron.
—No te culpes, Naruto, si el enemigo quería ir tras ella, iban a hacer eso, contigo ahí o sin ti... Te hubieras desviado del camino o no —contestó Jiraiya.
—Jiraiya-sama tiene razón, iban tras ella de cualquier forma. Además, si hubieras hecho algo, probablemente se habría dado cuenta de que eras tú —contestó Kakashi.
Naruto suspiró.
—Tienen razón... Aún así, no podemos dejarla sola, tenemos que encontrarla... No sé cuál de los cinco jinetes sea, estaba disfrazado, pero los cinco son extremadamente fuertes, más que un Kage... Además, sus chakras están súper potenciados gracias a una energía extral—contestó Naruto frunciendo el ceño, aún podía recordar como la jinete del agua habia perforado el Kaiten de su Hinata gracias a esa energía, como si fuera papel—. Teniendo en cuenta que estamos en el país del fuego... Lo más lógico es que se trate del Jinete del fuego.—
—¿Qué sabes de él? —preguntó Kakashi.
—No mucho... Nunca llegué a enfrentarme a él o participar en alguna de las cruzadas donde estuvo, pero sé que es muy poderoso, él fue quien hizo la transmisión mental a todo el mundo, y les aseguro, que lo hizo únicamente con su chakra —declaró el Jinchuriki a lo que Jiraiya y Kakashi se vieron sorprendidos.
—¡Solo su chakra!? ¿A todo el mundo!?...—
—Así es... En mi dimensión, él también hizo una transmisión, fue cuando los ocultos finalmente salieron de las sombras y dieron inicio a la quinta guerra, él fue quien lo hizo... Está claro que tiene jutsus mentales de alto rango, además de una reserva de chakra enorme, probablemente se compare a un Biju... Y su potencia por la energía extraña solo lo hace peor—explicó Naruto demostrando cierto miedo en su voz.
—Mierda... ¿Cómo vamos a encontrar el lugar al que se teletransportó? Con una reserva tan grande, podría estar en cualquier lugar del continente —explicó Jiraiya.
—Sí... Eso no habría sido un problema si yo hubiera puesto un sello hiraishin a Aneko, pero realmente no lo pensé... —contestó Naruto enojado consigo mismo—. ¡Debí ponérselo por precaución!—
—Basta, Naruto. Deja de quejarte por lo que no hiciste. Eso no cambia nuestra situación actual —explicó Jiraiya.
—Lo sé. Pero es problemático. Podrían estar en cualquier maldito lugar del continente, incluso fuera. Aun con equipos de rastreo podríamos tardar semanas, meses... Incluso años, pudo haber sido llevada a una base secreta o algo así —exclamó Naruto muy frustrado.
—Maldición... —
—Solo nos queda confiar en las habilidades de supervivencia de Aneko?.— Pregunto Jiraiya aló que Naruto apretó sus puños.
—Debe haber algo que pueda hacer...— Muero el Jinchuriki con impotencia.
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Fuertes corrientes de energía demoníaca fueron desatadas, mientras Orba dio un paso más al frente, a lo que Aneko solo frunció el ceño.
—Bien, criatura tonta, me parece que he escuchado tus tonterías por bastante tiempo, es hora de morir —dijo el hombre mientras mantenía el círculo de sus dedos.
—¿¡Un ataque!? —Pensó Aneko mientras sentía cómo sus sentidos le alertaban del peligro.
La asesina usó toda su velocidad para hacerse a un lado, esquivando algo que realmente no había sido capaz de ver con sus ojos, un proyectil carente de olor o sonido, siquiera perturbaciones en el aire.
—Vaya... Evitó mi bala de destrucción mental... Parece que su percepción del peligro es muy avanzada —pensó Orba mientras suspiraba.
Aneko sintió cómo la tensión del momento aumentaba, hacendo que la piel se le pusiera de gallina.
—Tengo que matar a este sujeto es una gran amenaza para todos... —pensó ella mientras las venas de sus músculos se remarcaban—. Bien, no me importa lo que seas, voy a matarte—
—¿Eh? —
En eso se pudo ver cómo Aneko desaparecía en un borrón de velocidad, empezando su ataque.
Orba rápidamente colocó sus brazos en medio.
—Estilo de fuego... Escudo ígneo... —pensó Orba mientras su brazo se recubrían por un muro de fuego extremadamente azul.
Sin embargo, Aneko no se detuvo en absoluto, lanzando un potente puñetazo a los brazos, atravesando el fuego.
—¡Ugh! —Orba salió disparado por los aires hasta chocar con una casa abandonada.
—¿Eh? —Aneko se miró el brazo con el que había golpeado; tenía quemaduras de tercer grado, la piel estaba completamente quemada, incluso la membrana ininfuga se había evaporado.
—Jajaja... Te veo sorprendida —comentó Orba mientras se colocaba en pie; él tenía las mangas de su chaqueta completamente destruidas por el golpe, dejando ver que sus brazos estaban completamente morados por el impacto, uno de sus brazos se había torcido por completo parecia una L, mientras el otro internamente tenía los huesos estaban rotos, y no solo eso, tenia costullas rotas debido al impacto—. Es interesante, usualmente ese jutsu es capaz de fundir metales y reducir a cenizas a quien me golpea... Pero tu resistencia está fuera de este mundo. Incluso pudiste golpearme y herirme a pesar de la resistencia de mi escudo—
Aneko solo gruñó mientras la piel empezaba a regenerarse, hasta volver a su estado natural con todo y su membrana.
—No presumas tanto —contestó Orba mientras los moretones de sus brazos desaparecían, y los huesos se volvían a unir en el interior—. Ciertamente es muy resistente... Pero no veo cómo podría sobrevivir a la explosión del cañón de chakra... Y aunque fuera tan resistente, ella está muy intacta, cuando apenas van 2 días de esa explosión...—
—También puede regenerarse... Y sus jutsus no son cualquier cosa... —analizó Aneko mientras apretaba su puño recién regenerado—. Tendré que ser precisa para matarlo...—
—¿Qué tal esto? —Orba hizo medio sello del tigre, al instante aparecieron cientos de clones del demonio, más de mil, talvez 3 mil, era un ejército que cubria todo ese pueblo fantasma.
Aneko solo miró esto en shock mientras meditaba lo que pasaba.
—En serio... Este tipo me recuerda demasiado a Naruto... Una cantidad exagerada de chakra, puede teletransportarse, usa clones, su apariencia física es similar... Incluso... Su voz, es muy similar, solo que un poco más grave... ¿Qué significa esto? —analizó ella mientras se colocaba en cuatro patas—. ¿Será una pista sobre el origen de estos tipos? —
—Dime algo asesina, ¿no se supone que los tuyos fueron destruidos en aquella explosión que destruyó el bosque de los asesinos? —cuestionó Orba mientras los clones empezaban a rodear a la chica, quien solo sonrió.
—¿Eso a ti qué te importa? ¿Acaso fuiste tú el que orquestó la destrucción de la hermandad? ¿Solo para deshacerte de mí? Supongo que tu amiguito del mazo quedó frustrado cuando tirarme una montaña no bastó, ¿verdad? —burló ella, disuadiendo al demonio—. Entonces, me estás diciendo que este es su tercer intento de matarme?—
Orba solo frunció el ceño, viendo que ella solo estaba divagando al tratar de unir hechos.
—Para mala suerte de ustedes... Mis instintos son capaces de predecir el peligro mucho antes de que ocurra, no fue nada difícil escapar, cuando sentí tanto peligro sabía que debía salir de ahí —burló ella—. Tu gente es patética, una explosión tan grande solo para matar a una personita... Y aún así fallan. Jajaja... No sé quién sea don "Caldo" "Caído" "Caio" o como se llame, pero definitivamente es inepto, y comanda un culto lleno de ineptos—.
Ante aquellas palabras, se pudo ver cómo Orba y todos sus clones empezaron a liberar auras de energía anaranjada, incluso se desprendían por sus ojos, mientras las venas de sus rostros se remarcaban.
—Esta abominación está haciendo que pierda mi paciencia... Lo bueno es que ya no tengo razones para alargar esta pelea, ya me dijo todo lo que necesitaba. Solo queda ella como asesina y Kakashi no es una amenaza —pensó Orba con una sonrisa macabra.
—Acaba con esa basura, es lo único que te falta para cumplir con tu misión, ya no te sirve para nada —se escuchó la voz de Kaydō desde su mente.
—A juzgar por el olor que desprende... Creo que se comió el anzuelo por completo, ahora solo percibo sus ganas de matarme... Si lo que dijo Naruto es verdad, el líder de los Ocultistas es capaz de escuchar todos los pensamientos de sus generales en tiempo real, ellos son sus ojos y oídos en todo momento... por lo que todo lo que dije ya lo sabe ese tipo —pensó Aneko—. Entonces... No hay necesidad de que este sujeto salga con vida de aquí...—
—Acaben con ella —decretó Orba a sus clones.
De inmediato, el ejército de clones se lanzó contra ella, los primeros lanzándose a pelear cuerpo a cuerpo, algunos armados, mientras que otros empezaron a hacer jutsus.
—Esta táctica ya me la sé —exclamó ella mientras recordaba su combate con Naruto...
Aquella vez, había perdido la razón, convirtiéndose en una bestia muy poderosa, pero incapaz de medir consecuencias, cosa que Naruto aprovechó para usar un ejército de clones, jutsus y armas para acribillarla.
Pero esta vez ella era totalmente consciente y completamente dueña de su fuerza desatada...
El primer clon se lanzó con una espada en mano, pero la asesina usó sus garras para destrozar el arma, y luego destruyó a su atacante golpeando su pecho, causando que el clon se deshaga en una nube de humo negro, por lo que Aneko instintivamente cerró sus fosas nasales y sus ojos se cubrieron por membranas como párpados traslúcidos.
—Es humo ardiente... Estos clones podrían destruirle los pulmones a alguien común si lo aspira, y podría quemar la superficie ocular, causando serios daños a la vista... Además de que podrían quemar la piel —analizó Aneko sin dejar de atacar, deshaciendo más y más de ellos, el humo no le afectaba en lo absoluto, podia retener suficiente aire por mucho tiempo antes de necesitar respirar.
Aneko atacaba con ferocidad a todos los clones que venían cuerpo a cuerpo, usando sus garras, puños, patadas, incluso su mordida.
En eso, ella pudo ver cómo los clones se hacían a un lado, mientras un grupo de ellos liberaron una potente llamarada en dirección a ella.
La asesina rápidamente apretó su puño y golpeó al aire con todas sus fuerzas, desatando una potente corriente de viento, la cual hizo que la llamarada retrocediera y liberando una explosión de aire y fuego que deshizo a varios de los clones.
En ese momento, uno de los clones aprovechó para abalanzarse sobre ella, abrazándola con fuerza.
—¡Te tengo! —
—¡Mierda! —Pensó ella mientras su sexto sentido la alertaba de más amenazas.
El cabello de la asesina se estiró mientras se erizaba, empalando al clon en agujas hechas de queratina.
Ella apretó los dientes mientras hacía que sus garras crecieran más, luego apuntó en dirección a los clones con sus dedos.
Se pudo ver cómo las uñas afiladas salían disparadas como potentes proyectiles de queratina, mientras que a sus espaldas, muchos cabellos endurecidos salían disparados de igual forma.
Muchos de los clones fueron empalados por centenares de proyectiles.
—¡Está quieta, es el momento! —Pensó Orba mientras varios de los clones a la distancia hacían una seña en forma de círculo con sus dedos, apuntando a la asesina.
—¡Destrucción mental! —
—¡Ahora no! —Pensó Aneko alertada por sus instintos.
Podía sentir aquellos proyectiles invisibles, los cuales eran prácticamente instantáneos.
Ella se movió como una sombra, evitando tanto como podía.
—¡Te tengo! —Exclamó uno de los clones, lanzándose sobre ella de frente.
—Este clon... —Lo miró Aneko antes de tomarlo del brazo.
La asesina lo arrojó en dirección a otros que venían por la espalda, resultando en una poderosa explosión; se trataba de un clon kamikaze.
—¡Te distrajiste! ¡Jutsu de imitación de sombra!—Uno de los clones hizo un sello manual, a lo que su sombra se extendió hasta conectarse con la de ella. —¡La tengo! —
—¡Ah! —Aneko rápidamente empezó a correr, a lo que el clon se vio sorprendido cuando empezó a ser arrastrado por su propia técnica sin esfuerzo.
—Estilo de fuego, resplandor de luz! —Exclamó uno de los clones lanzando una bola de fuego muy brillante al aire.
Aneko pudo cubrir su vista gracias a sus membranas oculares, sin embargo, ese no era el objetivo de la técnica.
De repente ella pudo sentir una fuerte presión.
Al mirar al suelo pudo notar cómo decenas de aquellos clones estaban conectados a ella por medio de sus sombras.
—¡Suéltenme! —Exclamó ella, empezando a levantar una de sus manos, obligando a los clones a invitarla.
—¡Ya estás lo suficientemente quieta! —Más clones atacaron, esta vez tirando hilos.
—¿¡Eh!? —Aneko pudo ver una larga red de alambres de hilo siendo tirados, esto por muchos de los clones.
Aneko al instante sintió como su cuerpo era enredado, siendo tirada en todas direcciones, brazos, piernas, cuello, abdomen y cintura.
—Jutsu costura de sombra! —
—Jutsu de sombra estranguladora! —
Aneko se percató de cómo varias de las sombras que estaban fusionadas a ella empezaron a convertirse en afilados tentáculos que atravesaron su cuerpo, mientras que otras se formaban como manos que empezaban a hacerle presión al cuello.
—Maldición... Ya tenía el terreno preparado desde antes de traerme aquí... —Pensó ella mientras apretaba su puño— ¡NO JUEGUEN CONMIGO! —
Ella tiró de uno de sus brazos, arrastrando a varios de ellos o causando que se corten con los hilos.
—Estilo de fuego... Flor del fénix —dijeron todos al unísono.
Al instante, las cuerdas se prendieron en poderosas llamas de color azul, las cuales rodearon a la mujer por completo, quien solo soltó un grito de dolor al estar cubierta por las llamas.
La asesina pudo sentir cómo su carne empezaba a quemarse; el fuego estaba penetrando con mucha fuerza a través de sus tejidos.
—¡AAH! —exclamó antes de soltar una poderosa corriente eléctrica de color rojo, la cual viajó por los cables, empezando a deshacer a todos los clones que la estaban sosteniendo.
La electricidad se propagó rápidamente a los alrededores, llegando hasta los mechones de cabello endurecido y las garras disparadas anteriormente, generando una enorme red eléctrica que destruyó más clones, la mayoría ellos, dejando un puñado.
—¡Jutsu de destrucción de mentes! —pensaron varios de los clones que estaban fuera del rango de los rayos.
—¡Ugh! —Al instante, Aneko pudo sentir cómo se paralizaba al ser golpeada por varios de aquellos proyectiles.
—Este jutsu actúa como una bala de chakra invisible que se incrusta en el sistema nervioso del enemigo, haciendo que pierda el control de su cuerpo y luego me permite controlarlo... Es un jutsu Yamanaka, pero con mi poder, sus usos son infinitos...— Penso Orba mientras sonreía —Admito, que ella es muy fuerte, se necesitaron muchos ataques de este jutsu para paralizarla—
El fuego que rodeaba a Aneko finalmente se desvaneció, mientras ella estaba completamente paralizada.
Una vez que el humo se disipó, se pudo ver cómo ella ahora estaba muy herida, tenía profundas quemaduras de tercer y cuarto grado, incluso había perdido parte de su cabello y tenía algunos huesos expuestos.
—Por más fuerte que seas, no puedes pretender vencer a un ejército de clones de mi nivel, cada uno siendo casi tan fuerte como yo —burló Orba—. Ahora estás herida y bajo mi control. Mi arsenal de técnicas es más grande que el de cualquier ninja vivo, y ni siquiera usé todas mis hailidades—
—¡Esto es muy molesto! Puedo sentir su energía recorriendo mi sistema nervioso... —pensó ella—. Es una sensación horrible... Tengo que sacar eso de mi sistema...—
—Ahora, voy a quemarte hasta que no quede nada más que polvo —pensó Orba, colocándose frente a ella empezando a hacer sellos manuales.
—¡YA QUISIERAS! ¡AAAAHHH! —La asesina desató un grito con todas sus fuerzas, liberando así el grito sónico, donde los clones restantes fueron destruidos mientras Orba se vio obligado a retroceder cubriéndose los oídos.
La asesina empezó a liberar su electricidad nuevamente, mientras su carne y piel empezaban a regenerarse, su cabello también empezó a crecer, dejando ver por un momento su tono albino para luego pasar a ser muy oscuro.
Ella respiró pesado en medio de aquel campo de batalla, ya tenía el control de su cuerpo de vuelta, no hace falta decirlo... Su ropa se había reducido a cenizas.
—La electricidad que emito es la del sistema nervioso pero potenciada... Para deshacer la energía de ese tipo, tuve que usar mucha para soltarme... —analizó ella mientras miraba a Orba, quien tenía los oídos sangrando y una mirada molesta.
—Bien, ya me hartaste, mocosa... Ahora te contaré un pequeño secreto... —dijo Orba muy molesto mientras se colocaba en pie.
—¿De qué hablas? —preguntó Aneko con seriedad mientras una gota de sangre bajaba por su nariz, producto de su sexto sentido—. No sé qué tipo de sujeto sea este... pero posee muchas técnicas y habilidades,... Tengo que acabar esta pelea rápido—
—Verás, pequeña Goremane... Mi jefe me solicitó destruirte personalmente, y por primera vez en miles de años... Tengo permiso para usar todo mi poder, tengo esperanzas de que me diviertas un poco, he entrenado por cientos de años y aprendido todas las técnicas conocidas por el país del fuego, y no solo las elementales del fuego —declaró el demonio mientras una gran sonrisa de dientes afilados se dibujaba en su cara—. Entre los 5 demonios primogénitos... No soy el mejor en ningún área... Pero soy excelente en todo...—
Para sorpresa de Aneko, el demonio empezó a levitar mientras la energía anaranjada empezaba a salir de su cuerpo.
—Ahora, me verás usar todo mi poder! —Declaró el demonio, a lo que Aneko rápidamente saltó en dirección a él para lanzar un golpe mortal a la cabeza.
Sin embargo, Orba rápidamente convocó una espada, completamente negra y con aura naranja. El demonio lanzó un corte con la espada.
El puño de Aneko se encontró con el filo, y se pudo ver cómo la espada atravesaba cortando a través del puño de la asesina hasta llegar a la muñeca, donde se detuvo.
—¿Sabes que es muy grosero interrumpir a alguien mientras se transforma? —burló Orba mientras Aneko lanzaba una mirada frívola.
Orba menéo su espada, la cual empezó a arder, obligando a Aneko a retroceder y tomar distancia, observando su mano, la cual estaba cortada por la mitad un quemada, quedando abierta.
—Tsk... Este sujeto es muy molesto... Tengo suerte de haber comido mucho antes de esta pelea... —pensó Aneko mientras su regeneración empezaba a trabajar.
Entonces, se pudo ver cómo Orba levitaba más alto.
—Kishan, Jinete de la roca, es el mejor en combate cuerpo a cuerpo, su fuerza es como ninguna, puede destrozar montañas enteras de un solo movimiento si se lo propone, incluso sin el mazo... Azami, Jinete del rayo... Es la más rápida, ágil y mejor en el sigilo, perfectamente la mejor asesina del mundo... Hank, Jinete del viento, es el mejor en genjutsu y ninjutsu de los 5, Romura, Jinete del agua, tiene las mejores habilidades médicas y químicas, ayuda a nuestra gente, aún así es muy fuerte, prácticamente invencible en entornos acuáticos, pero la más débil en tierra firme... —pensó Orba mientras sus ojos pasaban de naranjas a un rojo brillante— Yo... No soy el más destacado en nada, pero soy el más versátil por mis habilidades y chakra...
—Esto no me gusta... Esa energía que libera está cargada de toxicidad... —pensó Aneko mientras su cuerpo se tensaba, sus sentidos estaban cada vez mas intensos ante aquella sensación.
Ella pudo ver cómo las venas del rostro del demonio se remarcaban, sobre todo la zona de sus ojos, de la espalda de aquel hombre salían varias cadenas con púas, hechas de chakra, además de ellas salieron enormes patas que tenían apariencia aracnida, las cuales meneaban por su espalda. Por otro lado, sus dientes se veían más afilados, sus ojos ahora eran de un tono rojizo con una mirada desquiciada.
—Jutsu de expansión... —Se escuchó la voz de Orba distorcionada.
Entonces, ante la mirada de Aneko, el demonio empezó a crecer y crecer, hasta ser un gigante colosal, aproximadamente 30 metros de altura, con aquellas cadenas y huesos saliendo de su cuerpo, siendo proporcionales al tamaño de él, por otro lado, su espada también había crecido.
—Ahora sí que tengo una pregunta de suma importancia... —comentó Aneko mirando aquello mientras daba un paso atrás.
En eso, se pudo ver cómo Orba empuñaba su espada y la levantaba mientras se cubría de fuego azul.
—¿¡Cómo se supone que lo derrote!? —pensó Aneko para sí misma.
—¡Muere, insecto inferior! —declaró Orba mientras menaba su espada contra el suelo, justo donde estaba Aneko.
Aneko rápidamente trató de hacerse a un lado, alejándose lo más posible del lugar de impacto.
A la lejanía, se podía ver cómo el gigante menaba su espada contra el suelo, desatando una enorme explosión, incluso desatando una onda expansiva que quemó bosques a los alrededores.
Una vez que Orba levantó su espada, se pudo ver cómo el pueblo donde estaban peleando había sido reducido a cenizas.
Se veía cómo había quedado el rastro de una enorme cortada en la tierra, pero no solo eso, podía sentir un cambio de temperatura muy elevada en el aire, podía ver humo saliendo de la tierra quemada, incluso podía ver la tierra ardiendo al rojo vivo, y rocas convertidas a lava.
—Jejeje... Sí que eres la criatura más difícil de asesinar —declaró Orba, esto fijándose en Aneko.
La asesina se encontraba entre los escombros, estaba cubierta por un refugio hecho con su cabello estirado y endurecido, si embargo este estaba prácticamente reducido a cenizas, ella se levanto, nuevamente se mostraba con la piel quemada, mientras se levantaba, además de que habia perdido una de sus piernas debido a que había sido atrapada por el filo de la espada, siendo reducida a polvo.
—Eso estuvo cerca... —pensó ella, respirando pesado. Tenía quemaduras de cuarto grado en algunas zonas nuevamente, pero era poco daño en comparación de si recibía el daño directo.
Al mirar arriba solo podía ver cómo Orba sonreía.
—Mal momento para medir 1.40... —pensó ella.
—Lamento haberte hecho sufrir con tu piernita y tú piel, el siguiente corte va a pulverizar tu cuerpo por completo— Declaro Orba levantando su espada.
Aneko lo miro fijamente mientras apretaba la mordida.
El cabello de la asesina nuevamente volvió a crecer mientras empezaba a levitar, los ojos de la chica se pusieron totalmente negros mientras ella apretaba sus puños.
—Déjame decirte algo seguidor del caldo! Tu no eras el único que no estaba usando todas sus habilidades!— Exclamó ella mientras vapor empezaba a salir de su cuerpo y empezaba a crecer, su piel quemada nuevamente empezo a regenerarse
Orba solo pudo ver con sorpresa como la pierna de a asesina crecio nuevamente, pasando por la apariencia de una pierna de bebé, hasta tomar su estatura actual, en menos de 5 segundo
Una potente sed de sangre se desató, está empezó a competir contra la energía demoníaca, en este punto, si un ser vivo estuviera allí, probablemente habría muerto solo por estar presente.
—Usare toda mi fuerza! Aunque tenga que gastar todas mis energías, este demonio se muere aquí y ahora!—
Fin del Capítulo 63
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