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56 [Cara a cara]

La lluvia aún azotaba todo el continente, mientras Konoha se preparaba para despedir a su héroe.

Al mismo tiempo, en algún lugar del bosque, a algunos kilómetros de Konoha...

—¡N-Nagato!— exclamó Konan horrorizada mientras veía el cadáver incinerado de Uzumaki. —¡C-¿Cómo es esto posible!? Aún no me lo creo... ¿Qué fue lo que hizo el Hokage?—

La mujer estaba enojada, pero más que nada triste por lo que acababa de ocurrir...

Ella había sido otra de las personas que no había visto la transmisión, además de Obito y Pain... Simplemente porque Orba quería evitar que Akatsuki o el Hokage supieran de eso.

Pero, no había tiempo para lágrimas... Porque toda esta pelea no solo había causado mucho dolor para ambos lados... Había provocado ira.

La mujer repentinamente levantó la cabeza al sentir cómo alguien se había acercado a su árbol hecho de papel.

Aquella persona irrumpió bruscamente rasgando el muro.

—¿¡Quién está ahí!?— exclamó Konan mientras preparaba shurikens de papel explosivo.

—Así que... Está muerto... Parece que Nagato ya no será un problema— contestó la voz de aquella persona mientras se escuchaban sus pasos acercándose.

La voz estaba cargada de un aura iracunda, tenía un tono de voz profundo que denotaba imponencia.

—¡¿Cómo nos has encontrado!? ¡Identifícate!— exclamó ella mientras se preparaba para disparar.

La figura caminó al frente, hasta que finalmente dejó ver su rostro... Se trataba de Naruto, quien miraba fijamente a los ojos de la mujer, mientras un aura de chakra rojo emanaba de su cuerpo y sus ojos eran los del Kyubi mezclados con el modo sabio.

—Esto... Me trae recuerdos...— murmuró Naruto mientras se miraba las manos... Casi podía verlo, aquel día estaba grabado en su mente.

—¡Naruto!... ¿¡Q-qué has hecho!?— exclamó Hinata horrorizada luego de ver cómo su amado había asesinado sin pensarlo a Nagato y a Konan con sus propias manos; a uno lo había molido a golpes hasta matarlo... Y a la otra la había estrangulado.

Lo siento... Hina-chan... Tú ya no estás conmigo... Y no puedo perdonar a estos malditos... Aunque fui cruel con ellos, lo cierto es que no merecen piedad— murmuró Naruto aún mirándose las manos, las cuales temblaban por el sentimiento de ansiedad.

Casi podía verlas untadas de sangre... En su vida pasada, el que había muerto había sido Gai, y él, en un ataque de ira, masacró a Nagato y a Konan en ese mismo árbol, sin ninguna piedad, dejándose llevar por su peor lado.

Pocas veces había sido tan sanguinario, no le gustaba matar, cuando lo hacía generalmente lo hacía rápido y bajo el efecto de la adrenalina, cosas que luego simplemente lamentaba en silencio; como ninja no podía darse el lujo de dudar en medio de la batalla.

Aunque odiaba el derramamiento de sangre innecesario, a lo largo de su vida había asesinado a centenares de enemigos, personas inocentes e incluso amigos... Por eso, sabía que no tenía derecho a negarse a hacerlo, si sabía que eso era lo que debía hacer.

—¡Uzumaki Naruto! ¿Cómo es que llegaste hasta aquí? Más te vale contestar... ¡No seré suave contigo!— exclamó la mujer aún junto al cadáver de Nagato, esto con lágrimas en los ojos y apuntando sus armas de papel.

—Podría arrancarte la cabeza de un solo golpe o darte una muerte lenta y dolorosa como lo mereces... Créeme que no exagero, así que contestarás algunas de mis preguntas y luego tendrás mi permiso para morir, prometo que seré rápido— contestó el rubio con frialdad mientras hacía crujir sus manos mientras las estiraba.

—¡NO DIGAS ESTUPIDECES!— exclamó la mujer antes de intentar lanzar sus papeles, pero en una décima de segundo, Naruto ya estaba a sus espaldas colocándole el dedo índice en la nuca.

—Voy a matarte, no lo dudes— comentó Naruto, a lo que Konan sintió un escalofrío —Pero de ti depende que sea rápido o lento... Ahora quiero que me contestes, ¿dónde está Madara?—

Konan sintió un profundo escalofrío seguido de un vacío en el estómago... No había duda de que Naruto no andaba con rodeos.

—T-tú... ¿Qué demonios eres? ¿Qué pretendes lograr?— preguntó Konan, a lo que Naruto solo respiró profundamente, aguantando las ganas de reventarle la cabeza.

—Voy a ponerlo de la forma más sencilla, Konan... Me repugna escuchar tu voz... No pretendo hablar contigo ni con ningún muerto... Así que, contesta mi maldita pregunta y acabaremos rápido con esto—dijo el Jinchuriki, pero esta vez sus garras se habían alargado gracias al chakra de Kurama, por lo que colocó la punta afilada en el cuello haciendo algo de presión.

Konan podía sentir una aura devastadora, casi como si en cualquier momento le fueran a aplastar la cabeza o como si su cuello en cualquier momento fuera a ser partido a la mitad... Aún así, con todas sus fuerzas se resistía a decir algo... Esto porque no pretendía traicionar a sus compañeros, aún cuando Nagato hubiera muerto.

Ella estaba a punto de hablar, cuando de repente ambos sintieron cómo una presencia nueva había llegado...

—Parece que al final ese idiota de Obito logró su cometido, quien diría que lograría derrotar a este inútil, solo no esperaba que fuera transmitido a todo el mundo— dijo una voz gruesa mientras se acercaba, lo cual hizo que tanto Naruto como Konan se les pusiera la piel de gallina.

—Madara...— comentó Konan con seriedad y una mirada de desconfianza al ver a la figura enmascarada entrando a la escena, con su bata de Akatsuki y una máscara blanca, con sus ojos sharingan brillando a través de los orificios.

—Qué sorpresa... Así que viniste sin que yo te buscara... Bien, esto me ahorra el interrogatorio— declaró Naruto mirando al Uchiha con frialdad.

—Naruto Uzumaki... Acabo de oír que me estabas buscando, eso es muy interesante ¿Se puede saber qué se te ofrece?— contestó el enmascarado mientras se acercaba sin más, finalmente estaba a un metro del Uzumaki, tranquilamente se agachó para ver el cuerpo de Nagato.

—¿Interesante? No lo sé, pero sea como sea... He venido a por tu cabeza, estoy harto de ustedes. — respondió Naruto mientras que Madara tranquilamente se limitaba a mirar el cuerpo quemado de Nagato.

—Qué mala suerte, parece que Obito se aseguró de quemar el rinnegan, no dejó nada al azar, admito que era competente— declaró el Uchiha antes de colocarse en pie nuevamente —Ya arreglaré eso luego, mejor charlemos un poco—

—Esta tipa... Está muy confiada... Algo no cuadra...— pensó Naruto al verlo —¿Charlar? No veo qué querría hablar contigo, he venido a cortarte el cuello—

—Vaya... Pareces molesto, relájate un poco, supongo que se debe a la muerte de tu amigo el Hokage— comentó sarcásticamente el Uchiha, a lo que Naruto sintió la tensión, y Konan por su lado solo pudo abrir los ojos de par en par.

—Esos no son asuntos de tu interés, he venido a matarlos, eso es todo lo que necesitan saber, mis razones son irrelevantes— contestó Naruto intentando disuadir al Uchiha.

—No me engañas, Naruto... Pero, me gustaría tener una conversación más cómoda, alguien sobra aquí— contestó Madara, a lo que Naruto solo pudo sentir cómo el cabello se le erizaba.

Konan sudó frío antes de usar todas sus fuerzas para gritar.

—¡ERES UN MALDITO!— Exclamó ella, resaltando la poca importancia que le dio a Nagato, y cómo ahora mostraba su lado más embustero con ella, lo que hacía que le hirviera la sangre. Era claro que habían sido manipulados desde el inicio... Madara solo le dirigió la mirada que expresaba una sonrisa por debajo.

—¿Eh?— Ante la mirada atónita de Naruto, Konan sufrió una herida mortal en el pecho, era como si hubiera sido atacada por un arma blanca que le destrozó el pecho, pulmones y costillas hasta la parte baja del abdomen.

—N-Nagato... Perdóname...— Murmuró ella antes de caer de cara al suelo mientras intentaba alcanzar el cuerpo de su amigo con la mano... Al final pereció en el suelo.

—Mucho mejor— Dijo Madara mientras el enorme árbol de papel empezaba a deshacerse.

Pero sin esperar a nada, Naruto tomó la iniciativa y se lanzó al ataque, propinándole una potente patada al estómago, esto usando la fuerza del modo sabio.

Al instante Madara colocó los brazos en x para bloquear el golpe, cosa que lo mandó a volar hasta el bosque, dónde seguia lloviendo.

Madara finalmente se recompuso en medio de una arboleda, dejando rastro de sus pies en el suelo.

—¡Eres una maldita enferma!— Exclamó Naruto dando un salto y preparando una patada de guillotina.

—Eres todo un bailarín— Burló Madara antes de dar un paso a un lado, dejando que la patada impacte al suelo.

Un enorme cráter se formó por el impacto, destruyendo el prado, haciendo tambalear los árboles y sacando rocas del suelo.

—¡AH!— Naruto se lanzó al ataque, embistiendo con golpes rápidos, a lo que Madara rápidamente empezó a bloquearlos o desviarlos. —Su taijutsu es formidable, sus movimientos son muy fluidos y precisos...—

Finalmente Naruto lanzó un puñetazo con todas sus fuerzas, a lo que Madara lo tomó de la muñeca y lo lanzó contra un árbol, luego con su velocidad hizo sellos manuales a gran velocidad.

—Katon...—

Naruto apenas se levantó para ver una gran bola de fuego que volaba en dirección a él, una gran explosión se liberó, quemando algunos árboles.

—Je... Creí que habías dicho que la ibas a matar de todas formas, además, estaba estorbando, aunque, puedo notar que a pesar de tu enojo dudabas de hacerlo— Comentó Madara a lo que luego se llevó la mano al mentón —Es idea mía, o ¿me llamaste "maldita enferma"?—

En eso, Naruto salió del suelo, tratando de conectar un golpe al mentón, pero Madara con tranquilidad dio un salto atrás para evitarlo.

Finalmente, ambos quedaron cara a cara debajo de la lluvia.

—Deberías calmarte, como dije antes, pretendo charlar un poco antes de que empecemos a bailar— Declaró Madara, a lo que Naruto solo le dirigió una mirada fulminante.

—No tengo nada que hablar contigo—

—Claro que tienes mucho de que hablar conmigo, tengo una propuesta para ti... No pretendo hacerte daño— La voz de Madara era gruesa e imponente, pero a la vez confiada... Lo que a Naruto le ponía bastante nervioso, por lo que solo le hizo una seña de que continuara pero seguía a la defensiva —Bien, pero primero dime... ¿Por qué me llamaste "maldita enferma"?—

Naruto observó fijamente a su oponente antes de contestar con sinceridad... Él no confiaba en esta situación, pero tenía que buscar información.

—Sé muy bien que tú no eres el verdadero Madara Uchiha... No me puedes engañar, tú en realidad eres una mujer disfrazada. ¡Ahora mismo, dime quién eres!— Contestó Naruto a lo que Madara pareció sorprendido.

El Uchiha solo suspiró antes de usar su verdadera voz...

—Así que lo sabes... Eso es una gran sorpresa, no sabía que tuvieras dicho conocimiento, qué mal, supongo que mi informante no sabía eso— Sonó la voz de la falsa Madara, la cual era una voz más femenina y delicada, pero... No dejaba de tener un tinte de sequedad. —Pero bueno, no importa... Supongo que los que lo saben no pueden decirlo—

—¿Informante!?... "Los que lo saben"? ¿De qué estás hablando?— Exclamó Naruto —No tiene ni una pizca de duda o remordimiento para hablar...—

Madara solo sonrió antes de contestar.

—Pero, mira que esto es muy interesante, parece que los 2 sabemos bastante del otro, aunque esta es la segunda vez que nos vemos de frente... La primera no eras más que un recién nacido— Contestó la mujer.

—Por lo que veo es verdad que irrumpiste ese día... Fuiste tú quien atacó a Konoha usando al Kyubi. ¡Por tu culpa mi madre murió... Y mi padre tuvo que sacrificarse para detenerte y sellar al Kyubi en mí! También, ayudaste a Itachi a masacrar al clan Uchiha. Seas quien seas, no pienso perdonarte!— Declaró el Jinchuriki a lo que ella solo volvió a reír.

—En serio... Esto es muy interesante, sabía que eras un niño especial desde aquel día que te tuve entre mis brazos— Contestó Madara con una evidente sonrisa en su rostro, cosa que puso muy incómodo al Jinchuriki. —Dime: ¿lo recuerdas?—

—¿De qué hablas?—

Madara miró a los ojos a Naruto antes de empezar un genjutsu...

—¿No recuerdas lo que ocurrió exactamente?—

—¿Eh!?—

Finalmente, Madara empezó a mostrarle algo al Jinchuriki...

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16 años atrás...

Era una noche de luna llena... Lejos de Konoha, se podía ver una cueva, la cual emitía luz desde adentro.

En los alrededores, se podían ver muchos ANBU asesinados.

Del interior de la cueva, se podía escuchar el llanto de un bebé... Recientemente había habido un parto.

En el interior de la cueva, se podía ver el cuerpo sin vida de una partera y de la esposa del Sandaime Hokage.

—Yondaime, aléjate de la Jinchuriki y el sello, o tu hijo morirá a los pocos minutos de nacer— declaró Madara, quien sostenía al recién nacido en sus brazos.

Mientras, Minato estaba paralizado a un lado de su debilitada esposa, quien estaba recostada en una cama de parto, sudaba mucho y tenía una expresión de preocupación.

Mierda... ¿Cómo es que este tipo ha atravesado la barrera?— pensó Minato en guardia —Más importante... ¿Quién demonios es?—

—¡ARGH!— gritó Kushina de dolor, pues el sello del Kyubi estaba debilitado y el Biju luchaba por salir.

—¡Kushina! No he terminado el sello, por favor resiste— exclamó Minato a lo que Madara solo apuntó un Kunai a Naruto.

—Aléjate de ella, ¿o prefieres que él muera... tan joven?— dijo la enmascarada a lo que Minato se paralizó. —¿Eh?...—

En eso, Madara dio una mirada al bebé... Había algo que lo perturbaba...

La mirada, el bebé la estaba mirando fijamente... Un par de ojos azules que resultaban penetrantes, además su aura le resultaba extraña.

Es un recién nacido... ¿Y abre los ojos para verme de esa forma? ¿Hay una conciencia detrás de este pequeño? Su mirada no es la de un bebé... Es incómodo... Siento como si me juzgara pero no pudiera hacer nada al respecto, como si me odiara en silencio— pensó Madara, casi se sentía como si fuera consciente.

La cosa llegó a un punto extraño cuando este bebé estiró su mano tomando el filo del Kunai, como si intentara alejarlo.

¿Qué demonios es este bebé?— Madara meditó rápidamente... La situación le resultaba extraña, pero eso no paraba el hecho de que estuviera en medio de algo, estaba amenazando a Minato y a Kushina, no había mucho tiempo para pensar en el bebé.

—Oye... No sé quién seas, pero podemos arreglar esto... El bebé no tiene que salir herido— comentó Minato claramente a punto de hacer algo.

—Me parece que tienes un bebé muy especial, Yondaime, tienes razón, no tiene que salir herido— Dicho esto, Madara miró fijamente a Minato —Pero no puedo decir lo mismo de ti, Yondaime—

—¿Eh!?— En eso, Minato sintió como la sangre se le congelaba, un miedo inexplicable había recorrido todo su cuerpo. En una milésima de segundo, Madara se había movido, ahora estaba justo a su lado aún con el bebé en brazos. —Es muy rápido, ni siquiera lo vi—

El Hokage se volteó lo más rápido que pudo para intentar defender a su familia, pero en cambio solo pudo ver cómo había un Kunai a milímetros de su cuello.

—Hmmm... Tienes una buena esposa, de no ser por ella, habrías muerto— comentó Madara, quien empuñaba el arma y estaba forcejeando.

Minato pudo ver cómo la muñeca de la enmascarada estaba cubierta por una cadena de chakra, la cual salía de la mano de Kushina, quien estaba sudando.

—¡Kushina!— exclamó Minato asustado al ver que su esposa estaba esforzándose para usar dicha cadena, ya que en ese momento era demasiado peligroso esforzarse tanto teniendo en cuenta el sello debilitado.

En eso, el Hokage recibió una potente patada en el estómago la cual lo mandó a volar contra el muro.

—Quedate ahí, aprovecha la segunda oportunidad que te ha dado esta mujer— declaró Madara aún con Naruto en sus brazos y la cadena de Kushina alrededor de su muñeca, la cual poco a poco se desvanecía debido a lo débil que se encontraba la pelirroja.

Mierda...— pensó Minato escupiendo sangre por la boca e intentando colocarse en pie, sintiendo como se había roto una costilla con el impacto.

—¡Minato!— exclamó Kushina.

El Hokage solo pudo ver cómo Madara colocaba su mano libre sobre su esposa, y a continuación, ella y su hijo desaparecieron junto al enmascarado.

—¡¿Eh!?— En eso, el Yondaime se quedó atónito al ver aquello, ahora estaba solo en la habitación junto a los cadáveres. —Mierda... Ese tipo es muy fuerte, solo necesitó un segundo de distracción para llevarse a Kushina y a Naruto... Tengo que ir tras ellos—

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En lo alto del monte Hokage, se podía ver cómo Kushina estaba amarrada a unas rocas con sellos de tinta mientras que el sello en su vientre era cada vez más inestable y Madara se encontraba frente a ella, aún sosteniendo al bebé.

—¿¡Quién demonios eres!? ¿¡Qué es lo que quieres!?— exclamó Kushina, a lo que la enmascarada solo la miró a los ojos con el Sharingan.

—He venido a arrancarte el Kyubi de las entrañas, lo usaré para traer paz a este mundo, así que tu muerte será un sacrificio noble, en cuanto a tu hijo, debo decir que hay algo especial en él— comentó Madara antes de empezar a entrar en su mente, logrando ver al Kyubi encerrado en ella.

El zorro se encontraba encadenado contra una esfera de chakra, con estacas incrustadas en sus colas y extremidades.

Kurama solo pudo gruñir mientras el Sharingan se dibujaba en sus ojos.

—¡SAL DE AHÍ, KYUBI!— exclamó Madara.

De inmediato, Kurama empezó a soltarse, rompiendo sus ataduras y liberando sus extremidades de aquellas estacas.

En el exterior, se pudo ver cómo el chakra del zorro empezaba a emerger, cubriendo a Kushina por completo, los ojos de la pelirroja se pusieron en blanco mientras su cabello se elevaba y su boca permanecía abierta.

Finalmente, se pudo ver cómo la cabeza del Kyubi se formaba con su chakra, el zorro rugió mientras empezaba a salir por completo.

Entonces, el poderoso e imponente Biju salió rugiendo a la luna, apareciendo de la nada sobre la aldea, donde empezó a comportarse frenético, destruyendo todo a su paso.

—¿Por qué?... ¿Por qué haces esto? ¿Qué tiene que ver con la paz?— exclamó Kushina tratando de colocarse a gatas mientras veía cómo el Kyubi atacaba su hogar, a lo que Madara solo rió entre dientes.

—Sí que eres resistente, Uzumaki... Pero esto en específico no tiene nada que ver con la paz, simplemente Konoha está pagando por la traición que me hizo hace muchos años, pero no te preocupes, solo dejaré que el Kyubi esté así por 30 minutos, no tengo la intención de que mueran todos— contestó con un tono algo burlón, a lo que Kushina le dirigió una mirada asesina.

—¡Eres un psicópata! ¡Detén esto! ¡Devuélveme a mi hijo!— exclamó ella apuntando su mano a él, cosa que Madara solo hizo un gesto con la cabeza.

En eso, un destello amarillo apareció frente a Kushina, Minato apareció tan rápido como pudo lanzándose a atacar con un Rasengan.

Sin embargo, el orbe de chakra tan pronto se acercó a Madara, el brazo de Minato se dobló apuntando el Rasengan a su propio pecho, el Hokage reaccionó tan rápido como pudo y desvaneció su técnica, dándose solo una palmada en el pecho.

—Eres rápido, Hokage, pero no lo suficiente— Dicho esto, Madara estaba quieto mientras que el Hokage sintió un golpe en el rostro, lo cual lanzó a Minato a volar cayendo a rastras al suelo.

Maldición... ¿Cómo es que mi mano se desvió?... Estuve a punto de golpearme con mi propio jutsu... Y no vi qué fue lo que me golpeó... pero, la sensación fue... ¿Una patada?— Pensó Minato mientras volvía a colocarse en pie, mirando a los pies de su enemigo. —Sentí el tacón bajo de una sandalia en mi cara, fue solo un momento... Pero él jamás se movió, ¿se movió así de rápido?... o se teletransporto tan rapido que no lo persivi?—

—Será mejor que te ocupes de pasar los últimos momentos con tu esposa, está muriendo lentamente, y en cuanto a tu hijo... Creo que lo adoptaré, puedo ver un enorme potencial en él— Declaró Madara mientras que a sus espaldas, se veía cómo el Kyubi causaba una enorme explosión, mientras centenares de ninjas se unían para pelear contra él.

—¡Eso no lo permitiré! ¿¡Quién demonios te crees que eres!?— Exclamó Minato mientras empuñaba uno de sus Kunai de tres puntas.

—Yo soy Madara Uchiha, y soy el encargado de traer la paz a este mundo— Declaró, a lo que Minato solo apretó la mandíbula.

No sé si esté diciendo la verdad... Madara Uchiha debió morir hace muchos años... Pero... Eso no es relevante ahora, lo que importa de verdad es recuperar a Naruto... Y detener al Kyubi...— Pensó Minato tratando de mantener la compostura.

En eso, se pudo ver cómo en la aldea, una enorme rana aparecía en escena, esta se lanzó a enfrentar al Kyubi.

—¿Qué te parece? Por lo visto el sannin de los sapos se ha unido a la batalla, supongo que eso retendrá un poco al Kyubi— Comentó Madara.

—¡Devuelve a Naruto!— Exclamó Kushina mientras varias cadenas de chakra salían de su espalda, inmediatamente Madara empezó a evadir con rapidez, mientras que algunas de ellas se doblaban, cambiando su trayectoria hacia Minato.

Ese tipo es capaz de desviar la trayectoria de las cosas a donde le place... Pero, ¿por qué no desvía todas al tiempo? Solo desvía algunas...— Pensó Minato antes de mirar a Kushina. —¡Kushina! ¡No pares de atacarlo! ¡Tengo un plan!—

El Hokage esquivó las cadenas que volaban directo a él tan rápido como pudo mientras arrojaba su Kunai, pero una de las cadenas fue desviada golpeando el proyectil.

—Ni aunque pelees junto a ella podrás hacerme nada— Dicho esto, todas las cadenas volaron directo a Madara, pero en un parpadeo él ya estaba justo detrás de ellos.

—¡Mierda!— Pensó Minato soltando un Kunai de tres puntas a sus espaldas, mientras que Madara estaba a punto de atacarlo por la espalda.

Te tengo...— Pensó Madara...

Sin embargo, algo tomó por sorpresa a la Uchiha...

De la nada sintió una fuerte presión, al verlo bien, se trataba de Naruto, quien usando su pequeña mano estaba pellizcando su brazo, pero... La fuerza que estaba aplicando era sobrehumana, lo cual obligó a Madara a mirarlo, abriendo sus ojos de par en par...

¡Este niño!... ¿Está usando chakra para su agarre? ¡Lo sabía, es consciente! Pero si es un recién nacido, ¿cómo puede tener tanta fuerza?— Pensó Madara muy sorprendida...

Sin embargo, esta pequeña distracción fue suficiente...

Minato había desaparecido con el Hiraishin, colocándose justo detrás de ella y preparando un Rasengan.

Madara rápidamente intentó recuperarse de su error, pero Naruto seguía apretando, mientras que Kushina también aprovechó la distracción para recubrir sus piernas con sus cadenas, empezando a drenarle el chakra

¡Mierda!— Madara volteó la cabeza solo para ver de frente el Rasengan de Minato, era un Odama Rasengan.

Sin que la Uchiha pudiera hacer algo, Minato estampó su Rasengan contra el rostro, lo que la lanzó volando violentamente y obligó a soltar a Naruto.

Minato con su rapidez atrapó al niño en sus brazos evitando que cayera, mientras que Madara se golpeó contra una roca, aún con una cadena atada a la pierna.

No sé cómo... Pero bajó la guardia...— Pensó Minato mientras se colocaba junto a su esposa que aún seguía recostada en el suelo boca abajo, a lo que ambos pudieron ver algo impactante...

Madara se colocó nuevamente en pie, pero su máscara se había destrozado y parte de su capa negra también, dejando ver la parte superior de su cuerpo... Ahora, ambos veían su rostro, el cual sangraba y como debajo tenía una camiseta de maya, su figura era claramente femenina.

—Ustedes... Tienen suerte, pero regresaré... Por el Kyubi, y por Naruto...— Declaró la mujer ahora con su verdadera voz de una forma amenazante, mientras miraba fijamente a la familia con su Sharingan.

Luego, desapareció por completo, sin dejar ni un rastro... Y el Kyubi saliéndose de su control.

—¿Qué demonios fue todo eso?...— Murmuró Kushina sorprendida, mientras sus cadenas desaparecían, ella al igual que Minato respiraron pesado y Naruto se había quedado dormido, la Uzumaki apenas había logrado recuperar un poco de energía luego de robarle algo de chakra a Madara con sus cadenas.

—Kushina, será mejor irnos de aquí. Te llevaré con Tsunade-sama, tengo un sello en su casa, está fuera de la aldea... Te dejaré con Naruto, tengo que volver a por el Kyubi...— Contestó Minato. —Es una suerte que sigamos vivos... Esa mujer... No sé quién sea... Pero, si no hubiera bajado la guardia, nos habría asesinado fácilmente...—

De inmediato, Minato se dispuso a llevar a su familia lejos de allí, colocó su mano sobre el lomo de su espalda y los tres desaparecieron en un destello...

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Lejos de allí...

Se podía ver una cabaña en el bosque, en ella había un gran dibujo del símbolo del clan Senju.

—¡Malditasea! Algo malo está ocurriendo en Konoha. ¡Tengo que ir, todo está temblando!— Exclamó Tsunade, quien se había vestido para ir a la aldea, sin embargo...

Ante la sorpresa de Tsunade, Minato junto a su familia aparecieron en frente de ella, Kushina recostada en el piso, Minato herido y con un bebé en brazos.

—¡Tsunade-sama! ¡Necesitamos su ayuda!— Exclamó Minato a lo que un gesto de shock se dibujó en Tsunade al ver el estado de Kushina.

—¿¡Qué fue lo que pasó!?— En eso, la mirada de la sannin se posó sobre el bebé que tenía Minato en brazos, ella sabía que Kushina estaba embarazada, incluso se había ofrecido a ser la partera pero se lo habían prohibido.

Ahora, su amiga y su marido estaban gravemente heridos frente a ella con un bebé recién nacido en brazos, además había explosiones y temblores que venían de Konoha.

—¡Minato! ¿Qué está ocurriendo?— Exclamó ella, pero Minato se apresuró y colocó al bebé en sus brazos.

—No hay tiempo para explicar, tengo que ir a Konoha, debo controlar el Kyubi. Cuida de mi familia, Kushina está muriendo, le han extraído al biju— Dijo el Yondaime con rapidez, cosa que tomó por sorpresa a la Senju.

Ella realmente no sabía que Kushina fuera la Jinchuriki, en general, solo los altos mandos lo sabían... Y ahora, se acababa de enterar de la peor forma posible

—Espera, Minato, no puedes ir en ese estado. ¡Estás herido!— exclamó Tsunade, a simple vista podía notar que el Hokage no estaba bien, pero el Yondaime no le dio importancia.

—Te lo encomiendo... Confío en ti, Tsunade-sama— Dicho esto, Minato desapareció en un destello...

—L-lo siento... Tsunade-sama... En verdad, me habría gustado decirte la verdad hace mucho tiempo... Y que fueras mi partera... La razón por la que no te lo permitían era por eso... Soy la Jinchuriki del Kyubi...— explicó Kushina muy debilitada, a lo que Tsunade rápidamente respondió.

—¡Kushina! No hables, debes guardar tu energía. ¡Te salvaré!— Sin más, Tsunade ejecutó sellos manuales y estampó su mano contra el suelo.

A las afueras de su casa, la gran babosa Katsuyu fue invocada.

—Tsunade-sama, ¿qué ocurre?— preguntó la babosa, a lo que Tsunade rápidamente señaló en dirección a Konoha.

—Por favor, Katsuyu, divídete y ve a Konoha a curar a los heridos, deja una parte conmigo, ¡necesito ayuda!—

Tras aquello... Las cosas pasaron como todos ya sabemos: Minato sacó al Kyubi de Konoha usando el Hiraishin, destruyeron la casa de Tsunade en el proceso, para después usar su último recurso...

El Yondaime selló la mitad del Kyubi dentro de sí mismo con el sello de la parca, y la otra mitad en su hijo recién nacido, mientras que Tsunade intentaba estabilizar a Kushina.

Aunque el zorro intentó matar a Naruto en un intento desesperado por resistirse, Tsunade pudo desviar sus garras con un puñetazo. Igualmente, los padres de Naruto murieron: Minato por usar el sello del Shinigami, y Kushina debido a haber perdido su Biju y su estado postparto, muriendo en los brazos de Tsunade, quien no podía hacer nada más que sufrir y culparse a sí misma.

Al final, la rubia solo sostuvo al inconsciente Naruto en sus brazos mientras lloraba ante el cadáver de los padres del bebé.

—N-no pude salvarlos... No pude hacer nada al respecto...— murmuró Tsunade entre lágrimas.

Cuando la barrera de Kushina desapareció, el Sandaime Hokage se acercó a la escena acompañado de Jiraiya.

—¡Tsunade!— exclamó el Hokage acercándose a la escena, solo para ver a la mujer devastada.

—Ese... Es el hijo de Minato...— murmuró Jiraiya, esto para luego ver el cadáver de su alumno y su esposa, cosa que le golpeó con mucha fuerza.

El sannin de los sapos apretó su puño, mientras intentaba contener sus ganas de llorar. Por lo que se acercó en silencio para abrazar a Tsunade.

—Ellos nos salvaron... Este niño es el nuevo Jinchuriki...— comentó Sarutobi con la mirada al suelo.

—Minato selló la mitad del zorro en él...— comentó Jiraiya, quien había visto cómo Minato hacía el Shiki Fujin, mientras en silencio se despedía de él.

—Será mejor llevarlo a Konoha, tenemos que decidir qué hacer con él, y en cuanto a Kush...— Antes de que el Hokage terminara de decir algo, Tsunade se colocó en pie con firmeza.

—¡No hay nada que decidir! Es el hijo de Minato y Kushina. ¡No es un objeto de Konoha!— exclamó la mujer mirando fijamente al Hokage.

—Tsunade-chan... Cálmate, por favor...— Antes de que Jiraiya terminara, Tsunade le dirigió una mirada seria.

—Jiraiya, Kushina me dijo que este niño se llama Naruto... Dijo que ese nombre se lo dieron por ti, eres su padrino. Minato, antes de morir, me dijo que el niño podía estar en peligro... Estoy segura de que él querría que tú lo cuidaras— dijo la mujer con algo de suavidad y dolor en su voz, a lo que Jiraiya solo agachó la cabeza.

El sannin no se sentía capaz de ser quien criara al niño, pero... Si esa era la voluntad de su difunto alumno, y además era su ahijado... Simplemente no podía negarse.

—Ambos sabemos que no soy el mejor ejemplo para un niño, Tsunade... Pero, cuidaré de él como si fuera mi propio nieto. Lo llevaré en mi viaje— contestó el peliblanco, extendiendo sus manos para tomar al bebé. Pero algo los interrumpió.

—¡De ninguna forma!— exclamó Sarutobi. —El Kyubi no puede estar a la deriva. Sé cómo se deben sentir, Jiraiya, Tsunade... Pero, es muy peligroso. El propio Naruto podría estar en peligro y...—

—¡Sensei! ¡Te prohibo seguir con eso! Estás junto a los cadáveres de sus padres tratando de negar su voluntad. Además, tú y yo vamos a tener una fuerte discusión. No puedo creer lo que pasaba con Kushina... Sé muy bien tu secreto— regañó Tsunade, a lo que Hiruzen se quedó en silencio.

Sabía que se refería al hecho de que Kushina fuera la Jinchuriki, cosa que pocos sabían, ni siquiera Jiraiya lo sabía.

—Bien... Hablaremos luego de eso. Lo mejor será despedir a Minato y a Kushina como los héroes que fueron...— declaró Hiruzen, dando un paso atrás.

Al final, Jiraiya se llevó a Naruto consigo para criarlo y protegerlo, lo que evitó que la falsa Madara pudiera estar tras el niño.

Tsunade, tras ese día, decidió irse de Konoha para crear su fundación...

Y Hiruzen tuvo que aceptar los términos de Tsunade para evitar que ella revelara lo que sabía a Jiraiya o a alguien más, siendo esta la razón por la que el consejo de Konoha permitió que Jiraiya se llevara al Jinchuriki.

Fin del relato.

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Una vez el genjutsu terminó, Naruto solo se quedó en silencio mientras que Madara parecía estar en calma.

—Así que eso fue lo que pasó... Esto explica por qué no obtuviste al Kyubi aquella vez, pero... Realmente no lo recuerdo— Contestó el Jinchuriki a lo que luego se miró las manos.

El rubio ahora tenía muchas dudas... Pero también teorías.

Así que... Desde mi concepción, mi alma siempre fue la que habitó este cuerpo... No tomé el lugar de otra versión mía para estar en este mundo... Pero, por alguna razón, no recuerdo nada antes de despertar años después en un bosque con Ero-sennin...— Pensó el Jinchuriki para luego plantearse la respuesta lógica. —Claro... Mi alma podría estar desde mi concepción, pero mi cerebro de recién nacido no estaba del todo desarrollado para procesar toda la información de mi vida pasada...—

—Ya veo, así que no lo recuerdas, parece que el fenómeno del renacimiento que viviste es más misterioso de lo que pensaba— Contestó Madara, a lo cual el rostro de Naruto cambió por completo a uno de sorpresa, mezclado con miedo y confusión.

—¿Qué acabas de decir?— Preguntó Naruto algo a la defensiva a lo que Madara solo burló.

—Oh... Creo que olvidé mencionarlo... Pero, yo sé quién eres realmente, Naruto Uzumaki, conozco tu secreto— Contestó Madara, a lo que Naruto se quedó paralizado.

Fin del Capítulo 56

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