52 [Entre dios y las sombras]
Ese mismo día, horas antes... En la mañana.
Era un hermoso día en la aldea de Konoha, reinaba la tranquilidad.
Mientras tanto, en una humilde casa se veía cómo el Hokage de la aldea recién se levantaba, luciendo algo cansado, ya que había trabajado hasta altas horas de la noche el día anterior.
Sin dejar pasar ni dos minutos de haberse levantado, fue a darse una rápida ducha para luego vestirse.
-Mierda... ¿Dormir es tan complicado? Normal... El mundo se va al garete y yo aquí durmiendo-, pensaba Obito, mientras se colocaba una chaqueta de color azul oscuro, cremallera gris y cuello tortuga, pantalones negros, finalizando con su capa de Hokage.
El Hokage suspiró antes de salir de su habitación. Al abrir la puerta, fue recibido por el grito alegre de su hija.
-¡Papi!- gritó la pequeña Shyomi, lanzándose a abrazar la pierna de su padre, quien sonrió antes de levantarla.
-Ja, campeona, ¿hoy decidiste madrugar?- preguntó Obito con tono alegre antes de colocar a la niña sobre sus hombros.
-Definitivamente es más madrugadora que su padre, qué bueno que no salió a mí o sería un desastre- bromeó Rin desde la cocina, provocando una sonrisa en Obito mientras llevaba a la niña en brazos hasta el comedor.
-Bueno, si se parece a ti, eso me hace amarla aún más- replicó él.
-¡Yo no quiero ser como mami, quiero ser como papi cuando sea grande!- exclamó la niña mientras su padre la colocaba en una de las sillas.
-Eso me haría amarte cien veces más que ahora- respondió Obito, acariciando su cabello con ternura.
-¡Oye! Eso no es justo, Shyomi, yo también soy grandiosa...- se quejó Rin, poniendo un puchero.
-Eres grandiosa, pero no como Hokage-sama- contestó Obito, mientras se ajustaba la capa con una sonrisa.
-¡Quiero ser como papi!- enfatizó ella, a lo que Rin finalmente soltó una risa.
-Bueno, eso me haría amarte doscientas veces más- declaró Rin finalmente.
-Je... Hasta tú admites que soy todo un ídolo- bromeó el Hokage mientras tomaba asiento
-Vale, señor Hokage Playboy, ídolo supergenio, ¿cómo quieres el desayuno, con o sin huevos?- dijo Rin, sirviendo algo en la cocina, a lo que Obito soltó una gota de sudor ante la forma en que había formulado la pregunta.
-¿Por qué siento que si respondo, te burlarías de mí todo el día?-
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Minutos después...
El Hokage salió de su hogar, dirigiéndose al departamento de investigación de Konoha, específicamente a la sala de autopsia, donde los forenses trabajaban con urgencia. Su tarea era estudiar el cuerpo de Pain traído por Jiraiya, con la autopsia a cargo de Ino Yamanaka.
Aunque Ino no era tan experimentada como Shizune, Tsunade o Sakura, tenía suficiente experiencia y habilidad, comparable a Karin. Además, había recibido ayuda indirecta de Obito.
-Y bien, ¿han encontrado algo nuevo?- preguntó Obito al ver salir a Ino, quien sostenía una de las pequeñas barras negras extraídas del cuerpo de Pain.
-Parece que tenemos algo... Estas barras reaccionan al chakra, incluso se calientan cuando acercamos el sensor- explicó Ino, señalando la barra con su otra mano.
-Ya veo... ¿Podría ser un receptor o algo así?- sugirió Obito, disimulando su conocimiento sobre Pain.
-Sí... Creemos que podrían ser antenas, tal vez el cuerpo recibe chakra a través de frecuencias, así es como se mueven los Pain. Me recuerda a la naturaleza de los jutsus de mi clan- respondió Ino, pensativa.
-Interesante, no es una idea descabellada... Jiraiya-sama mencionó que ninguno de ellos está realmente vivo, ni son los verdaderos usuarios del rinnegan. Más bien, son controlados por alguien más...- reflexionó el Hokage. -Gracias por su esfuerzo. Si descubren algo más, estaré atento. Ino, no olvides descansar; has trabajado mucho últimamente-
Obito hizo una reverencia antes de marcharse hacia la torre Hokage.
-Bueno... La información de Naruto y Hinata es precisa... Necesito idear una forma de derrotar a Pain. Si unimos fuerzas con Jiraiya-sama, Kakashi, Asuma, Gai, y el equipo Ino-shika-cho original... tal vez podamos hacerlo. Pero, ¿habrá suficiente tiempo para prepararnos? Pain podría atacar en cualquier momento...- meditó Obito, sumido en sus pensamientos mientras caminaba por las calles, siendo saludado amablemente por los aldeanos.
-¡Hokage-sama! Es un honor verlo, por favor acepte esto- dijo una mujer del pueblo, ofreciéndole una bolsa de carne asada.
-Oh, muchas gracias, Toaru-chan- respondió Obito con una sonrisa, aceptando el regalo y haciendo una reverencia. -Saluda a tu hijo de mi parte-.
La escena se repitió varias veces con otros aldeanos ofreciéndole regalos.
Konoha había prosperado enormemente bajo el liderazgo de Obito, no solo en economía, sino también en avances tecnológicos y condiciones de vida. Al llegar frente al edificio Hokage, estaba cargado de bolsas y regalos.
-Mierda... Luego se preguntan por qué siempre llego tarde...- pensó Obito, sudando profusamente.
Tras abrir la puerta del edificio de una patada y dejar caer todas las bolsas y cajas, una secretaria comentó que le habían dado menos regalos que la vez anterior.
-Bueno, ya saben qué hacer con esto. Díganle al mensajero que lo lleve al orfanato- instruyó el Hokage antes de tomar un respiro.
Mirando el desorden, solo sonrió antes de tomar una caja de costillas BBQ edición especial.
-Lleven el resto, esta me la quedo yo- dijo el Hokage antes de dirigirse a su oficina.
Sus subordinados observaron la escena con una sonrisa.
-Es raro que Obito-sama decida quedarse con algo de los regalos que recibe a diario. Generalmente, los dona a los niños del orfanato- comentó una de las mujeres.
-De vez en cuando no está mal. Después de todo, también necesita darse un capricho- respondió otra antes de partir a reírse.
-¿Qué esperabas? Esas costillas premium son lo más delicioso del País del Fuego...- comentó uno de los hombres.
-En fin, mejor llamemos al mensajero. No queremos que la entrada esté obstruida por toda esa comida-
Mientras, Obito, ya relajado, se dejó caer sobre la silla de su escritorio. Frente a él, una pila de papeleo lo esperaba.
-Ya te he vencido muchas veces en el pasado, pero siempre regresas, ¿eh?- murmuró, abriendo su bento de costillas premium. -Pero hoy te haré esperar mientras me doy un capricho-
-Vaya... Así que el gran Hokage Obito Uchiha-sama habla con los objetos. Eso es nuevo- dijo una voz sorpresiva. Al voltear, Obito vio a Jiraiya en su ventana.
-Jiraiya-sama... ¿Intentas darme un ataque al corazón?- dijo Obito, cerrando la caja y dejándola sobre el escritorio.
-No exageres, solo vine a saludar y ver cómo van las investigaciones sobre Pain. Ya ha pasado una semana desde que estuvimos allí- replicó el Sannin, a lo que Obito suspiró.
-Van mejor de lo esperado. Los forenses descubrieron que probablemente las barras negras en sus cuerpos sean lo que los hace moverse. Quien los controla lo hace a distancia, pero necesita estar en cierto rango, ya que no ha hecho nada con este cuerpo hasta ahora- explicó Obito.
-Ya veo... Entonces no son más que cadáveres controlados por el verdadero Nagato desde lejos...- dedujo Jiraiya.
-Exacto, es tal como lo describiste cuando volvimos- confirmó Obito.
-¿Y el interrogatorio?- preguntó Jiraiya.
Obito suspiró antes de sacar una carta de su escritorio con los resultados del grupo de interrogación.
-Fue complicado, pero parece que el equipo de Inoichi e Ibiki logró algo. No tuvo contacto directo con Pain, pero hay un recuerdo sobre Konan entregando el cadáver de una chica en una bolsa negra, aparentemente de unos 16 años- informó Obito, a lo que Jiraiya se llevó la mano al mentón.
-¿Algo más sobre Konan?- inquirió.
-No, eso es todo. El tipo no tenía mucha más información- finalizó Obito, a lo que Jiraiya solo pudo suspirar.
-Bien, con la información que tenemos, al menos sabemos parte del poder de Pain. Me quedaré en la aldea por si acaso- decidió el Sannin, a lo que Obito asintió. -Nos veremos pronto-.
Tras despedirse, Jiraiya desapareció.
-Bien... eso será de ayuda- murmuró Obito, tomando un cuaderno negro con un sello blanco dibujado encima.
-Este libro... Naruto y Hinata me lo entregaron antes de huir de Konoha... Aquí colocaron toda la información sobre los Akatsuki. En el caso de Pain, Naruto fue muy detallista con cada uno de sus cuerpos... Poder, función y debilidades... Todos son peligrosos, pero hay uno en particular...- reflexionó el Hokage, llevándose la mano a la cabeza. -Se trata del Pain que puede repeler y atraer. Dice que tarda 5 segundos después de cada uso, pero es difícil de acercarse y podría destruir la aldea si lo desea...-
Obito sintió cómo su corazón se aceleraba al pensar en el peligro que representaba. El resto de los Pain eran extremadamente peligrosos, pero tenían debilidades explotables. Con un grupo élite, podrían enfrentar a cada uno por separado...
-Bien, Obito, piensa... Tal vez pueda usar la ayuda de Inoichi y el clan Yamanaka para crear un contrajutsu que anule la señal del rinnegan. Eso haría que el chakra no llegue a las barras negras y los cuerpos no puedan ser controlados... Pero algo así llevaría meses o años... O podría hacer que un grupo de rastreo busque el cuerpo original mientras los demás lidiamos con los cuerpos... No, sería peligroso enviar gente sin saber qué tan peligroso es el cuerpo original por sí solo, tal vez sea peor que los Pain juntos...-
Antes de que pudiera seguir con sus pensamientos, alguien tocó a la puerta.
-Eh... Pase- ordenó Obito, y la puerta se abrió.
-He regresado, ¿me extrañaste?- saludó Kakashi de forma sarcástica con su típico tono de voz neutral, a lo que Obito solo se rió.
-Oh, Kakashi. Es bueno verte, amigo. Vienes a reportar la misión, ¿verdad?- dijo el Uchiha con un tono de voz alegre. Sin embargo, Kakashi lo conocía mejor que nadie y podía ver que detrás de esa sonrisa, Obito ocultaba una gran preocupación.
-Obito, te noto preocupado... ¿Es por la lucha de Sasuke e Itachi hoy? ¿Te preocupa Sasuke?- inquirió Kakashi, yendo directo al grano, a lo que Obito suspiró, sabiendo que no podía disimular con Kakashi.
-Bueno, sí, eso me preocupa, pero no es lo único. Será mejor que te sientes; han pasado muchas cosas tanto de tu lado como del mío desde la última vez que hablamos- comentó el Hokage, indicando a Kakashi que se sentara para hablar de asuntos importantes.
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Mientras tanto, en un lugar apartado en el país del fuego, se encontraba un bosque oscuro y desolado, a algunos kilómetros de Konoha. Dos figuras caminaban en silencio por aquel lugar. Una era Azami, el jinete del rayo, una chica de cabello negro y liso, ojos azules brillantes, vestida de negro con guantes sin dedos. La otra figura era Orba, el jinete del fuego, un hombre de tez blanca, cabello rubio pálido con raíces negras, y ojos anaranjados brillantes, que usaba un traje similar.
-Así que Kaidō-sama ha decidido que el Hokage debe ser asesinado- comentó Orba, a lo que Azami asintió.
-Nuestro líder está seguro de que la fugitiva Hinata Hyuga irá tras la cabeza del raikage. Kaidō-sama cree que su muerte es inminente- declaró Azami.
-Entonces, si las cosas siguen así, este será el tercer kage muerto... Y nosotros nos encargaremos del más molesto en nuestros planes. Eso es gratificante- comentó Orba con calma.
-Así es, pero esta misión no será como las demás. Esta vez no seremos sigilosos- aseveró Azami.
-¿Qué tienes planeado?- preguntó Orba.
Azami señaló primero a él y luego a sí misma.
-Pronto morirá el raikage. Cuando eso suceda, haremos un anuncio público para generar terror. Pero al mismo tiempo, asesinaremos al Hokage para dar inicio a la era del terror. Y lo haremos usando la imagen de los rebeldes Kitsuné y Hyuga- explicó ella, a lo que Orba asintió.
-Entiendo. Incluso si Hinata mata al raikage ahora mismo y nosotros al Hokage, nadie sabe públicamente que el Kitsuné fue capturado por la hermandad, excepto ellos mismos y los asesinos, además del consejo de Kumo controlado por nosotros. Así que solo contamos con el testimonio de delincuentes que nadie escuchará- analizó el jinete del fuego.
-Exactamente. Una vez asesinado el Hokage, no solo el país del fuego entrará en pánico, también lo harán sus aliados. Obito Uchiha, en sus tres años como Hokage, ha logrado alianzas comerciales y amistosas con varias naciones. Muchos lo ven como un símbolo de paz- continuó Azami.
-Bien, entonces, ¿cuál es el plan?- preguntó Orba.
- Transformate. Imitarás al Kitsune con tus habilidades superiores. Yo haré lo mismo, pero con la Hyuga. Luego, entraremos a Konoha y nos dirigiremos directamente a la oficina del Hokage. Empezarás a transmitir y daremos un mensaje al mundo entero. Solo recuerda mantener a salvo a nuestros subordinados- explicó Azami, a lo que Orba asintió.
Ambos realizaron un sello manual y se transformaron, tomando la apariencia de Naruto y Hinata.
-Entonces, haremos el mayor ruido posible al entrar, ¿verdad?- confirmó Orba.
-Hai- respondió Azami, sellando su plan.
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-Entonces, ¿cuál será tu plan de ataque?- preguntó Konan, mientras Pain observaba la barrera que rodeaba Konoha.
-Nuestro objetivo es claro y específico: matar al Hokage. Haremos un ataque directo- afirmó Pain. Con un gesto decidido, ordenó al camino animal prepararse para una incursión sorpresa en la aldea.
El plan era simple pero audaz: lanzar al camino animal dentro de Konoha, asegurándose de ser detectado por la barrera. Una vez dentro, invocaría a los demás cuerpos de Pain, desencadenando un ataque devastador directamente en la torre Hokage, mientras otros se encargaban de distraer a los ninjas.
-No dejaremos que Konoha interfiera; acabaremos esto lo más pronto posible. No tenemos intención de perder tiempo aquí- declaró Pain, mientras el camino animal se preparaba para ser lanzado por los aires.
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Del otro lado, en otro extremo de la aldea, los Jinetes del Ocultismo, Azami y Orba, también observaban la barrera.
-La barrera está aquí, pero parece un sistema de seguridad débil para ser la aldea más poderosa- comentó Azami, disfrazada como Hinata.
-Entraremos con rapidez- respondió Orba, armado con un kunai con un sello especial. Lo lanzó con fuerza, atravesando la barrera sin dificultad.
Con un movimiento rápido, ambos se desvanecieron, entrando a la aldea en un parpadeo.
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En el interior de Konoha, Kakashi corría ágilmente por los techos con un pergamino en la mano.
-He invocado a mis perros ninja, cada uno con la orden de buscar a alguien de la lista... Yo iré a buscar a Asuma. También están Jiraiya-sama, el equipo Ino-shika-cho original, Hizashi y Hiashi Hyuga, Tsume Inuzuka, Rock Lee y Neji...- pensaba Kakashi, avanzando rápidamente.
Sin embargo, sus pensamientos se vieron abruptamente interrumpidos cuando, de repente, escuchó una gran explosión a lo lejos.
Al girar para mirar, vio varios animales gigantes causando estragos en la aldea y múltiples explosiones desatando el caos.
-¡Mierda, Obito!- exclamó, preocupado por la seguridad del Hokage y la gravedad de la situación.
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El Hokage se encontraba en su oficina, visiblemente inquieto, mirando en todas direcciones.
-¡Mierda, esta sensación es molesta!- exclamó, arrojando el papeleo al suelo y girándose. -¡No puedo concentrarme en mi trabajo!-
En ese momento, al observar la aldea, sus ojos se abrieron de par en par y su Sharingan se activó.
-¡Maldición! Esto debe ser una broma- apenas pudo articular antes de que un ave gigante con un pico afilado se estrellara contra la oficina.
Un estallido enorme se desató. La torre Hokage se partió por la mitad y escombros volaron en todas direcciones.
Desde el polvo emergió un espectro de color azul celeste, impulsándose hasta colocarse sobre el monumento Hokage.
-¿Se encuentran todos bien?- preguntó Obito, cubierto por el Susanoo, que en su interior protegía a la gente de esa zona del edificio. Se había apresurado a sacar a todos con suma velocidad.
El Susanoo se disipó, dejando a Obito sintiendo un agudo dolor en los ojos.
-H-Hokage-sama, ¡nos ha salvado! ¿Se encuentra bien?- exclamó uno de los rescatados, notando que Obito sangraba por los ojos.
-Sí, estaré bien... Será mejor que se retiren, está claro que el enemigo viene por mí- afirmó el Hokage, poniéndose de pie con determinación.
Observando la aldea, Obito vio múltiples bestias causando estragos: cienpiés, toros, ciervos, rinocerontes, y la ave que había atacado su oficina, lanzando huevos explosivos sobre el poblado.
-¡Hokage-sama! ¡Estamos bajo ataque!- informó Aoba, uno de los ninjas del grupo de la barrera, a través de una comunicación mental.
-¡Rápido! Contacta con todos los sensores. Ordena alerta máxima de seguridad y pide a los ninjas que protejan a los civiles. Que los genin guíen a la gente a los refugios, los chunin ayuden a protegerlos y atender a los heridos, y los jounin y anbu contengan a las criaturas y busquen al invocador- instruyó Obito.
-¡Sí, señor!- respondió rápidamente Aoba.
-Estaré ocupado... Por favor, dile a Kakashi que me haga un favor, escucha bien...- pidió Obito, finalizando su comunicación mental.
Después, Obito se dejó caer hasta el edificio Hokage destruido, donde una figura lo esperaba.
-Sabía que eso no sería suficiente para matarte, pero incluso te tomaste el tiempo de salvar a tus subordinados. Qué conmovedor- declaró Pain, observando al Hokage con su rinnegan.
-¿Qué sabría un terrorista como tú sobre ser 'conmovedor'? Simplemente hice mi trabajo como Hokage, protegiendo a mi pueblo- respondió Obito, enfrentando a su adversario. -Este tipo me matará si lucho solo... Pero solo necesito distraerlo un momento hasta que lleguen los refuerzos... Puedo hacerlo...-
-¿Terrorista? No seas arrogante. Yo soy el dios que restaurará el mundo, traeré la paz... Y tú eres un estorbo para mí- replicó Pain con calma, extendiendo su mano hacia Obito.
-¡Qué!?- pensó Obito al sentir una fuerza de vacío. De repente, fue atraído violentamente hacia Pain. -Esta debe ser su habilidad de atracción, ¡es muy potente!-
Desde detrás de Pain, emergió otro de sus cuerpos, el camino Humano, que rápidamente intentó tomar a Obito por el cuello.
Sin embargo, Obito pasó a través de su mano y del camino Deva, utilizando su habilidad para hacerse intangible y evitando así ser capturado. Salió disparado a través de los escombros hasta caer en la calle, donde se materializó nuevamente y realizó un aterrizaje forzoso.
-Maldición... Me atrajo para matarme quitándome el alma... Logré evitarlo, pero no pude contrarrestar la fuerza de atracción y salí disparado hasta aquí. Este tipo no se anda con rodeos- pensó Obito, sintiendo cómo el sudor frío bajaba por su frente.
Mientras se recuperaba del impacto, Obito evaluaba rápidamente su situación. Estaba claro que enfrentarse solo a Pain era un riesgo demasiado grande. Necesitaba ganar tiempo hasta que los refuerzos llegaran, pero sabía que cada segundo era crucial.
La aldea entera estaba en peligro, y cada momento de distracción podía costar vidas inocentes. Con ese pensamiento, Obito se puso de pie, decidido a enfrentar el desafío, sabiendo que la seguridad de Konoha dependía de su forma de actuar y tomar decisiones.
Pain, observando a Obito desde la distancia, parecía listo para continuar su implacable asalto. Sus ojos de rinnegan destellaban con una mezcla de determinación y desdén, evidenciando su resolución de llevar a cabo su plan sin importar el costo.
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Mientras tanto, en lo alto de la muralla de Konoha, los dos Jinetes del Ocultismo, Azami y Orba, observaban en silencio la destrucción de la aldea.
-Parece que alguien se nos ha adelantado... Todo indica que fueron a por el Hokage- declaró Azami, mientras observaba los restos de la torre Hokage.
En medio del caos, sapos gigantes aparecieron en la aldea para combatir a las criaturas invocadas por Pain, una clara señal de la intervención de Jiraiya. Además, numerosos ninjas de Konoha unían sus fuerzas para enfrentar la amenaza.
-Aun así, no me gusta esto. Muchos de los nuestros están muriendo a causa de esta ofensiva... ¿Puedes identificar al responsable?- preguntó Orba.
Azami realizó un sello manual y sus ojos se iluminaron. Luego respondió:
-Por esos animales gigantes y los sujetos de pelo naranja con batas negras y nubes rojas, no hay duda: es Pain, el líder de Akatsuki. Sabemos poco sobre él, solo lo que nuestros informantes de Amegakure nos han contado. Parece que hay seis como él dispersos por la aldea, y una a la que llaman 'el ángel de Dios'- explicó Azami, mientras Orba reflexionaba profundamente.
-Entiendo, parece una represalia por el ataque a Amegakure hace una semana. Parece que vino a ajustar cuentas con Konoha- dedujo Orba.
-Sí, pero está matando a muchos de los nuestros. No tenemos otra opción más que intervenir- afirmó Azami.
-¿Estás pensando en ayudar al Hokage a derrotarlo?- preguntó Orba, sorprendido. Azami negó rápidamente con la cabeza.
-No, la situación actual es perfecta. El Hokage morirá a manos de Pain, y nosotros aprovecharemos para enviar un mensaje al mundo. ¿Quién mejor que el líder de la organización más temida para sembrar el miedo?- dijo ella, sonriendo mientras imitaba a Hinata.
-Comprendo. Entonces, ¿cuál es el plan?- preguntó Orba.
-Vamos a sacarlos de la aldea. Ocúpate de eso- instruyó Azami.
-Muy bien- respondió Orba, y rápidamente realizó un sello manual. En un instante, aparecieron diez clones suyos, listos para ejecutar la siguiente fase de su plan.
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En ese momento, el edificio Hokage volvió a estallar, lanzando escombros por doquier. Tras unos segundos, Pain emergió del polvo y se colocó nuevamente frente al Hokage, a una distancia de unos 20 metros.
-Qué habilidad tan molesta, parece que puedes atravesar la materia- declaró el líder de Akatsuki, mientras el camino humano y preta se posicionaban a su lado.
-¿Así que te consideras un dios? Yo solo veo a un gran imbécil. Matas gente y causas terror; eso no es ser un dios. Como dije antes, no eres más que un terrorista que pretende destruir la estabilidad y paz que muchos hemos logrado- regañó Obito, poniéndose en guardia.
-¿Su estabilidad? Esa 'estabilidad' de ustedes es violencia contra nosotros. Esta aldea que dices está en paz no es más que el producto de la guerra que destruyó nuestro país, causaron demasiado dolor para que esto pueda llamarse paz- replicó Pain, a lo que Obito solo rió.
-Jejeje... Mira quién lo dice. Estás matando civiles inocentes, gente que también sufrió la guerra, ninjas que la vivieron y víctimas de otros países que residen aquí, mientras me dices que nuestra paz es violenta- contestó el Hokage, ante lo cual Pain le dirigió una mirada seca.
-Cuida tus palabras, o no tendré piedad. Es la última advertencia de un dios- amenazó Pain, apuntando nuevamente su mano hacia Obito.
-Vaya, si esto es lo que llamas piedad, me pregunto cuál será tu crueldad- replicó Obito con ironía, mientras señalaba su aldea.
Podían verse viviendas destruidas y explosiones a lo lejos, ninjas combatiendo y la gente gritando de terror.
-Sé que Konoha ha hecho cosas horribles, pero me convertí en Hokage para arreglar eso. Muchos de nosotros éramos niños y luchamos en la guerra, perdimos seres queridos como todos los involucrados; yo personalmente sé lo horrible que es eso... No conozco tu historia ni lo que te pasó, pero me importa una mierda tu complejo de dios nacido del dolor. ¡Nada te da derecho a desquitarte con los demás!- exclamó Obito, señalando fijamente a Pain mientras activaba su Mangekyou Sharingan. -Tú me estorbas a mí... Porque yo soy el quinto Hokage, Obito Uchiha, y ese título no me lo autoimpuse-
Pain se giró, levantando sus manos.
-No me hagas reír. Ustedes se creen el centro del mundo, piensan que son diferentes al resto y por eso pueden escapar de la muerte. Pero solo son idiotas debido a su falsa paz. Cuando matan a alguien, otro aparecerá para matarlos. Esa es la inevitable cadena de sucesos que nace del odio, un ciclo infinito. La guerra trae dolor, sufrimiento y muerte para ambos bandos- comenzó Pain, mientras Obito avanzaba un paso hacia él.
-No maté a Konan cuando pude, y evité que mataras a Jiraiya-sama. Aun así, tú estás aquí con tu odio hacia mí, queriendo matarme y matando a otros. Desde mi punto de vista, el único que está generando odio y dolor aquí eres tú- contestó Obito con una sonrisa, colocándose a 4 metros del líder de Akatsuki. -Tú no eres mejor que yo, eres otro humano como yo, lleno de heridas que tú mismo no dejas sanar-
El Uchiha señaló a Pain mientras terminaba su frase y luego apretó el puño.
-¡SI TIENES UN PROBLEMA CONMIGO, RESUÉLVELO CONMIGO! ¡ALEJA TUS SUCIAS PORQUERÍAS DE MI GENTE, DE LOS NIÑOS Y DE TODA ESTA GENTE QUE NO TE HA HECHO NADA! ¡ARREGLEMOS ESTO ENTRE LOS DOS! ¡ESPERO QUE ME HAYAS ESCUCHADO, SUCIO DEMONIO!-exclamó Obito con una voz cargada de determinación, pero en su interior sentía una inquietud creciente. -Esto es muy imprudente... Pero tengo que alejarlo de las personas de Konoha... Tengo que sacarlo de la aldea...-
Ante estas palabras desafiantes, Pain simplemente apretó el puño.
-No has escuchado nada, ¿dices que la gente de aquí no nos hizo nada? Viven a costa de la violencia contra nosotros...- respondió Pain con frialdad, mientras comenzaba a ascender lentamente en el aire. -Quiero que sientan el verdadero dolor, que reflexionen sobre el dolor, que acepten el dolor, que lo conozcan realmente...-
-Mierda...- pensó Obito, una gota de sudor frío recorriendo su frente. Se dio cuenta de la gravedad de la situación: Pain estaba dispuesto a ir hasta el final en su cruzada vengativa.
En ese momento, Obito vio cómo los otros cuerpos de Pain que tenía en frente desaparecían en una nube de humo, al igual que las criaturas que atacaban la aldea.
-¡Ese infeliz!- pensó Obito, recordando la información que Naruto había compartido sobre Pain. Estaba claro que Pain estaba preparando algo grande, algo que podría cambiar el curso de la batalla y posiblemente el destino de toda la aldea.
Obito sabía que tenía que actuar rápido. Si Pain lograba ejecutar su plan, las consecuencias serían devastadoras. Preparándose para el enfrentamiento que se avecinaba, Obito se centró, listo para usar todo su poder y habilidad para proteger a Konoha del inminente ataque de Pain.
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En las afueras de Konoha, el camino animal había convocado a los demás cuerpos de Pain, junto con un clon de Konan.
-¿Qué está pasando?- preguntó Konan, confundida por la repentina reunión.
-Vamos a hacer "eso"- respondió el camino animal con un tono que presagiaba algo grave.
-¡Nagato! ¡No puedes estar pensando en eso! ¡Ese jutsu reducirá tu vida significativamente!- exclamó ella, alarmada por la posibilidad de que Pain usara una técnica peligrosamente poderosa.
Sin embargo, su advertencia no obtuvo respuesta. En ese momento, ante los ojos de Konan, todos los demás cuerpos de Pain cayeron inmóviles al suelo. Era evidente que Nagato estaba canalizando todo su poder y concentración en una técnica singular, a pesar de las consecuencias que esto pudiera tener para su propia vida.
Konan observó, con una mezcla de miedo y determinación, mientras se preparaba para lo que estaba por venir.
-Nagato va muy enserio...-
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En Konoha, Pain se elevaba majestuosamente sobre la aldea, extendiendo sus manos hacia el cielo mientras el sol creaba una silueta imponente detrás de él.
-Nunca olvidaré el dolor de Yahiko... El que no conoce el verdadero dolor, jamás será capaz de entender la paz verdadera- proclamó, con una voz cargada de convicción y resentimiento.
Desde abajo, Obito observaba la escena con un nudo en la garganta, mientras su mente trabajaba a toda velocidad.
-Piensa destruir la aldea... Y ha retirado a sus otros cuerpos... Debe haberlos sacado del rango de su ataque- pensó Obito, una gota de sudor frío recorriendo su frente. Una sonrisa forzada se dibujó en su rostro. -No es lo que había planeado... Pero esto puede funcionar a mi favor-
En ese momento, Obito cerró uno de sus ojos. Las venas alrededor del otro ojo se marcaban visiblemente, y la pupila de su Mangekyou Sharingan se dilató mientras fijaba su mirada en Pain.
-En este punto, no importa si me quedo ciego. ¡Tengo que darlo todo!- exclamó, concentrando todo su poder y determinación.
Pain, con las manos extendidas, comenzó a brillar intensamente, preparándose para ejecutar su devastadora técnica.
-Ahora, el mundo sentirá el verdadero dolor... Shi...- Sin embargo, su discurso fue interrumpido abruptamente cuando un espiral espacio-temporal comenzó a formarse en su estómago. Pain exclamó, sorprendido y confundido.-¡¿Eh?! ¡¿Qué significa esto?!-
-No te dejare destruir mi hogar! Kamui!- Exclamo Obito mientras concentraba su chakra en su ojo que sangraba, haciendo que el espiral se hiciera más potente.
Antes de que pudiera reaccionar, el cuerpo de Pain fue absorbido por el espiral, desapareciendo en un instante y dejando tras de sí solo un leve soplido de viento. La maniobra de Obito había sido inesperada y efectiva, cambiando el curso de la batalla.
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-Maldicion... Un jutsu espacio temporal!?... No puedo sentir el cuerpo de Yahiko... Fue enviado a otro lugar fuera de mi rango antes de que ejecutará mi técnica...--murmuró Nagato, su voz revelando una mezcla de sorpresa y determinación. Una gota de sudor frío bajaba por su frente, indicando la tensión del momento.
Esta maniobra inesperada había desbaratado sus planes, y Konan, observando la situación con creciente preocupación, se acercó a Nagato.-¿Fue obra del Hokage?- preguntó, buscando confirmación.
Nagato, sumido en la oscuridad de su escondite, reflexionó sobre la situación con una mirada seria.
-No hay duda... Esto ha sido cosa suya... Lo subestimé- Declaro, reconociendo el ingenio y la habilidad de Obito. -Pero esto aún no termina. Sea donde sea que esté el cuerpo de Yahiko, lo traeré de vuelta-
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-¡Agh, maldita sea!- pensó Obito, sintiéndose mareado y con su ojo sangrando, la visión cada vez más borrosa. -Permití que se alejara demasiado. Fue difícil usar el Kamui a esa distancia y con el sol directo en los ojos, pero... lo detuve-
Tomando una respiración profunda, Obito intentó recuperar el equilibrio. Sabía que aún quedaban otros desafíos por delante.
-Aún quedan los otros cinco cuerpos de Pain... y la mujer. Debo aprovechar esta pequeña victoria mientras están fuera de la aldea para reunirme con Kakashi y Jiraiya-sama- planeó Obito, preparándose para moverse rápidamente.
Sin embargo, antes de que pudiera actuar, una figura apareció repentinamente detrás de él. Sin darle tiempo a reaccionar, la figura colocó su mano en el hombro de Obito.
-Oh, aquí estás. Acompáñame, Hokage-sama- dijo la figura, que resultó ser Orba, el Jinete del Fuego, disfrazado de Naruto. Su sonrisa era inquietante, y Obito no pudo evitar sentir un escalofrío de sospecha y alerta.
-¡TÚ ERES...!- exclamó Obito, a punto de ponerse en guardia. Pero antes de que pudiera hacer algo más, él y Orba desaparecieron en un destello de luz naranja, dejando tras de sí un vacío.
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En las afueras de Konoha, los demás cuerpos de Pain se levantaban lentamente, recuperándose del inesperado giro de los acontecimientos.
-¿Qué ocurrió? ¿Detuviste tu jutsu?- preguntó el clon de Konan, confundida al no ver el esperado estallido devastador. Estaba claro que algo no había salido como estaba planeado.
-No, subestimé al Hokage. Debo traer de vuelta al camino deva- respondió el camino animal, preparándose para realizar los sellos necesarios para su siguiente movimiento.
Sin embargo, antes de que pudiera actuar, cinco figuras aparecieron repentinamente de la nada, cada una posicionándose junto a un cuerpo de Pain y colocando sus manos sobre ellos. Eran clones de Orba, disfrazados de Naruto.
-Vamos, el Hokage te espera- declaró Orba con una sonrisa confiada. Tanto los Pain como Konan estaban sorprendidos por la velocidad y la repentina intervención; todo había sucedido en un abrir y cerrar de ojos.
En un destello naranja, los cuerpos de Pain y los clones de Orba desaparecieron, dejando a Konan en estado de shock.
-¿Nagato?- exclamó el clon de Konan, su voz revelando la sorpresa y la preocupación ante la escena tan inusual que acababa de presenciar... Era bizarro.
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En un lugar rocoso y solitario, alejado de Konoha, Obito se encontraba cara a cara con una situación inesperada. Orba, disfrazado de Naruto, acababa de transportarlo allí usando una técnica que recordaba al Hiraishin no Jutsu.
-Esto... definitivamente no es obra de Naruto- pensó Obito, perplejo por la rapidez y eficacia del desplazamiento. Al girar, vio cómo el falso Naruto desaparecía en una nube de humo.
Antes de que Obito pudiera procesar completamente la situación, más destellos anaranjados aparecieron cerca de él. Eran clones del Naruto falso, cada uno acompañado por uno de los cuerpos de Pain.
-¿Qué significa esto?- exclamó Obito, sorprendido por la aparición repentina de los enemigos.
Los clones se desvanecieron, dejando a Obito frente a frente con los cuerpos de Pain.
-Esto es definitivamente extraño- comentó uno de los Pain, observando cautelosamente su entorno.
Obito, con los puños apretados, evaluaba rápidamente la situación. Sabía que no podía perder tiempo en este momento crítico.
-Bueno, no tengo tiempo que perder- declaró el camino animal, realizando sellos manuales y luego estampando su mano contra el suelo. -¡Kuchiyose no Jutsu!
Obito sintió una jaqueca repentina que lo obligó a arrodillarse, y su ojo volvió a sangrar intensamente. En el suelo, apareció nuevamente el camino deva, inerte y acostado.
-Maldita sea... La invocación del Rinnegan es lo suficientemente poderosa como para haber traído de vuelta a su otro cuerpo desde mi dimensión de bolsillo...- pensó Obito, levantándose de nuevo.
El cuerpo de Yahiko también se levantó, mirando directamente a Obito.
-Los jutsus espacio-temporales son molestos, pero no creas que puedes detener a un dios con algo así- dijo Pain con un tono amenazante. -Aunque reconozco que te subestimé, ahora voy a matarte-.
-Esto tiene que ser una broma... Pero, en este punto, Kakashi debe estar al tanto de la situación. Le dije que reuniera al equipo especial para esta pelea. Inoichi podría rastrear mi chakra y encontrarme... Solo tengo que resistir hasta que lleguen- pensó Obito, retrocediendo unos metros y preparándose para la inminente confrontación.
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En el interior de Konoha, la devastación era evidente. La aldea entera estaba gravemente dañada, con personas y ninjas heridos dispersos por todas partes, y varios habían perdido la vida en el caos. Mientras unos intentaban ayudar como podían, otros simplemente observaban conmocionados la magnitud de la destrucción.
Vecindarios enteros estaban envueltos en llamas o reducidos a escombros. La torre Hokage, un símbolo de la fortaleza y el liderazgo de la aldea, estaba prácticamente destruida, con la mitad del edificio completamente destrozado.
-¡¿Qué demonios está pasando?!- exclamó Karin Uzumaki. Había estado en su casa cuando comenzó el ataque, pero rápidamente se sumó a los esfuerzos de evacuación y ayuda tras recibir las alertas y órdenes del Hokage a través del equipo de Aoba.
Mientras corría por la aldea en busca de heridos, Karin llegó a una casa derrumbada, donde encontró al trío Ino-shika-cho en una situación crítica. Shikamaru y Choji luchaban por levantar un pesado trozo de escombro que aplastaba una de las piernas de Ino. Ella, visiblemente herida y golpeada, parecía estar en mal estado.
La causa de su situación se debía a un fragmento de una de las barras negras de Pain, que Ino había retenido tras un ataque al departamento de investigación y autopsias. Pain había buscado destruir cualquier evidencia, y en su momento de descanso, Ino había sido sorprendida desprevenida.
-¡Todo sucedió de repente... fue muy extraño!- comentó Choji, recordando cómo el camino animal había atacado y luego, tan repentinamente como apareció, se marchó, llevándose consigo todas las criaturas invocadas.
-¡Necesitamos asistencia médica aquí!- gritó Shikamaru, evidenciando la urgencia de la situación.
Karin se apresuró hacia ellos y asumió el control.
-¡Háganse a un lado, soy ninja médico!- afirmó con firmeza. Comenzó a aplicar ninjutsu médico sobre Ino, quien apretaba la mandíbula para contener el dolor mientras Karin trabajaba para estabilizarla.
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En otra área de Konoha, la devastación continuaba. Un gran edificio yacía en ruinas, y en medio del caos, dos figuras atendían a una mujer gravemente herida.
-¡Kurenai! ¡Por Dios!- exclamó Asuma, con lágrimas en los ojos, sosteniendo a su esposa inconsciente en brazos. Kurenai estaba embarazada, lo que añadía una capa adicional de urgencia a la situación.
-Tienes suerte... El derrumbe solo le rompió la pierna... Pero parece que se esforzó para proteger al bebé- comentó Kakashi mientras vendaba cuidadosamente la pierna de Kurenai.
-¿Suerte? ¡Kakashi, todo empezó a destruirse de repente... La aldea está en llamas, esto es un milagro!- replicó Asuma, su voz mezclando alivio y preocupación.
De repente, gritos desesperados resonaron a lo lejos.
-¡¿Dónde está Hokage-sama?! ¿Qué hará al respecto?!
-¡Mis hijos!- gritó una mujer, su voz ahogada por el miedo y la desesperación.
-¡Alguien, ayúdenme!- exclamó otra voz, más joven.
Ante estos gritos, Kakashi apretó los puños. Se levantó y creó tres clones.
-Asuma, tengo que irme. Lleva a Kurenai con un médico. Después, nos encontramos en el edificio Hokage. Tenemos que buscar a Obito- instruyó Kakashi antes de desaparecer en un destello.
Los clones se dispersaron para ayudar a los aldeanos, mientras el verdadero Kakashi corría entre los escombros.
Al llegar a su destino, encontró a una niña gritando desesperadamente.
-¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Mami está atrapada!
-¡Shyomi!- exclamó Kakashi, reconociendo a la hija de Obito, sucia, maltratada y llorando.
-¡Tío Kakashi!- gritó ella, lanzándose a sus brazos.
-Tranquila, dime dónde está tu madre- dijo Kakashi, tratando de mantener la calma.
-Ella... ella trató de protegerme, y todo eso le cayó encima- explicó Shyomi entre lágrimas, señalando hacia la casa en ruinas.
Kakashi creó otro clon para proteger a Shyomi y corrió al interior de la casa. Allí encontró a Rin, atrapada bajo los escombros de la cintura para abajo.
-Kakashi, ¿qué pasó? Todo empezó a...
-Shh, no te preocupes Rin, te sacaré de aquí- la interrumpió Kakashi, comenzando a remover los escombros. -Obito, ¿dónde estás? Tengo que darme prisa-
En ese momento, tanto Kakashi como Rin, y de hecho todos los habitantes de Konoha, presenciaron algo impactante, una visión colectiva que los dejó a todos atónitos y preocupados.
-Maldición...- murmuró Kakashi, sus ojos encontrándose con los de Rin, ambos igualmente impactados por lo que acababan de ver.
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-Jutsu de transmisión mental...- finalizó Orba, abriendo su ojo restante y mirando fijamente a Azami, quien mantenía la apariencia de Hinata. Comenzó a transmitir lo que veía al mundo entero, un mensaje que llegaría a cada rincón del continente elemental.
-Hola, queridos habitantes del continente elemental, ya deben saber quién soy yo... Mi nombre es Hinata Hyuga, también conocida como la Shinigami. Hoy, he venido a darles un mensaje a todos ustedes, a mostrarles el ejemplo de lo que les ocurrirá a nuestros enemigos- empezó Azami. Su mensaje se propagó por todas partes, sembrando confusión y miedo.
Especialmente en la hermandad de asesinos, donde se encontraba la verdadera Hinata, la sorpresa y el desconcierto eran evidentes. ¿Quién era esta persona que aparecía en la transmisión global haciéndose pasar por Hinata?
La transmisión mental, imbuida con el frío y demoníaco chakra de los Jinetes, causó una sensación aterradora en aquellos que la presenciaban.
-Ahora, admiren todos el estado de la aldea que nos abandonó en el pasado. Esto es lo que haremos a las demás aldeas que se atrevan a interferir en nuestro camino- proclamó Azami. La escena de Konoha, devastada y en ruinas, se hizo visible para todos.
La falsa Hinata sonrió mientras levantaba sus manos al cielo.
-Esto es un acto divino, realizado por nuestro aliado más poderoso, el dios Pain, líder de Akatsuki. Ahora, todo el mundo será testigo del castigo divino impartido al Hokage Obito Uchiha, una persona que muchos de ustedes respetan y admiran. Verán cómo su ídolo cae. Esto es solo una pequeña demostración de nuestro poder- concluyó el jinete del rayo.
La imagen cambió, mostrando a Obito y Pain. El ojo espectral de Orba observaba la escena desde una posición segura, permitiendo que el mundo entero viera lo que sucedía. Obito y Pain, los únicos ajenos a la transmisión, se enfrentaban en silencio, desconociendo que sus acciones estaban siendo observadas por incontables espectadores.
El shock y la sorpresa se apoderaron del mundo entero al ser testigos de este inesperado evento.
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-¡Maldición! ¡Como lo suponía, esto es obra de Pain... Esas invocaciones con Rinnegan lo decían todo!- exclamó Jiraiya desde lo alto de un edificio, su voz teñida de urgencia y preocupación.
El Sannin no perdió tiempo, poniéndose en acción inmediatamente. Su determinación era clara en cada paso que daba.
-Debo apresurarme. Necesito ayudar a Obito. Tengo que encontrar el lugar donde están peleando... Usaré el Modo Sabio- murmuró para sí mismo, comenzando a realizar los sellos necesarios para invocar a los sapos.
Jiraiya no era el único ninja listo para acudir en búsqueda del Hokage, pero la situación en Konoha tomó un giro drástico e inesperado.
-¡Maldición! ¡Esto tiene que ser una broma!- exclamó, frustrado y preocupado ante el nuevo desarrollo.
Ante los ojos atónitos de los aldeanos, una enorme barrera de chakra comenzó a envolver toda Konoha, impidiendo la salida de cualquier persona. La responsabilidad de este acto recaía sobre Orba, quien había colocado cuatro clones alrededor de la aldea, formando un cuadrado, para ejecutar el jutsu.
-Nadie va a interferir. Este es un asunto divino- anunció la falsa Hinata a través de la transmisión, sellando el destino de todos dentro de la barrera.
Jiraiya sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar las palabras de la mujer.
-Es hora de que sientan el verdadero dolor y la desesperación- agregó Azami con un tono burlesco, revelando la seriedad y la malicia detrás de sus acciones.
La tensión en Konoha era palpable. La situación se volvía cada vez más desesperada para los aldeanos, atrapados dentro de la barrera y enfrentando una amenaza desconocida. El miedo y la incertidumbre se apoderaron de todos.
Mientras tanto, fuera de la aldea, la batalla inminente entre Obito y Pain se perfilaba como un enfrentamiento que podría cambiar el curso de la historia. Con el mundo entero como testigo, esta devastadora batalla no solo decidiría el destino de Konoha, sino que también marcaría un momento histórico en el mundo shinobi.
Fin Capitulo 52
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