18 [Fuerza de la naturaleza]
Tanto Aneko como Kenzō se habían quedado en completo silencio, ambos estaban tras del gran portón, Kenzō se había colocado la mascara de le hermandad, pues una corazonada me decía que tendrían que pelear, sin embargo algo llamaba su atención.
—¿Que ocurre?— Susurro Kenzō al notar como de la nada, la mirada de Aneko había cambiado, incluso debajo de la mascara de gas que le había dado antes, se podía notar que la asesina estaba apretando la quijada.
Su cabello se había erizado ligeramente, y sus garras se habían estirado, algo estaba mal
—Kenzo... Este sitio es peligroso, hay un aroma... Una sensación en mi piel... Que de alguna forma me resulta desagradable... Debemos irnos— Declaró la asesina, por primera vez mostrándose tensa
—¿De que hablas?...— El asesino nuevamente se concentró en sus 5 sentidos, incluso concentrando chakra en ellos... Sin embargo, no sentía el peligro.
Pues, su sexto sentido no era más que la anticipación de un riesgo... El riesgo, es la aproximación del peligro. Para poder saber si algo es o no peligroso para nosotros, debemos tener una idea o un concepto previo, para entender que dicho algo, nos puede hacer daño.
Entre asesinos, eso es muy bien sabido, por esa razón, siempre es importante aprovechar el elemento sorpresa, para que no haya una segunda vez en la que la víctima pueda estar precavida al peligro... Pero en el caso de los asesinos de 9 generación en adelante, también es un concepto importante en la evolución de sus instintos, al haber mejor comprensión del peligro.
Aun así, Kenzō no entendía el comportamiento de su compañera, quien se veía tensada, y se supone que a diferencia de los demás pecados, era la que menos misiones importantes o riesgosas había tenido...
Sin embargo, los pensamientos de Kenzō se detuvieron cuando ambos lograron escuchar la voz nuevamente...
Detrás del portón, había una gran habitación, casi parecía un templo subterráneo... Habían decenas de personas alli, todos usaban batas negras de capucha, todos arrodillados en el suelo, ante un hombre.
Este hombre, se encontraba de pie sobre una plataforma... Detrás de él, se podía apreciar un enorme pentagrama, de una estrella de 5 puntas, con un círculo alrededor de ella. Este hombre, medía al menos unos 2 metros de altura, vestía una armadura estilo samurái de color marron, sin embargo dejaba al descubierto su cara, la cual era de piel morena, con una cicatriz que cruzaba su rostro diagonalmente.
En su cinturón, se podía ver que tenía 2 katanas enfundadas en su izquierda, mientras que en la espalda cargaba un gran mazo de guerra.
Entonces el gran hombre empezó a hablar con su imponente voz
—Kaydō-sama... Te damos gracias, porque cada día, el mundo se acerca más y más a la paz verdadera, donde el mundo se someterá ante tus pies. Dónde solo aquellos que son capaces de ver la verdad, tendrán el don del chakra, los pastores encargados de regir al mundo... Hágase tu voluntad, Kaydō-sama...— Empezó la voz a modo de oración, a lo que decenas de voces respondieron el coro y sincronizadas
—Hagase tu voluntad, Kaydō-sama...—
En eso, 4 personas entraron desde otra puerta, traían a un hombre de almenos unos 40 años el cual se encontraba inconsciente, y lo dejaron junto al orador.
—Yo, el gran Kīshan, el Kushi (jinete) Oculto de la roca, consagró estas oraciones, y le ofrezco el alma de este condenado— Finalizó el gran hombre, para después empujar con una patada al hombre a sus pies, paso seguido, tomo el gran mazo de su espalda, y lanzó un poderoso y contundente golpe a la cabeza.
De inmediato, el craneo del condenado estalló, la sangre voló en todas direcciones, sin embargo, ni Kīshan ni ninguno de los ahí presentes parecían tener alguna reacción ni positiva ni negativa.
—Ahora, para sellar este sacrificio, hermanos y hermanas, dadle un poco de nuestro chakra a Kaydō-sama...— Finalizó el hombre, a lo que todos los presentes empezaron a ejecutar medio sello del tigre
De inmediato, todos a exepcion del gran hombre empezaron a irradiar un aura de chakra, la cual empezó a dirigirse a Kīshan, quien tomó su mazo y lo extendió empezando a absorber el chakra que le era enviado, tras unos segundos esto termina, y los allí presentes deshacen sus sellos manuales.
—Todos somos parte de uno, todos somos la fuerza del gran Kaydō-sama, somos la fuerza de las sombras! Los ocultos!— Exclamó el hombre antes de golpear el suelo con su mazo, un gran temblor se desató por todas partes
Detrás de la puerta, tanto Aneko como Kenzō sintieron el temblor, ambos percatándose de como sus instintos les gritaban
—¿¡Intrusos!? Un chico... y una mujer... de baja estatura, ambos armados... sin embargo...— Pensó el gran hombre analizando la situación, parecía haberlos sentido atraves de la roca.
Sin pensarlo 2 veces el hombre golpeo nuevamente el piso con su mazo, pero esta vez con mucha mayor fuerza, de inmediato el portón se abrió, y para sorpresa de los 2 asesinos, el pasillo se cerró por una gran roca que salió desde el suelo.
Ahora los 2 asesinos estaban a la vista de todas aquellas personas, y estaban en la mira del gran hombre, quien los miro de pies a cabeza en un instante, escaneando los con la mirada... En eso, una voz sonó en su cabeza
—Kīshan... Son asesinos de la hermandad, son de los 7 pecados capitales... Debes acabar con ellos! No pueden escapar!— ante esta orden, el hombre señaló a los asesinos
—INTRUSOS!— Exclamó mientras apuntaba a ellos con su mazo
De inmediato, todos los hombres y mujeres se colocaron de pie, todos sacando armas de entre sus ropas, estaban a la ofensiva
—Tsk... Maldición, parece que tendremos que pelear, esta debe ser la mafia…— Declaró Kenzō mientras tomaba una de sus hachas cortas en su mano derecha y una espada corta en la otra
Aneko por su lado, se veía inusualmente tensa pero sin esperar a nada, tomo 2 kunai, uno en cada mano
—Asesinos, han cometido el más grande de los errores, al entrar a este sitio, ya que han interrumpido en medio de nuestra alabanza a Kaidō-sama... Ahora, los ofreceremos como sacrificio a el!— Dicho esto, todos los encapuchados de la secta se lanzaron contra los 2 asesinos
Kenzō tomo la delantera y se lanza a atacar, uno de ellos trata de golpearlo con una espada, sin embargo el asesino la bloquea usando su hacha como gancho, para después usar la espada corta y arrancarle el brazo. Una mujer trata de atacar por atrás, pero en un movimiento rápido su cuello es cortado por el hacha.
Aneko por su lado, se retiró la mascara de gas, para luego colocarse la de la hermandad, y sin más se lanza a la acción, 2 de ellos tratan de acercarse, pero en un segundo, ambos son decapitados con el Kunai, el cual luego es arrojado a otra persona con tal fuerza que el craneo es perforado de lado a lado. 3 más tratan de atacar, pero ella rápidamente se lanza sobre uno y le da un puñetazo en la cabeza, tal que la destroza, y con una rapidez inhumana roba su espada.
Los 2 encapuchados tratan de atacar, uno con una espada cubierta de fuego, y el otro estaba a punto de ejecutar un jutsu. Pero la asesina sin vacilar le lanza la espada en el pecho al de la espada, para después tomarlo de la muñeca y arrancársela de un tirón con todo y la espada de fuego, la cual termina en la cabeza del otro.
—Dentenlos! No dejes que sigan masacrando a los nuestros!— Exclamó la voz en la cabeza de Kīshan quien rápidamente colocó su mazo en la espalda y empezó a correr a la batalla
Kenzō se vio rodeado por varios de los encapuchados, por lo que simplemente empezó a silbar, ante lo cual varios de ellos empezaron a suicidarse. Sin embargo, uno de ellos logro resistirse al Genjutsu y trato de ejecutar un jutsu, pero el asesino simplemente tiro su hacha y está se clavó en medio de la cara de aquel hombre, para después regresar a las manos de su dueño gracias a un hilo de chakra.
—Todos son muy débiles!— Exclamó Kenzō, causando que al hablar muchos de ellos soltaran sus armas, y con una sonrisa, su hacha fue infundida el chakra de viento, para después arrojarla, su intención era guiarla con un hilo de chakra para matar a varios de ellos.
Sin embargo, una gran mano atrapó el hacha en el aire tomándola por el mango
—Asesino, haz derramado la sangre de mis hermanos con está sucia arma, me aseguraré de arrancarte la cabeza con ella— Dijo el gran hombre, quien ahora sostenía el hacha con su mano izquierda como si fuera un juguete, pues dicha arma era bastante pequeña para su gran tamaño.
—Oh, mírate, un grandulón, ¿sabes que el tamaño no lo es todo?— Burló Kenzō mientras trataba de usar su Genjutsu auditivo, sin embargo el hombre solo le dio una mirada frívola
—Sigue ladrando perrito—
—Este sujeto... No me gusta su aura...— Pensó Kenzō al ver que este no era afectado por su Genjutsu, y que sus instintos estaban en alerta.
Por su parte, Aneko se veía cada vez más rodeada de cadáveres, nadie podía hacerle frente, pero algo llamo su atención, era una aura imponente, al voltear, solo pudo ver como Kenzō se enfrentaba al Kīshan
El asesino se lanzó con gran rapidez sobre el gran hombre empuñando su espada.
—Su gran tamaño y esa armadura deben hacerlo lento!— Analizó Kenzō mientras se preparaba, la hoja de su espada se había cargado de chakra viento.
Kenzō desapareció en un borrón de velocidad, para después aparecer justo detrás del gran hombre, y en un rápido movimiento lanza un corte directo a la articulación de las rodillas, sin embargo, en un pestañeo una gran y pesada mano musculosa, había atrapado su mano, con una fuerza monstruosa
—Es rápido!— Pensó Kenzō, al ver como su oponente lo había atrapado antes de que el pudiera tocarlo
El Kushi no dijo nada, simplemente miro a los ojos al asesino, quien detrás de su mascara pudo sentir un gran vacío, por primera vez en su vida estaba sintiendo miedo, miles de pensamientos venían a su mente en ese segundo, pero todas fueron interrumpidas por un agudo y fuerte dolor.
La gran mano de Kīshan había empezado a ejercer presión, la cual era monstruosa, Kenzō rápidamente trato de usar su otro brazo para liberarse, sin embargo, su cuerpo empezó a temblar, y un fuerte "CRACK" Había resonado.
—AAAAGHH!!—
Todos los huesos de su mano habían sido destrozados, en eso, el Kushi aprovecho su agarre para tirar de Kenzō como si fuera un trapo, y lo azotó contra el suelo, para después repetir este movimiento un par de veces mas
El asesino podía sentir como sus huesos de acero se quebraban, como los músculos de su brazo se desgarraban por la aceleración, y como la sangre empezaba a brotar.
Finalmente, el gran hombre levanto al asesino, quien ahora tenía su mascara totalmente destrozada, dejando ver su cara, tenía un derrame ocular, el tabique roto y sangre saliendo de su boca y nariz.
—Es cierto lo que dicen, los asesinos de tu tipo tienen un cuerpo muy resistente, de haber sido común, tu brazo se habría separado del resto de tu cuerpo, y te habrían estallado todos los órganos al segundo movimiento— Declaró el hombre con cierta admiración antes de patear al asesino y lanzarlo contra el muro, dejando un gran crater en el. Paso seguido, toma el hacha y se la lanza directo a la cabeza.
Para sorpresa del gran hombre, una rápida figura atraviesa la sala en un instante y empuja a Kenzō, dejando que el hacha golpee el muro... De inmediato un gran temblor se desata y la pared se agrieta por completo
—Eres una entrometida, creí que los asesinos no eran compañeristas— Dijo el hombre mientras observaba a Aneko, quien había sido la responsable de quitar a Kenzō el cual ahora estaba malherido e inconsciente en el suelo.
Por otro lado, podía notar como la mayoría de personas del lugar ahora estaban muertos a excepción de el, y unos cuantos no luchadores que se habían escondido detrás del altar, manteniéndose al margen de la pelea todo el tiempo, y limitándose a observar.
—No se que sea eso de compañerismo, pero en la misión, esta que ambos debemos sobrevivir... Además, el me cae bien— Dijo Aneko mientras miraba con frialdad al hombre
Aunque ella no entendía porque, sentia gran repulsión hacia aquel hombre... Algo dentro de ella le decía que era peligroso, sus instintos parecian palpitar en su presencia. Por primera vez en la vida, ella estaba experimentando tal tensión, como si a quien tuviera en frente, debiera ser eliminado a toda costa, y no era por ella, era algo más...
—Que pena con el, salvarlo para que sufra más, y que viva unos segundos más... Eres cruel— Dijo Kīshan mientras caminaba directo a la asesina, quien lo miraba con frialdad....
Ahora, ambos oponentes estaban unos 5 metros el uno del otro, la diferencia de tamaño era abismal, sin embargo ambos tenían un aura poderosa, de fuerza, ninguno se movía, tan solo analizaban a su oponente con la mirada
—No se quién seas, nunca he visto a nadie como tú, pero algo me dice que debo acabar contigo a toda costa— Declaró Aneko mientras dejaba que las garras de sus manos se extendieran
—No puedes matarme, soy un Kushi, un general de alto rango, una simple esclava como tú, aun si eres una asesina o uno de los pecados capitales, nunca podrá acabar conmigo!— Finalizó el hombre antes de usar su mazo para golpear el suelo
De inmediato, del suelo y de los muros, varios proyectiles de roca salieron volando directo a Aneko, quien los empieza a esquivar, y otros eran destrozados por sus manos desnudas, la asesina se movía con suma agilidad, tal que de lejos parecía un borrón de velocidad
De la nada varios picos de roca salen del suelo tratando de perforarla, pero simplemente eran evitados para luego ser cortados con las garras.
La asesina rápidamente corre en dirección al gran hombre y usando su gran fuerza da un salto con el cual se transforma en una pequeña bala humana, así golpeando de lleno en el pecho al general, quien es lanzado varios metros atrás
—Tsk... Maldita— Dijo el colocándose de pie, notando como su armadura ahora estaba agrietada y un fuerte dolor en el pecho lo había invadido —Es muy rapida—
—AHH!!— Aneko se lanzó nuevamente contra el hombre, esta vez lanzándole cortes con sus garras, a lo que el rápidamente evitó como pudo, pero ella no se detuvo y siguió con ello... Tras varios cortes, algunos lograron rozar a Kīshan, dejando marcas en su armadura
Finalmente Aneko lanza un duro puñetazo directo a la mandíbula, con tal fuerza que el gran hombre sale volando al aire algunos metros antes de equilibrarse, para usar el peso de su mazo así reincorporandose para aterrizar.
La asesina estaba apunto de atacar de nuevo, pero sintió como el suelo debajo de ella se convertía en una sustancia viscosa que se la tragaba, era barro.
Antes de que ella pudiera hacer algo, el gran hombre se lanza a la ofensiva, y usando su imponente arma le propina un fuerte golpe en la cabeza... La mascara de la asesina es despedazada al instante, siendo reducida a nada más que trozos, paso seguido el hombre usa el mango de su arma para golpear en el estomago, haciendo que ella pierda el aire
Aprovechando la desorientación de la chica, el gran hombre la toma del cabello, para después levantarla y azotarla contra el suelo, dejando así un gran crater, seguido a esto la patea lanzándola contra el muro.
—Soy el Kushi más fuerte físicamente de los 5, simples esclavos como ustedes no se pueden comparar a mi poder, el cual fue bendecido y otorgado por Kaydō-sama!— Exclamó Kīshan antes de empuñar su arma y lanzarse con todas sus fuerzas contra la asesina, dispuesto a dar el golpe final
Finalmente lanza un golpe con su mazo directo a la cabeza de Aneko, un fuerte estruendo es liberado, una gran onda de choque... El mazo de guerra había sido frenado en seco
—¿¡Que!?— Exclamó Kīshan sorprendido, pues Aneko había frenado el golpe atrapando la cabeza del mazo con sus manos...
A pesar de que ella estaba sangrando en su nariz y boca, no parecía tener daños graves, ni siquiera un hueso roto... Ahora ambos estaban forcejeando mientras se miraban directamente a los ojos
—¿¡Que demonios!? Golpee su cabeza con mi mazo hace un momento! Este mazo es el Tōshi-kami...— Pensó con gran sorpresa el hombre, pero fue sacado de su shock al ver como la mujer de baja estatura empezaba a empujar más y más el martillo, el cual empezaba a retroceder aunque el hiciera su mayor esfuerzo.
Finalmente Aneko desvío el mazo a un lado, para después propinarle un fuerte puñetazo al estómago del hombre, la armadura se despedaza y el puño cruza derecho causando que Kīshan se retuerza y caiga de rodillas al suelo.
Aneko aprovecha para lanzarle una patada directo a la cabeza, sin embargo el reacciona a tiempo y coloca el mazo en medio. El oculto sale disparado al otro extremo de la habitación ahora en el suelo
—mierda... De no haber puesto mi mazo, esa patada pudo haberme arrancado la cabeza— Pensó el hombre mientras empezaba a colocarse de pie, solo para ver a Aneko quien ahora estaba a unos metros de el.
La asesina de baja estatura lo miraba con frialdad y emanaba un aura... Que aunque el fuera 3 o 4 veces mas alto... Se sentía como si fuera él el pequeño y ella una gigante.
—AH! NO TE DEJES LLEVAR!— Exclamó el oculto antes de tomar su mazo y golpear el suelo, de inmediato, toda la habitación tembló, y decenas de proyectiles de roca salieron disparados hacia Kenzō y Aneko.
De inmediato la mujer salió disparada de su posición colocándose junto a su compañero, la lluvia de rápidos proyectiles de roca volaron a ella, todos empezando a golpearla, levantando así una gran nube de polvo.
Una vez que el polvo se disipó, se pudo ver como ahora la asesina tenía su uniforme destrozado, las mangas habían desaparecido, tenía algunas manchas de sangre y heridas provocadas por los proyectiles.
Sin embargo, la mayoría de las balas de roca, se habían reducido a polvo... Pero Kenzō, ni siquiera había sido tocado por uno solo
—Haz preferido salvar a tu compañero... Eres una asesina muy extraña— Dijo Kīshan mientras colocaba el mazo sobre su hombro, y reia con cierta soberbia, parecía más confiado. Entonces fue cuando lo vio
Ante los ojos atónitos del hombre, las heridas de la asesina empezaron a cerrarse con suma rapidez, mientras que el cabello de esta se volvía ligeramente más largo.
Una vez todas las heridas sanaron, se pudo ver a la asesina en todo su esplendor, con partes de su cuerpo al descubierto, como sus brazos y parte de su dorso... Era un cuerpo lleno de cicatrices horrendas, sin embargo lo llamativo era, que tenía una musculatura bastante marcada, desde lejos se podía sentir la densidad de dichos músculos, que eran imponentes a pesar de su tamaño, incluso resaltaban lás venas en algunos de ellos... En contraste, se podían ver las garras y los colmillos de su boca ahora visibles, mientras que sus ojos, tenían las pupilas alargadas.
Finalmente ella ahora mirándolo fijamente se colocó en 4 patas, remarcando todos sus atributos y tomando una apariencia aterradora
—¿¡QUE DEMONIOS...!?... Esta chica... No es un humano!... La mayoría de mis rocas se pulverizaron al chocar con su piel... Y las que perforaron simplemente fueron heridas menores que se cerraron en segundos!... Incluso golpee su cráneo con todas mis fuerzas... DEBIO DESTROZARSE!!— Pensó el Oculto mientras miraba a aquella criatura, quien lo miraba con sus ojos azules y salvajes, que parecían penetrarlo por dentro... Entonces, observó a Kenzō, quien estaba destrozado
—Ese muchacho... También era un asesino del mismo tipo... Pero pude destrozarlo, y no era así... Pero... ¿¡Porque no a ella!? ¿¡Que clase de ser es este!?— Pensó el hombre cada vez más frustrado, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la asesina empezó a correr a toda velocidad contra el como una verdadera bestia
De inmediato Kīshan en un intento desesperado tomo su mazo y lo levanto mientras enfocaba todo su chakra en el
—OBSERVA EL PODER DIVINO DEL TOCHI-KAMI!— Dicho esto, lanzó un fuerte golpe al suelo, de inmediato una enorme grieta se formó en el suelo, Aneko se detuvo en seco
—¿¡Que hiciste!?— Exclamó la asesina al sentir como sus instintos gritaban... El suelo había empezado a temblar con fuerza.
Pero no sólo era la cueva, en toda la aldea de la roca se podía sentir este temblor, era un especie de terremoto...
Entonces, la cueva empezó a caerse a pedazos, todos los muros, el techo y el suelo se estaban derrumbando, a lo que Aneko rápidamente fue por Kenzō, quien aun seguía mal herido e inconsciente.
La chica lo colocó sobre su hombro para después mirar en todas direcciones por una salida, sin embargo lo único que pudo ver, fue como Kīshan se había reunido con los sobrevivientes, y ahora la miraba con una sonrisa
—Hasta la vista demonio. Tuviste la oportunidad de acabar conmigo, pero elegiste salvar a ese estúpido... Jajaja... Ahora, nada te salvará de este derrumbe!— Dicho esto, el gran hombre choco su mazo contra el suelo, y el junto con su gente fueron tragados por la tierra, desapareciendo de la vista
—Maldicion!— En eso, se vio obligada a empezar a esquivar grandes rocas que caían sobre ellos.
—¿¡NO HAY UNA SALIDA!?— Exclamó la chica al enfocarse en sus 5 sentidos, solo para notar que los túneles por los que habían entrado se habían derrumbado sobre sí mismos, aunque logrará quitar la capa de roca que habían colocado al verlos, sería un camino imposible de usar
Por otro lado, el salón en el que estaban, cada ves tenía menos a donde escapar.
Cuando el camino se acabó, los instintos de la asesina gritaron como nunca, pudo ver como una enorme roca caía sobre ellos, y no había forma de evitarla.
Sin otra opción, la asesina tiro a Kenzō al suelo, y estiró sus brazos hacia arriba.
Decenas de toneladas habían caído con una fuerza descomunal, pero ahora estaban siendo sostenidas por la muchacha usando toda su fuerza bruta.
—AGH!— La asesina de baja estatura estaba a su tope, se podía ver como sus músculos estaban totalmente tensionados, al punto en que las venas de sus bíceps se habían remarcado...
Apenas podía mantener la gran roca a un metro y medio del suelo, evitando que la aplastará a ella o a Kenzo
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En la oficina del Tsuchikage
—¿¡QUE ESTA OCURRIENDO!?— Exclamó el Kage al ver como todo el papeleo de su escritorio se había caído por el fuerte temblor
Sin pensarlo 2 veces salió volando de su oficina para averiguar lo que ocurria, entonces pudo verlo, una gran grieta se estaba abriendo en las calles de su aldea.
Una catástrofe natural estaba ocurriendo, las casas se estaban derrumbándose a pedazos y civiles estaban cayendo en dicha grieta
—TSUCHIKAGE-SAMA!!— Escucho la voz de una persona, se trataba de uno de sus ninjas
—Un terremoto! Yo me encargaré!— Exclamó el anciano antes de volar directo al centro de la grieta.
Entonces fue cuando colocó su mano sobre el suelo destrozado
—DOTON! KAJŪGAN NO JUTSU!— con esto, el suelo se habia hecho increíblemente mas pesado, con la idea de acelerar el temblor y pasase lo más rápido posible.
Sin embargo, esto no fue así, el temblor se había agravado
—Mierda... Debe haber una fuerza contraria que está agravando el temblor!— Analizó el anciano antes de volar
—TODOS ESCUCHEN! JOUNIN! USEN JUTSUS DE ROCA PARA RECUBRIR LAS GRIETAS INTERNAS Y EVITAR QUE EL TEMBLOR SIGA! CHUNINS! SAQUEN A LOS CIVILES! AHORA! Y NECESITO UN NINJA SENSOR!— Ordeno el anciano, por lo que sin quejarse, muchos de los ninjas empezaron a ejecutar las órdenes.
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En el subterráneo
La mujer hacía su mejor esfuerzo por detener las pesadas toneladas que trataban de aplastarlos. Cuándo de repente logró sentir como de la nada todo se había hecho más pesado, decenas de veces mas pesado.
—M-Maldicion!— Pensó ella, al sentir como su fuerza era opacada por el peso. Cada vez la roca empezaba a bajar más y más mientras ella trataba de subirla, pero era inútil, había pasado de estar a más de 1 metro y medio a estar a menos de un metro.
Incluso se había tenido que agachar, ya sentía que sus músculos no daban para más, sus brazos estaban temblando...
Entonces, un hambre insaciable la estaba invadiendo, ganas de dormir... Sentía que necesitaba descansar, estaba muy cansada.
—mierda! No! Esta vez no! Ahora no!— Pensó ella con impotencia mientras su fuerza disminuía, y el peso bajaba más y mas, estaba al tope.
Al abrir los ojos, veía todo borroso, a Kenzō a un lado suyo. Podía sentir sus propios latidos de corazón, e incluso el sonido de sus articulaciones a medida que estás se encogían más ante el peso.
—¿vamos a morir así?... ¿Una roca?... Esto es absurdo...— Pensó ella en parte burlándose de si misma. Ahora estaba totalmente agachada en sentadilla profunda sosteniendo el peso a apenas unos 70 cm del suelo.
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En lo alto
El Tsuchikage estaba junto a un ninja sensor, quien estaba usando medio sello del tigre
—Señor, tenía razón, esto no fue un desastre natural, fue obra de alguien! Detecto rastros de un enorme chakra responsable de esto!—
—Lo sabía!... A juzgar por todo, debió haberlo hecho desde abajo del suelo, siento que el epicentro de este sismo fue debajo de las rocas... Dime, ¿detectas a alguien debajo del suelo?— Dicho esto, el sensor se concentró aún más, entonces cambio su expresión a una de sorpresa
—Siento 2 chakras en esa dirección! Están a 35 metros bajo el suelo!... Pero, no detecto chakra de tipo roca en ellos...—
Esta declaración, dejo sorprendido al Tsuchikage... ¿Como demonios podían haber 2 personas debajo del suelo en pleno terremoto? Sin ser de tipo roca, centenares de toneladas deberían estar aplastandolos
Entonces ambos pudieron ver algo increíble
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—MIERDA! NO PUEDO MORIR!— Exclamó la asesina mientras su corazón empezaba a latir con mucha más fuerza, las pupilas de sus ojos se habían dilatado por completo, su respiración se había acelerado, y sus músculos se habían tensado aun más
Se trataba de un golpe de adrenalina, su cerebro y todos sus sistemas estaban al límite, su fuerza natural que siempre estaba al 10% ahora estaba al 100%, sus músculos ni sus mecanismos de supervivencia se estaban conteniendo en la absoluto
Entonces, de una forma abrupta, se colocó de pie logrando levantar todo aquel peso nuevamente a un metro y medio. Incluso la ropa se había rasgado aún más, ante la tención muscular. Los músculos se estaban desgarrando internamente, pero al mismo tiempo se regeneraban, y su cabello crecía ligeramente más al igual que sus uñas.
—AAAAH!!— La asesina colocó todo el peso en una mano mientras que con la otra empezó a lanzar golpes al techo, estos dejaban enormes grietas, pero a fin de cuentas, el tamaño de su puño era tan solo un simple piquete para la gran masa de roca, por mas fuerte que golpeara, lo máximo que iba a hacer era un agujero pequeño
pues de cierta forma, ella estaba diseñada para ser letal, lo suyo no era el daño en área, si no el daño concreto y puntual… aun así, ella ignoraba esto y seguía lanzando golpes.
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—¿¡COMO ES POSIBLE!? ¿¡Dices que está levantando el suelo!?— Exclamó Onoki al ver como el piso se había levantado una vez mas. La única forma que se le ocurría de que alguien pudiera levantar tanto peso, era mediante su jutsu para aligerar, sin embargo no era el caso... Incluso para la sannin Tsunade hacer algo como esto era muy complicado, para ella sería más fácil destruir todo con sus puños de chakra cinético que levantarlo.
Puesto que eran más de 50 metros cúbicos de piedra sólida, cada uno pesando hasta 3 toneladas, sin contar el peso extra de su jutsu, siendo hasta el doble de pesado.
—a un lado!— El Tsuchikage exclamó antes de crear un orbe de color blanco, se trataba del Jinton, sin más lo lanzó contra el suelo, creando instantáneamente un gran agujero en el.
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La adrenalina, la sangre, los músculos, la fuerza y la energía de Aneko estaban hirviendo, mientras levantaba todo el peso y seguía golpeando, en un intento tonto y primitivo de salvarse, pues ahora estaba actuando por puro instinto, sin una pisca de razonamiento.
Cuando de repente, el peso simplemente desapareció, una luz cegadora llegó a sus ojos, y todo lo que levantaba a hora, era nada más que un fragmento de roca de no más que unos poco kilogramos...
La cueva se había derrumbado por completo, pero el lugar donde ella estaba junto a Kenzō, había quedado un agujero perfecto, dejando que no fueran aplastados
Entonces, pudo ver como un hombre de baja estatura incluso más que ella, bajaba volando colocándose a varios metros de ella.
La asesina sin más, perdió toda aquella adrenalina, su vista se había tornado borrosa, sus oídos escuchaban como si estuviera bajo el agua, sentía su boca llena de una saliva espesa... Los músculos de todo el cuerpo temblaban, muchos de ellos se habían desgarrado sobretodo los de sus brazos... Su nudillo estaba ensangrentado por golpear la roca, su estomago le dolía por el hambre…
Pero ahora nada de eso importaba, ni siquiera la identidad de aquel hombre que tenia al frente, ya que sin más Aneko callo completamente inconsciente y cansada al suelo.
—¿Que demonios paso aquí....?— Pensó Onoki al ver la escena
Kenzō y Aneko estaban tirados en el suelo, completamente a su merced, y el temblor finalmente se había frenado.
—Señor! Mire! Esos uniformes... Son asesinos!— Dijo uno de los ninjas, quien había bajado a inspeccionar
—Ya veo... En ese caso, llévenlos al calabozo, quiero que les manden un equipo médico. Es la primera vez que tenemos la oportunidad de interrogar a un asesino de la hermandad terrorista, deben estar en condiciones para hablar— Declaró el Tsuchikage, a lo que varios ninjas entraron al agujero, y cargando a los asesinos
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Mientras, en otro lugar
—Mi señor... Me he deshecho de la amenaza... Debo admitir que esa mocosa de los pecados capitales era muy poderosa...— Declaró Kīshan quien ahora se encontraba junto con los supervivientes en una zona del bosque
—Mentira... Aun sigue viva... Es más, tu estupidez, casi mata a más de los nuestros, un terremoto de ese tipo, pudo haber matado a más de nosotros! ERES UN KUSHI MUY ESTUPIDO!— declaró la voz, ante lo cual Kīshan abrió los ojos de par en par, dándose cuenta de que tenía razón
—MI SEÑOR! YO!...— Antes de que pudiera terminar, un fuerte dolor de cabeza invadió al gran hombre con tal fuerza que callo al suelo, empezando a retorcerse de dolor
—Los Kushi son mis 5 generales más importantes, son las 5 puntas del ocultismo, se supone que velen por el bien de mi gente, y que se aseguren de que mis órdenes se cumplan... Eres el Kushi de la roca, con el mazo Tsochi-kami, con parte de mi poder demoniaco, capaz de destruir montañas enteras... no es un juguete para usar de esa forma...— Regaño la voz mientras Kīshan se revolcaba en el suelo
—sin embargo, soy piadoso... Te perdonaré esta vez... No me gusta perder a los míos y menos matarlos yo mismo... Pero, más te vale tener cuidado, o entonces, tendré que tomar medidas drasticas— finalizó la voz antes de desaparecer, a lo que el dolor de cabeza desapareció
—Hai... Kaydō-sama...— Respondió mentalmente el gran hombre antes de arrodillarse a la nada
Fin capital 18
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