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Cap 1



En las naciones elementales



La batalla se intensificaba. Todos los aliados y amigos de Naruto y Sasuke estaban atrapados en el Tsukuyomi Infinito, prisioneros de una ilusión que les robaba algo mas que el chakra, la voluntad de vivir.


En el mundo, solo Naruto y Sasuke permanecían conscientes de la realidad, luchando con todas sus fuerzas. Naruto sentía la presión del tiempo corriendo, mientras la angustia lo envolvía viendo a sus amigos atrapados, a Sasuke cansado, el no tenia su resistencia y menos su inmenso chakra.

Las marcas del sol y la luna brillaban intensamente en las manos de Naruto, representando el poder que le fue concedido por Rikudō Sennin.


El ambiente en la pelea era sofocante; Kaguya parecía estar mejorando poco a poco. Antes, solo los presionaba con su inmenso chakra, pero, mientras la pelea se alargaba, su chakra ya no los aplastaba en cambio empezaba a comprimirse y a mostrar diferentes habilidades.


Kaguya observaba a Naruto y Sasuke con una expresión fría, mientras Zetsu permanecía en su manga. Su figura oscura y esa sonrisa aterradora daban escalofríos. Por otra parte, Naruto y Sasuke buscaban una oportunidad para sellarla.

Sasuke, con su Mangekyō Sharingan Eterno activado, mantenía la mirada fija en Kaguya, buscando el momento adecuado.  Cuando se percató de cómo Zetsu parecía "manipular a la Diosa". Naruto, a su lado, con sus Gudōdamas detrás de él, esperaba el instante justo.

-Naruto, no bajes la guardia. Es gracias a Zetsu que Kaguya sigue mejorando-, advirtió Sasuke, con sus ojos afilados como cuchillas.


Sin previo aviso, detrás de Sasuke apareció un portal, y Zetsu se lanzó hacia él, su cuerpo extendiéndose como una sombra, intentando envolverlo, tal como lo hizo con Óbito.


-¡No te confíes, Zetsu!- gritó Naruto, reaccionando rápidamente. Con un movimiento preciso, lanzó una de sus Gudōdamas hacia Zetsu. La esfera negra cortó el aire, moviéndose a una velocidad increíble, y se transformó en una lanza. Zetsu intentó esquivar, pero fue atrapado por unas manos gigantes que lo inmovilizaron. La Gudōdama en forma de lanza lo golpeó de lleno, desintegrándolo en el acto.


Zetsu soltó un grito de agonía que se apagó rápidamente, y en cuestión de segundos, su cuerpo se desmoronó en polvo. Naruto respiró hondo. -Uno menos-, murmuró, enfocándose ahora en Kaguya.


Kaguya, imperturbable por la muerte de su "hijo", levantó la mano y lanzó un torrente de agujas hacia ambos. Naruto y Sasuke esquivaron los ataques con agilidad, moviéndose en perfecta sincronización.


Y en un instante Kaguya apareció atrás de Sasuke, con un movimiento rápido y despiadado, atacó con la hoja de pulso de hueso muerto, Naruto a pesar de su esfuerzo para llegar antes, la hoja de pulso de hueso muerto atravesó el corazón de Sasuke, quien cayó al suelo, la vida desvaneciéndose de sus ojos convirtiéndose en cenizas. 


Naruto sintió cómo el cansancio y el dolor tras la muerte de Sakura y ahora Sasuke se convirtió en rabia, una energía que crecía dentro de él como un volcán a punto de estallar.


Con un grito que resonó en todo el campo de batalla, Naruto absorbió rápidamente todo el chakra natural del mundo su manto de chakra se torno verde por la energia natural. Su poder creció exponencialmente, convirtiéndose en una fuerza que superaba incluso a Kaguya. Sin embargo, sabía que ella era inmortal y que la pelea no terminaría tan fácilmente.


Kaguya, al ver el aumento de poder de Naruto, sonrió despectivamente.  -Eres fuerte, pero eso no es suficiente-  dijo mientras se preparaba para un ataque devastador. Naruto, consumido por la ira y el dolor de la pérdida de Sasuke, desapareció en un destello amarillo y instantáneamente reapareció detrás de Kaguya.


Con un toque de sus manos, las marcas brillaron, desatando una oleada de chakra que selló a Kaguya nuevamente en la luna, la inmensa cantidad de chakra envolvió al satélite sellando toda la luna, sin saber que además de Kaguya otro ser quedo atrapado.


Al finalizar el sellado, sintió cómo las marcas del sol y la luna se desvanecían lentamente de sus manos. Pero la victoria tenía un precio, y Naruto lo sabía. El chakra natural que absorbió lo estaba convirtiendo en piedra.


A consecuencia de ello, tomó la decisión de comer la fruta chakra del Shinju, una elección arriesgada sabiendo que si comía el fruto todos los atrapados por el árbol de dios apenas tendrían chakra para vivir pero si no lo así , se convertiría en piedra y no los podría liberar del tsukuyomi infinito.


Después de comer el fruto su pelo y piel se volvieron blanco como la nieve, también le crecieron dos cuerno parecidos a los de Kaguya pero mas pequeños y en sus ojos aparecieron el Rinne Sharingan.


Y sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, el poder de la fruta no fue suficiente. Naruto sintió cómo su cuerpo comenzaba a petrificarse, sumergiéndose en un estado entre la vigilia y el reino de los sueños, rápidamente hizo el sello para liberar el tsukuyomi infinito y desactivando en Rinne Sharingan.


La última imagen que tuvo fue la de sus amigos saliendo de los capullos en donde estaban atrapados, sonrió, mientras su conciencia se desvanecía en la oscuridad.


Naruto se encontró atrapado en piedra en un sueño profundo.



EL FIN DE UNA ERA Y EL INICIO DE OTRA


Naruto estaba atrapado en piedra, su cuerpo inmóvil, durmiendo tranquilamente dentro de un templo.

Mientras tanto en el mundo, los vientos, las lluvias y el tiempo erosionaron lentamente las cicatrices del campo de batalla, pero no así su estatua, que se mantenía inmutable en lo que era el País de las Aguas Termales.

Los habitantes de las naciones elementales, aunque ahora sin la presencia del héroe que los salvó del Tsukuyomi Infinito, comenzaron a rendirle homenaje.

Se levantaron templos y monumentos a su alrededor, y la gente acudía a venerarlo, como si su esencia aún irradiara protección y esperanza.

Los años pasaron, pero la ausencia de Naruto no impidió que el mundo siguiera su curso. Los shinobi, aunque devastados por la pérdida de su más grande héroe, encontraron una manera de seguir adelante.

Los clanes de Konoha, Kumogakure, Iwagakure y las demás aldeas se reorganizaron, formando alianzas más estrechas, temerosos de otro gran conflicto.

Sasuke, recordado también por su sacrificio, fue honrado póstumamente, y aunque su legado fue importante, no podía eclipsar el inmenso peso de lo que Naruto había dejado tras su sacrificio.

Pasaron veinte años desde la Cuarta Guerra Shinobi. Los líderes de las aldeas intentaban mantener el orden, pero las tensiones comenzaron a crecer en todo el continente.

Las naciones, aunque en paz, empezaron a sufrir un cambio que nadie anticipaba. Los sismos se volvieron más frecuentes, los mares rugían con fuerza inusitada, y las tierras se separaban lentamente.

Los científicos de las aldeas llegaron a una conclusión preocupante: las naciones elementales habían sido parte de un supercontinente, una sola masa terrestre que, por razones desconocidas, estaba comenzando a dividirse.

Las teorías eran muchas. Algunos creían que la inmensa cantidad de chakra que Naruto había absorbido y desatado durante la guerra había desequilibrado las energías de la tierra misma. Otros pensaban que el poder de Kaguya, sellado en la luna, seguía ejerciendo una influencia sobre el planeta, desestabilizando el equilibrio natural.

Los siguientes veinte años, Conforme las tierras comenzaban a separarse, las conexiones entre las naciones se volvían más difíciles. Las fronteras naturales, ahora se transformaban en océanos y montañas que nadie podía atravesar con facilidad. El comercio y las comunicaciones se vieron afectadas, y con ello, las tensiones políticas se intensificaron.

Las aldeas ya no podían mantenerse tan unidas como antes. Kakashi Hatake, el Rokudaime Hokage, había intentado durante las ultimas dos décadas mantener la paz y el entendimiento entre las naciones, después de que Tsunade de setenta y cuatro años dejara el puesto de Hokage, veinte años después de la guerra, se encontró luchando contra la edad y había dicho "no viviré los años que me quedan sentada firmando paleo". Y prácticamente obligando a Kakashi a tomar el puesto.

Pero las naciones estaban destinadas a seguir caminos separados, y no solo en lo geográfico. Las culturas y los intereses comenzaban a divergir, y los viejos resentimientos, aunque apagados por la guerra, empezaban a resurgir.

En medio de este caos, Naruto, inmóvil en su prisión de piedra, se mantuvo como un recordatorio silencioso de los sacrificios que habían traído la paz.

Las generaciones más jóvenes comenzaban a ver su historia como un mito, algo que ocurrió en tiempos lejanos, una leyenda que ya no resonaba con la misma intensidad en un mundo que estaba cambiando rápidamente.

Solo los más viejos, aquellos que habían vivido la guerra, seguían acudiendo al Templo donde Naruto esta en piedra, tocando la fría estatua, esperando un milagro que nunca llegaría.

Kakashi estaba sentado en un banco del parque, observando como el cielo se estaba nublando mientras el viento movía suavemente las hojas de los árboles. Con una expresión pensativa y algo melancólica, bajó la mirada hacia el suelo.

"Naruto... Si estuvieras aquí, habrías sido Hokage envés de mi," murmuró Kakashi, sintiendo un vacío al recordar a su alumno, ahora convertido en piedra. "Siempre fue tu sueño, y lo más justo hubiera sido que lo consiguieras."

Suspiró, cruzando los brazos. A pesar del tiempo que había pasado, la ausencia de Naruto aún pesaba en él, en la aldea, y en los corazones de todos.

"Pero... como no estás, alguien tiene que continuar con tu legado," continuó, su voz suave pero cargada de responsabilidad. "Konohamaru, se ha convertido en un ninja fuerte y digno. Si no puedes ser tú, él tomará el manto de Hokage."

Se quedó en silencio por un momento, mirando al horizonte. "Espero que estés orgulloso de él y de mi, Naruto. Te prometo que guiaré a la aldea en tu nombre hasta que llegue el momento de que Konohamaru ocupe el lugar."

La brisa fresca acariciaba su rostro mientras cerraba los ojos, reflexionando sobre el futuro de la aldea, con la esperanza de que el espíritu de Naruto seguiría vivo en aquellos que dejó atrás.

Pero la historia de Naruto no había terminado, solo se había pausado en un punto incierto, mientras el mundo continuaba su lento proceso de transformación.

Los años pasaron y así tras veinte mil años, el mundo y las naciones elementales fueron testigo de un evento catastrófico.

El supercontinente, vasto y poderoso, hogar de clanes y aldeas ninjas, se fracturó debido a fuerzas más allá de la comprensión humana.

Lo que alguna vez fue una tierra de paz y prosperidad quedó destruida, y las naciones elementales se desmoronaron en fragmentos esparcidos por todo el mundo.

Los ninjas, figuras legendarias de ese tiempo, desaparecieron en la historia, olvidados por las generaciones futuras.

En ese caos, el chakra, fuente de poder de los ninjas, se diluyó en la naturaleza, su influencia menguando con el tiempo hasta convertirse en un mito.

Las ruinas de las aldeas se hundieron bajo el océano, dejando solo ecos de un pasado lejano. Nadie en el presente recuerda qué fue de esa civilización, excepto por algunas reliquias y rumores dispersos entre historiadores.

Pero el mundo siguió su curso. A medida que los continentes se separaban y la naturaleza reclamaba el territorio, surgió una nueva era.

JAPON

mil años antes de los eventos principales de Jujutsu Kaisen.

La era del jujutsu. En este tiempo, las maldiciones, manifestaciones del odio, el miedo y el sufrimiento humano, se convirtieron en la mayor amenaza para la humanidad.

Entre ellos, un hombre destacó por su brutalidad y poder, Ryōmen Sukuna. Considerado el Rey de las Maldiciones, Sukuna gobernaba el mundo con puño de hierro, imponiendo su voluntad sobre los más fuertes y subyugando a los más débiles.

Los humanos del presente luchaban desesperadamente por sobrevivir en este entorno, donde las maldiciones acechaban cada rincón.

Y el poder del jujutsu floreció, dando origen a hechiceros capaces de controlar y exorcizar estas entidades oscuras.

Estos hechiceros eran la última línea de defensa contra la destrucción total, aunque incluso entre ellos existía el miedo a enfrentar a alguien como Sukuna.

Las ciudades estaban fortificadas, para protegerse de maldiciones. Los Hechiceros, caminaban entre las sombras, luchando contra las maldiciones.

La humanidad parecía estar en un constante estado de alerta, sin poder predecir cuándo caería la próxima gran maldición.

En medio de este mundo peligroso, las leyendas sobre el chakra y los antiguos ninjas seguían circulando, contadas por aquellos pocos que recordaban fragmentos de historia.

Se decía que en algún lugar, las reliquias de esa era perdida aún contenían un poder inmenso, lo suficiente como para cambiar el destino del mundo nuevamente.

Naruto, aunque aún no despierta, permanece en estado de piedra, profundamente oculto en lo que era el antiguo País de las Aguas Termales ahora sumergido en el fondo del mar.

Inconsciente del tiempo que ha pasado, su cuerpo está lleno de la energía del chakra antiguo, que se ha fusionado lentamente con la tierra misma a lo largo de los milenios.

Mientras el mundo sigue adelante, ignorante de la existencia de este poder dormido. Las guerras entre hechiceros y maldiciones continúan, pero hay susurros de que algo grande está por despertar, algo que podría cambiar el equilibrio de poder en el mundo de los jujutsu.

El poder de Sukuna sigue creciendo, y aunque él gobierna con una violencia implacable, el empezó a aburrirse de tales cosas, así que cuando escucho el rumor de un poderoso chaman fue a buscarlo para saciar el aburrimiento que tenia.


En medio de una llanura oscura y sombría, los cielos rugían con truenos mientras dos figuras se enfrentaban. Sukuna, con una sonrisa arrogante, observaba a Kenjaku desde la distancia.

El poder en el aire era palpable, las energías malditas de ambos creaban una presión tan densa que incluso los seres espirituales más oscuros evitaban el lugar.

-He escuchado mucho sobre ti, Kenjaku -dijo Sukuna, mientras caminaba lentamente hacia su adversario. Sus ojos destellaban con malicia. -Dicen que eres un chamán muy poderoso... pero sabes quién soy yo, ¿no?

Kenjaku, con su habitual calma, sonrió detrás de la máscara que ocultaba su rostro. Su mirada era insondable, como si estuviera un paso adelante en todo momento.

-Claro que sé quién eres, Sukuna -respondió con voz suave, sin un ápice de preocupación. - El rey de las maldiciones, el destructor de reinos. Pero, ¿realmente viniste a mí buscando una pelea? ¿O es que te intriga lo que puedo ofrecerte.-

-No vine a negociar -gruñó Sukuna, sus manos empezando a brillar con una energía maldita intensa. - Vine por la emoción de una pelea y a demostrar que no hay chamanes más poderosos que yo. Prepara tus últimos hechizos, Kenjaku.-

Kenjaku rio entre dientes, levantando una mano con calma. De repente, cientos de espíritus malditos emergieron del suelo, rodeando a Sukuna, pero él apenas les prestó atención.

-¿Es esto todo lo que tienes? -Sukuna desapareció en un destello y, en un solo golpe, destruyó los espíritus malditos, dejando solo un rastro de humo a su paso.

Kenjaku frunció el ceño, pero no mostró miedo. En su mente, los engranajes seguían girando. Sabía que no podía igualar la fuerza bruta de Sukuna, pero su verdadera fuerza no residía en el combate directo.

-Tienes razón, no soy rival para tu poder -admitió Kenjaku mientras realizaba sellos de manos rápidos. -Pero el poder no lo es todo, Sukuna. Siempre hay formas de vencer a alguien más fuerte.-

-Hablas demasiado -gruñó Sukuna, y en un parpadeo, estuvo frente a Kenjaku, lanzando un golpe devastador que impactó contra una barrera invisible. La tierra bajo ellos tembló, y la barrera de Kenjaku se rompió en mil pedazos, golpeándolo en el lado derecho del pecho. - No puedes esconderte detrás de trucos.-

Kenjaku respiró hondo sintiendo como su brazo derecho explotaba, su única mano se movió en patrones complejos, invocando técnicas de sellado. El aire alrededor de ellos se volvió más denso, como si el tiempo mismo se estuviera ralentizando.

-¿Ves? -Kenjaku sonrió. -No se trata de esconderse, sino de pensar más allá de los límites de la fuerza bruta.-

Sukuna atacó de nuevo, pero esta vez, el suelo debajo de él se abrió, revelando un abismo oscuro. Kenjaku había preparado un espacio maldito, una técnica que alteraba la realidad a su favor. Sukuna, sin embargo, no mostró miedo. Con un rugido, liberó una ola de energía maldita que destrozó el espacio mismo, devolviéndolos a la llanura original.

-Es inútil, Kenjaku. Eres un insecto comparado conmigo -declaró Sukuna, avanzando mientras su forma se envolvía en energía oscura. - ¡No importa qué truco uses, te aplastaré!-

Kenjaku observaba con atención. Sabía que la derrota era inevitable si combatía de frente. Pero su verdadero plan estaba en marcha.

Con un destello en sus ojos, pronunció palabras antiguas, un encantamiento que había guardado durante años.

-Tal vez tengas razón, Sukuna -dijo Kenjaku, mientras su energía maldita comenzaba a girar en espiral. - Pero, a veces, para vencer al rey, hay que hacerlo caer en su propia arrogancia.-

De repente, un torrente de energía maldita envolvió a Sukuna. Al principio, el rey de las maldiciones sonrió, pensando que podía deshacerse de ella con facilidad. Pero entonces, su cuerpo comenzó a sentirse más pesado, sus movimientos más lentos.

-¿Qué...? -Sukuna trató de moverse, pero sus extremidades comenzaron a endurecerse. - ¿Qué me has hecho?-

Kenjaku, aunque agotado y herido, sonrió triunfante.-No solo eres un rey, Sukuna. Eres también una maldición en sí misma. Y las maldiciones... pueden ser selladas.-

Sukuna intentó resistirse, liberando toda su energía maldita, pero era demasiado tarde. La técnica de Kenjaku había capturado su esencia, dividiéndola en veinte fragmentos, sellándola en lo que parecían pequeños objetos, cada uno representando un dedo de Sukuna.

El suelo tembló mientras el cuerpo de Sukuna se desintegraba, dejando solo los veinte dedos malditos esparcidos. Kenjaku, tambaleándose, observó su trabajo con una mezcla de alivio y temor. Estaba casi muerto, agotado al borde del colapso.

-Pudo haberme matado -murmuró Kenjaku, sintiendo cómo su cuerpo se debilitaba-. Pero la arrogancia siempre será su caída.

Con un último esfuerzo, Kenjaku reunió los dedos malditos y desapareció, dejando atrás solo el eco de la batalla y la historia de cómo el rey de las maldiciones fue derrotado, no por fuerza, sino por astucia.

LOS MAS FUERTES

La batalla había dejado su marca. El campo de combate donde Sukuna fue derrotado ahora era un recordatorio silencioso de lo ocurrido.

La energía maldita que antes dominaba el lugar comenzaba a disiparse lentamente, pero Kenjaku ya no estaba allí para verlo. Su cuerpo, al borde del colapso, había desaparecido junto con los veinte fragmentos del alma de Sukuna.

Oculto en algún rincón, respiraba con dificultad. Había logrado lo impensable, dividir el poder de Sukuna, el ser más temido en la historia del jujutsu.

Su enfrentamiento con Sukuna no estaba planeado, pero el resultado fue mejor de lo que había imaginado. Cada dedo maldito ahora tenía el potencial de renacer, de hacer crecer una nueva forma de energía maldita. Y todo eso serviría a su plan. La evolución de la energía maldita era su meta final. Para Kenjaku, con los dedos tiene una oportunidad para dar un paso más en su investigación.

Sukuna había sido poderoso, pero limitado por su propio ser. Kenjaku buscaba algo más grande, una fusión entre lo humano y lo maldito que trascendiera las reglas actuales del jujutsu.

Sabía que la clave estaba en los dedos de Sukuna, que estos fragmentos podrían desatar un poder superior al que el rey de las maldiciones alguna vez tuvo.

Durante el siguiente milenio, Kenjaku estudió los dedos, los esparció intencionalmente por todo el mundo, ocultando su verdadero propósito.

Sabía que estos objetos malditos, si caían en manos adecuadas, podrían reactivar la esencia de Sukuna. Pero esto era parte de su experimento: observar cómo el mundo reaccionaría, cómo la energía maldita evolucionaría con el tiempo y con la reaparición de los dedos.

Con el paso del tiempo, estos dedos se convirtieron en reliquias peligrosas, esparcidas por la humanidad como maldiciones mortales. Pero el mundo seguía girando, y la historia continuaba su curso.

En el tiempo que paso, Kenjaku no solo se concentró en los dedos de Sukuna. En una de sus exploraciones, escuchó rumores sobre un artefacto que se decía que estaba escondido en el fondo del mar.

Motivado por su curiosidad, decidió investigar. Después de una búsqueda ardua y peligrosa, encontró una estatua de piedra en un templo, en lo profundo de las fosas de la marianas, que emanaba una energía extraña. Kenjaku no tenía idea de quién era o de su significado. Solo sentía que esa figura era poderosa, y su energía lo atraía de una manera casi irresistible.

A medida que Kenjaku estudiaba la estatua esta fue llevada a su laboratorio secreto para una mejor investigación, sin notar que apareció una grieta en la estatua, solo notando como la energía que emana el objeto aumento .

Y aunque no entendía completamente su origen, sabia que tenía que ser parte de su proyecto. Así que, mientras los dedos de Sukuna se esparcían por el mundo, la estatua se mantenía oculta, un misterio que podría resultar clave en el futuro.

Sin embargo, no logró descifrar mucho sobre la estatua. Kenjaku intentó estudiar la energía que desprendía, pero sus intentos resultaron infructuosos. Era un enigma que no podía resolver, a pesar de que lo mantenía intrigado. Lo que sabía era que la estatua era un objeto único y que, de alguna manera estaba vivo y conectado al mundo, y podría encajar en su visión de evolucionar la energía maldita.

Kenjaku sabía que no podía dejar que el mundo descubriera estos secretos. Así que continuó su trabajo en la sombra, observando los movimientos del mundo jujutsu, consciente de que un cambio estaba por venir.

El mundo jujutsu no tenía idea de lo que se avecinaba.

En el presente, 24 de diciembre de 2018

JAPÓN

TOKIO

DISTRITO DE SHINJUKU

En lo alto de unos edificios. El hechicero más poderoso cuenta con el apoyo de Utahime y el director Gakuganji.

Al instante, Ijichi establece una barrera alrededor de ellos. Utahime activa su técnica maldita "Restricted Zone", que amplifica la producción de energía de cualquier hechicero dentro de su rango.

"Dominar una técnica maldita es como dominar las matemáticas. El nivel de habilidad de un hechicero se determina por cuántos pasos puede omitir sin afectar el funcionamiento de su técnica, como los sellos de manos o los encantamientos. Ahora mismo, Utahime no está omitiendo ninguno, ni un solo encantamiento, ni un solo sello de mano, ni un solo paso de baile, ni un solo detalle de la música", logrando que Satoru utilice el 200% de su energía.

Lanzando su "Purple Void", que, debido al velo de Ijichi, Sukuna no sintió nada hasta el último momento, a pesar de haber percibido al Gojo a lo lejos, termina perdiendo el brazo al intentar detener el ataque.

Al recuperar el control, el rey de las maldiciones se encuentra cara a cara con Satoru Gojo.


El hechicero más fuerte de la época actual VS El hechicero más fuerte de la historia

-No puedes ser tan fuerte si dependes de otros.- dijo con arrogancia Ryōmen Sukuna

-Jajaja, ¿qué pasa? ¿Estás nervioso?- respondió burlonamente Gojo. Eso hizo enojar al rey de las maldiciones. -No te preocupes, solo yo seré tu oponente.-

Ambos hechiceros comienzan un intercambio de golpes, destruyendo todo a su paso, creando una atmósfera tensa. Los espectadores se sorprendieron de cuando ambos despliegan su dominios, pensando que solo los usarían como último recurso, ya que consumen mucha energía maldita.

Estando muy igualados, Sukuna logra sobreponerse al dominio del hechicero más poderoso, causándole una herida considerable en el cuello. Gojo se recupera rápidamente, utilizando su técnica de "Reversed Cursed Technique" para sanar.

Aprovechando que el hechicero más fuerte no puede activar su dominio por un tiempo, el rey de las maldiciones ataca con todo, mientras Gojo esquiva lo que puede. Decidido a contraatacar, Satoru ejecuta un "Simple Domain" para eliminar el efecto de golpe seguro mientras usa el "Reversed Cursed Technique" para curarse.

La batalla se intensifica con intercambios rápidos de golpes. Entonces, Ryomen decide maximizar el rango de su "Malevolent Shrine", y al instante, el hechicero despliega su dominio nuevamente.

Herido, Satoru necesita ser rápido y efectivo en sus técnicas.
-No puedo dejar que esto termine aquí.-

La batalla se acelera cuando Gojo golpea a Sukuna con precisión. En un movimiento estratégico, atrae a Ryomen hacia él, pero ambos dominios colapsan al mismo tiempo, y Satoru lo golpea con un "Rojo", lanzándolos en direcciones opuestas.

A pesar del revés, el hechicero más poderoso activa el "Limitless Void" nuevamente, aprovechando que el rey de las maldiciones necesita curarse del daño recibido. Sin embargo, el dominio maligno de Sukuna se despliega dentro del "Limitless Void" de Satoru, aunque fue una fracción tarde, ya que el dominio de Gojo lo alcanzó primero.

Gojo se prepara para un golpe final, pero Ryomen invoca a Mahoraga, un poderoso shikigami que se adapta continuamente. El hechicero, consciente del peligro, intenta acabar con Mahoraga antes de que se adapte, pero el shikigami destruye el dominio de Gojo rápidamente. Al momento Mahoraga desaparece y la rueda se posa sobre la cabeza de Sukuna

La adaptación de Mahoraga comienza a jugar un papel crucial en la batalla. El rey de las maldiciones permite que Satoru lo ataque varias veces para facilitar la adaptación de Mahoraga.

Sin embargo, el hechicero asegura que el alma de Megumi no se adaptará al "Limitless Void".

La pelea continua dejando el distrito completamente destruido. Cuando Gojo intenta expandir su dominio otra vez, Sukuna le revela que no podrá hacerlo, y Gojo se paraliza, comenzando a sangrar.

-Tu mente y tus técnicas te han dejado vulnerable. Tu cerebro no podrá resistir, lo destruyes y lo restauras una y otra vez para volver a usar tus técnicas", explica el rey de las maldiciones calmadamente. -Ahora te cortaré, y aunque logres sacar tu dominio de nuevo, terminaré adaptándome.-

Al instante, los ojos de Ryomen empiezan a sangrar por haber estado expuesto al "Limitless Void", dañando también su cerebro.

Satoru, sonriendo por la situación, recuerda que sus estudiantes todavía están observando la pelea, mientras vuelve a intercambiar golpes con el rey de las maldiciones.

En el clímax de la batalla, Gojo utiliza su "Cursed Technique Lapse: Blue", pero sorprendentemente cambia a "Cursed Technique Reversal: Red", impactando a Sukuna, quien, a pesar de protegerse, recibe un daño considerable.

Mientras Satoru se anima, la rueda de Mahoraga se cae de Sukuna y comienza a girar nuevamente, apareciendo de nuevo el shikigami. La lucha se vuelve frenética, con Gojo intentando múltiples estrategias. Ya no solo es una batalla contra Ryomen, sino también contra Mahoraga.

-No puedo rendirme ahora.- se dijo asi mismo Satoru. A medida que la lucha avanza, -Tendré que activar el "Limitless Void."-

Sin embargo, en un movimiento rápido, Mahoraga le corta el brazo. A pesar de la pérdida, Gojo mantiene la calma, mientras Sukuna invoca a un nuevo shikigami, una bestia quimera que ataca junto con Mahoraga simultáneamente.

Satoru se da cuenta de que la bestia quimera es el más débil de los tres y decide usar su técnica "Máximum Output: Blue" . Esto destruye al shikigami y marca un gran cambio en la batalla, mostrando que el hechicero más fuerte ha aumentado su intensidad. Y por primera vez en mil años, el rey de las maldiciones se siente presionado.

-¡Esto es el final!- grita Gojo, lanzando "Red and Blue", que se unen en "Hollow Purple", provocando una explosión colosal que arrasa con todo a su alrededor.

Aunque el ataque también lo hiere, el daño es reducido al ser su propia energía. Con este impacto, parece que Satoru ha triunfado, pero su satisfacción se empaña al darse cuenta de que Ryomen no empleó todo su poder en este enfrentamiento.

-Esto no ha terminado, Gojo-, exclama Sukuna, lanzando un "slashes that cut the world", que impacta de lleno al hechicero más poderoso. Tras la batalla, Satoru tiene una visión de su pasado, preocupado por la soledad que enfrentaran sus alumnos.

EN LA NOCHE DEL DIA 24 DE DICIEMBRE DEL 2018 EL HECHICERO MAS PODEROSO DE LA ACTUALIDA MURIÓ.

En ese momento en todo el mundo se siente una energía aplastante.



Y FIN 

Espero que les haya gustado. Decidí que voy a unir los caps porque se me hacían muy corto, a partir de ahora los capítulos serán de 4000 palabras o mas este contiene 4777.

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