Capítulo 63
Karin y Kiba estaban teniendo una alegre caminata bajo la luz de la luna.
Karin no había parada de hacerle cumplidos a Akamaru, ya que ella se había hecho muy amiga del aninal.
- Y yo que creí que la cita era conmigo. - Comentó el Inuzuka con buen humor.
- ¿ Que pasa Kiba? ¿ Tienes celos de tu propia mascota?- Proviene la Uzumaki.
- No, la verdad es que me gusta que te lleves bien con mi perro. - Comentó Kiba- Generalmente a las chicas no les gusta que me lleve tan bien con él.
- Esas chicas son tontas, no creo que tener una relación estrecha con tu mascota sea una molestia. - comentó la pelirroja- Creo que es una ventaja.
Karin se arrodilló ante el perro blanco y empezó a acariciarle mirando a los ojos del perro, mientras le acariciaba la cabeza.
- Yo daría lo que fuera por al menos tener un animalito a mi lado para acompañarme en los momentos difíciles. - Comentó la pelirroja con la mirada perdida.
-Tuviste una vida horrible, ¿ no? - le preguntó Kiba poniendo una mano en su hombro.
- No voy a mentirte, no he tenido una vida nada buena. - dijo la Uzumaki con los ojo nublados.
- No vamos a estar tristes hoy. - Le sonrió Kiba- Venga, tengo la reserva de un importante restaurante de Konoha.
-¿ Es el Ichiraku? - preguntó la Uzumaki.
- Tenías que ser prima de Naruto. - murmuró Kiba- No, pero la comida es muy buena. Será divertido.
- Espero no me decepciones. -dijo Karin con una sonrisa.
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Sasuke y Hinata estaban en una cena en la residencia Uchiha para celebrar éxito de su misión diplomática.
Hinata había hecho chuletas de cerdo y Sasuke habia encontrado una botella de champán en un armario olvidado del distrito de su clan.
- Por tu primera misión diplomática con éxito. - Dijo Sasuke levantando su copa con el espumante.
- Gra-gracias. - Dijo Hinata mientras hacía el brindis- Aunque los créditos no son míos, son tuyos. - Dijo mirando su copa- Yo no hice nada.
- Mientes.- Comentó Sasuke tomándose su copa- Has sido útil al confirmar el genjutsu en el señor feudal.
- Po-podrias haberlo hecho solo. - Argumentó Hinata.
- Si no estuviera con mi chakra bloqueado si. - -dijo Sasuke- Pero, sabes que no es así.
- Has hecho una buena misión y te has portado bien. - comentó la peli azul- Podrías pedir a Konoha que te libere.
- Si, pero Tsunade no quiere dejarme libre, ella cree que soy más útil estando cerca de ella. - respondió Sasuke.
- Eso es bueno. - Susurró Hinata- Así podré estar más tiempo contigo. - Luego se sobresaltó con lo que dijo.
Al ver que Hinata empezaba a tartamudear y no decir nada coherente, Sasuke decidió ayudarla.
- Tienes que creer más en ti. - ella le miró sin entender nada- Si por un momento lo hubieras hecho mejor.
Hinata apenas asintió.
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Kiba y Karin estaban en un restaurante de muy alta estima donde todos estaban con ropas formales y según Karin snobs.
- No sabía que a ti te iba estos restaurantes. - dijo Karin- Creí que te gustaba más las hamburgueserías y barbacoas.
- Eh, Soy un perro decente. - Dijo entre risas- Además, este restaurante permite a los Inuzuka que entren con sus perros.
Karin miró al suelo a su izquierda y vió a Akamaru tumbado y disfrutando de un hueso de costilla.
- Bueno, no quiero ser una mala agradecida, tan solo quiero decir que no hacia falta que me llevaras a un restaurante así.
-Era una cuesta de honor . - Le sonrió Kiba- Una persona como tú lo merece.
- Tan solo lo dices porque quieres irte a la cama conmigo. - Acusó Karin haciendo que Kiba se vuelva más rojo que un tomate.
- ¡Yo no soy ese tipo de hombre! - Exclamó el Inuzuka irritado.
- Solo estoy bromeando. -Dijo Karin entre risas- Además ningún hombre se interesaría por mí si me viese...
- ¿Que quieres decir con eso? - preguntó Kiba escuchando la última parte.
- Perdonen, ¿Ya han decidido lo que van a pedir? - les interrumpió el camarero y Karin dió gracias a Dios.
- O si, un espagueti con albóndigas. - Dijo Kiba antes de mirarle a la pelirroja- ¿Y tú?
- U-un filete con salsa barbacoa y arroz. - Dijo la Uzumaki ocultando su rostro detrás del menú.
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Quien también estaba cenando era una pareja compuesta por un rubio y una pelirrosa.
Sakura ya estaba con la tripa de buen tamaño y estaba llevándose una cuchara de sopa a la boca cuando sintió algo.
- Oh.. - Ella se llevó una mano directamente al vientre.
- Sakura-chan, ¡¿Estás bien?! - preguntó Naruto levantandose y yendo hasta ella.
- Una patadita. - Dijo la pelirrosa con una sonrisa- Su primera patadita, Naruto.
- ¡ Genial! - dijo Naruto arrodillandose y besando su abultada vientre- Hola Kasumi-chan, soy tú papi.
- Hija, hazme un favor. - dijo Sakura- no Saques la idiotez de tú papá.
- ¡ Oye, no soy tan idiota! - -dijo Naruto inflando los mofletes.
- No importa. - Dijo Sakura haciéndole poco caso al prometido- Yo solo espero que saque mi inteligencia.
- ¡Ya, pero ella va a ser mi compañera de Ramen! - dijo Naruto volviendo a levantándose.
- ¡Que va! - Exclamó Sakura- Yo le enseñaré a comer sano.
- ¿ Tan sano como tú pidiéndome ramen a las cuatro de la mañana? - preguntó Naruto con sarcasmo.
- ¡ Ca-cállate, eso solo ocurrió una vez! - dijo la pelirrosa mirando hacia otro lado y con las mejillas rojas por la vergüenza.
- Una vez a la se mana querrás decir. - Corrigió el rubio.
- ¡ He dicho que te calles! - Gritó la pelirrosa.
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Después de una buena cena, Kiba decidió acompañar a Karin hasta su casa.
- Dime, ¿ por que aceptaste la casa de Naruto? - preguntó Kiba - De seguro es un lugar que apesta a ramen.
-Él es la única familia que tengo. - Diji Karin levantando y bajando los hombros- Además, el olor a ramen no es tan malo.
- ¡¿ Que no es tan malo?! - preguntó Kiba después de una risa irónica- Uzumaki Tenias que ser.
Karin apenas se rió y al notar que ya estaba delante de la puerta de su departamento se adelantó y se giró hacia él.
- Ha sido un placer pasar esta noche con usted, señor Inuzuka. - Dijo la pelirroja.
- Nada de "Señor Inuzuka" - dijo Kiba colocando el dedo índice sobre los labios de la pelirroja- Es así como llamaban a mi padre, que en paz descanse, tú solo llámame Kiba.
- Está bien... - Karin fijó sus rojos ojos a los negros orbes de Kiba- Kiba Inuzuka.
Sus rostros se acercaron y sus labios se tocaron en un beso largo, pero casto.
- Tu me gustas mucho, Karin. - Dijo el Inuzuka- Seria un honor para mi que seas mi novia.
Karin abrió la boca y la cerró como un pececillo dorada y sintió sus manos temblaren.
- ¿ Yo en verdad te gusto? - preguntó ella en un tono serio .
- Si.
- ¿ por que?
- Por lo que eres, una chica dulce y gentil, sin hablar de tu lindo cabello rojo y tu linda piel blanquecina. - Dijo el Inuzuka- Además de que a Akamaru le gustas, eso ya es mitad de los puntos.
- ¿ Tú me crees guapa? - preguntó ella con temor.
- Obviamente. - Le sonrió el Inuzuka- ¿ Por qué insistes en pensar que no eres guapa? Si lo dices para rechazarme...
- ¡ Es porque no lo soy! - exclamó ella sintiendo las lágrimas amanezaren caer.
Karin abrió la puerta, se puso a un lado y le ordenó:
- ¡Pasa!
Kiba no dijo nada y apenas entró en el departamento a la espera de que reciba la respuesta sobre lo que le pasaba.
- Cierra la puerta. - Y así Kiba lo hizo.
Al girarse, Kiba vió a Karin de espaldas y con el torso desnudo.
- ¿ Aún te parezco guapa? - Preguntó Karin.
Kiba se acerco y tocó las heridas en alto relevo de su espalda y preguntó con furia.
- ¿Quién te hizo eso?
- ¡ Esta no es la cuestión!- dijo ella- ¡Te pregunté si me crees guapa o no!
- La respuesta es obvio que si. - Se rió él- Mi pregunta es: ¿ Por qué tú no te crees guapa?
- ¡ Mirame! - Exclamó ella dándose la vuelta dejando que Kiba vea su torso desnudo- Estoy llena de mordiscos, no hay una sola parte de mi cuerpo libre de marcas yo... Soy horrible.
Kiba se acerca a Karin y la abrazó cariñosamente mientras la pelirroja lloraba desesperadamente.
- Eso no quita el hecho de que vea a una chica preciosa a la cual le han causado horribles cosas. - Dijo Kiba- Que sepas que me sigues gustando y lo que siento por ti ha aumentado aún más.
- Tenía que mostrarte eso. - dijo la pelirroja- Tenía que ver si lo que sientes por mí es lo contrario.
- Karin, voy a volverte a preguntar, ¿ Quieres ser mi novia? - preguntó el Inuzuka.
- Si. - Decía ella mientras se limpiaba las lágrimas- Muchas gracias, Kiba. Gracias por aceptarme así como soy.
Los dos se separaron y Kiba le sonrió.
Kiba había entrado en un dilema: ¿ debería ceder a sus instintos o respetarla e irse?
Por suerte para Kiba, Karin iba a responder las cuestiones de Kiba de inmediato.
- Si en verdad te gusto, si en verdad crees que soy guapa. - La pelirroja se acercó, cogió la mano de Kiba y la puso sobre su pecho- Demuéstramelo, hazme el amor.
Continuará
Maratón 1/5
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