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Capítulo 62


Jiraiya y Tsunade estaban cargando a Shizune, que se había emborrachado junto a ellos.

Los dos mayores habían bebido lo mismo que la morena, pero Shizune no era tan experimentada con el alcohol como sus maestros.

-Jiraiya-sama una pregunta.. Hip... una pregunta: Cuanto más suicidas existen menos suicidas existen?

-Genial. -suspiró Tsunade- Se nos salió una borracha filósofa.

Shizune apenas se río.

-Relajate, princesa. -dijo Jiraiya divertido por ver la primera borrachera de la alumna de su mujer- Debe de ser tu primera borrachera en la vida.

-No lo creas. -dijo Tsunade- Ella ya se emborrachó algunas veces. Hubo una vez que ella se puso a coquetear con todas las personas del bar y hubo una vez que ella  inició una pelea de bar.

-Pagaría para ver lo segundo. - comentó Jiraiya.

Ambos se rieron unos minutos antes de Shizune comentar:

- ¿Por qué te estas riendo? - preguntó la morena- Yo también quiero reírme.

-Tú preocúpate con dormir. - Dijo Tsunade.

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Tsunade y Jiraiya estaban frente a una Shizune completamente dormida y roncando en el ultimo volumen.

-Pobrecita. -Dijo Tsunade- Mañana tendrá una resaca horrible.

-Gajes del oficio. - dijo Jiraiya saliendo de la habitación.

-Nunca lo admití, pero ella siempre fue como una hija para mi. - Dijo Tsunade siguiendo al peliblanco.

-Bueno , ahora tienes dos hijas. - Dijo Jiraiya- Shizune-san y Fu-chan - luego le susurró- Y me encantaría tener una tercera o quién sabe un primero. 

-No se si soy físicamente capaz.  - Dijo Tsunade abriendo la puerta de su habitación- Pero, vale la pena intentarlo.

Una sonrisa pervertida surgió en los labios de Ero-senin antes de abrazarla y besarla con locura.

Tsunade entrelazó los brazos en el cuello del peliblanco mientras cerraba la puerta con una mano.

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A la mañana siguiente el consejo de Konoha estaba ante Tsunade en el despacho del Hokage.

- ¿Por nos has llamado a las siete de la mañana, Tsunade? - preguntó Koharu.

-Para esto. -Tsunade les pasó un pergamino para los tres ancianos.

-¿Despedidos? - preguntó Hamura.

-¡No puedes hacer esto, Tsunade! -dijo Homura- ¡Somos miembros permanentes!

-Ya no. -Dijo Jiraiya- Al señor feudal no le gustó nada saber que él estaba siendo manipulado.

- ¿Tienes alguna prueba de eso? - preguntó Hamura.

-No lo sé..  - Dijo Jiraiya con una astuta sonrisa- Danzou-san, ¿Que tiene bajo estas vendas?

-Esto es tan solo heridas y cicatrices de mis tiempos de guerra. - Explicó Danzou apuntando a las vendas de su ojo con su brazo libre.

-Ya.. -Jiraiya no se creyó una pizca de las palabras del líder de raíz- El caso es que ustedes tres se ganaron una jubilación forzosa.

-Esto es un gran error para la legislación de Konoha, Tsunade. - Dijo Danzou levantándose junto con sus tres amigos.

-Au contraire, le estoy haciendo un favor a la humanidad. - Dijo Tsunade claramente.

-Se está ganando tres grandes opositores, Tsunade. -Dijo Koharu en un ton amenazante.

Los tres exconsejeros abandonaron el salón y al hacerlo Jiraiya comentó:

-Y la perra seguía y seguía... - se rió- Hoy si que esta siendo una buena mañana.

-Habla por ti, Jiraiya-san.  -Dijo Shizune al lado de la pared con gafas de sol y un horrendo dolor de cabeza.

Hokage y Sanin se rieron.

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Era cerca de la hora de comer y otra vez Karin estaba sola en la florería.

-Que día más aburrido. -comentó la pelirroja después de un bostezo.

Pocos segundos después, ella se sintió un chakra conocido entrando en el local.

-¿Que estás haciendo aquí esta vez Kiba? - Preguntó Karin-¿ Flores para tu hermana otra vez?

- Si que eres buena. -comentó Kiba acercándose a ella - No, la verdad es que no. - El Inuzuka parecía nervioso- Estaba pasando por aquí y... ¿Quieres salir conmigo esta noche? O sea.. una cita.

-¿Una CI-CI-cita? -preguntó Karin incrédula y con las mejillas rojas.

-Bueno... -Kiba se masajeó la nuca visiblemente nervioso tal cual la Uzumaki- No sería un Alfa del clan Inuzuka si no pudiese pedirle a una chica una cita.

- ¿Me estás llamando para una cita tan solo para saciar tu ego de macho alfa? - preguntó Karin con los brazos cruzados.

- ¡No! -exclamó Kiba con un sudor en la nuca- Yo solo me estaba regañando a mi mismo por no conseguir invitar a la chica que me.. ejem... que me interesa.

-Está bien.  -Dijo Karin de brazos cruzados- Ven a buscarme a las siete y que sepas que será tan solo una cita de amigos.

-Si, claro... - El sonrió nervioso- Amigos..

-Y tráete a Akamaru. - dijo con una sonrisa- Me encanta aquel perrito.

-El está esperando allí afuera. - dijo Kiba- Estoy seguro que le encantaría verte.

-Ahora mismo no puedo, estoy trabajando. - dijo Karin- Lo veré hoy a las siete.

-Hoy a las siete. - Dijo Kiba antes de despedirse de la pelirroja.

Karin estaba con una sonrisa en su rostro cuando la voz de alguien le asustó.

- ¿Haciéndote la difícil? - La pelirroja dió un salto del susto y al girarse vió a Ino de espaldas a la pared.

- ¡No me vuelvas a hacer eso! - Exclamó la Uzumaki- Además, ¿ Hay no tenías un turno en el hospital?

-Ya lo he terminado. - Dijo Ino- Aún no has respondido mi pregunta.

-Hump. Si él de verdad está interesado en mi tendrá que conquistarme.- dijo Karin.

-Ok. - La rubia empezó a caminar hacia la salida- Cierra la caja registradora, nos vamos de compras.

-¡Pero, si cerramos en dos horas! - Argumentó la pelirroja.

-Soy tu jefa y puedo liberarte cuando quiera. -Dijo Ino con las manos en la cintura- Ya me encargo yo de mis padres.

Karin apenas bufó en un tono de desaprobación.

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Danzou, Hamura y Koharu estaban reunidos en una sala subterránea.

Después de que Orochimaru huyera de Konoha, Raíz tomó sus laboratorios subterránea como base secreta.

-Maldita Tsunade. - Dijo Homura- Su actitud progresista está destruyendo la imagen imponente de Konoha.

- ¡Debemos acabar con ella! -exclamó Koharu dando golpes en la mesa- Alguien blanda como ella no puede ser Hokage.

-Paciencia, compañeros. -Dijo Danzou calmamente- Si matamos a Tsunade seria pésimo para la imagen internacional de Konoha.

- ¿ Y que es lo que sugieres? - Preguntó Homura.

-Instigar a un incidente internacional con una crisis diplomática. - Dijo Tsunade- Tarde o temprano llegará a los oídos de otras naciones que poseemos a uno de los jinchuriki perdidos. -comentó con una sonrisa.

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Karin e Ino se la pasaron el resto de la tarde de compras yendo de tienda en tienda buscando ropas para la ocasión entre Karin y Kiba.

- ¿Tú crees que me veo bien? - Preguntó Karin pasando el pintalabios mientras Ino se sentaba en el brazo del sofá.

-Solo te puedo decir que ese vestido favorece muy bien  tu culo. - respondió la rubia.

Karin apenas bufó ante el descaro de la rubia y se giró hacia ella.

Karin estaba con una camiseta azul con la correa derecha caída por debajo de su hombro, incrustaciones de botones dorados alrededor del cuello, un cinturón fino en la cadera dando la impresión de que la parte de abajo de la camiseta sea una falda.

Ella llevaba unos pantalones leggins negro y unas sandalias rojas.

-Creo que debo ponerme otra ropa . - dijo Karin- Esta camiseta expone mucho mis brazos.

-Ven aquí. -dijo Ino levantándose y puso la mano en sus brazos y empezó a curarlos.

Las cicatrices en los brazos de Karin empezaron a desaparecer, pero una llamada en la puerta las interrumpió.

-He conseguido eliminar la mayoría de las marcas, aunque habrá algunas cicatrices en la parte del antebrazo. -explicó Ino.

Otra vez escucharan a alguien llamar en la puerta.

-Dile que no voy.  -dijo Karin- Dile que... me ha dado un ataque de diarrea... Eso es, diarrea.

-Primero: A no ser que esa excusa sea verdaderamente  correcta; jamás la vuelvas a utilizar- dijo la Yamanaka- Segundo: Si Kiba de verdad se interesa por ti; pasará por alto las cicatrices.

-No vas a dejar que me quede en casa, ¿verdad? - Preguntó Karin para su amiga rubia.

-Nop.

Kiba estaba en la casa de Karin. ¿Como sabría él la ubicación de la casa de Karin si ella no le dió su dirección? Él podría captar el olor a rosas de su perfume.

De la misma manera que Karin podría saber que era Kiba el que estaba frente a su puerta, aunque ella siente su Chakra y no su olor.

Al fin de la cuarta llamada a la puerta Karin abrió la puerta Karin abrió con Ino detrás de ellas sujetando sus hombros.

- ¡Ella es toda tuya! -dijo la rubia lanzando Karin a los brazos del Inuzuka.

-Lo -Lo siento. - Dijo la pelirroja al caer en los brazos del moreno.

-Cuidala, Inuzuka. - dijo Ino yendo hacía la calle.

Al volverse a estar Solos, Karin se separó de Kiba y antes de que se dijeran alguna cosa Akamaru empezó  a lamerle la cara.

- Es muy bueno verte, Akamaru. - Dijo Karin acariciando al animal- ¿Quien ha sido un buen perrito? ¿Quien ha sido un buen perrito? ¡ Tú has sido un buen perrito!

- Él también te echaba de menos. - Se rió Kiba antes de ofrecerle su brazo- Aceptas caminar conmigo, bella dama.

-¿Bella dama? ¿Tú me crees bella? - Kiba asintió- Claro, ¿donde piensas llevarme? - preguntó ella entrelazó su brazo con el del Inuzuka.

Continuará

Se está construyendo el último arco señores.










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