🎶 . | Canción del capítulo en multimedia; 'Colors' by. LOONA

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La reunión de príncipes se dio, la reina Mavis estaba bastante molesta y a la vez expectante por saber que solución iba a presentarse. Sting barajaba sus cartas para saber si podía predecir algo para su hermana, quien claramente sufría al saber que no iba a ser soltada por aquel de ojos jade que tanto la amaba.

― ¿Cómo es que pudiste volver, Lucy-hime? ―Preguntaba Mavis, mientras la juzgada estaba en el centro.

―Porque el tiempo allí transcurrió de forma diferente a aquí, y como sabrán, Natsu pudo resolver el caso... Mi secuestro se dio cuando iba a ver a Sting al trabajo, pero si quiera pude llegar a estar cerca, porque en aquel callejón me secuestraron y durmieron. Me llevaron a una cabaña, donde Juvia me dejó libre, a cambio la atraparon a ella... ―Aquello era una novedad bastante chocante.

― Mi cuerpo no está muerto, estoy dividida en dos. ―Sentenció mientras Sting comenzaba a enloquecer en pensamientos. Su mazo de cartas comenzó a moverse solo, dejando salir el arcano final.

―Arcano número 22, el loco. ―Dijo Sting mirando la carta, todos lo miraban a él. ―Yo soy quien divide a Lucy...—Exclamó temblando.

―Yo la ato a este mundo, Natsu la ata al mundo humano.

Todo el lugar comenzó a temblar, mientras el arcano absorbía solamente a Sting.

Una enorme magia explotó haciendo que todos los príncipes mirasen anonadados, cada uno comenzaba a aparecer en su propio reino.

―Llegó la hora de que el principito acepte su realidad, suelte lo que debe, y se aferre a lo que teme. ―Decía Mavis mientras reía fuertemente en el palacio.

Lucy se encontraba en su lago, donde había cientos de pétalos de cerezo; en sus manos tenía la llave dorada...

• • •

Un día invernal y una fuerte ventisca, nieve cayendo y bocinas de auto despertándolo.

Sus ojos se abrían lentamente, reflejando el cielo grisáceo que tenía sobre él, sentía el frío que recorría su espalda, puesto que estaba tendido en la nieve.

―¿Dónde estoy? ―Preguntaba Sting mientras se levantaba, nada más que a unos centímetros estaba esa manzana que le habían dado hace bastante. La tomó y algo recordó.

―El día en que junto a Lucy vimos un accidente. ―Murmuró mirando hacia atrás, viendo como su yo pequeño estaba con Lucy observando por la ventana.

Miró enfrente, y vio que había una casa donde un pequeño niño de cabello negro y ojos rojos estaba sentado tapándose los oídos.

Se acercó a espiar, notando que en la casa se daba una pelea; una mujer vestida de gitana insultaba y empujaba a una mujer que decía ''Dios te lo perdonará''.

Un hombre miraba eso sin intervenir, parecía estar acostumbrado a aquellas peleas; pero claramente el niño no. Sufría en silencio mientras el frío era su única compañía.

Sting se acercó más y más, al ver mejor por la ventana se quedó sin palabras...

―¡NO DEJARÉ QUE USES A ROGUE! ―Gritaba la mujer que vendría a ser su madre, mientras se exaltaba y dejaba ver su collar en forma de cruz.

― ¡ÉL TIENE QUE IRSE! ¡AHORA NO LO COMPRENDERÁS! ―Se explicaba aquella vestida de gitana, que era nada más y nada menos que Mavis Vermilion, la madre de Sting y Lucy.

Tragó saliva y miró al pequeño Rogue, que se tapaba los oídos con más fuerza y cerraba sus ojos, mientras hundía en la nieve sus piernas.

―No me iré a ninguna parte, no me iré... ―Susurraba mientras caminaba, lentamente iba a la calle.

―¿Qué demonios suce... ―Decía Sting mientras reaccionaba.

― ¡ROGUE! ¡NO VAYAS! ―Gritó tomándolo de la mano.

El pequeño niño giró, dejando ver esos hermosos ojos rojos que tenía.

Dejando de lado que estaba comprendiendo que al fin y al cabo el podía estar en el pasado, presente o futuro; se perdía en esos ojos, que justamente tenían el color de esa fruta que llevaba en su mano izquierda.

Eran ojos color manzana; ese día el moriría para luego su alma avisar a Sting que volvería por él.

El niño miraba perplejo al rubio, mientras trataba de soltarse.

―No tienes que irte, tienes razón.―Dijo Sting agachándose, el pelinegro lo miraba fijamente.

― Ellos dicen que sí debo irme... ¿Por qué no?

―Porqué quizá haya otra solución... ―Exclamó mientras el pequeño comenzaba a derramar lágrimas. El camión que lo iba a arrollar pasaba sin cobrarse su vida; pero si se cobraba otra.

El pequeño Sting que corría sabiendo que su madre estaba en frente era arrollado por ese camión que llevaba rosas en lugar de manzanas...

Poco a poco Sting desaparecía, pero volvía a aparecer en el mismo escenario.

Las acciones se repetían, pero esta vez la vida que era llevada era la de Lucy, por un camión que transportaba llaves doradas y plateadas.

Así sucesivamente vivió al menos unas diez veces las muertes de los tres.

Comprendiendo así aquella explicación que Mavis tanto se había esmerado en dar a Zeref y Cana.

El destino no se puede cambiar.

Tarde o temprano todo volvía a pasar; porque ellos tres de cualquier forma iban a ir al mundo de Maut.

―Narración por Sting. 

Salvar a Rogue significaba morirme.

Salvarme a mí, significaba que Lucy moría.

Salvar a Lucy nos llevaba a ambos a la muerte.

Como si fuese un dominó todo caía hasta llegar a un mismo final.

¿Por eso es qué dicen que estamos ''atados'' al mundo humano y al mundo de Maut?

Sí, porque hay alguien que nos sostiene la mano.

La mano de Rogue me sostiene a mí, manteniéndome en ese mundo lleno de locuras y sufrimiento.

Mi mano sostiene la de Lucy, la arrastro a la vida y la arrastro a la muerte. La mantengo en un estado similar al coma...

He comprendido tantas cosas con solo revivir el pasado, con solo pensar en el presente, y con ello comprendo que realmente el futuro no tiene lugar para mí.

Esos ojos color manzana que tratan de volverme loco, esos ojos marrones que me causan dolor...

Esos ojos me han hecho entender, que yo realmente he estado soñando despierto, y durmiendo entre sueños. Porque ver a Lucy muerta es lo que me trajo hasta aquí, al menos eso pensaba.

Pero en realidad, quien me trajo hasta aquí fue él, de una forma poco convencional, con una explicación fuera de lo normal. Aunque quiera cambiar eso, la manzana vuelve.

El último príncipe había comprendido su pasado, su presente y su seudo futuro. Aquello permitía que los demás pudieran comenzar a gozar de sus verdaderas misiones y mostrar que tenían la habilidad de poder salvar vidas... 

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