❝12❞ | Aquel que se teme.
🎶 . | Canción del capítulo en multimedia; ' Let me out ' by. Kim Jonghyun of SHINee.
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―Somos tan opuestos que deberíamos de ser uno. ―Esas palabras inesperadas tan típicas de Rogue cada vez erizaban más la piel de Sting.
Una persona miraba escondido tras un árbol, mientras observaba sus brazos, llenos de cicatrices.
―A mí nada me ata al mundo humano, ¿para que iría? ―Se preguntaba mientras comenzaba a cortarse donde había marcas.
La sangre caía poco a poco, mientras él relamía sus labios y toleraba el dolor; su piel estaba tan dañada que ya no se podía descifrar si se cortaba hace mucho o poco tiempo.
― Ellos nunca saben, yo realmente crucé la línea primero...
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Ya en el palacio reunidos, Sting tenía una pregunta que no podía evitar decirla.
―Toda esa gente que nos observa, ¿qué son?
―Almas en pena, esperando que nosotros nos salvemos para así salvarlas a ellas. ―Explicó Lucy mientras se quitaba la máscara, Sting la miraba con el deseo de lanzarse a abrazarla; la extrañaba demasiado, más que su hermana era su mejor amiga, su confidente, la persona que jamás lo abandonaba cuando necesitaba.
―¡Bien, bien! ¿De quién es el turno? ―Dijo Rogue, Eucliffe comenzó a lanzar sus arcanos boca abajo.
Uno de ellos dio vuelta, pero luego volvió a ponerse boca abajo. Volvió a voltearse, y así sucesivamente unas diez o más veces.
―Es la primera vez que eso pasa... ―Murmuraban los príncipes; Sting tomó la carta que seguía inquieta.
―Arcano número 13...
La carta volvía a enloquecer.
―Q-Quizá quiere decir, que no hace falta que tengan en cuenta esa misión. ―Sugería Zeref mientras se cubría con su capa y máscara.
Sting giró la carta una vez más. ―Como decía, arcano número 13, la muerte.
―Zeref Dragneel. ―El pelinegro parecía estar a punto de salir corriendo de allí. Se levantó y vacilante se acercó. Todos lo miraban confundidos, puesto que dejaba rastros de sangre que iban convirtiéndose en arañas.
― ¿Sucedió algo, príncipe Zeref?
―No, nada... Más de lo mismo de siempre, ¿qué te preocupa? ―Rogue rodó sus ojos y lo tomó de los brazos, viendo las cortaduras recientes que tenía.
Suspiró con decepción y Sting procedió a lanzar la carta para tele-transportarse junto a ellos. Aparecieron en el mismo lugar donde Sting había estado en sus sueños; pero en esta actualidad el mismo lucía muy mal cuidado y lleno de amustias y algunas que otras plantas que solo eran plagas.
―Bien, ¿qué recuerdas, Zeref?
―Soy Zeref Dragneel, y no hay mucho que recordar. No tengo ninguna atadura a este mundo... Mavis fue el amor de mi vida y me terminé suicidando. ¿Ya puedo irme? ―Eso hacía que Sting se quedase bastante anonadado.
―No serás mi padre... ¿O sí? ―Zeref negó.
―Ojalá hubiese sido yo el padre de ustedes, pero no. ― Dijo con su ceño fruncido, mientras se agachaba a observar las rosas resecas.
―Dragneel... ¿Conoces a Natsu, no?
―Es mi hermano menor, pero no es mi atadura. ―Todo era bastante complicado con Zeref negándose a todo.
―Entonces ¿qué vas a solucionar? Necesitamos una respuesta, y verdaderamente sólo tú puedes dárnosla. Coopera un poco, por favor.
―No lo sé, recuerdo todo con claridad. Me suicidé por amor, por estar harto de este mundo. Y no me arrepien...
Las lágrimas comenzaron a caer de su rostro.
― Yo no me arrepien...
No, no podía pronunciar esas palabras.
Porqué allí mismo estaba su atadura al mundo humano.
No solo fue un suicidio por amor, y eso debía de comprenderlo él. Rogue tomó la mano de Sting con delicadeza, por detrás, le susurró al oído:
―Dejemos que la muerte entienda por sí solo. ―Dicho eso ambos comenzaron a desaparecer, los gritos de Zeref comenzaban a darse con desesperación.
― ¡¿POR QUÉ NO PUEDO DECIRLO!? ―Gritaba mientras destrozaba todas las amustias dañándose a sí mismo.
Los recuerdos comenzaban a llover en su mente, las explicaciones del porqué de su aspecto, el porqué de su muerte...
Lentamente, se aparecía Mavis, pero aquella que no estaba sucumbida en locura...
Se acercaba con una rosa en manos, de color amarillo, sonreía pacíficamente y eso hacía que las lágrimas de Zeref nacieran.
―Estás atado al pasado, Zeref... ―Musitaba la rubia, mientras Dragneel tomaba la rosa y notaba que no tenía espinas.
―¿Una rosa sin espinas, por qué?
―Porque nunca quise que las espinas te consumieran, que nos consumieran... ―Zeref frunce su ceño.
― ¡Mientes! ¡Tú misma decías que no se podía cambiar el destino! Aunque no quisieras eso, lo ibas a permitir.
― Tienes que comprender, que yo quería desviarme de aquello... Pero me obsesioné por el tarot, la magia oscura, reunir a los príncipes...
―Te obsesionaste tanto que olvidaste notar que yo era uno de esos príncipes, ¿no? Siempre fui vacío para ti, solamente una existencia más. Pero en realidad, debías de prestarme atención... Debiste hacerlo.
Mavis hizo una mueca de pena al escuchar eso; elevó su mano izquierda y acarició el rostro de Dragneel. ―Tienes que soltar el pasado. La Mavis que tú amabas tanto, a quien admirabas, ya no está...
― Y el Zeref que la amaba tampo... ―Sin terminar, Zeref la tomó de su ropa y la trajo contra él, ambos chocaron sus frentes.
―El Zeref que la amaba sigue amándola, pero con un temor irremediable hacia ella, hacia mí. Si me hubieses notado, hubieses entendido que cuando me enamoro nunca más puedo soltar; aunque me duela, aunque me mate... ―Mavis cubre su boca con ambas manos, mientras las lágrimas comienzan a caer. Saber todo aquello la llenaba de tristeza que no tenía cura, no tenía remedio.
• • •
Sting se encontraba observando el reino de Zeref; la mayoría le había causado impresión, inclusive el de Rogue hasta ahora era el que más lo intrigaba por el aspecto. Pero el de Zeref era un caso especial.
Había un sol y una luna que se lastimaban entre sí, mientras reían y también lloraban. El cielo era completamente negro, con nubes grises de tormenta que desprendían rayos y lluvia.
El suelo estaba lleno de enredaderas de espinas. Los árboles una y otra vez se llenaban de hojas verdes y luego se marchitaban, como si el ciclo de vida-muerte pasase en segundos, una y otra vez.
Sobrevolaban allí cuernos y palomas, que se mataban entre sí dejando sangre por todos lados; pero cada tanto, había rosas amarillas muy llamativas que avivaban un poco todo aquel lugar de muerte.
― ¿Cómo es que Zeref habla, sí tiene la boca cosida? ―Preguntó Sting rompiendo la tensión de la situación.
―Habla mediante su mente, sin necesidad de abrir la boca...
―Eso es bastante raro, pero por alguna razón me lo esperaba en este mundo... Todo el lugar está lleno de contradicción...
―Esa palabra es la que más envuelve a Zeref y Mavis. ―Exclamó Rogue mientras recogía una de las rosas amarillas y la olía.
― Mi mamá nunca me habló sobre un padre, solo sabía que mi apellido provenía de él. Pensé que Zeref podría serlo, pero veo que no...
―Hay muchas cosas que te falta por comprender, Sting. Tu vida siempre tuvo ese signo de pregunta presente. ¿No?
―Me da igual las verdades que tenga que descubrir —admitió—, mientras pueda tener a mí hermana y ayudar en lo que pueda, no tengo de qué quejarme. No me sorprendería que me dijeras que mi mamá no es mi madre biológica y demás, en serio...
―Sí es tú madre biológica, simplemente que... No tienes padre, en sí.
―Wow, que novedad. ― Dijo Sting con sarcasmo.
―¿No te sorprende nada, si quiera para cambiar tú expresión? ¡Me aburres un poco, tengo que decirlo! Mira que usualmente me dicen serio a mi, pero te veo y no me la creo; de ti esperaba unas cuantas sonrisas, un par de risas locas, quizá ojos rodando. ¿Qué clase de Sting me han prometido aquí?
― Esperas mucho de mí, Rogue. Era una persona muy feliz, créeme; de mi esperarías todo pero hablando del pasado, desde que Lucy murió no tuve mucho por lo cual volver a ser normal, por así decirlo. Soy un simple chico algo deprimido; déjame decirte, que vas a decepcionar... —Sin terminar, Rogue lo tomó del mentón.
―No me puedo decepcionar de ti, así que ni siquiera te molestes en decirlo. Me gusta mucho la forma en que eres, me prometieron mucho más, pero me sorprende verte así.
Ambos se miraban fijamente, con una mezcla de enojo pero a la vez satisfacción de poder mirarse de ese modo. Poco a poco, el alrededor comenzaba a cambiar...
Aquel lugar cambiaba porque Zeref comenzaba a soltarse de su atadura; pudiendo así contar su historia y comprenderla. Él se flagelaba a sí mismo cortándose debido a que era despreciado por su familia, así como comenzó a ser despreciado por Mavis.
Su boca estaba cosida, porque ella le había dicho que sus palabras no tenían peso y no servían de nada.
Él se temía a sí mismo, porque sus demonios siempre lo torturaban.
Él temía a Mavis, porque ella lo convirtió en lo que ahora es. Porque ella lo llevó al suicidio, porque lo subestimaba y no creía que el fuese uno de los príncipes de Maut...
Todo aquello hacía comprender a Zeref, que siempre se ató al pasado donde esa mujer que amaba no era consumida por la locura de manejar el pasado, presente y futuro.
La odiaba, la amaba, le tenía miedo, y se tenía miedo.
Todo era contradicción, pero ahora no permitiría que eso lo ate.
―Por favor, Zeref... Es hora de que sueltes el pasado, y te aferres a ti mismo, sin lastimarte... ―Decía Mavis mientras comenzaba a cortar esas ataduras de la boca del pelinegro.
― ¿A qué vas a aferrarte ahora?
El movía su quijada, puesto que hace años no lo hacía. Tomó aire y sonrió.
―Me aferrare en creer que dentro de la reina Mavis hay un poco de ti aún ―dijo haciendo que la rubia se sorprenda―, para así hacerla sufrir lo que yo sufrí.
Abrazó con todas sus fuerzas a Mavis, consumiéndola en su magia de contradicción; poco a poco Vermilion iba desapareciendo mientras sonreía y soltaba aún más lágrimas.
―Gracias por rescatarme de mí propio infierno... Quisiera que me abrazaras más, quisiera que me amases más.
―Eso tendré que agradecerte yo algún día. ― Dijo Mavis mientras acariciaba por última vez el rostro de Zeref.
El arcano número 13 lo trajo de nuevo a su mundo, donde todo seguía igual, a excepción de algo...
La luna y el sol se fusionaban en un solo astro, que lloraba y reía a la vez.
Zeref se presentaba sonriendo, mientras relamía sus labios que tanto tiempo habían estado cosidos; su corona de espinas ahora tiene algunas rosas nuevas. En su mano derecha lleva un libro, en la izquierda una fotografía de Mavis.
―Ya estoy libre para seguir. ― Dice mientras los cuervos y palomas se posan sobre él. Sting y Rogue miran aquello con admiración.
En aquel libro, está escrita una verdad que lo han levantado de aquella depresión; Sting y Lucy si eran hijos de él, pero Mavis había jugado con el pasado, presente y futuro...
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♡ el poner una canción de Jonghyun en este capítulo se me hace muy delicado y muy personal para mi, pero más allá de todo, la canción refleja muchísimo de lo que el personaje de Zeref transmite en realidad, lo que él siente. ♡
⚠ tres capítulos más y la historia llega a su fin.⚠
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