🎶 . | Canción en multimedia; 'Blood Sweat and Tears' by Bangtan Boys [BTS]. 

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Una vez más todos estaban reunidos en el palacio, ahora ya la princesa Juvia acompañada por su preciado príncipe Gray, y Jellal con su princesa Erza, quien llegó a este mundo sin haber podido elegir eso.

Sting lanzaba su mazo de cartas boca abajo, y una volteaba indicando que se trataba del arcano número 9; el ermitaño.

―¿Invertido? ―Dice viendo que la carta está el revés.―Cuando el ermitaño está invertido...

La carta automáticamente absorbe a los tres llevándolos al mundo humano. Aparecen en una pequeña en construcción, detrás de la misma hay una gran estructura que también está en dicho estado.

Wendy siente angustia y recuerda varias cosas, mira a Sting y pregunta:

―¿Qué quiere decir eso, príncipe Sting? He oído de la reina que si las cartas están invertidas tienen otro significado; claro que ella nunca nos las leyó porque las genuinas le pertenecen a usted. 

― Oh, no sabía que estas cartas son llamadas genuinas, pensé que eran unas más del montón. ― Dijo mientras sonreía de costado y volvía al tema principal.―Significa que has salido de un estado de encierro, que te tornaba agria, insegura de ti misma, y un poco insociable. 

―Vaya, eres bueno leyendo tarot.―Se asombra Rogue mientras Wendy toma con fuerzas su muñeca de trapo.

Tiene dos alas, una violeta casi negra y otra blanca.

― ¿Recuerdas, Marvell-hime? ―Pregunta el pelinegro mientras acaricia la cabeza de la jovencita.

―Recuerdo muy bien que allí ―apuntando a la estructura grande―  se dio mi muerte. Fue demasiado dolorosa...

―Entonces es momento de que descubras aquí qué o quién no te suelta, suerte.― Dijo mientras ella sonreía, poco a poco los príncipes tan allegados desaparecían.

Wendy tragó saliva y comenzó a avanzar, de aquella pequeña casa salía una persona; al verla sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

― Chelia... ―Susurró tapando su boca.

Soltó la muñeca por ello, y allí la joven pelirosa se dio cuenta de aquello. Recogió la misma y se quedó paralizada.

―La muñeca... Que hicimos con Wendy... ― Su voz se iba quebrando en llanto, mientras sus labios temblaban.

Poco a poco, la fría mano de Wendy fue acariciando el rostro de Chelia, quien al sentir ese tacto se quedó helada de sorpresa.

―¿Eres tú quien no puede dejarme ir, Chelia?

Blendy se dejaba caer hacia atrás, mientras elevaba su mano derecha y temblaba.

―Es imposible... Tú estás...

―Muerta, lo sé― dijo Wendy― , pero eso no me va a impedir explicarte, que no tienes la culpa de nada.

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―Que ironía que pases más tiempo conmigo que con tú hermana ―decía Rogue mientras estaban en el mundo de Wendy, Eucliffe suspiraba. ― No me quejo, pero esa expresión que siempre tienes me hace entender que odias esto.

―Me han prohibido verla, así que la mejor opción me parece ser quedarme contigo. ¿Qué más podría hacer? Si no entiendo nada, y por lo menos estando contigo tengo acceso a un poco de información. O bueno, al menos alguien agradable, no lo sé. 

― No por nada eres el arcano 22, bastante complicado de entender. ― Sting frunció su ceño, pero decidió admirar aquel mundo.

Todo el lugar estaba cubierto de nieve, los copos que caían cortaban y hacían sangrar las pieles de Rogue y Sting. Las nubes lloraban y las estrellas las lastimaban, no había sol ni luna. No había flores, los árboles estaban completamente muertos. No había nada de vida en aquel lugar...

―Ella se encerró en su muerte. Una muerte fría y dolorosa... ― Explicó Rogue, mientras escribía en el suelo una frase.

❝La frialdad a veces es el infierno más ardiente.❞

―Eso es bastante contradictorio, si me permites decir...

―La contradicción es algo natural, y cuando veas al arcano 13 sí que comprenderás.

― ¿La muerte?

―Solo déjate sorprender. Me gusta verte sorprendido, es como ver un poco más de tu humanidad ―exclamó Rogue sonriendo, su sonrisa en ese momento se volvió un poco peculiar ante los ojos de Sting, pues era sincera y no macabra; el rubio suspiró y le devolvió el gesto.

  ― El frío es algo delatador, no permite esconder el rubor, ¿sabías eso, Rogue?

― No, estoy muy muerto como para saber lo que es tener sangre en las mejillas o que me de un subidón de calor―suspiró.― Pero creo que sentirme nervioso  al verte sonreír es el reemplazo del rubor, tómalo como un regalo de la seudo vida. 

  ― Entonces toma como regalo el hecho de que al verte sonreír hace unos segundos no sentí deseos de matarte.  

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La escena era un viejo recuerdo, donde se podía ver a Wendy peleando con su madre; ella no le permitía salir de casa bajo ninguna circunstancia que no fuera ir al colegio.

Eso la estaba hartando, la iba consumiendo en resentimiento hacia ella. La salvación para esa adolescente de 15 años era nada más y nada menos que una mejor amiga muy liberal.

Una joven de 17 años que sabía que podía hacer lo que quisiera mientras tuviera cuidado o tuviera experiencia; ella era quien iba enseñando a Wendy algunas mañas para que la madre ni se percatara de que su hija no estaba durmiendo.

En las noches siempre escapaba por la ventana, dejando varios bultos en la cama. Chelia la llevaba a un área de construcción donde había una pequeña casa y un gran edificio.

La imaginación de Wendy sumada a la picardía de Blendy eran complemento perfecto para divertirse por horas jugando y charlando. Habían confeccionado ellas mismas una muñeca de trapo con dos alas distintas, una oscura y otra blanca.

Para ellas esa construcción era su propio palacio, donde ellas reinaban, no había límites, no había quien las reprochara.

Pero la felicidad siempre busca ser arruinada por la tragedia...

Una tarde-noche Wendy estaba bastante aburrida, pero una idea llegó a su cabeza y no dudó en llevarla a cabo. Lanzó la muñeca de trapo con todas sus fuerzas a la construcción, quedando enganchada en uno de los hierros más altos.

Chelia llegó y quedó confundida. ― ¿Qué haces, Wendy?

―Te reto a algo, a que no te animas a alcanzar la muñeca. ―La pelirosa frunció su ceño.

― Si lo logro me deberás dinero, Marvell. ―Dicho aquello entrelazaron sus manos iniciando el trato.

Chelia sin dudarlo subía por la estructura, de a momentos resbalaba y asustaba a Wendy, o se lastimaba las rodillas por culpa de algunos clavos sueltos.

―¡Chelia! ¡Bájate de allí!

―¡¿Qué!? ¡Ya me falta poco, además tú lo pediste!

―¡BAJA, CHELIA, POR FAVOR!

Ella miró hacia abajo y notó la altura en la que se encontraba, tragó saliva y comenzó a temblar.

― ¡VAMOS, CHELIA! ¡Es muy peligroso! ―Wendy se acercó aún más a la construcción.

Pero en ese momento, Chelia logró tomar la muñeca y lanzarla hacia abajo. Wendy la atrapó y suspiró.

―¡BAJA AHORA, EN SERIO! ―Su amiga rió y comenzó a bajar con cautela, pero de repente no pudo avanzar.

Su pie se había quedado trabado en un gran hierro, sin mencionar que los clavos dificultaban todo al engancharse en su ropa.

―¡No puedo, Wendy! ―Gritaba ella mientras hacía bruscos movimientos. Wendy tragó saliva y comenzó a subir.

― ¡Espera por mí, te ayudaré!

― ¡No vengas, Wendy! Te puedes lastimar...

―¡SOMOS AMIGAS PARA SIEMPRE, ASÍ QUE IRÉ!

―Wendy...

― ¡No te muevas! ―Avisó Marvell, pero la pelirosa no dejaba de moverse.

Sus movimientos bruscos y desesperantes, habían causado lo que menos deseaba...

El gran hierro se soltó de ella, pero como consecuencia iba cayendo de la gran construcción...

Llevándose consigo a Wendy, quien subía al rescate.

Fue en ese momento, que ella fue aplastada contra la nieve junto a aquella muñeca de trapo. Muriendo lenta y dolorosamente, mientras su mejor amiga no hacía más que ver aquello con sufrimiento que la paralizaba...

La sangre dejaba que la nieve blanca se corrompiera; Wendy se movía tratando de escapar de ese terrible peso y dolor, pero al hacerlo su piel se enganchaba con los clavos de ese gran pedazo de hierro pesado. Chelia no podía hacer nada más que tratar de bajar a gran velocidad, mientras algunos clavos rasgaban sus prendas y lastimaban sus piernas.

Un gran grito se escuchó, pues Wendy al tratar de liberarse simplemente perdió más de la mitad de su brazo derecho; sus piernas estaban completamente aplastadas y en algunas partes se veían sus huesos, su cabeza tenía heridas pero no tan graves.

Claro, que lo último siempre se pierde, pues otro pedazo de construcción cayó.

El grito desgarrador ahora vino de Chelia, quien no podía creer lo que presenciaba.

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―¡Dijiste que éramos amigas para siempre, pero te fallé! Si tan sólo hubiese hecho lo correcto... ¡Pero tuve que querer arreglarlo y lo empeoré aún más! Son imágenes que no puedo borrar... Sueño todas las noches con ello...

―Ya deja de llorar, Chelia... No fue tú culpa. Fue mí culpa por haberte hecho subir...

Su amiga no dejaba de llorar en la actualidad, mientras abrazaba con todas sus fuerzas a Wendy.

― ¡SI FUE MI CULPA! ¡Yo era la que te hacía jugar en ese lugar!

―Y fueron los mejores años de mi vida, de no ser por ti jamás hubiese sabido lo que era sentir adrenalina, sonreír, reír a carcajadas...―Chelia la miraba, mientras su sollozo parecía calmarse.

―Hasta cuando estaba muriendo, me sentía más viva de lo normal...― Los ojos azules de Chelia se mostraban dilatados, mientras sus lágrimas volvían a caer sin descanso.

Abrazó con todas sus fuerzas a Wendy, comprendiendo que no era su culpa; el alivio llegó a ambas, ya dejándolas listas para seguir con sus vidas...

―Seremos amigas para siempre ¿sí?

―Por siempre y para siempre...  

Ese dulce abrazo de amistad que habían anhelado durante años, se daba con fuerzas y con mucha pasión; Chelia susurró al oído de Wendy unas palabras que la sorprendieron, tragó saliva y derramó lágrimas sobre el hombro de su preciada amiga, lágrimas de despedida y sorpresa. 

El mundo tan frío de Wendy ahora se llenaba de criaturas que eran mitad blancas y mitad violetas, rosas negras que danzaban de lado a lado. Las nubes ahora generaban tornados y atacaban a las estrellas, matándolas.

―¿De esta forma ella resuelve sus problemas?

―Ha cambiado su mundo, el cambio es bueno aunque más raro se vea... ―Dijo Rogue, la carta del ermitaño se daba vuelta y traía de nuevo a Wendy.

Su cuerpo estaba lleno de hematomas como siempre, pero ahora llevaba un vestido blanco con violeta. Su cabeza tenía pequeños cuernos que parecían ser muy puntiagudos.

Tenía muchas suturas en la cara y en el cuello; puesto que al morir su cabeza se había separado de su cuerpo.

―La bienvenida ha llegado para mí, príncipes Cheney y Eucliffe. ―Exclamó sonriendo, mientras desplegaba alas de ángel y demonio.

Rogue miraba con admiración aquello, mientras que para Sting seguía siendo algo que lo tenía perplejo.

  ― Esas alas... Son preciosas...―Susurraba Sting, a pesar de que no digería la situación. Rogue lo miró nuevamente sonriendo, mientras luchaba con la necesidad de tomar su mano o bien acariciar su cuello.  

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Wendy se miraba al espejo mientras estaba en su mundo, parecía inquieta o bien ansiosa; en su interior sentía que algo se avecinaba y eso no la dejaba poder descansar o pensar en lo que debía ocuparse ahora. Suspiró y acomodó su cabello, mientras escuchaba como las estrellas cantaban. Comenzó a recordar  las palabras que Chelia había susurrado a ella y simplemente no pudo soportar la euforia y soltó una risa bastante peculiar; relamió sus labios y comenzó a mecerse de lado a lado mientras con sus manos acariciaba sus propios brazos.

‹‹ Mis lágrimas, mi sudor, mis lágrimas, mi aliento, mi cuerpo y mi dolor; todo te pertenece desde el día en que te conocí, porque siempre me has gustado. ››

Esas palabras de Chelia Blendy eran demasiado para el cuerpo de la pequeña Wendy, no cabían en ella y su piel se estremecía. Además, eran palabras muy literales, nada de metáforas.

Pues en la casa de la joven pelirrosa, ella estaba muy decidida a cumplir con lo dicho; no dudó en hacerlo de una forma muy clásica pero aprovechó que aún conservaba los hierros que mataron a Wendy. 

Con aquello, cortó sus delicadas muñecas poco a poco, dejándose llevar... 

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― Pov Rogue ―

Estoy bañándome en la fría agua de mi hogar, mientras no puedo dejar de pensar en como se vería este lugar con Sting a mi lado, en como sería estar bañándonos a la par mientras nos conocemos más. 

En estos momentos, la nieve cae en mi mundo; no puedo evitar sentir que hay tristeza, una tristeza fría e insegura...

Pero ver que un mundo se convierte por el descanso en paz de un alma, y sigue habiendo nieve, es algo que me inunda de un sentimiento muy raro.

Siento felicidad por saber que la princesa del viento trae nieve y paz, pero siento tristeza por lo que ha tenido que dejar.

Sin embargo, me pongo a pensar...

¿No es Sting como la nieve?

Me causa felicidad y tristeza; sin muchas explicaciones que dar.

¿No es también como el mar de Juvia?

Ojos con esa intensidad, pero sin saber donde terminan...

¿No es igual que el mar rojo de Jellal?

Teñido en sangre, pero sin intención de matar...

Me gusta pensar que fue el último en llegar por eso, porque comprende cada mundo y no los juzga.

Busca entender siendo que siquiera entiende donde está parado; eso es admirable viniendo de alguien como él.

Creo que tengo demasiadas razones como para quererlo como más que una presa.

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¡Narración muerta vuelve en este 2018 y llega para quedarse!

Sus capítulos serán publicados continuamente, pues sólo quedan aproximadamente +5 capítulos. ♡ 

❣ Espero que disfruten del resto de la historia ❣

⚠ este capítulo es un poco fuerte, pero espero que sepan tomarlo bien; cabe mencionar que NO es mi intención 'romantizar' el suicidio de Chelia, sólo que la situación era necesaria para el reencuentro de ambas y por sobre todo porque ella ya cargaba con otros problemas, sólo es para formar al personaje. ⚠